Tzuyu POV

──Haz algo para que deje de gritar.──Mascullé, sin aminorar mi paso hacia el elevador.

──¡Señora, debo insistir en que no puede entrar al hotel sin identificarse!──Le eché una mirada hastiada a Sooyoung, que rodó los ojos y se giró para interceptar al molesto gerente del hotel, que venía detrás de nosotros cinco, protestando.

Sin esperarlo, subí al elevador seguido de mis otros tres hombres.

──¿Hay gente en las escaleras?

──Sí, señora, también enviamos algunos al techo, todo está cubierto, no tiene a dónde escapar.

──Perfecto.──Susurré, tomando entre mis manos las dos armas que llevaba escondidas dentro del traje.

Las puertas del ascensor se abrieron en el piso diez del hotel, y salí del ascensor caminando con decisión hacia la habitación 129.

Había un solo guardia en la puerta, escuchando música con un par de auriculares y mirando hacia otro lado.

Kihyun se apresuró a adelantárseme y golpearlo en la cabeza con la culata de la pistola una sola vez. Calló como un peso muerto sobre la alfombra verde, y asentí en dirección a la puerta.

Kihyun golpeó una vez, y luego de un minuto y medio, alguien comenzó a abrir la puerta.

──¿Qué mierda suce...?

Doh Kyungsoo nos observó durante un par de segundos, antes de intentar voltearse y volver a entrar en la habitación a toda velocidad.

Fui la primera en adelantarme y tomar su cabeza con una mano, mientras lo apuntaba con la otra.

──No, no, Doh, no corras como el maricón que eres.

Él se revolvió en mis brazos, gruñendo e insultando mientras era empujado dentro de la habitación.

──Lárgate de aquí.──Una muchacha de unos veinte años, rubia y desnuda sobre la cama, temblaba sin control, y levanté un brazo en dirección a la puerta para dejar claras mis intenciones.──Largo.

La chica no tardó ni dos segundos en irse corriendo, arrastrando una sábana tras ella, mientras mis hombres se encargaban de atar a Kyungsoo sobre una silla de madera que descansaba en el centro de la habitación.

──Bueno, bueno, Kyungsoo... ──Me senté tranquilamente en una silla frente a él, mientras lo veía fulminarme con la mirada, temblando de rabia.

──¡Suéltame, hija de perra!

──No hasta que sepa lo que he venido a averiguar. ¿Porqué mierda me atacaste la otra noche?

──Vete a la mierda.

Rodé los ojos y me incliné hacia adelante, apoyando mis codos sobre mis rodillas.

──Te daré una segunda oportunidad. Dime porqué lo hiciste, y puede que salgas vivo de aquí.

Kyungsoo volvió a forcejear contra las ataduras y luego me miró con más odio todavía.

──Fue por Minseok.

──¿Minseok?──Fruncí el ceño.──¿Qué mierda tiene que ver ese hijo de puta aquí?

──Minseok era mucho más astuto e inteligente de lo que tú nunca serás, Chou.

──¿De verdad?──Arqueé una ceja, divertido.──¿Entonces, porqué él está a tres metros bajo tierra y yo estoy aquí?──Doh volvió a revolverse, insultándome. Bufé. ──Doh, me estás aburriendo, y créeme que eso no es algo bueno para ti, porque en cuanto me canses y decida marcharme, este amigo mío de aquí.──Levanté mi pistola, señalando a Yeonjun, otro de mis hombres.──Va a volarte la cabeza de un tiro. Así que más te vale hablar claro y rápido. No estoy para juegos.

Kyungsoo inspiró hondo, intentando fingir que mis palabras no lo alteraban, pero sabía que ese cabrón le temía tanto a la muerte que haría cualquier cosa para lograr seguir con vida.

──Minseok estaba conmigo. Él iba a darme todos sus negocios cuando se retirara, todo. Y luego apareciste tú y lo arruinaste todo, ¡Maldita hija de perra! Kim Minseok fue mi mentor, él me llevó hasta donde estoy ahora, y te mereces pagar por lo que le has hecho.

Rodé los ojos.

──Venganza, ¿Eso fue todo?

──Arruinaste mi jodido negocio, Chou, y te haré pagar por eso.

Abrí los ojos con fingido terror.

──Diablos, que miedo.──Me puse de pie, agotada.──Déjenlo con vida. Esta rata ni siquiera vale una bala.

Me giré para marcharme, y no llegué a dar tres pasos cuando Kyungsoo volvió a abrir la boca.

