23
"El rencor es un veneno que poco a poco pudre tu alma, la única
cura es el perdón, deja
todo atrás, en el pasado,
vive el presente y curiosea
el mañana"
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Un joven moreno corría por el bosque, se le veía fatigado sin embargo aun así no se detenía, siguió corriendo hasta llegar a su destino.
—¡Koga! — gritó entre asustada y contenta la pelirroja.
El lobo cerró la puerta corrediza detrás de sí y jadeando se desplomó en el tatami, asustando a las tres mujeres.
— ¡Joven Koga! ¿Qué le ha sucedido?... ¿Dónde está Inuyasha? —preguntó dándose cuenta de la ausencia del platinado, el nombrado se tensó.
—Kagome... Yo... Inuyasha... — balbuceó, intentando formular la respuesta sin causarle daño a la azabache, sin embargo se rindió y decidió decirle la verdad — Fuimos descubiertos, habían demasiados guardias, nos atraparon a los dos pero Inuyasha se sacrificó para que me dejaran libre y pudiera traer la medicina —
Kagome se había quedado mirando a la nada, pronto unas lágrimas empezaron a recorrer su níveo rostro, con manos temblorosas las limpió, en vano.
— B-bueno... Había una posibilidad que pasara, ¿no? — dijo con una sonrisa nada creíble a la vez que se sorbía la nariz — ¿Tienes la medicina? —
— Sí, toma— respondió rápidamente el moreno tendiéndole los tres envases con el valioso líquido.
La chica se paró rápidamente y se fue a vaciar el contenido de una de las botas en varios tazones, con la ayuda se Shippo y Rin se las daban a los pequeñuelos, mientras, la pareja de lobos se veía sin decir nada.
— Yo... Debí haber hecho algo... —
— Hiciste lo que pudiste, pero Inuyasha tarde o temprano tendría que enfrentar a su padre...—
— Debo volver y hacer algo, Inu No es capaz de hacer lo impensable y tratándose de Inuyasha... Ya lo habrá sacado de sus casillas — se paró rápidamente y buscó cintas nuevas para envolver algunas partes de sus pies, volvería corriendo lo más rápido que pudiera, al menos había cumplido lo más importante; traer la medicina.
— ¡Espera, Koga! ¡No has descansando nada!... ¡Koga! — Ayame salió en busca del moreno sin embargo éste la ignoró.
— Cuida de las chicas y ten cuidado tú, Shippo te ayudará —
El peli naranja que estaba prestando atención a la conversación mientras cuidaba a su hermanito asintió frenético.
— ¡Así lo haré, tío! — gritó poniendo sus manitas en puños, como en forma de combate, Koga sonrió y volteó para marcharse.
— P-pero... ¡Koga! ¡Al menos come algo! — el nombrado bufó y regresó, no quería discutir con su compañera así que por esta vez la escucharía.
Ayame corrió a por pan, comida y algo de agua fresca, cosas que fueron engullidas de inmediato por Koga, no quería perder el tiempo, su amigo, casi hermano, debía regresar con su familia, Kagome estaba sufriendo aunque no dijera nada al respecto, Inuyasha le hacía mucha falta.
Terminando el vaso de agua, que la mitad terminó escurriendo por su cuello por la rapidez en la que quería beberla.
— ¡Listo, me voy! — sin permitirle reaccionar a ninguna de las mujeres, se levantó y salió de la cabaña — Te traeré de regreso a Inuyasha, Kag —
La nombrada sólo asintió con algo de esperanza mientras acariciaba la cabeza de Shippo y tenía a Hoshi en su otro brazo, la medicina había hecho su efecto rápido, los niños ya estaban sintiéndose mejor.
Koga, aprovechando sus energías repuestas, sacó al límite su poder demoníaco y corrió como nunca lo había hecho, si seguía así llegaría en un día y medio.
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Inuyasha se encontraba cansado, estar encerrado en esas cuatro paredes le era más fastidioso ahora que había probado lo que había allá fuera y las personas que habían llegado a su vida estando libre.
Sentado en la esquina de su amplia habitación, abrazando sus rodillas mientras veía por la ventana, desearía que su madre estuviera viva aún para poder preguntarle qué hubiera sido la mejor opción; si nunca haber escapado de casa o haber huido del mandato de su padre y haber conocido a Kagome, obviamente a su parecer era mejor la segunda opción pero ella qué le hubiera aconsejado. Buscó entre sus ropas aquel medallón que pertenecía a su difunta madre y ahora era suyo, el escudo de armas tallado en un lado y por el otro su nombre, anteriormente el de ella.
