
07
Felix se levantó bastante temprano, según su parecer, el sol iluminaba completamente la habitación debido a las cortinas abiertas y el cielo se veía despejado. Aún no se acostumbraba al cambio de horarios entre los países y además se pasó la noche entera leyendo los libros de encantamientos que traía en busca de alguna solución. Cosa que hizo en vano, pues ya sabía que el hechizo que le habían puesto al amigo de su amigo era prácticamente imposible de contrarrestar, en especial para un brujo de su rango. Tenía miedo de lo que podría llegar a pasar y de no poder se capaz de ayudarlos; pero tampoco quería ahogarse en pensamientos negativos, así que decidió levantarse.
Notó que Hyunjin aún seguía dormido profundamente, su cobertor colgaba de un extremo de la cama y apenas le cubría una sola pierna, tenía una de las almohadas apresadas entre sus brazos y su boca estaba entreabierta con rastros de saliva seca en un lado. Soltó una risa muda al sacarle una foto y procedió a prepararse y vestirse en silencio. Salió del dormitorio caminando en la punta de sus pies y abrió la puerta lentamente, con cuidado de no despertarlo; el mayor también había estado acompañándolo en su lectura nocturna.
Los pasillos del primer piso de la casa estaban vacíos, así que asumió que todos los demás estaban dormidos o haciendo sus cosas sin molestar. Bajó las escaleras y se asomó en la sala, notando que estaba vacía. Se dirigió a la cocina al escuchar el sonido de alguien cocinando.
—Buenos días.— saludó tímidamente, aclarándose la garganta para disipar su voz mañanera.
—Buenos días, Félix.— de espaldas a él, frente a la cocina, estaba Jay. —¿Qué tal dormiste?— le preguntó por cortesía, intentando ser amigable con el invitado.
—Bastante bien, gracias por preguntar.— contestó, mirando alrededor sin saber que hacer.
—Preparé el desayuno para todos, puedes tomar asiento donde gustes.— le señaló la mesa de la cocina que ya tenía algunos platos y cubiertos puestos, al igual que tazones de arroz y kimchi en cada lugar.
Felix susurró un agradecimiento y fue a sentarse. Eligió un lugar junto a la ventana, desde donde podía ver el patio de atrás y parte del jardín vecino. Notó que había un hombre joven podando cuidadosamente unas plantas, poniendo algunas ramitas y hojas en bolsitas de tela y luego en una cesta. Se sorprendió un poco cuando el chico levantó la mirada y lo miró fijamente, como si supiera que él estaba allí observándolo. Una pequeña sonrisa que le erizó los pelos apareció en aquel familiar rostro y el hombre sacudió una mano en el aire para saludarlo; Felix imitó el gesto dudoso.
—¿A quién saludas?— le preguntó Jay, acercándose con una olla donde llevaba la sopa que hizo de desayuno.
—Al vecino...— contestó, dejando de mirar al exterior. —Es algo extraño, me dio escalofríos su sonrisa.
—Sí, Minho es algo peculiar, pero es un buen vecino así que no me quejo.— comentó sirviéndole un tazón del humeante líquido amarillento.
Minho, el nombre le sonaba de algo, pero no sabía de dónde.
Sacudió su cabeza restándole importancia y le agradeció al pelinegro por la comida, comenzando a desayunar. Pero al poco rato notó que solo eran ellos dos en la mesa y se preguntó donde estaban los otros chicos.
—¿Y los demás?— expresó su duda mientras tomaba un poco de las verduras de acompañamiento entre sus palillos y las sumergía en el caldo.
—Heeseung hyung no se ha querido levantar, Jake estaba en la ducha y los otros salieron a hacer la compra. Sunghoon obligó a Jungwon y Sunoo a acompañarlo temprano en la mañana, dijo que era parte de su castigo por lo de Niki. No les dio tiempo de quejarse y los empujó afuera de la casa.— explicó riendo al recordar a su novio adormilado chillando mientras el rubio lo forzaba a subirse a su coche junto a un igual o peor de chillón pelirosa.
—Una mañana divertida, supongo.— dijo, pensando en como habrán hecho para también llevarse al gato. —¿Podrías decirme algunas cosas de la relación de Niki y Sunghoon? Sé que es una pregunta un poco... extraña, pero tengo curiosidad, Sunghoon parece muy protector del chico.
Jay soltó sus palillos con una suave sonrisa plasmada en su rostro, encontrando la curiosidad del australiano bastante razonable. Sunghoon y Niki eran una pareja muy especial –incluso antes de que uno de ellos se convierta en un felino,– y tenían un vínculo sólido, forjado por las situaciones que vivieron incluso desde antes de ser pareja, situaciones que dieron lugar a su historia de amor.
—Siendo honestos, no sé su historia a profundidad e igual eso es algo que ellos deberían contar. Pero si puedo contarte cómo veo su relación desde mi punto de vista de espectador.— Jay observó al rubio dejar sus utensilios y mirarlo con total atención. —De entre los sietes, ellos dos son los que más tiempo llevan conociéndose, no sé con exactitud, pero diría que unos diez u once años. Sunghoon fue el primer amigo de Niki aquí en Corea cuando recién se mudó de Japón. Sé que Niki siempre tuvo problemas con chicos que lo molestaban y Sunghoon nunca lo dejaba solo y lo defendía, aún incluso en la preparatoria. Para ese entonces ya conocía a Hoon y éramos amigos, estábamos en el equipo de hockey del colegio. Recuerdo que varias veces tuve que separarlo de peleas en las que se metía con los chicos que maltrataban a Niki, en algunas ocasiones también me uní con un par de puñetazos.— se rio avergonzado al recordar aquellos momentos violentos de hace algunos años atrás.
»—Cuando recién me hice amigo de Sunghoon no entendía del todo su relación con Niki, siempre pensé que era como su perro guardián. Lo que sí entendía era que lo que sea que tenían y tienen era amor verdadero, ellos simplemente son el uno para el otro. Niki es alguien calmado y retraído, pero Sunghoon logra sacar su lado alocado y risueño. Sunghoon puede ser un poco impulsivo y orgulloso, pero con Niki es tranquilo y la persona más cuidadosa del mundo. Sunghoon es capaz de sacrificarse por el bienestar de Niki, por eso creo que, aunque no lo demuestre frente a su novio o amigos, esta situación le estresa y asusta. Es decir, ¿a quién no le espantaría que de la nada tu pareja sea un animal? Pero probablemente a ellos les afecte más de lo que sabemos. Te apuesto que el idiota está dispuesto a hasta convertirse él en un gato para vivir con Niki por siempre.
—Wow, no puedo imaginar amar a alguien por tanto tiempo y que esa persona te ame también.— dijo Felix una vez el americano dejó de hablar.
—Lo sé, ellos son la definición de «siempre».— bromeó Jay, volviendo a tomar sus palillos en mano para retomar su comida. —En verdad espero que puedas ayudarlos, Felix.
—Yo también, haré todo lo que pueda.— dijo decidido.
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