──¡¿Sabes lo que me contó el único de mis hombres que salió vivo aquella noche, Chou?! ¡Qué todavía te sigues tirando a esa prostituta que te regalé, y no solo eso, sino que la llevaste a una cita! ¡¿Estás saliendo con esa puta, Chou?!──Doh soltó una carcajada seca, y ni siquiera me giré a mirarlo.

──Elimínenlo.

Dos tiros resonaron en el aire mientras salía caminando de la habitación 129.

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Sana POV

──Oh, gracias.──Volví a sonreírle a Roseanne cuando alejó una silla de la mesa para permitirme sentarme, y ocupé el lugar. Ella se sentó frente a mí, devolviéndome la sonrisa.

Así había sido todo el camino hasta aquel pequeño y acogedor restaurante.

Un par de sonrisas, algunas forzadas, otras no, y comentarios vacíos sobre el clima.

──¿Te gusta el lugar?

──Es adorable.──Respondí mientras frotaba mis manos sobre mi regazo.

Ese día estaba especialmente frío, y el suéter beige que llevaba poco ayudaba a contrarrestar el frío. Gracias al cielo, dentro del restaurante el ambiente era cálido.

──Tú pide lo que quieras, yo invito.──Asentí con la cabeza, recordándome no borrar la sonrisa del rostro, mientras hojeaba la carta.

Quince minutos después, nuestras órdenes ya habían sido pedidas, y observé a Roseanne esperando a que algún tema de conversación surja.

──Así que... ¿Siempre fuiste una madre soltera? Quiero decir, ¿Desde que Minju nació?

Inspiré hondo.

──No, en realidad, esto es algo que debo decirte Roseanne, yo... Nunca fui una madre soltera. En realidad, es todo lo contrario. Tzuyu, la madre de Minju, es la mejor madre que hubiera podido pedir para mi hija. Nunca estuve sola con ella.

──Pero no estás con ella...

──Sí lo estoy.

Roseanne frunció levemente el entrecejo, confundida.

──¿Entonces qué haces viviendo sola en Castle Combe?

Dudé un segundo antes de hablar.

──Sucedieron... Cosas. Me vi obligada a apartarme de ella por algún tiempo, pero no será mucho, o eso espero.──Terminé mascullando.──Yo... Quiero que nosotras seamos amigas, Roseanne. Porque mi amistad es todo lo que puedo ofrecerte. Tzuyu es... La única a la cual podría querer.

Una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de mi compañera, y asintió mientras se mordía el labio inferior, asimilando mis palabras.

──No voy a decirte que no estoy decepcionada, porque es evidente que esperaba poder llegar a otro lado contigo, Sana, pero lo entiendo. Y sí, me interesa su oferta, señorita Minatozaki, eso de la amistad... ──Terminó en un tono sumamente profesional, y no pude evitar soltar una carcajada.

──Gracias por entenderlo, Roseanne.

Ella sólo me sonrió, y la charla siguió adelante.

Conversar con Roseanne era algo sumamente fácil, siempre tenía comentarios acerca de todo, y era elegantemente chistosa.

La cena fue muy amena, y a eso de las once de la noche, el restaurante estaba semi vacío.

Nosotras estábamos sentados en una de las mesas del centro, y de la mitad del salón que estaba frente a mí, sólo dos mesas estaban ocupadas.

──Señorita.──Ambas alzamos la mirada cuando la camarera se acercó a nosotros y se paró junto a mí, algo incómoda y sosteniendo una copa en su mano.──Esto se lo envían a usted.

──Debes haber un error.──Observé el martini de fresa que la chica dejó frente a mí. Era mi trago preferido.

──No ha habido ningún error, la señora de allí insistió en que se lo traiga.

Frunciendo el ceño, me giré hacia donde su mirada indicaba, a una mesa a mi espalda, y el aliento se me atascó en la garganta.

En una mesa contra la pared, muy alejada de la mía, Chou Tzuyu me miraba con frialdad.

Abrí y cerré la boca un par de veces, sin saber qué demonios hacer.

──¿Tienes idea de quién es?──Fue Roseanne quien habló, pero no le respondí, estaba muy ocupada en seguir observando a la figura de mi novia, que ahora se ponía de pie, tomaba su chaqueta y se largaba de allí.

¿Porqué estaba aquí? ¿Porqué habrá echo eso? Si ni siquiera se iba a acercar a hablarme, ¿Por qué me mando ese trago? ¿Para qué supiera que me estaba viendo?

Enfadada, me puse de pie de un salto.

──Roseanne, lo siento muchísimo, pero debo irme.

──Espera, Sana.──Roseanne también se puso de pie, observándome con el ceño fruncido mientras caminaba hacia la puerta como una tromba.

──Lo siento, Roseanne, fue una noche increíble, pero debo irme, ¡Buenas noches!──Alcancé a gritar antes de que las puertas se cerraran detrás mío.

Sabía que era injusto para Roseanne, pero no podía dejarlo irse así como si nada.

──¡¿No piensas saludarme siquiera?!──Espeté, observando con furia la espalda de Tzuyu envuelta en una chaqueta negra. Siguió caminando, como si no me hubiera oído.──¡Te estoy hablando a ti, Chou Tzuyu! ¡¿Qué mierda sucede contigo?! ¡Ven aquí! ──Sin pensarlo dos veces, tomé una pequeña piedrecilla del suelo y se la arrojé.

Rebotó contra su espalda y cayó al suelo. Al menos la hice detenerse...

Temblé cuando se giró lentamente, y me enfrentó con su metro setenta y dos de altura.

──No sabía que querrías que me acercarse. No quería interrumpirme.

──¿Interrumpirme?

──Lucías tan relajada, feliz... Supuse que no necesitarías que apareciera para arruinarte la diversión.

──¿Arruinarme la diversión?

──¿Sabes? Lo del martini también estuvo mal.──Soltó una carcajada sin un rastro de humor. Su voz sonaba cínica. Distante.──Supongo que sólo quise hacerte notar mi presencia, no pude resistirme, pero debería haberlo hecho...

──Tzuyu...

──¿Así que esto es lo que haces ahora? ¿Sales con otras mujeres aprovechando que estás lejos de mí?

──¿Aprovechando?

──¿Es una especie de castigo hacia mí? ¿Por todo lo que he hecho, o mejor dicho, lo que no he hecho hasta ahora?

──¿Castigo?

──¿Dónde está Minju? ¿La dejas sola mientras sales con este tipo de imbéciles?

──¿Sola...?

──¡Y ya deja de repetir cada maldita palabra que digo!──Explotó, por fin, y la observé con los ojos sorprendidos.

La prefería así, furiosa, antes que distante y fría.

──¡Repito la mierda que dices porqué no entiendo de qué hablas! ¿Castigarte saliendo con otras mujeres? ¡¿Qué mierda sucede contigo?!

──¡Así que ahora vas a negar que te acabo de ver coqueteando y sonriéndole como una pendeja a esa hija de puta!

Lo alcancé en menos de un segundo, y estampé mi mano derecha contra su rostro.

──No me llames pendeja.──Susurré.──Yo no estaba coqueteando con nadie, y Roseanne no es una hija de puta.

Tzuyu arqueó una ceja, y soltó una risita un segundo antes de tomar mis codos con fuerza y pegarme a la pared.

──Y encima la defiendes.

──¡Roseanne no es más que una amiga, por todos los cielos!──Mascullé, roja de rabia.──No puedo creer que hayas dicho las cosas que dijiste, es... una estupidez.

──¡¿Qué otra cosa quieres que haga cuando llego a mi casa y me entero por un reporte de los guardaespaldas que mi mujer va a tener una cita con cualquier otra imbécil?!Espetó, poniendo énfasis en el "Mi".

──¡No fue una cita! Fue solo una salida de amigas. Roseanne trabaja cerca de la librería y aquí todos se conocen entre todos y como era nueva me invitó a cenar, sólo eso, no había nada más implicado.──Sabía que eso no era del todo verdad, pero no pensaba decírselo.

──Claro, pura hospitalidad pueblerina, ¿Verdad?──Masculló irónicamente.

──Sana, ¿Estás bien?──Volteé la cabeza para observar a Roseanne, parada en el medio de la acera, mirándonos con el ceño fruncido.

──Sí, Roseanne, estoy bien.──No dejó de mirarnos, y volví a observar a Tzuyu, que no había despegado sus ojos de mí, esperando a que me bajara.──¡Déjame en el maldito suelo!

──Y una mierda...

──Oye, ella dijo que la dejes.──Tzuyu cerró los ojos, como si estuviera contando hasta diez para no salirse completamente de sus cabales.──¡Suéltala, mujer!

──Créeme, si no quieres que haga mierda tu maldito trasero pueblerino, más te vale subirte al coche y largarte de aquí.

──¡Tzuyu, eso fue malvado!──Susurré.

──No me jodas ahora, Sana.──Rodé los ojos, pero ella ni se inmutó.

──No me asustan tus amenazas, pendeja.──Respondió Roseanne, y sentí el miedo correr por mis venas cuando Tzuyu me soltó sobre el suelo y se giró hacia ella, consiguiendo intimidarla con su altura sólo durante unos segundos.

──Te dije que te convenía largarte, idiota.

──¡Bien, creo que las cosas se están saliendo de control aquí!──Lo más rápido que pude, corrí hacia ellas y me interpuse entre las dos, dándole la cara a Roseanne.──Todo está bien, Roseanne, de verdad que sí, ahora sólo ve a casa. Por favor.──Me observó durante unos segundos, entre irritada y temerosa por mí, y le echó una última mirada a Tzuyu antes de girarse y caminar hacia su coche. Inmediatamente, me giré hacia mi novia.──No necesitabas hacer esto. Estuvo mal, Tzuyu. No necesitabas comportarte como brabucona.

──A ver, dime qué harías tú si un día me vieras cenando, riendo y charlando junto a otra mujer, Sana, ¿Qué harías?──Alzó una ceja en mi dirección, y me abstuve de responder. Sabía perfectamente que si ella hiciera eso lo primero que yo haría sería arrancarle todos los pelos a esa zorra, y luego patearle el trasero a ella.──Exacto.──Masculló cuando comprendió mi reacción.

Suspiré, agotada.

──Está bien, entiendo tu punto, Tzuyu. Y lo siento, lo siento muchísimo, de veras. Debería haberte avisado, fui una tonta. Pero no tienes porqué ponerte celosa, ni violenta, ni nada por el estilo. Roseanne no significa nada, es sólo una amiga y se lo dejé bien en claro en cuando entramos aquí.

──¿Ah, sí?──Susurró. Ahora parecía más tranquila, mientras avanzaba con lentitud hacia mí.

──Sí.

──¿Y qué le dijiste?

──Que nunca podría... ──Inspiré con fuerza, intentando mantener las ideas juntas a pesar de sus labios recorriendo mi frente y de sus manos sosteniendo mi cintura.──Que nunca podría suceder nada entre nosotras porque... Porque estoy enamorada de alguien más.

──¿Y se puede saber quién es la afortunada?──Murmuró, dejando un camino de cálidos besos desde mi mejilla hasta mi cuello.

──Sabes que eres tú. Siempre serás tú.

Lo sentí sonreír en el hueco de mi cuello, antes de separarse unos centímetros de mí.

Su expresión se había vuelto seria nuevamente.

──Estás desabrigada.──Comentó antes de quitarse la chaqueta y colocarla sobre mis hombros.──¿Dónde está Minju?

──Hyejin la está cuidando.

──¿Tu jefa?

──Mi amiga.

──Tú sí que haces amigos rápido.── Masculló, haciéndome soltar un pequeño grito cuando me cargó en brazos como una novia.

──Qué puedo decirte, soy una persona sociable.──Rodó los ojos, mientras caminaba conmigo encima hacia su coche. Aproveche el momento, y enterré mi rostro en su cuello, inhalando con fuerza aquel aroma que tanto había extrañado. Repentinamente, mis ojos se llenaron de lágrimas.──Te he echado tanto de menos.

Tzuyu se detuvo junto a la puerta del pasajero del coche, y me estrechó más fuerte en sus brazos durante unos segundos.

──Y yo a ti, nena.

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Tzuyu POV

Aparqué el coche a un costado de la calle unas cuantas calles antes de llegar a la casa de Hyejin, y Sana me miró con una ceja alzada.

──Todavía falta.

──Lo sé, pero quiero hacer algo antes.──Susurré, desabrochando mi cinturón de seguridad y luego el de ella.──Algo que sé que una vez que estemos con MinMin no podremos hacer.

Mi castaña comprendió el mensaje, porque antes de que me hubiera vuelto a mi asiento, ya se había sentado a horcajadas sobre mi regazo.

──Hazlo rápido. Se supone que debo recoger a Minju a las once y media.

──Y faltan...Dieciséis minutos para eso. Mmh... ──Comencé a quitar su ropa con rapidez.──Creo que puedo trabajar con eso.

Sana soltó una carcajada, y comenzó a deshacerse de mi ropa también.

Nos tomó un minutos quitar de en medio las piezas que estorbaban, y otro más en localizar un condón en medio de todo aquel revoltijo de ropa, besos y cuerpos desnudos.

Cuando por fin pude hacerlo, me enterré en ella lo más profundo que pude, haciéndonos gritar a ambas con fuerza.

Mi lugar favorito en el mundo. Cuándo la había necesitado...

──Nena...──Susurré agónicamente, mientras Sana comenzaba a moverse sobre mí.

──Sí, amor, estoy aquí.

Mi castaña me rodeó con sus brazos, y seguimos moviéndonos al unísono hasta que alcanzamos el orgasmo gritando en la boca de la otra cuánto nos amábamos.