10
"Hay momentos de gloria, de tristeza, de felicidad, de amor
y de desolación, pero recuerda
que son simples momentos que pasan por algo, no te aferres
a uno de ellos y vive
tu presente y
futuro"
°§°§°§°
Con toda tranquilidad, respiró el aire puro que el bosque le proporcionaba, al fin había llegado a su hogar, ahora era eso, su hogar, Kagome era su hogar, se había dado cuenta de todos los sentimientos que tenía por ella, estaba muy enamorado de su bella Kagome, no le importaba que fuera una humana después de que su raza le hubiera hecho tanto daño, ella le había demostrado que no sentía repulsión, odio ni nada por el estilo al verlo, ella le quería y él igualmente.
Abrió la puerta deslizable, después de haber limpiado su pies para no ensuciar el tatami que Kagome había aseado pulcramente. Vio que Kagome había terminado de hacer la hoguera para el fuego y habían unos edredones alrededor de ésta, aprovechó y se sentó en uno, dejando descansar su magullado cuerpo.
Un rato después, unos pasos se oyeron afuera y el olor de Kagome llegó a su nariz, el olor a vainilla y jazmín era su aroma natural a pesar de no usar fragancias como las mujeres del reino, la puerta fue deslizada y por ella entró la chica que hacía que su corazón latiera desbocado.
-¡Inuyasha! - le miró y corrió abrazarlo.
-Hola pequeña - pasó los brazos por su espalda descubierta, acariciandola con dulzura.
-Me alegra que hayas vuelto, te extrañé mucho- se separó, viendo sus ojos ámbarinos.
-Yo también, Kag ¿Que hiciste en estos cuatro días? -
-Bueno, fui a la aldea y mi prima Rin me vio, conversamos un poco y ella me hizo compañía por dos días, no podía quedarse mucho tiempo conmigo, oh y adivina -se levantó y vino corriendo con una canastita-Rin me ayudó a conseguir un poco de pan, está casi fresco-
Inuyasha sonrió, la pequeña Kagome se veía muy contenta, seguramente durante su esclavitud nunca vio alimento fresco o un pedazo de pan, gruñó internamente al imaginar todo lo que su amada sufrió.
-Yo también tengo algo que enseñarte, toma - puso los sacos enfrente de ella.
Con curiosidad Kagome abrió uno y empezó a escarbar, sacando las finas telas junto con los futones y kimonos.
-Oh Inuyasha ¡Son preciosas! Los futones son muy suaves y cómodos, pero... ¿De dónde has sacado ésto? -
-Viaje al reino del oeste, allí son comunes las telas y kimonos finos... -
-Pero Inuyasha, si son telas del reino, eso significa que son extremadamente caras... ¿Cómo pudiste comprarlas? -
-Me las han regalado- se las apañó un poco nervioso.
Kagome le miró rara, pero siguió mirando las telas y sacando las demás cosas, Inuyasha se maldijo mentalmente, no quería mentirle a su Kagome, ella confiaba plenamente en él, no debía ocultarle su origen, tarde o temprano tendría que decirle que pertenecía a la realeza, que era el príncipe menor del gran Youkai Inu No Taisho.
-Kagome- tomó sus manos juntandolas con la suyas.
-¿Sí? -
-Casate conmigo-
°§°§°§°
La chica aún permanecía estática, admirando las orbes doradas como el sol, Sesshomaru tampoco apartó la mirada, por alguna razón sintió calidez en su pecho, esa humana había cautivado su atención y tal vez algo más.
-D-disculpe ¿S-se encuentra b-bien? - trató de ocultar su nerviosismo, haciendo esa pregunta al ver el estado de hombre.
-Vete, humana-
La pelicafé dejó con cuidado las ramas en el suelo bien apiladas e inesperadamente salió corriendo, el Youkai cerró sus ojos nuevamente pero al rato los abrió, la chica estaba prácticamente a su lado con varias cosas en sus manos.
-Ignorante-
Ella sólo le ignoró y como si fuera poco, ella le tocó, con sus manos revisó la manga del kimono, que estaba un poco ensangrentada, pero antes de que pudiera revisar la herida fue empujada por el Youkai.
Sesshomaru miró a la chica, a su parecer insolente ¿Cómo osaba tan siquiera a tocarle? Él era el gran Lord Sesshomaru, el más poderoso Daiyoukai del Oeste ¿A caso no sabía quién era?
-¡Oye! Estoy tratando de ayudarte ¿Quieres al menos poner de tu parte? -
-Déjame en paz, humana-
Ella le hizo caso omiso y volvió a tomarle del brazo, revisando la herida pero las hombreras de su armadura se lo impedían.
-¿Podrías quitarte la armadura? No podré curarte así-
-Te dije que me dejaras en paz, vete a tu aldea -
-¡Y yo dije que te curaré! ¡Así que por favor, quítate la armadura! - le miró fijamente a los ojos.
Sesshomaru por alguna razón no pudo sostenerle la mirada, a regañadientes y gruñidos hizo lo que le pidió, poniendo la coraza a su lado. Ella sonrió satisfecha y empezó a curar la herida, le despojó del kimono, dejando expuesto totalmente el brazo izquierdo, vertió un poco de agua para quitar la sangre seca y puso una pasta hecha de hierbas molidas, luego le bendó el brazo y cosió la tela, dejándola como nueva.
-¿Cómo se llama, señor? - preguntó inocentemente.
-Eso no debería de importarte- ella le miró con mala cara, suspiró pesadamente- Sesshomaru -
-Bien, Señor Sesshomaru, mi nombre es Rin-
Sesshomaru le miró de reojo, estaba muy concentrada colocándole la manga del kimono y sujetando bien las tiras para cerrar la vestimenta, Rin le pareció una humana como cualquier otra pero ahora veía que la mujer tenía carácter, era valiente, le agradaba, se abofeteo mentalmente, él era un Youkai, despreciaba a los humanos, eran débiles, repugnantes y... Hermosos, fue su pensamiento al ver los ojos avellana de Rin.
°§°§°§°
Mientras tanto, en el palacio, Inu No Taisho ya no cabía entre tanta angustia, estaba histérico, sus soldados eran unos inútiles, lo habían perdido nuevamente. Irasue lo miraba desde la puerta del despacho, ya no podía hacer nada más con su esposo sólo verlo y desear que Kami lo cuidara, en salud y mente, junto con Inuyasha, que a pesar de no ser su hijo biológico lo quería cómo a uno.
Inu No, caminó rápidamente hacia la entrada del palacio mientras colocaba a su espada Sounga en su cintura, su capa de pelaje blanco estaba puesta en su armadura, cayendo por su espalda, la coraza estaba bien puesta y sujeta a sus vestimentas, ahora se haría cargo del asunto, iría él mismo a buscar a Inuyasha.
-¡Señor! ¡Señor! -
-¡Mi señor! ¡¿A dónde va?! -
-¡¡SEÑOR!! -
Los llamados de todos sus sirvientes y soldados no le detuvieron, estaba con total determinación a encontrar a su hijo, su cachorro estaba perdido en algún lugar de las tierras lejanas.
°§°§°§°
Bueno, ya supimos quien era la chica y por lo visto a Sesshomaru le guta 😆, en el próximo capítulo veremos que pasa con ellos y tal vez, la respuesta de Kagome😉.
Besos y abrazos 😘
¡Sayonara!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro