26
"Nuevo no siempre significa malo o peligroso, para unos es cambio, para otros es normal, pero para los curiosos es algo que explorar"
°§°§°§°
El Daiyoukai platinado se levantó de su asiento, con la mirada fija en aquel que era su hijo mayor, su expresión era difícil de leer, podría estar enojado, sorprendido e incluso decepcionado, pero no lo demostraba, su cara simplemente era una hoja en blanco, lo único decifrable eran sus ojos ambarinos que se veían igual a los de un depredador viendo fijamente a su presa.
Sesshomaru sentía esa pesada mirada sobre él al mismo tiempo que tomaba a Rin de la mano buscando inconscientemente un apoyo en el cuál tomar fuerzas, finalmente tomaron lugar cara a cara.
—Padre — saludo como siempre Sesshomaru, como si fuera lo más común encontrarlo ahí también.
—Sesshomaru — se oyó vibrar la voz de Inu No.
Podía sentirse un ambiente pesado entre ambos Daiyoukai, algo que sintió Rin e Inuyasha, que estaba tratando de huir de la escena de puntillas para no hacer rechinar el tatami.
—Inuyasha, vuelve a dónde estabas — el nombrado maldijo internamente y volvió a acomodarse sobre el cojín en el cual estaba sentado— Debo hablar seriamente con los dos, después — dijo sin ápice de estar jugando.
—Bien — fue la respuesta de Sesshomaru, que simplemente volteó hacia Rin y a sus hijas.
—Ahora... —Inu No miró a la ojiavellana delante de él — ¿Quién eres jovencita? No nos han presentado aún — esta vez su voz fue totalmente cálida para con la chica.
—Uhh y-yo soy Rin, Señor — dijo un poco nerviosa mientras hacía una pequeña reverencia.
—Yo soy Inu No Taisho, padre de este cubo de hielo que tienes como esposo, puedes llamarme Inu No o Papá, como lo hace Kagome — mencionó el mayor, haciendo sonreír levemente a Rin con su comentario.
—¡Buena esa! JAJAJAJAJA — explotó Inuyasha que estaba algo morado de tanto contenerse de no reír, cosa que fue imposible, haciendo que Sesshomaru lo fulmine con la mirada.
—Basta Inuyasha — dijo burlón Inu No.
—Como digas —respondió el nombrado soltando unas últimas risas por lo bajo — Ven, Rin, siéntate, pásame a Setsuna, la pobre está muy cansada — dijo tendiendo los brazos.
—Sí... Cuidado— Rin quitó a la pequeña de su hombro, estaba totalmente dormida, y se la dio a Inuyasha que le recostó en el mismo futón que Hoshi.
—¿Y tú quién eres, querida? — le habló Inu No a la pelirroja.
—Soy Ayame, la compañera de Koga— dijo un poco tensa mientras se ponía a un lado del nombrado, que le pasó un brazo por la cadera acercándola a él.
Sesshomaru por su parte veía fijamente la conducta de su hermano con sus hijas, no lo admitiría pero estaba celoso, hacía apenas unas horas antes se había encontrado con Rin y se había dado cuenta de la existencia de las dos gemelas, si lo hubiera sabido antes ellas no estarían ahí, al parecer Inuyasha de había hecho cargo de ellas más su familia, pero su orgullo no le dejaría agradecerle, o tal vez sí, quién sabe.
—Ya está todo listo, pueden venir a comer — apareció Kagome con una sonrisa, misma que se borró al ver al nuevo Daiyoukai, Inuyasha hizo señas de que después le explicaría.
—¡Koga, Ayame! Vengan adentro, quedan unos cuantos cojínes aquí — Inuyasha palmeó dichos objetos cerca de él, los dos nombrados se acercaron y tomaron asiento, recibiendo tazas de comida por parte de Kagome.
Inu No aplaudió contento y se dispuso a tomar asiento nuevamente para tomar un cuenco de comida que le tendía la azabache, Rin ingresó para ayudarle con la tarea a Kagome y dejó a Towa con Setsuna, la oji avellana trajo dos cuencos de comida, uno se lo dio a Sesshomaru, que con una mueca de disgusto casi invisible lo recibió, no le gustaba la insípida comida de los humanos, pero si era Rin quien se la daba no podría negarse aunque quisiera.
Inu No miraba la escena por el rabillo del ojo, juraría que su hijo mayor se había ablandado, esa humana había logrado colarse en su frío corazón y las dos cachorras gemelas eran prueba de eso, se alegraba de ello, al fin Sesshomaru había encontrado a su compañera, una humana, pero no le importaba, su nuera era humilde y hermosas, sus dos nueras de hecho. Dando bocado final a su comida se permitió estar en paz ahora que todo se había resuelto, sólo quedaba algo más.
Aclarando su garganta, procedió hablar — Escuchen, ambos, más tú Inuyasha, esto los concierne seriamente — los dos hermanos por primera vez se miraron entre sí con algo de duda, luego prestaron atención a su progenitor.
—Escuchen, ya que han crecido, hecho sus familias, sin que me diera cuenta de hecho — los miró mal a los dos, que voltearon con la cabeza gacha hacia otro lado — Quiero darles algo, o bueno, heredarles algo, Sesshomaru, a ti te daré las tierras del Oeste, llevarás a Rin y a tus hijas al palacio, allí estarán mucho mejor —
—Lo tomaré, gracias Padre — asintió Sesshomaru mirando a Rin que estaba contenta de escuchar aquello.
