Sunghoon se despertó sobresaltado en medio de la madrugada. Podía sentir el pequeño cuerpito de Niki temblar y moverse, lo cual le preocupó mucho, así que se apresuró en ver si estaba bien. El gatito gris seguía dormido, pero era notorio que estaba soñando algo que le alteraba. Nervioso, Sunghoon acarició su cabeza suavemente y comenzó a susurrar su nombre para que despierte. Cuando esto no funcionó, lo sacudió un poco más fuerte, pero siempre cuidando de no dañarlo.

Pronto, Niki abrió sus ojitos e involuntariamente, se paró de un salto, erizando su pelaje.

—Soy yo, amor, estoy aquí.— murmuró Sunghoon, acercando su mano a su cabecita.

—Sunghoon.— dijo con la voz rota, sus ojitos marrones cristalizados por lágrimas. —Sunghoon tengo miedo.

El mayor no perdió el tiempo y lo tomó entre sus brazos. Se acostó sobre su lado y acunó a Niki contra su pecho, dejando besitos sobre su suave pelaje y murmurando palabras dulces para consolarlo.

—¿Quieres contarme que te sucede, amor?— preguntó con cautela.

—Yo extraño tanto la normalidad. Quiero ser un humano, poder abrazarte, besarte, simplemente tocarte. Tengo miedo de nunca volver a serlo, ¿qué será de mí si me quedo así para siempre? ¿qué será de nosotros? Te amo muchísimo y sé que tú lo haces también, pero...

—Shh, ahora han venido personas a ayudarnos y solucionaremos esto.— lo interrumpió, porque no solo quería que su novio deje de pensar en eso, sino que él mismo no podía soportar aquella posibilidad. Sunghoon no podría vivir sin Niki, no estaba en sus planes; su futuro tenía incluído a su lindo japonés en cada momento, no quería pensar que, talvez, todo eso no pueda suceder.

—Pero, ¿y si no se puede? ¿Qué pasa si soy un gato por siempre, Hoonie? ¿Crees que viviré lo que vive uno en promedio? ¿Tú soportarías esto conmigo? Creo que tendré un ataque de pánico.

—Todo estará bien, pequeño, todo volverá a ser como antes. Y si no... te había dicho que me convertiría en gato y seríamos la pareja de gatos más bonita del mundo de los gatos.— dijo con angustia, esta vez no podía intentar bromear, esta vez le dolía en el corazón pensar que esa podría ser su realidad.

—Pero no puedes, Sunghoon.— negó Niki, no se perdonaría hacerle algo así a su novio, arruinarle si vida de esa forma.

—Encontraré la manera.

—No, no me refiero a eso. No puedes simplemente dejar todo por mí.

—Niki, ¿no lo entiendes? Mi todo eres tú. ¿De que me sirve ser humano si no estás ahí? No quiero nada si no es contigo a mi lado, te amo demasiado. Es imposible e increíblemente doloroso para mí pensar en un futuro sin tí, tú eres mi razón de vivir y sabes muy bien porqué.

—Yo también te amo Hoonie, quisiera poder abrazarte.— sollozó.

—Está bien, pequeño, tus palabras son más que suficientes para mí.— dijo abrazándolo más cerca de su pecho. —¿Volvemos a dormir?— sugirió cansado.

Niki estuvo de acuerdo y se acomodó entre el pecho y cuello de su novio, en una posición cómoda. Y sintiendo las suaves caricias en su lomo, además de el calor corporal que brindaba Sunghoon, sus ojitos comenzaron a cerrarse y el sueño volvió a atraparlo.

ฅ^•ﻌ•^ฅ

—¿Los despertamos?— preguntó Sunoo con duda.

—Necesitamos hacerlo, Felix tiene que verlo.— dijo Jake.

—Pero míralos, están tan acurrucados y cómodos. Solo un ser sin alma se atrevería a despertarlos.— habló Jungwon.

—Vale.— y entonces Sunoo los sacudió con un poco demasiado de fuerza, provocando que Sunghoon y Niki despierten de golpe.

—¡¿Qué sucede?!— exclamó Sunghoon asustado, casi cayendo de la cama. Aún tenía marcas de las sábanas en su rostro y su cabello estaba desordenado, con los mechones rubios apuntando a todos lados.

—Buenos días.— saludó Sunoo, sonriendo dulcemente.

—Hijo de puta.— gruñó Niki al verlo y corrió hasta él con la intención de morderlo.

—¡Lejos de mí, rata con pelos!— gritó Sunoo.

—Cagón.— dijo Niki dando un zarpaso hacía el pelirosa, quien chilló y se alejó. Un adormilado Sunghoon lo tomó entre sus manos y el gatito se sacudió un poco, aún buscando atacar a su amigo.

—¿Qué quieren?— preguntó antes de soltar un bostezo, ignorando el berrinche de su novio.

—Felix está listo, vengan al patio.— Jake les informó, arrastrando a Jungwon y Sunoo fuera de la habitación.

Niki se calmó y dejó de moverse, acurrucándose contra el cuerpo de Sunghoon en busca de protección.

—Estaremos bien, mi amor.— el mayor lo tranquilizó.

Sunghoon se cambió la ropa y se aseó con velocidad, porque no quería dejar a Niki solo por mucho tiempo y tampoco quería hacer esperar a las visitas. De todos modos, la primera parte no fue un problema, porque el pequeño gatito lo seguía con pasitos torpes a todos lados. Cuando estuvo listo, tomó de nuevo a Niki entre sus brazos y fue escaleras abajo, rumbo al patio.

Se estremeció un poco al sentir la fresca brisa mañanera golpearlo suavemente al abrir la puerta trasera, pero no tardó en acostumbrarse a ella. Pudo ver a tres de sus amigos sentados en las sillas del patio, desayunando algo, y junto a ellos, estaban los chicos de Australia. El rubio parecía acomodar algunos frascos de diferentes tamaños con contenidos de colores que no conocía sobre la mesa, el castaño lucía semi dormido mientras mordía una manzana roja.

—Buenos días.— saludó con una leve reverencia, siendo imitado por su novio.

Antes de que alguien pudiera contestarle, Felix tomó un puñado de un polvo verde tornasolado y lo arrojó hacia él. Gritó asustado y no dudo en protejer a Niki con su cuerpo, cerrando los ojos con fuerza esperando que pase algo.

—Te dije que lo ibas a espantar.— Hyunjin murmuró con pereza.

—Lo siento.— el rubio se disculpó sonriendoles inocente. — Es ehm un polvo protector.— explicó.

Sunghoon asintió dudoso y acabó por acercarse del todo, tomando asiento junto a Jungwon. Un plato de frutas picadas apareció frente a él, y le sonrió agradecido al menor por dárselo.

—Sunghoon-ssi, si no te molesta, me gustaría examinar a, ehm, Niki.