01
Sana POV
──Es la niña más hermosa del mundo, ¿A que sí?
Sonreí, recostándome sobre el pecho de Tzuyu y sintiendo mi corazón hincharse de felicidad, pero sin despegar los ojos de mi hija.
Minju se removió en mis brazos, y apoyó una de sus diminutas manitas justo por encima de mi pecho izquierdo.
Tzuyu me rodeó con sus brazos, acariciando la mano de Minju con tanto amor, que se me llenaron los ojos de lágrimas.
──Lo es. Es preciosa.──Respondí, y Tzuyu enterró su rostro en mi cuello, besándome allí, en mi punto débil.
──Vamos a la cama, amor.──Me estremecí.
Un año y medio habían pasado ya desde que la conocí, pero la electricidad que recorría mi cuerpo cada vez que la tocaba, o siquiera escuchaba su voz, no había menguado ni un poquito.
Me incliné para depositar a mi pequeña en su cuna, y Tzuyu besó su frente antes de tomar mi mano y llevarme fuera de la habitación.
──Cielos, cuánto te extrañé.──Susurré un segundo antes de que me tomara en brazos, cargándome como una novia.
──No más de lo que yo te extrañé a ti.──Susurró, volviendo a besarme en los labios.
Suspiré.
Cuatro semanas alejada de ella eran demasiado.
En cuanto volví a sentirla allí, junto a mí, fue como si las nubes se hubieran despejado.
Volvía a estar en casa. Sana y salva.
Reí tontamente cuando reboté sobre la cama, y Tzuyu trepó sobre mí, sonriendo como una depredadora.
──Voy a hacerte el amor hasta que no puedas hacer otra cosa que gritar mi nombre.──Susurró amenazantemente, para luego romper mi camisa, haciendo saltar los botones por toda la cama.
La miré con la boca abierta.
──¡Tzuyu! ──¡Esa camisa era nueva! Golpeé su hombro juguetonamente.
──Sí, cariño, ese es mi nombre.──Rodé los ojos mientras ella se inclinaba, besando la parte superior de mis pechos con adoración.
──Mi mujer de las cavernas... ──Suspiré, y lo sentí sonreír contra mi piel.
──Te amo, pequeña.──Murmuró, y volví a estremecerme.
──Te amo, nena.──Susurré, justo antes de perderme en ella.
──────────────────────── ♡︎
──¿Tzuyu?
──Mmh.──Enterré mi rostro en su pecho, y me levanté para mirarla a la cara.
Sus ojos marrones, brillantes y rebosantes de placer me devolvieron la mirada, y con un suspiro, volví a intentarlo.
──¿Alguna vez lo dejarás?──Arqueó una ceja y yo suspiré. Ella sabía de qué estaba hablando.──Ya sabes, la... La mafia.
Mi azabache frunció el ceño, y se levantó de la cama en un rápido movimiento.
──Ya habíamos hablado de eso.──Refunfuñó, poniéndose de pie y caminando hacia el cuarto de baño.
Enfadada, me dejé caer sobre la cama.
──Lo sé, pero no pararé de preguntártelo hasta que no me respondas lo que quiero oír.──Lo sentí bufar antes de cerrar la puerta, y me giré, quedando de costado y de espaldas a la puerta por la que ella había desaparecido.
──¿Por qué insistes tanto en lo mismo?
Respondí un par de minutos más tarde, cuando estuve segura de que el nudo que sentía en la garganta no me impediría hablar.
──Porque tengo miedo.
No recibí respuesta, y me cubrí con las mantas, haciéndome un ovillo en el enorme colchón.
¿Por qué era tan importante para ella? ¿De verdad sería tan imposible abandonar aquel oscuro mundo?
Cada vez que la veía irse, mi corazón se paralizaba.
¿Y si algún día de estos no volvía? Era una opción, siempre lo tuve presente.
Pero sólo imaginarme mi vida sin Tzuyu me provocaba tanto dolor que desechaba aquella horrible idea de mi mente.
──Tú y Minju están perfectamente a salvo, sabes que me he encargado de eso.──No la había sentido acercarse, y salté cuando susurró en mi oído.
Tzuyu se acostó detrás de mí, y rodeó mi cintura con sus brazos antes de estrecharme entre sus brazos.
