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"El tiempo es algo que no
podemos controlar, no
sabemos que ocurrirá con
nuestra vida pero podemos
vivir cada momento como
si fuera el último"

°§°§°§°

Dos años después...

Un muy cansado Inuyasha se encontraba sentado en un cojín, apoyando su espalda a la pared. Kagome también lo estaba, cuidar de un niño era agotador...

-Hoshi, duerme mi pequeño bebé-

Los dos jóvenes se habían casado y un año después decidieron tener un hijo, Kami los había bendecido con Hoshinki, un niño muy cariñoso e hiperctivo, pero apesar de eso ellos lo amaban mucho, era fruto del amor entre ellos dos.

Inuyasha miraba como Kagome trataba de dormir al cachorro, acostada de lado, manteniendo su peso en un brazo y con el otro dándole mimos al nene. Kagome y Hoshinki ahora era su familia, debía dejar en el pasado a su padre, a su madrastra y medio-hermano. Se acercó a ellos, dándole un beso en la frente a su compañera y una caricia al pequeñín, que le sonrió con sus encías y ojos somnolientos, acarició sus orejitas con cuidado de no dañarlo con sus garras, al poco rato se durmió. Miró con ternura a su cachorro y luego a Kagome, que sonreía con las mejillas sonrojadas y ojos cansados. Ambos dieron un bostezo y se abrazaron, Inuyasha los arropó a los tres con una manta, para luego ver a sus dos tesoros y caer lentamente en la tierra de los sueños.

°§°§°§°

Lejos de ahí, en el palacio del oeste, el General Perro, Inu No Taisho, se encontraba en una situación de depresión, su hijo no aparecía, hacia un año que él mismo salió a buscarlo pero pareciera que la tierra se lo hubiera tragado, ni siquiera una sola pista de él. En el reino, para todos los ciudadanos (conformados por demonios de bajo e intermedio estatus) la desaparición del príncipe había pasado a ser algo común, en parte sentían pena por su monarca pero ellos no podían hacer nada para cambiar la situación, sólo quedaba esperar a que los soldados encontraran algún rastro.

-Padre ¿Hay algún avance? -

-No -bufó -Sesshomaru, ve a patrullar las aldeas humanas más lejanas, debe estar en alguna parte. Puedo sentirlo -

Sesshomaru maldijo internamente, pero a regañadientes se retiró del salón, llevando consigo sus espadas y armadura. Mirando las cosas por otro lado, pensaba que era una excusa perfecta para salir, sonrió internamente recordando varios momentos mientras salía y empezaba a surcar el cielo azul.

Inu No Taisho por otro lado estaba peor, estaba entrando en un estado decadente, comía sólo lo que necesitaba pero su cuerpo no estaba satisfecho, Irasue trataba de hacerlo comer pero ni siquiera ella podía, estaba empezando hartarse.


-Inu No Taisho, Daiyokai de las tierras del Oeste, exijo que por favor te comportes como el rey que eres. No seguiré soportando éste acto de tu parte, si tanto quieres encontrar a tu hijo ¡Ve a buscarlo, en vez de estar aquí haciendo nada! -

Inu No miró a su mujer con ojos cansados, en parte la entendía, su actitud no era la mejor, Irasue tomó la mano de su marido y lo obligó a ponerse de pie, caminaron hacia el comedor dejando atrás el salón del trono, ésta vez ella misma le dio toda la comida del plato, obteniendo quejas a lo largo del proceso, pero logró su cometido.

La albina acomodó el traje de su esposo, le puso su coraza junto a su estóla y espada, Inu No le miró confundido.

-Ahora puedes irte -

-¿Qué? - balbuceó.

-Ya te dije ¡Vete! Tu hijo debe estar esperándote allá afuera, no te preocupes por el reino, yo me ocuparé de ello ¡Ahora ve! ¡Ve! -

Irasue parecía estar muy apurada por que su esposo se fuera, impaciente hasta cierto punto, pero Inu No ni se inmutó en prestarle atención y emprendió su viaje, ascendiendo a las nubes.

