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Pov becky
− ¿¡Quién mierda es!? - el grito de Looknam terminó de despabilarme, y corrí lo más rápido que pude hacia el primer piso de mi nueva casa mientras me ataba el cinturón de la bata con manos temblorosas.
En cuanto llegué al recibidor, me encontré con la espalda de looknam, mientras ella observaba por la mirilla con el ceño fruncido. Echándose un vistazo rápido al reloj de pared comprobé que recién eran las seis de la mañana.
− ¿Qué haces aquí oey ? - masculló Looknam cuando abrió la puerta, y miré de arriba abajo a la amiga y socia de freen.
Estaba agitada, desarreglada y asustada. Un estremecimiento de alarma me recorrió entera.
− Hay problemas - dijo simplemente, y por la mirada desenfocada que tenía, supe que algo andaba realmente mal.
Siete minutos más tarde, Baitoey ya estaba sentada en el sillón de la sala con un café en la mano, mientras yo arrullaba a sarah en mis brazos, que había comenzado a llorar por todo el barullo.
− Necesitamos información clara Baitoey, así que deja de jadear, ¡Y habla de una maldita vez! - looknam esta fuera de sí, caminando de lado a lado en la habitación, mientras se pasaba las manos por el cabello nerviosamente.
− freen me ofreció dejarme todos sus negocios ahora que se estaba saliendo de la mafia. Lo rechacé - comenzó mientras inspiraba hondo - En las últimas semanas todo ha sido un desastre con lo que está haciendo. Despidió a todos sus guardaespaldas excepto a los que están aquí ahora, ha desbaratados miles de negocios y se ha ganado una buena cantidad de enemigos. Habíamos estado hablando ella, noey y yo en un restaurante ayer por la noche, y allí le dije que debería tener más cuidado, pero ustedes saben lo terca que es... - sacudió la cabeza lentamente, y yo estuve a punto de sufrir un colapso nervioso.
− ¡Dime de una buena vez qué le sucedió a mi novia!
− La secuestraron, Rebecca- susurró Baitoey lentamente - A ella y a noey, las secuestraron ayer al salir del restaurante. Kia se contactó conmigo a la madrugada para hacer que le pasara el dinero de freen a su cuenta bancaria. Piensa asesinarla, pero no creo que sea pronto.
Cerrando los ojos con fuerza, me dejé caer sobre el sillón de un cuerpo frente a ella, y Looknam se cubrió el rostro con ambas manos.
− Es mi culpa - susurré, estrechando a mi hija más fuerte contra mi cuerpo.
− ¿Tú culpa? ¿De qué hablas Rebecca? - Baitoey me observó como si repentinamente me hubiera salido un tercer ojo en medio de la frente.
− Si yo no le hubiese pedido que se saliera, nada de esto hubiera sucedido, nada.
− Hubiera ocurrido tarde o temprano becca. Esto no es culpa de nadie.
− ¿Gajes del oficio? - mascullé amargamente, mientras bajaba la cabeza y besaba la mejilla de mi nuevamente dormida hija.
Looknam suspiró, y se sentó junto a Baitoey.
− ¿Qué podemos hacer?
− No mucho. Prácticamente, yo y tres tipos que están protegiéndolas allá afuera somos los únicos empleados que le quedan a freen. No somos nada en comparación a todo lo que tiene kia.
− Debemos sacarlas de allí - susurré, con la vista perdida en algún punto fijo, y noté la mirada de Baitoey fija en mí.
− Es prácticamente imposible, Rebecca.
− ¡Van a asesinarlas! - exclamé.
− No voy a permitir que eso suceda sin antes dar batalla. Este hijo de puta se metió en mi vida como un maldito tornado y no voy a dejar que se vaya así como si nada. No lo hará.
Looknam sonrió brevemente.
− Estaba pensando exactamente lo mismo - comenzó a negar lentamente con la cabeza, bajo la mirada aterrada de Baitoey - No les sucederá nada. También nos tienen a nosotras...
− Chicas, lamento tener que decirles esto, pero ustedes dos no podrían hacer absolutamente nada en contra de toda una organización mafiosa.
− Yo soy la esposa de una mafiosa muy peligrosa, y la amiga de otra todavía más temida. Merezco algo del crédito.
