~•5•~
"Desde que tenia memoria había amado a Sesshomaru, ella era una simple youkai que venía del Este, su familia no eran los Lord pero aún así eran respetados por ser Youkai sangre pura.
Recordaba tan bien el día que lo conoció, cuando al fin tuvo la edad apropiada para buscar marido él estaba allí con Irazue y Toga, quienes eran amigos de sus padres, no habían cruzado palabra alguna, pero el ver como despreciaba a los humanos, igual que ella le encantó, formando así una adicción hacia el peliplata.
Tres años después de aquella fiesta pudo viajar al Oeste, inventó la excusa que iba por diplomacia, para ver en que se podían beneficiar unas tierras con las otras, Sesshomaru la recibió con cortesía como se le inculcó de pequeño, pero jamás la miró más allá, ante sus ojos, ella no era deseable como mujer.
Por todos los medios trató de hacerse notar, usar kimonos elegantes, llamativos, provocativos, pero nada servía, una tarde decidió seguirlo, saber el por qué prefería irse a pasar una agradable velada con ella, y ahí fue que lo vio, su adorado demonio, besando y manoseando a una despreciable humana, y que peor, una sacerdotisa."
Shizuka calmó su respiración, no podía estallar simplemente contra Sesshomaru, podía matarla si así lo deseaba y todo su plan se iría al carajo, estando tan cerca de tenerlo solo para ella, solo debía deshacerse de aquella humana y el engendro que ambos tenían.
Kagome fue llevada a las habitaciones de concubinas después de darle azotes por petición de Sesshomaru, en su camino logró ver a un niño, lo vio de pies a cabeza pero no dijo o hizo nada, su mente sólo trataba de calmarla diciendo pronto pasaría el dolor.
Fue tirada sin delicadeza al futon, su espalda ardía, lloró en silencio, no podría curarse a sí misma, ayudar a Shippo y Seichi a escapar se llevó parte de su energía, sin contar los días que Sesshomaru abusaba de ella, necesitaba resistir y también usaba energía en ello, ahora con tan poca, solo le quedaba dormir y rogar morir o verse en ese infierno en vida.
•••
Fue despertada por un balde de agua fría, gritó ante el dolor que eso causaba, pasó la mano por sus ojos para quitar el exceso de agua, Shizuka la miraba desde arriba enojada.
-Pruebalo- dijo tirando el balde a algún lugar- demuestra que mi Sesshomaru te marcó.
Kagome con sus manos temblorosas movió parte de su haori, mostrando la bien formada luna menguante entre el hombro y clavícula.
-Imposible, él no lo haría- retrocedió queriendo convencerce a si misma con sus palabras- ¿por qué?
-Porque nos amábamos- recibió una patada en sus costillas- puedes... golpearme...eso no cambiará na-nada.
-Necesito deshacerme de ti- se agachó tomándola del cabello- tu y ese mocoso que hicieron son lo único que se interpone en nuestro amor.
-No toques...a-a mi hijo- dijo enojada- si lo haces...
-¿Que harás? Sesshomaru no está de tu lado, ya no- se carcajea, la suelta con fuerza y limpia sus manos- no importa, así como va, él mismo te matará, pero jamás despertara de mi control.
-¿Control?- repite acomodándose en el suelo para verla bien- ¿que le has hecho?
-Le abrí los ojos- sonrió acomodando su ropa- jamás volverá a ti, a menos que...- Kagome quedó expectantes a lo que diría, haría cualquier cosa por tener al Sesshomaru de antes, Shizuka mostró una sonrisa de oreja a oreja- te mates frente a él, pero sabemos que no te dejará, preferirá matarte con sus manos y eso no romperá el hechizo.
-¿Por qué?- necesita saberlo todo para idear un plan- ¿por qué solo debe despertar si me mato yo sola?
-Es complicado- comenzó a decir, no le importaba contarle ya, después de todo, dudaba que ella hiciera algo- verás, solo controlo sus pensamientos hacia ti, lo que antes era amor ahora es ira, pero verte morir por tus propias manos, despertaría ese lado razonable en él y todo mi plan se iría al carajo.
Se fue riendo, Kagome buscó un cambio de ropa, agradecía que las antiguas concubinas dejaran ropa, su cuerpo aún dolía, debía moverse muy lento o estaba segura sus heridas se abrirían.
¿Que haría? Si le contaba a Sesshomaru no le creería, podría incluso mandar nuevamente a darle azotes, se puso un kimono azul, dejó su ropa en algún lugar, de nada servía lavarla o dejarla secar, ya estaba en muy mal estado, lo mejor era tirarla.
Se acercó al futon que estaba cerca de una ventana, apoyó su cabeza para después cerrar los ojos, su traicionera mente le hizo revivir la noche de ayer, tocó su marca, aquella misma que ardía con cada entrega que tuvieron, lo que un día fue una marca de amor, ahora para ella era solo una horrenda maldición.
•••
Tenía poca comida, habían bajado sus raciones, se permitía comer un trozo de pan, una manzana y agua, pero eso no alcanzaba para dos meses, había días que no comía, prefería dormir, así sentía menos hambre.
-Oye...- escuchó el suave llamado de un niño, abrió los ojos y miró hacia el mismo lugar por donde escapaba Seichi, un pequeño la miraba desde allí, ojos azules, cabello plateado con un mechón azul, aun con dolor se acercó, debía ser su hijo- ¿Tienes hambre? Tengo carne.
El niño sacó de su ropa carne recién preparada envuelta muy cuidadosamente en papel, la tomó sin despegar su vista del pequeño, era el mismo que vio cuando la traían después del castigo.
-¿Como...te llamas?- necesitaba saber que nombre le dio, pues jamás le permitió escoger alguno, de hecho, recordar la etapa de su embarazo era doloroso- yo soy Kagome.
-Soy Fuyuhiko Taisho- se presentó con una linda sonrisa, tenía las mismas líneas magenta y luna, de ella solo tenía sus ojos y tono de piel- te traeré comida siempre que pueda.
-No, Sesshomaru se molestará- le preocupaba que tomara alguna drástica medida contra él- gracias por esto, lo esconderé y comeré de poco.
-Esta bien, padre jamás me nota- ver su mirada triste dolía, quería abrazarlo, llenarlo de besos y amor como tanto deseó estos años- dice que le recuerdo a mi madre.
Necesitaba de algún modo golpear a Sesshomaru, si pudiera purificarlo, lo haría de manera tan lenta, para que sufriera el mismo dolor qué ellos, pero aquella marca le impedía dañarlo, estaba ahí para controlar a la hembra, pero no a él.
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