Irasue respiró profundamente y corrió hacia sus antiguos aposentos, ahí guardaba todas sus pertenencias valiosas, tomó una caja de terciopelo lila y la abrió, dentro una bola de cristal se mantenía en pulcras condiciones, era una esfera mágica, con ella podía ver lo que otros no, en algún tiempo Inu No le había prohibido usarla pero en este caso debía desobedecerle... y también debería haber hecho eso antes.

Tomó la esfera en sus manos y con todas sus fuerzas, extendió su poder demoníaco...

-Muéstrame a Inuyasha Taisho-

La esfera emitió una luz cegadora por un momento, luego dejó ver al joven, había cambiado mucho en un año y medio, se encontraba durmiendo plácidamente, otras dos figuras estaban a su lado pero no podía verlas claramente.

-Muéstrame donde está -

Ésta vez la esfera no mostró imagen alguna, haciendo bufar a la albina, pero al menos sabía que estaba vivo y al parecer en buenas condiciones. Sin nada más que hacer, guardo todo en su lugar y se retiró de la habitación, camino por el pasillo hasta la sala del trono, tomando asiento en el suyo propio, situado al lado derecho del de su marido, debía ocuparse de todos los asuntos atrasados que Inu No había dejado tirados.

°§°§°§°

Sesshomaru había dejado de lado la búsqueda de su hermano por su padre, que lo topó en medio camino y le ordenó regresar al palacio. Sin embargo decidió ir a ver a "esa" que lo hacía perder los estribos sin poder controlarlos, la aldea estaba algo lejana pero llegaría con ella.

°§°§°§°

-¡Kagome! -

-¿Rin? ¿Porque no me dijiste que vendrías? -

-Lo siento, pero tenía muchas ganas de ver al pequeñín- la ojiavellana acarició las peluditas orejas del cachorro, haciéndolo reír, al igual que Kagome que cargaba a Hoshi en su regazo.

Las dos jóvenes estaban sentadas bajo la sombra de un manzano, conversando de forma amena, Inuyasha mientras estaba cortando leña para el invierno que se aproximaba, Kagome y él habían trabajado mucho para mantenerse en esa pequeña choza a pesar de los constantes rechazos de los aldeanos, después de todo Kami los había bendecido a ambos con un pequeño retoño y le agradecía tanto por ello.

Limpió con el dorso de su mano el sudor que perlaba su frente, era suficiente por hoy, ya tenía una buena pila de leña y tal vez sería suficiente para pasar las frías temperaturas por las noches.

Caminó hacia su compañera, con su haori a medio poner y parte del torso al descubierto, el cabello que había crecido un poco; atado en un moño alto. Vio a su mujer junto con su prima jugando con su cachorro, esa simple escena le calentó el corazón y le recordó cuando tenía la edad de Hoshi y estaba bajo el cuidado de su padre.

Sacudió su cabeza, debía dejar el pasado atrás y vivir el presente, llegó con las dos mujeres y se sentó junto a Kagome, Hoshi al verlo gateo hacia él mientras enseñaba sus encías, tomó en brazos al nene.

-P-pá -

Los tres adultos se congelaron en sus lugares, con los ojos sumamente abiertos.

-¿O-oíste l-lo que dijo? -

Kagome lo miró entre incrédula y contenta.

-Te llamó. Te dijo papá -

-P-papá -

Inuyasha reaccionó y abrazó eufórico a su bebé, podía sentir sus ojos cristalinos por la alegría.

-Sí, Hoshi, soy papá -

El ambarino tomó a su esposa también, abrazándolos a los dos, al abrazo se les unió Rin, contenta por la feliz familia.

Fin








































































Nah mentira, ésta historia aún tiene mucho por delante jejeje

¿L@s asuste?
😈

Tengo muchos más capítulos que escribir, sólo quería hacer una pequeña broma jejeje.

En fin espero les guste el cap.

Bye Bye

Besos y abrazos 😘

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