—Y en cuanto a ti Inuyasha — miró al nombrado — Tu madre era proveniente del Este y heredera de esas tierras al ser princesa, al ella morir quedaron bajo mi domínio ahora por derecho te pertenecen, lleva a Kagome y a tus dos pequeños al Palacio de Las Flores, que era el favorito de tu madre así que por favor espero y aceptes mi propuesta, ella querría que vivieras ahí seguramente —
Inuyasha miró cómplice a Kagome a su lado, esta sólo dio una leve sonrisa y acarició a Hoshi que miraba espectante todo ahora que estaba despierto, era una oferta muy buena y especial por ser un regalo de su madre.
—Está bien, pero... Sólo prométeme que no tratarás a las niñas ni a mis hijos como lo hiciste conmigo — suspiró Inuyasha.
—Lo juro, vivirán como quieran, siempre y cuando no se metan en problemas, puedes quedarte aquí o en el palacio si lo deseas, no intentaré hacerte cambiar de opinión, respetaré ambas decisiones —
—Gracias... Padre — dijo al fin felizmente el platinado menor, sorprendiendo al nombrado.
Ya no había rencor, todo había quedado en el pasado, comenzarían de cero, una nueva vida con nuevos miembros en la familia, algo que alegraba aún más al viejo general.
—¡Oh bueno! ¡Todo es perfecto ahora! ¿Ves? Te dije que arreglaras esto desde un principio ¡Pero ya está todo bien! — se oyó chillar felizmente a alguien con energía.
Las dos azabaches más los cinco peli platas, incluyendo a Towa y Hoshi, voltearon hacia donde provenía aquella voz, Sesshomaru no se sorprendió solamente se dio una palmada en la frente, escondiendo su cara, Inuyasha miró de reojo burlón a su padre y éste último se le desencajó la mandíbula.
Una muy fresca Irasue se acercó debajo de una sombrilla para resguardarse de los rayos del sol, importándole poco que su Kimono se ensuciara la albina contoneó sus caderas hasta su esposo, que no tenía ni idea de como había llegado ella.
—¿Se puede saber que haces aquí?— reaccionó el general mirando perplejo a su esposa.
—Oh ¿y así me recibes? — se hizo la ofendida — Venía contigo, y que manera de viajar ¿No pudiste menearte más o pisar todas las rocas con más fuerza? ¡Mi sombrilla casi sale volando! Tuve que agarrarme de tu pelaje con fuerza... Creo que se me rompió una uña — murmuró revisando con increíble atención sus uñas.
— Ohh Kami —suspiró aborrecido Inu No, Irasue era igual de dramática que el día en que la conoció, ni idea de cómo habían acabado juntos.
—¡¿Oh pero que es está cosita tan lida?! — chilló agudamente la albina que desapareció en una esfera de luz para reaparecer al lado de Inuyasha, viendo fijamente al pequeñín de mejillas sonrojadas entre sus brazos.
—¿Quiere cargarlo, Irasue? — sonrió Inuyasha alzando a Hoshi.
—¡Que ternurita! — estrechó al pequeño y le acarició las peluditas orejitas peligrises — ¡Eres una cosita presiosa! ¡Preciosa, preciosa! — le llenó de besos a lo que Hoshi rió con ganas por las cosquillas que le provocaba —¡Inu No! Quiero uno igualito — hizo un puchero reclamándole a su esposo.
Inu No, que se encontraba tomando té pacíficamente, escupió el líquido como una fuente, cabe resaltar que el té fue a parar en Sesshomaru, que con una mirada asesina se limpió con la manga de su Kimono, afortunadamente Rin estaba en el otro lado de la sala, con Setsuna.
—¡¿PERO QUE HAS DICHO, MUJER?! ¡¿QUIERES OTRO?! ¡¿NO TE BASTA YA?! — gritó blanco como papel.
Definitivamente más hijos ya no, tenía suficiente con dos, ahora sólo se dedicaría a ver a sus nietos, porque bien se dice: "Los hijos se crían y los nietos se disfrutan"
Irasue siguió apapachando al pobrecito Hoshi y sus ojos brillaron al ver a las dos gemelas junto con Shippo, los presentes viendo la escena dirían que la mujer simplemente se había vuelto loca o era una fanática a los niños.
—¿Puedo ofrecerle algo, Señora? — preguntó hamable y divertida Kagome.
—Sí, por favor, un té de manzanilla... Y soy Inu Kimi, querida,
pero mejor dime Irasue, ya nadie me llama por mi nombre de soltera — dijo mientras abrazaba a los cuatro niños a como podía.
—P-papá —dijo un casi asfixiado Shippo pidiendo ayuda, que le sacaran de aquel abrazo, si se le podía llamar así.
Inuyasha sonrió de forma ladina — Disfruta un poco de tiempo con la abuela — dijo en un susurro, Shippo le miró mal mientras hacía lo imposible por safarse del agarre de la albina.
Aquella tarde la familia recogió todas las pertenencias de la casa, dejándola tan sola como la había encontrado Inuyasha, se mudarían al lugar antes ofrecido.
Era un pequeño cambio el que debieron haber hecho desde un principio, y ahora se encontraban en dicho proceso, un cambio a felices para siempre.
°§°§°§°
¡¿Creyeron que no habría capítulo esta semana?!
¡Pues se equivocaron mis cielas!
¡Aquí estoy! Con un nuevo cap el cual quería publicar hoy, por ser año nuevo.
Yo diría que sería el final, prácticamente, pero no se preocupen, a esta historia le quedan dos capítulos más, el Final y el Epílogo, luego si quieren haré unos especiales.
En fin, les quería desear un feliz año nuevo 2021, niñas.
Sepan que las quiero mucho y les deseo lo mejor de los mejor para este año que empieza, agradezco que siguieran esta historia hasta el ya casi final :") ❤️
Besos y abrazos 😘
Cuídense
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro