02
Volver a Niki un humano de nuevo estaba resultando más difícil de lo que creían.
Jungwon y Sunoo estaban encerrados en la habitación del mayor, intentando dar con el sitio web donde encontraron la receta de su poción. Ya estaban por darse por vencidos, pues habían pasado muchas horas y ya casi era de noche. Desde su conversación en la cocina, Jake había salido y aún no regresaba, Sunghoon y Niki no volvieron a salir de la habitación del mayor y los otros chicos andaban haciendo sus cosas, todavía ignorantes de la situación.
-En una escala del uno al diez, ¿cuán mal la hemos jodido?- preguntó Sunoo, dejando de lado su laptop y volteando a mirar a su amigo.
-Once.- masculló Jungwon, apoyando su frente contra el escritorio.
-Excelente. Iré preparando unas maletas, tú consíguenos boletos a Groenlandia, Sunghoon nunca nos encontrará allá.- bromeó, comenzando a dar vueltas en su silla para poder distraerse.
Jungwon rio sin gracia, ya podía verse a si mismo siendo asesinado por el novio de Niki. Sunghoon era muy sobreprotector con el menor, era su pequeño bebé y su tesoro. Antes de que comienze la cuarentena, recuerda que se había metido en algunas peleas por defender a Niki de algunos chicos que lo molestaban. Definitivamente no quería estar en ese lugar.
-Creo que el sitio web también se escondió en Groenlandia, ¿cómo es que se esfumó así?- Sunoo seguía hablando mientras el menor estaba perdido en sus pensamientos.
-Un momento... Escondido...- murmuró el pelirrojo, tomando el ratón de la laptop.
-Ajá, escondido. ¿Qué haces?- Sunoo se asomó a ver qué tanto clickeaba el menor.
-Busco las cookies.- dijo totalmente serio.
-¿En serio piensas en galletas ahora mismo?
-No, tonto. Cookies de sitios web.
-Mira, estamos en algo serio ahora, no podemos pedir galletas en línea en este momento. Pero si tanto quieres hay unos paquetes en mi cajón.
-¿Por qué te aguanto?- se preguntó a a si mismo en voz alta.
-¡Oye! ¡Eso que te acabo de ofrecer mis galletas secretas, nisiquiera se las doy a Heeseung hyung!- exclamó ofendido.
-Estoy buscando las cookies del sitio web, Sunoo, no galletas reales que se comen.
-Ah. ¿Y qué es eso?- preguntó con confusión.
-¿Qué nunca lees las ventanitas emergentes de sitios web?- Jungwon dirigió su mirada a su amigo, viéndolo totalmente estupefacto.
-La verdad no, simplemente le doy a aceptar a lo que sea.- se encogió de hombros.
-Recuerdame nunca poner un usb mío en tu laptop.- murmuró, pero terminó por distraerse al dar con lo que buscaba. -¡Aquí están!
-¿Qué cosa? Dime qué es.
-Las cookies, Sunoo, son datos que los sitios web envían al ordenador cuando ingresas. Sirve para recordar a un usuario o hacer un seguimiento de tus búsquedas para mostrar cosas relacionadas.
-Ya. No sé qué es, pero tú haz lo tuyo.
Jungwon rodó los ojos mientras clickeaba en el sitio.
-Vale, no sé que ha pasado pero el sitio se volvió oculto o algo. Pero ya lo tengo.
-¡Excelente! Ahora busca si dice algo de un antídoto.
Ambose echaron una lectura rápida al sitio, pero no mencionaba nada de una contra poción o como revertir los efectos.
-Eh, estamos cagados, ¿no?
-Ni me lo digas...
ฅ^•ﻌ•^ฅ
Por otro lado, Sunghoon estaba en su habitación, acostado en su cama mirando hacia el techo, pensando en lo que estaba sucediendo. Niki estaba acurrucado sobre su estómago, descansando luego de un día estresante y traumático. El gato ronroneaba un poco cada vez que el mayor acariciaba su pelaje con suavidad. Podría ser un lindo momento, pero el saber que ese gatito era su novio lo dejaba intranquilo.
-Hyung.- la voz de Niki interrumpió el silencio.
Sunghoon hizo un sonido indicándole que le escuchaba, pero no se animó a mirar hacia abajo. El hecho de que el gato hablara le ponía los pelos de punta y no podía acostumbrarse aún. No sabía si podría hacerlo alguna vez.
-He pensado un poco y la verdad es que tengo miedo. ¿Qué pasa si me quedo así para siempre?
El rubio se armó de valor y decidió mirar a la bolita gris sobre su torso, encontrándose con unos ojitos brillantes de preocupación. En ese momento se dio cuenta de que por más que él también esté aterrado por lo que fuera a suceder, debía mantenerse sereno por Niki. Él era el mayor y se supone que siempre lo protegería, así que se acomodó con su espalda contra la cabecera de su cama y también acomodó a Niki en sus brazos, sosteniéndolo con cariño.
-Encontraremos una solución, te lo prometo.- contestó con seguridad que no tenía, pero con tal de darle calma y esperanza a su novio, la fingiría.
-Pero... ¿y si no la hay?- habló con duda, pues por mucho que confiara en sus mayores, no podía saber con seguridad si es que lograrían revertir el hechizo.
-Pues entonces yo también me convertiré en gato y estaremos juntos así por siempre.
-Serías un gato muy lindo.
-¿Verdad que sí? Creo que sería uno blanco, con el pelaje esponjoso y me vería muy elegante.- Sunghoon comenzó a describir usando un tono presuntuoso.
Aunque la visión de un gato riéndose como humano era un tanto escalofriante, Sunghoon estaba contento de que al menos haya logrado hacer que Niki se olvide un poco del tema con sus bromas.
-Creo que serías como Marie de los Aristogatos.
-En ese caso tu serías Berlioz.
-Oye pero ellos son hermanos, sería incesto.
-Bueno, a los animales eso no les importa tanto.- dijo sonriendo pícaro.
-¡Qué asco no lo digas así!- Niki le dio un zarpazo a modo de bofetada en el brazo, pero accidentalmente llegó a rasguñarlo. -¡Lo siento, lo siento! Se me olvida que tengo garras.- se disculpó de inmediato al escuchar el quejido que su novio dejó salir.
-No te preocupes, de todos modos no sería la primera vez que me rasguñas.- insinuó levantó las cejas sugestivo.
-¡Ahora lo haré adrede, cochino!- exclamó Niki, parándose sobre el pecho de Sunghoon y dejando salir sus garritas.
-El gato y el cerdo. Suena interesante, le venderé la idea a Disney.
ฅ^•ﻌ•^ฅ
Jake colgó el teléfono de cable público soltando un suspiro aliviado y regresó a su carro. Había logrado contactar con un amigo suyo que estaba dispuesto a ayudarlos con su problema felino, lo cuál era muy bueno. Salvó por un pequeño detalle, pero ya se preocuparía de ello en otro momento, por ahora solo debía hablar con sus amigos.
No tardó demasiado en regresar a su casa, pero si habían pasado varias horas desde que salió, ya era de noche. Las luces del patio estaban encendidas y podía ver desde las ventanas algunas prendidas en las habitaciones de sus amigos.
Bajó de su vehículo y, luego de llavearlo, se encaminó hacia el portón de su hogar.
-Buenas noches, vecino.- el saludo del joven que vivía en la casa de al lado hizo que se detenga.
-Buenas noches.- dijo con cortesía, observando a su vecino, vestía una bata de noche larga y cargaba a un gato anaranjado en sus brazos.
-¿Tienen un nuevo gato en su casa?- el hombre le preguntó sin dejar de observarlo fijamente.
Jake se estremeció ante la mirada profunda y asintió sin saber que responder. Tecnicamente sí tenían un nuevo gato, pero era Niki. Además, ¿cómo podría él saberlo?
-Ah, con razón Soonie estaba algo intranquila.- mencionó acariciando a su gato. -Nos vemos pronto.- y sin decir nada más, se dio la vuelta y se marchó mientras le murmuraba cosas a su mascota.
En definitiva, su vecino estaba loco, fue lo que pensó mientras se despedía del hombre y entraba a su hogar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro