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24

"Tolerancia, comprensión, Amor,
Bondad, Humildad, son unos de los muchos valores que necesitas
tener siempre durante
toda tu vida "

°§°§°§°

El sol salía, bañando de luz y calor las tierras del Oeste, era un nuevo día, de trabajo para algunos y de fastidio para otros, pero para Inu No era un día más de oportunidades, deseaba que aquel Dios al que los humanos llamaban Kami-sama le diera paciencia y más vida para arreglarse con su hijo menor, y hablando de hijos, Sesshomaru había desaparecido por mucho tiempo, solamente faltaba que él también quisiera alejarse, ante esta idea el general suspiró pesadamente, los hijos crecían tan rápido que no tuvo tiempo de disfrutarlos.

Con algo de pereza se levantó de la espaciosa cama para hacer sus necesidades, limpiar su cuerpo y finalmente vestirse con su típico Haori y Hakama blancos con estampados en azul, no se pondría su armadura de no ser necesario, bajó las escaleras directamente al comedor y saludó al personal que encontró por el trayecto, dejándolos algo confundidos pues él nunca era así, se había ablandado un poco desde la muerte de Izayoi y con la situación que ahora tenía con Inuyasha, estaba empezando a comprender que su actitud debía de cambiar para con su familia y la gente que lo rodeaba, sólo tenía que entender sus formas de pensar.

Para cuando tomó asiento a la cabeza de la mesa, Irasue ya se encontraba ahí, en el asiento a su lado izquierdo, le miró pero no dijo nada, Sesshomaru no se encontraba así que sólo ellos dos desayunarían. Pasados quince minutos de la silenciosa comida, se empezaron a oír unos estruendos en el pasillo, eran cada vez más fuertes y próximos a la sala, así que Inu No se levantó de su asiento dispuesto a averiguar qué estaba pasando, pero las puertas se abrieron de un portazo, aquel muchacho amigo de su hijo venía cubierto de tierra y rasguños, con seis guardias intentando detenerlo, dos de las piernas, dos de los brazos, uno sujetándolo por el cuello y pecho y por último otro tomando su cabello y cola, los siete invasores miraron hacia el con caras asustadas, pálidas y los ojos muy abiertos sin saber cómo reaccionar al estar frente a su señor, todos se quedaron congelados en sus sitios.

Inu No se estremeció ante tal escena que le provocaba ganas de reír, pero debía resistir, con una de sus manos se frotó el rostro y luego la boca para esconder la comisura de sus labios que se había alzado en una sonrisa, aclarándose la voz y dando un chasquido de lengua, según él aparentando estar molesto, procedió hablar.

— ¿Qué es todo esto? ¡Suelten al joven y denme una explicación! —

Los soldados soltaron al moreno -que cayó de cara al piso- e hicieron una fila mientras se erguían, estaban acostumbrados a los gritos de su general que temblaban esperando dicha acción por parte de él, pero este sólo se quedó en silencio repasándolos con la mirada, uno de ellos se animó hablar.

—Señor, este lobo ha pasado las zonas de vigilancia buscándolo, derribó y golpeó a los soldados del flanco Sur del palacio, lo hemos perseguido por todo el lugar y dice que no se va sin hablar con usted —

Inu No asintió y miró al chico en el piso, parecía que había corrido mucho, se encontraba hecho un asco, ramas y hojas en el cabello, tierra y rasguños en las piernas y brazos y la cara algo raspada, por un momento sintió lástima del chico, recordó sus palabras de matarlo si volvía pero iba a dejarlo pasar.

—Llamen a algunas sirvientas, que lo atiendan; aséenlo y curen sus heridas, luego de eso hablaremos, Koga —

El nombrado se quedó algo pasmado pero no dijo nada, se dejó cargar a un cuarto donde le hicieron tomar un baño, todo el cuerpo le ardía por los rasguños y los músculos cansados, luego varias mujeres le aplicaron pomadas y vendaron sus piernas, la toalla envuelta en su cintura fue reemplazada por una Toga de seda blanca, debía estar presentable para ver a su Alteza.

—Bien, ahora que ya estás mejor, siéntate... Cuéntame ¿Qué haces otra vez aquí? ¿Acaso quieres probar suerte a ver si no cumplo lo que dije la vez pasada?—

Koga hizo a un lado su cabello, que caía a los lados de su cara enmarcando su varonil rostro —Yo he venido porque seguramente Inuyasha no le habrá hecho saber de que... De que él ahora tiene una familia, está lejos de aquí y...—

—Ya lo sabía, muchacho, recién me enteré, ahora dime algo que no sepa — interrumpió el mayor.

—Inuyasha tiene a su compañera; Kagome, y a sus cachorros que aún son muy pequeños... —

— ¡Espera, espera! ¿Dijiste cachorros? Sabía que tenía a una compañera pero no... Cachorros — Inu No parecía algo conmocionado ante esa noticia.

Koga siguió — Sí, son dos, bueno en realidad es sólo uno pero... Olvídelo, luego le explicarán eso... Yo quería que usted entrara en razón y dejara a Inuyasha libre, Kagome ha pasado por mucho en toda su vida y ahora que conoció a Inuyasha hace un año... Sería una tortura mantenerlos separados y no permitir a los cachorros tener a su padre cerca, sería demasiado desconsiderado de su parte el hacer eso con Inuyasha, aún más sabiendo que usted perdió a la madre de él...— le miró expectante.

El platinado ahora sabía lo que debía hacer, Izayoi le estaba dando la oportunidad al traer a ese joven, con determinación se irguió y dio dos aplausos, una sirvienta entró con las vestimentas y pertenencias de Koga.

—Vístete, chico, me guiarás hasta dónde viven la chica y sus cachorros, iré por Inuyasha así que espéranos afuera—

El moreno asintió y tomó todo de los brazos de la mujer, era increíble que en poco tiempo su ropa, armadura, etc, estuvieran impolutas, las habían limpiado con mucho esmero, le dejaron sólo en aquella sala así que procedió a vestirse, su falda de piel tenía olor a jazmines, algo que le pareció raro pues siempre llevaba el olor de él o de sus lobos, inclusive a veces hasta el de Ayame impregnado en ella. Se montó su armadura, hombreras, peinó su cabello en la típica coleta alta de siempre y luego se puso su bincha de piel, puso su Katana en su cintura y por último puso las pieles de sus pantorrillas y envolvió las plantas de sus pies con cintas, ya todo listo corrió afuera, directamente hacia la puerta principal.

Con Inu No, este subió casi trotando por las escalinatas, preocupando a una Irasue más de lo que ya estaba pues no pudo escuchar nada de lo que su marido y el lobo hablaron, así que lo siguió desde lejos. El peli plata abrió de un solo la puerta y se escucharon varios forcejeos, luego salió con Inuyasha esposado y colgado por el cuello del Haori.

— ¡Inu No Taisho! ¡Bájalo ahora mismo que lo vas ahorcar! — chilló la albina.

—Apártate, Irasue, arreglaré esto ahora mismo...— gruñó por lo bajo pasando por un lado de ella.

— Estás muy equivocado si crees que no voy averiguar lo que planeas hacerle al muchacho, Inu No— susurró para ella con una sonrisa ladina, escabulléndose por otro pasillo diferente al que había tomado el otro Daiyoukai.

El general por su parte, siguió hacia la entrada principal y dejó a Inuyasha en el suelo cuidadosamente.

— ¡¿Ahora qué planeas, viejo?! ¡Suéltame! ¡Oye...! ­— sus palabras quedaron incompletas por lo que sus ojos captaron.

Una bestia gigantesca empezó a tomar forma, era un perro de pelaje platinado y ojos inyectados en sangre, las distintivas marcas azules en sus mejillas eran idénticas a las de su padre, lo que quería decir que él había tomado su verdadera forma demoniaca, cosa que Inuyasha nunca había visto en toda su vida, sus ojos no se apartaron en ningún momento, era un acontecimiento del que quería tener lujo de detalle en su memoria puesto a que su naturaleza no le permitía a él adoptar esa forma como su padre y hermano.

El gran general convertido en perro bajó sus fauces hasta Inuyasha, que se asustó y buscaba la forma de apartarse pero los colmillos del gran canino apresaron con cuidado otra vez su Haori, llevándolo en su hocico y exponiéndolo a una altura casi más grande que el mismo palacio.

— Ven, muchacho, súbete y agárrate fuerte ­—retumbó la voz de Inu No, a pesar de que la bestia no movió su boca para hablar.

Koga subió al lomo del gran perro por una de sus patas, luego se posicionó sobre su cabeza y le susurró algo en una de las grandes y peludas orejas platinadas.

— ¡¿Estás cómodo allá abajo, Inuyasha?! — preguntó burlón el moreno.

— ¡¡¿Koga?!! ¡Maldita sea! ¡¿Qué haces aquí, desgraciado?! — preguntó Inuyasha entre sorprendido, molesto y feliz.

— ¡Al menos un "Hola" estaría bien, pero contéstame! — gritó de vuelta.

— ¡¿Tú crees que estoy cómodo aquí, maldito sarnoso?! ¡Ayúdame más bien! — dio un cabezazo indicando que viera las esposas en sus manos.

— ¡Lo siento! ¡No puedo! — se carcajeó el lobo.

¿Terminaron? — bufó Inu No mientras comenzaba a dar las primeras pisadas, haciendo retumbar parte de la tierra.

— Lo siento, señor — dijo Koga poniéndose serio.

Todos los Youkais del pueblo tuvieron la misma reacción que Inuyasha, admiraron aquel perro de bello pelaje brillante gracias a los rayos del sol que lo bañaban de luz, su Rey en su forma real. Los tres emprendieron el viaje hacia aquella pequeña cabaña, guiado por Koga, Inu No recorrió el caminó en la mitad de tiempo que lo hicieron el lobo y su hijo, llegando a medio día a su destino. El platinado mayor volvió a su estado humano luego de deja a ambos muchachos en el suelo.

— ¿Es aquí? — preguntó Inu No sacudiéndose las manos. 

— Sí, Alteza, camine un poco más y verá la cabaña — respondió Koga haciendo una inclinación.

Inuyasha, que estaba en el suelo hincado, le daba miradas de muertes y lo maldecía en sus pensamientos, le había dicho que protegiera a su familia de su padre, no que corriera a contárselo.

— Inuyasha, no me veas así, por favor, Kag ha estado demasiado triste por ti, además... Los pequeños quieren verte, sobretodo Hoshi —

Inuyasha bajó la cabeza, sabía que su familia estaba sufriendo por su ausencia, pero era mejor eso a que su padre hiciera algo con ellos, de hecho estaba preocupado, estaban demasiado cerca de la cabaña y pronto la descubriría, ¿qué haría su padre? ¿Lastimarlos? ¿Encerrarlos como hizo con él? Ante tales pensamientos entró en pánico, rápidamente encogió sus piernas lo más que pudo y trató de pasar la cadena de sus esposas hacia delante, lográndolo al segundo intento se puso de pie y corrió hacia su padre que ya había caminado bastante y se encontraba admirando la pequeña choza.

— ¡Déjales en paz! ¿Oíste? — gruñó Inuyasha.

— Tranquilo, no haré nada, son tu familia y mi familia ahora, ¿no? — dijo calmadamente el mayor.

Entendía perfectamente lo que pensaba su hijo, sus cachorros estaban muy pequeños, aún no podían valerse por sí mismos lo que significaba que debía protegerlos al igual que su compañera, eran los impulsos instintivos de cualquier Youkai con crías. Recordaba que exactamente pasó lo mismo cuando Sesshomaru nació, no quería que absolutamente nadie se acercara a ellos, era tanto el sentido de protección que Irasue terminó dándole sermones del amanecer hasta el atardecer.

Un sonido ligero sacó del momento de tensión a ambos peli platas, un pequeño niño había venido dando tumbos y se quedó mirando a los dos con ojos expectantes, Inuyasha se sorprendió y quedó inmóvil, el niño movió su naricita y luego dio unos pasos hacia su padre, que reaccionó y se acuclilló apremiándole con las manos para que viniera con él.

— ¡P-Pá!... ¡Papá! — dijo entre balbuceos el pequeño Hoshi mientras corría hacia su progenitor, que le apañó y estrechó en sus brazos.

Inuyasha no pudo evitar sonreír y detener algunas lágrimas que escaparon del rabillo de sus ojos, estaba tan contento de ver a su hijo que le fue imposible no llorar de alegría, su pequeño ya estaba bien, en pie y riendo, la medicina había hecho efecto. Con manos temblorosas le envolvió un poco con la tela de sus mangas, pues el pequeñín traía sólo un pañal y una camisa de tela muy fina, no quería que se resfriara nuevamente.

Desde lejos, Inu No se derretía, ver aquella imagen había calentado su ser entero, una sonrisa se dibujó en sus labios, ya todo estaba bien, tal y como debió haber sido; dejar a su hijo ser libre.

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Hola, perdón la tardanza pero aquí está lo prometido, tuve un pequeño percance pero todo arreglado, espero hayan disfrutado del cap, dejen sus votos ⭐y comentarios 💬, los estaré leyendo.

Besos y abrazos 😘

Cuídense

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