Observó los detalles marcados en aquel pedazo de oro, sin duda habían sido tallados a mano, eran minúsculos y hermosos, esa joya definitivamente era un valioso regalo para su madre, mientras pensaba esto, unos estruendosos pasos se acercaban por el pasillo, segundos después el sonido de la cerradura y la puerta siendo abierta inundó la habitación, sin embargo Inuyasha no volteó su mirada, sabía perfectamente quién era y no le daría otro placer más que tenerlo encerrado allí.
— Inuyasha... Debemos hablar... Por favor, quiero que me escuches —
Inconscientemente sus orejas se movieron al captar el sonido de sus palabras pero no dijo nada, se quedó callado mirando el cielo que se tornaba negro en su ventana gracias a que el día estaba acabando, luego de unos minutos, el único movimiento que hizo fue el de guardar el medallón nuevamente entre sus ropajes.
Inu No espero aun así una palabra, un bufido o algo, una respuesta afirmativa de su hijo, sin embargo nunca llegó, era peor que hablar con Sesshomaru cuando hacía sus rabietas de niño. Irasue, que se encontraba observando la escena desde atrás, suspiró pesadamente, esto se lo había ganado su marido solo, ella no metería más sus narices en los asuntos de sus hijos, bastante había sido contarle la verdad a Inu No sobre la familia de Inuyasha y el ver que, increíblemente, Sesshomaru había escogido a una compañera, no conocía a la chica pero estaba segura de que la aceptaría, viendo que la situación no cambiaba, le dio un empujón a su marido, lo suficiente para hacerlo caminar dos pasos.
— Este... Yo...— balbuceó el platinado mayor — Inuyasha, por favor, quiero arreglar las cosas contigo, yo... Sé que no he sido un padre ejemplar pero... De verdad quiero que me perdones, sé que no es tan fácil y que has pasado por mucho pero espero entiendas que sólo quería protegerte — esperó recibir respuesta pero silencio fue lo único.
Rindiéndose bajó la cabeza, no quería forzar más nada ya más de lo que lo había hecho, miró a Irasue que negó lentamente y se retiró por el pasillo hacia sus aposentos, deprimido cerró la puerta, pero no le puso cerradura, la dejó abierta, tal y como debía haber sido desde el principio. Cansado mentalmente, también se fue a su cuarto, estaba seguro de que Irasue no quería verlo más por hoy, así que cambió su ropa por una bata de dormir de seda blanca y esperó a que sus ojos pesaran.
Mientras tanto, Inuyasha miró con anhelo aquella puerta, si la abría seguramente tendría una oportunidad de escapar, pero los guardias lo atraparían de inmediato, así que solamente se irguió para postrarse en su cama, deseando que Kagome, Hoshiki, Shippo, Rin y las niñas estuvieran bien.
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A la mañana siguiente, ya se encontraba despierto cuando una de las sirvientas tocó su puerta y entró con el desayuno, dejándolo en la mesa del centro de la habitación, luego se retiró, no obstante cuando se disponía a tomar la manzana de la bandeja llena de comida, la puerta fue abierta de repente, dando un estrepitoso golpe en la pared. Esta vez se volteó con el ceño fruncido para ver al invasor, era su padre nuevamente y se le acercó tan rápido que no le dio tiempo a reaccionar, fue tomado del cuello por el haori y sacado bruscamente.
— ¡Ahhh! ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! — gritó y protestó.
— Ya he tenido suficiente, vendrás conmigo muchacho, si no quieres venir por las buenas, vendrás por las malas y a la fuerza — gruñó el mayor.
Inuyasha se revolcó e intentó rasguñar con sus garras pero inmediatamente fue inmovilizado por su padre, puso unas esposas en sus muñecas tras su espalda y lo siguió llevando tomado de la misma forma, sus piernas pataleaban en busca de tocar el suelo pero no hubo forma, la estatura de Inu No le superaba por mucho.
— Quédate quieto por una vez en tu vida —
— Maldición ¡¿A dónde diablos me llevas, viejo?! — preguntó mientras seguía forcejeando.
— Ya lo verás, Inuyasha — dijo serio pero suavemente el mayor, dejando muy intrigado al nombrado, pues su padre sólo le había hablado así cuando era un niño.
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Holi, holi, gente preciosa, ya sé que no he actualizado recientemente pero aquí les traigo este capítulo, el próximo será un poco más largo y será para el lunes, sin falta.
Les traigo una buena noticia; como ya terminé mi año lectivo (¡por fin!) y no tengo más clases hasta febrero del próximo año, estaré actualizando como normalmente lo hacía, Yeiiiiiiii 😁
En fin, espero les haya gustado el cap, dejen sus votos ⭐ y comentarios 💬 que los estaré leyendo.😉
Besos y abrazos😘
Cuídense
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