− Podemos intentarlo - mascullé, mientras en mi cabeza ya se comenzaba a formar un plan - Dinos que sabes cobre kia.
− Chicas, no...
− Baitoey, habla ¡Ya! - enfaticé, mirándola a los ojos, y ella suspiró pesadamente antes de comenzar a hablar.
Pov freen
Abrí los ojos lentamente, frunciendo el ceño ante la incómoda luz blanca que apuntaba directamente a mis ojos.
− Al fin despiertas, Sarocha.
Intenté mover mis manos, solo para encontrarme con que las tenía atadas detrás de una silla. La luz provenía de una lámpara apuntándome frente a mi rostro.
− ¿Por qué carajo no sacas esa lámpara de mi rostro? No necesitas ser tan dramático, Anurak.
La carcajada seca de mi antiguo socio llenó la pequeña habitación, y la lámpara por fin se movió, dejándome parpadear y enfocar tranquila.
Era un cuarto pequeño y lleno de humedad, estaba sentada sobre una destartalada silla de madera, y frente a mí una mesa y una lámpara eran el único mobiliario del lugar. Anurak Kia estaba parado frente a mí, con los brazos cruzados y una sonrisita estúpida en el rostro.
− Dime una cosa Sarocha, ¿qué mierda se te cruzó por la cabeza al hacer lo que hiciste?
− Quién sabe - mascullé, y probé el salado sabor de la sangre cuando su puño se estrelló contra mi mejilla con fuerza.
− ¿¡Tienes idea de cuántos millones me hiciste perder por tu maldita salida, hija de perra!? - Oh, bien, ahora se había enojado. Estampó ambas manos sobre el escritorio y se acercó a mí tanto que podía sentir su respiración contra mi rostro - Respóndeme, idiota.
− Siempre supe que había algo raro en ti hacia mí Kia, pero debo advertirte que yo sí sigo siendo homosexual - mascullé, odiando que estuviera tan cerca de mi rostro.
Otro golpe, solté una carcajada.
− Idiota
Se alejó de mí, y me observó con rabia.
− Voy a hacerte sufrir Sarocha, quizás a kamon la mate más rápido, pero a ti... Te haré sufrir como a la hija de puta que eres.
− Suena interesante - susurré mientras lo veía alejarse hacia la puerta de metal en la otra esquina de la habitación.
− Ahora, me iré a visitar a mis putas mientras tú te quedas aquí, pudriéndote como un gusano - masculló, y cerró la puerta con fuerza.
Eché la cabeza hacia atrás, suspirando.
Pobres muchachas las que tuvieran que ejercer para ese estúpido.
Pov becky
− No puedo creer que vallamos a ser las putas de kia - mascullé, asqueada, mientras me miraba en el espejo.
− No tenemos otra forma de entrar en su vida. Lo único que Baitoey sabía sobre él es que visita este club todos los viernes y le paga a un par de chicas para llevárselas a casa. Espero que se interese en nosotras - susurró mientras se acomodaba los senos dentro de aquel minúsculo brasier.
Luego de dejar a sarah al cuidado de mind un par de horas atrás, Looknam y yo habíamos conducido hasta aquel horrible club de strippers en Bangkok, y tuvimos que rogar al tipo de la puerta para que nos dejase entrar.
Finalmente, luego de algo así como una hora en la cual la encargada nos miró de arriba abajo y nos preguntó cerca de cinco veces si de verdad queríamos trabajar allí, nos dejaron entrar, y nos dieron un traje. Si es que se podía llamar traje a esos dos pedazos de tela roja con brillos.
Lucía como una total prostituta. Y eso sería esta noche. La prostituta del enemigo de mi novia. No pude evitar soltar una risita.
Freen se iba a enojar, mucho.
Cuando salimos fuera del baño, inspiré hondo, pensando que posiblemente yo hubiera terminado en un lugar como aquel en contra de mi voluntad si freen no hubiese aparecido en mi vida.
Momentáneamente sentí asco de todo aquello, pero mirando a Looknam, quien asintió e inspiró hondo, decidí que aquello era lo que debía hacer.
Salvar a mi mujer. Y luego darle un buen golpe por ser una idiota.
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