"El dolor te abruma,
hay heridas que no sanan,
no dejes que tu pasado
te atormente,
pues yo estoy decidido
a protegerte por el resto
de mi vida"

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Despertó con sus ojos algo cansados, dormir sentado no era de su agrado, miró confundido el lugar en el que se encontraba, al poco tiempo los recuerdos vinieron a su mente, rápido dirigió su mirada al lugar donde había puesto a la chica.

Se acercó a ella despacio, tratando de no hacer nada de ruido que pudiera despertarla, minuciosamente observó cada detalle de su rostro un tanto sucio, cabello azabache, con un ligero tonos azulados y restos de barro, cejas finas, pestañas tupidas, nariz ligera y respingona, mejillas teñidas de un ligero rubor y finalmente unos labios rosas y carnosos, besables a su parecer.

Pero que pensamientos, ella estando dormida y el pensando en besos, sin embargo toda su atención se desvío otra vez hacia ella, estaba comenzando a despertar, se alejó rápidamente.

La chica parpadeo, permaneciendo con los ojos entrecerrados, sin abrirlos totalmente observó la habitación, mientras mantenía un perfil débil y cansado, no tardó en fijar sus ojos en él, que hasta entonces había descubierto que tenía unos preciosos ojos chocolates.

Ella descubrió uno de sus brazos del haori y débilmente la dirigió hacia él, tratando de alcanzarlo, balbuceando algo.

Nuevamente se acercó a ella, oyendo su petición...

—... C-comida... Por.. Favor—

Asintió frenético y se levantó del lugar, yendo a la aldea sigilosamente, sin que nadie lo viera, tomó un plato de arcilla junto a una taza para beber, debía conseguir comida saludable y suave para que ella pudiera masticarla, estaba muy débil.

De paso por la choza del panadero, mantuvo su sigilo, esperó a que este se descuidara y tomó el pan, recogió unas moras en el camino que sabía hasta ahora, no eran venenosas, vertió agua limpia del río en la taza y colocó las moras en el plato junto al pan, entró en la vieja choza y puso los alimentos cerca de ella, la alzó cuidadosamente y la puso en su pecho, alzó su cuello y acercó el borde de la taza, cuidando que el agua no se derramara.

La chica bebió el líquido desesperadamente, tenía demasiada sed.

—¡Hey! Espera, bebe con calma —

Ella le miró a los ojos e hizo lo que le pidió, apartó el recipiente vacío y acercó el pan a su boca, pacientemente observó cómo comía el pan.

—M-muchas.. Gracias.. Ya... Estoy llena —

Inuyasha asintió y con cuidado de no lastimarla con sus garras, volvió a recostarla, sin embargo en el proceso puso su mano en las costillas, sorprendiendose de sentir la forma de estas.

—O-oye... ¿Acaso tú, no te alimentas bien? —

Ella le miró triste — No, sólo comía cuando a ellos se les antojara —

— Entonces... ¿Cuántos días tenías  sin comer? —

—Cinco días, sin comida ni agua —

—¡Oh Dios! No puedo creer que los humanos se hagan esto entre ellos - puso su mano en su frente, señar de decepción, pero volteó su mirada hacia ella- Bueno, ahora estas bajo mi cuidado, yo te alimentaré como debe ser—

Ella sonrió, sus ojos se aguaron      —Te lo agradezco, nadie había hecho algo así por mí —

—No hay de que... ¿Me dices tu nombre? —

—Soy Kagome.. ¿Y tú?—

—Inuyasha Taisho —

—Tu apellido me parece haberlo oído ¿No eres de reino del oeste?—

—Ah no, pero... cuéntame sobre tí ¿Que te ocurrió? — evadio el tema rápidamente.

—Mis padres me habían comprometido con el hijo mayor del terrateniente, Suyáng, a los pocos meses de noviazgo, antes de la ceremonia de compromiso, él empezó a maltratarme, no lo soporté y le dije a mis padres, ellos no me creyeron y dijeron que era una deshonra para la familia, me quitaron el apellido Higurashi y me abandonaron a mi suerte, la sacerdotisa Tsubaki me recogió, creí que me ayudaría pero me dí cuenta de que era otra de las chicas que ponía en sus ofrendas o sacrificios, por meses esperé que me quemaran o mataran pero sólo me mandaban hacer trabajos hogareños como una esclava, hasta que me ofrecieron a ti — limpió las lágrimas mientras trataba de sentarse y recostarse en la pared.

—Uhg suena horrible, siento mucho lo que pasaste.. Déjame ayudarte.. - con cuidado tomo sus brazos y tiró de ellos, quedando ella sentada - yo me encargaré de protegerte ahora—

Kagome sonrió y tomando fuerzas se abalanzó sobre Inuyasha, pasando las manos por su cuello, dándole un abrazo.

—De verdad gracias Inuyasha —

Inuyasha por su parte, se quedó en shock, por lo general el contacto con los humanos había sido desastroso, pero ella... Le abrazó, se sentía cálido, con algo de duda poco a poco fue posando sus manos en ella, correspondiendo el abrazo, relajando su cuerpo con el exquisito aroma a jazmines que emanaba de ella...

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Algo cortito pero me gusto así ¿A ustedes no? Y también: Ouch me dolió escribir lo que le pasó a Kagome, no estoy acostumbrada a llamarla así por el doblaje latino (Aome), pero la autora lo quiso así, y me encanta porque es la primera historia en la que la llamo Kagome, bueno muchas gracias por leer hasta aquí.

Besos y abrazos 😘