──¿Y qué hay de ti?
──Sana...
──Olvídalo.──Intenté apartar su brazo de mi cintura, pero era demasiado fuerte.──Suéltame.
──No.──Su voz sonaba demasiado tranquila para mi enojo, y bufé.──Tranquilízate.
──Suéltame.
──No. Nena, sabes que hago todo lo posible para mantenerme a salvo.
──Eso no es cierto.
──Sí, lo es. Lo ha sido desde que te conocí. No soporto la idea de dejarte sola. Ni a ti, ni a MinMin.
──Entonces déjalo.
──No puedo... Sana, esto es todo lo que sé hacer.
──No, no lo es. Eres inteligente, y has estudiado en la Universidad, podrías perfectamente dedicarte a cualquier otra cosa.
──Sana...
──Olvídalo.
No intenté apartarme de ella, pero seguí dura como una estatua entre sus brazos.
Tzuyu resopló, apoyando su frente en mi espalda, entre mis omóplatos.
──No te pido que lo entiendas, Sana. Sólo...acéptalo.
──No me pidas que lo haga. Nunca lo haré.
──¿Por qué eres tan terca?
──Dime, ¿Qué sentirías tú si yo saliera todos los días por esa puerta, dispuesta a seguir con algo que no hace más que ponerme en peligro, sabiendo que cualquier día podría morir allí afuera?
──No te dejaría hacerlo.
──¡Eres una hipócrita!
──No es lo mismo. Tú...Tú eres delicada, y no estás hecha para ese tipo de cosas.
──¿Me estás llamando débil?
──¡Claro que no! Mierda, Sana.──Tzuyu me estrechó más fuerte.──No eres para nada débil. No tiene nada que ver con eso.
──Sí, claro.──Murmuré sarcásticamente, rodando los ojos.
──Cariño...
──Déjalo.
──Sana, no.
──Tzuyu, estoy cansada. Hace cuatro semanas que no duermo más que un par de horas por noches. No quiero hablar más, ¿Bien?
──¿Por qué no duermes bien?──Frustrada, me giré, sólo para echarle una mirada de "¿En serio, idiota?". Tzuyu suspiró.──No deberías preocuparte tanto por mí.
──Como si tuviera elección.
──Sana...
──Basta.
La imaginé frunciendo el ceño y apretando los dientes a mi espalda, pero no le di importancia y cerré los ojos, dispuesta a dormir.
A pesar del silencio, y de estar rodeada por los brazos de la mujer que más amaba en el mundo, el sueño no me alcanzó hasta bien entrada la noche.
──────────────────────── ♡︎
Tzuyu POV
Me removí inquieta en la cama, y abrí los ojos con lentitud cuando un fuerte llanto me despertó.
Eché un vistazo a mi castaña, durmiendo plácidamente a mi lado, y me puse de pie, caminando hacia la habitación de al lado.
Eran las siete y veintidós minutos, y mi madrugadora princesa ya estaba chillando desde su corral.
Con una sonrisa, la tomé en brazos, y Minju se calmó inmediatamente, mirándome con aquellos preciosos ojos chocolate, que tanto se parecían a los de su madre.
──Buenos días, pequeña chillona.──Susurré, acariciando sus mejillas con suavidad.
Era tan pequeña, tan delicada. Y tan hermosa.
Era mi hija. Y ella junto a su madre eran mi mundo entero.
Había hecho todo lo que tenía a mi mano para garantizar su seguridad, y no me importaba cuánto Sana repitiera que era exagerada, ninguna medida era exagerada cuando se trataba de su bien estar.
Pero mi castaña seguía teniendo dudas. Tenía miedo.
Me lo había dicho la noche anterior.
Quería que dejara la mafia.
¿Cómo podría hacerlo?
Eso era todo lo que conocía. Lo único que sabía hacer.
Era una maldita asesina y ladrona que no merecía absolutamente nada de lo que tenía, pero no me importaba.
¿Cómo podría cambiar lo que era? ¿Cómo podría renunciar a algo que estaba tan dentro mío que ya formaba parte de mi ser?
Inspiré hondo, volviendo al presente cuando mi niña volvió a llorar en mis brazos.
Haría cualquier cosa por ellas.
Pero no podía imaginarme otra forma de vivir.
No podía imaginarme una salida.
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