7
"El destino nos pone a prueba
una y otra vez en la vida,
aprende de tus errores y gana
las batallas, pues eres el
dueño de tu futuro
y sabrás que hacer
con él"
°§°§°§°
Un nuevo día se presentaba, en el Palacio empezaba nuevamente el ambiente tenso y la histeria junto con la desesperación, acompañaban a Inu No Taisho.
Él comía poco, pasaba su día peleando con sus soldados, amenazaba con matarlos si no traían con ellos a su hijo, en su rostro se podían ver las ojeras que marcaban su estado, Irasue trataba de calmarlo pero no daba resultado, estaba decidido en encontrarlo y no descansar hasta que eso suceda.
—Inu, por favor, debes comer y descansar —
—Déjame tranquilo, mujer, ya habrá tiempo para eso después, cuando le encuentre —
Inu No miraba por la ventana, observando los pocos soldados que cuidaban el palacio, tenía casi a todo su ejército esparcido por varias aldeas aledañas a su pueblo pero seguían sin noticias, su cachorro sabía esconderse bien.
Se alejó de la ventana y miró a su compañera, esta le miró preocupada con una bandeja entre sus manos, se acercó a ella y tocó con delicadeza su mejilla.
—Perdoname por ser tan duro contigo pero... De verdad tengo que encontrarlo —
—Lo sé, querido, pero por favor, te lo ruego, come algo y ve a descansar—
Inu No le miró, quería resolver el asunto de Inuyasha lo más rápido posible pero también tenía que cuidarse él y a su familia, no quería perder a alguien más. Suspirando tomó el plato de la bandeja y trato de comer todo pero se había acostumbrado a lo poco que comía, el plato terminó sólo con la mitad de su contenido, tomó un poco de bebida y listo.
—Gracias, estoy satisfecha con que al menos hayas probado bocado, ahora ve a descansar —
—Esta bien —
Le dio un casto beso y se marchó, pero en vez de ir a su habitación, se dirigió a la de Inuyasha, ésta había sido el lugar donde se torturaba pensando en su cachorro, sabía que ya no lo era porque ahora es todo un hombre, pero aún no lo afrontaba, Inuyasha había crecido muy rápido.
Giró el pomo de la puerta abriendola y en ese instante, vio la tela roja deslizándose por la ventana con rapidez, abrió los ojos y corrió a esta casi tropezando en el proceso.
—¡¡INUYASHA!! —
Su hijo, su hijo estaba ahí, debía hacer algo, la desesperación le invadió y sin pensarlo, también saltó por la ventana. Era una suerte que llevara su armadura y espada...
Bajo por los techos saltando, aún le quedaba algo de agilidad a su edad y debía usarla, siguió las telas rojas que se escabulleron entre la multitud.
—¡¡GUARDIAS, ATRAPENLO!!—
Gritó a todo pulmón, al momento varias tropas le siguieron, pero el muchacho era escurridizo. No podía perderlo, no otra vez...
°§°§°§°
Jadeando y con la sangre corriendo a mil por su cuerpo, corrió, corrió tanto como pudo y daban sus piernas, tenía que llegar con Byakuya.
Corría botando puestos y cosas, miró hacia atrás, los soldados casi le pisaban los talones, un tirón en su brazo le devolvió a la realidad y también le hizo caer al suelo.
Miró al causante de su caída y se alivió al ver a Byakuya, al fin podía irse...
—Oh Kami, gracias a dios que eres tú — Byakuya le ayudó a pararse.
—¡¡RÁPIDO, ENCUETRENLO!! — soldados pasaron corriendo e hicieron silencio para no llamar la atención, luego de unos minutos el ruido cesó.
—Perdone por tomarlo de sorpresa pero es lo único que podía hacer para detenerle, aquí tiene, he conseguido suficiente comida, lo que me pidió, ahora debe irse y tenga cuidado—
—De verdad te lo agradezco Byakuya, cuando pueda te compensaré todo por lo que me has ayudado, te lo prometo —
—No importa eso, servirle es mi deber y las cosas que le he brindado tomelas como un regalo, ahora vallase—
Inuyasha asintió, aún jadeando y verificó que no hubieran guardias, se despidió del amable sirviente y se escabulló entre las chozas y puestos. Corrió sobre los techos atandose firmemente las tiras de la bolsa a su espalda, en la entrada aún estaban las telas y los futones esperándolo.
Llegando a la entrada de la aldea, dio un gran salto, no volvería a pisar ese lugar, pero no se percató de la soga que venía hacia él.
La cuerda se enroscó en su tobillo y de un fuerte tirón cayó al suelo.
—Ahg... Maldición— jadeo, los guardias casi le tenían, moviéndose nervioso sacó sus garras y de un zarpazo cortó la soga, impulsandose con sus pies tomó carrera poniéndose de pie y tomó los sacos faltantes, debía correr como si el viento le llevara, aún más rápido si podía, varias sogas con frechas pasaron sibando a su alrededor, pero no pudo esquivar la red, ésta le atrapó y cayó nuevamente al suelo.
—¡Garras de Fuego!— la red se hizo añicos pero antes de que pudiera quitársela totalmente, los guardias lo rodearon.
—Rápido, tomenlo con fuerza—
Lo agarraron de brazos e intentaban atarle las manos pero su fuerza se los impedía.
—¡¡Garras de Acero!! —
Varios soldados cayeron pero otros venían por él, golpeó a todos los que pudo y habían logrado alcanzarle, subió a los árboles para agilizar sus movimientos y ser más veloz, no podían capturarlo, jamás, pensó en Kagome, tenía que cuidar de ella, le había prometido que la protegería, el coraje le brindó más fuerza y energía, dejando atrás a los guardias, tenía que pasar quince aldeas para llegar a la pequeña cabaña en la que vivía y cuando hubiese pasado tres, se daría el lujo de descansar.
La sensación de ardor no tardó en llegar, su pecho ardía al igual que sus piernas, era el cansancio, pero no debía parar estaba cerca de llegar, no podía rendirse, su padre seguramente estaría muy muy enfadado con él, y no tendría el valor para enfrentarlo, había desobedecido y deshonrado a su padre.
Los soldados habían desistido en seguirlo, pero podía oír a unos cuantos, los que tenían más resistencia y los mejores de la armada. A la distancia se podía ver una aldea, la cuarta que pasaba, trataría de encontrar un arroyo cerca, la sed lo estaba obligando a parar.
Agudizó sus orejas para escuchar si lo seguían de cerca, pero estaban lejos, lo suficiente para beber un poco de agua y esconderse, buscó un árbol alto y de ramas frondosas para que pudiera esconder los sacos que traía, bajó del árbol de un salto y bebió pacientemente el agua con sus manos...
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—Señor, lo hemos seguido hasta tres aldeas a la redonda, parece ir más allá—
—Bien, envíen más tropas, empiecen a requisar las siete aldeas más lejanas, debe estar cerca de ellas —
—Alteza, nos informan que el grupo Alfa lo está siguiendo, acaban de mandar a uno de los escoltas como mensajero, ya han pasado cinco aldeas, no se detiene—
—Es escuadrón Alfa, está formado por los mejores del ejército, seguramente lo seguirán hasta el fin del mundo hasta encontrarlo, señor—
—Eso espero, encuentrenlo lo más pronto posible, no lo pierdan de vista —
—¡Sí, señor! —
—Y una cosa más, traiganme al hijo de Yusaku, necesito hablar con él—
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Hola, hola, gracias por leer, espero les guste y feliz año 2020.
Besos y abrazos 😘
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