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Mi Zorro Feroz VIII

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.

Mí Zorro Feroz

§

Hinata intentaba recuperar el aliento, mientras en su cabeza había una lucha interna. ¿Cómo había podido? Pensaba mientras sentía que los jadeos de Naruto bajaban de velocidad.

Ella hizo una mueca de dolor cuando él salió de dentro de ella, no quiso levantar la cabeza cuando sintió que de su vagina salían líquidos. Se sentía demasiado avergonzada por su comportamiento y por la forma tan fácil que Naruto la había tenido siendo que había peleado hasta casi quedarse sin voz con A.

Es diferente, se dijo mentalmente cuando Naruto se movió sobre ella. Hinata no podía siquiera intentar moverse cuando él agarró sus muslos y los abrió, colocándose entre ellos. Eso hizo que ella intentará mirarlo sobre su hombro y sus ojos se abrieron asombrados cuando vió que bajaba la cabeza hacia su lugar privado. Hinata abrió la boca, intentando detenerlo, pero gimió al sentir que pasaba su lengua por sus labios exteriores.

—Naruto—, se quejó cuando él usó sus dedos para abrirlos y pasó de nuevo su lengua.

Él volvió a hacer ese ruido vibrante y ella lo identificó como casi un ronroneo.

—Sabroso—, dijo con la voz profunda y Hinata tembló.

Ella arrastró las uñas por la superficie de roca mientras él seguía con su ataque. Comenzó a jadear cuando sintió que de nuevo comenzaba a excitarse, él hizo un ruido triunfal cuando metió un dedo en su entrada necesitada. De la boca de Hinata salía ruidos amortiguados cuando puso su mano para morder el dorso, intentado no hacer esos ruidos tan vergonzosos. El dígito de Naruto se movió, salió y entro con lentitud pero facilidad.

—Hinata mía. Mía— dijo él sobre sus jadeos.

Ella negó con la cabeza, aunque no sabía si era para negar sus palabras o para pedirle que no se detuviera. Sus pezones estaban duros y adoloridos contra la camisa y el suelo rocoso. Sus pechos se sentían pesados mientras estaban comprimidos con fuerza contra el piso. Hinata se estaba perdiendo de nuevo cuando sus caderas se subieron un poco para facilitar la entrada de su dedo invasor.

Naruto sacó el dedo de repente y ella hizo un ruido de protesta, se estaba sintiendo tan bien que estaba totalmente pérdida en las sensaciones. Las dos manos grandes de Naruto se cerraron en sus caderas y la acomodó teniendo él sus piernas entre las de ella. Hinata lo miró sobre el hombro, su rostro sonrojado y sus ojos brillosos gracias al deseo de que él la hiciera sentir del mismo modo que antes. La mirada rasgada y dilata de Naruto estaba sobre su rostro cuando lo vió, su pecho marcado y bronceado todo brillante gracias a la transpiración. El sudor había hecho que su cabello se pegará a su frente, él también estaba sonrojado y con los ojos pesados.

Hinata no apartó la mirada cuando sintió el miembro de Naruto ahí dónde había estado su lengua antes. Ella siguió conectada a sus ojos mientras sentía que él se abría paso con su miembro mucho más grande que su dedo. Los ojos de Naruto se achicaron a una pesada media asta, sus labios se retiraron hacía atrás mientras mostraba los dientes fuertemente apretados. Hinata se quejó con la incómoda invasión, más que dolor era una sensación extraña, no totalmente mala ni buena. Naruto no le dió tiempo a adaptarse a su tamaño, obligando a su cuerpo a acoger al suyo.

Sus miradas al fin se separaron cuando Naruto bajó la cabeza con la respiración ruidosa. El cuerpo de él tembló visiblemente y movió con violencia su cabeza hacía atrás para soltar una especie de aullido agudo. Hinata sintió que su cuerpo se apretaba y él comenzó a moverse saliendo y entrando con rapidez. Los ojos de Hinata se abrieron asombrados y se quejó, él era muy brusco.

—¡Mía!— rugió cuando bajó su torso y mordió su hombro cuando ella se movió.

Hinata abrió la boca y gritó, él no había transpasado la piel, pero sentirse totalmente dominada por él hizo algo en su interior. Podía sentir que nervios que ni siquiera sabía que existían eran golpeados por el miembro de Naruto en su interior. Los dedos de él se apretón en la carne de sus caderas mientras seguía golpeando su trasero con su cuerpo.

De repente, todo fue mucho.

Los sonidos de sus pieles chocando, el ruido húmedo que hacia su vagina mientras él entraba y salía, los jadeos y gruñidos de Naruto, su cuerpo pesado en su espalda. Ella se sintió estremecer cuando la boca de Naruto soltó su hombro cubierto por la camisa y le pasó la lengua por la mejilla y el oído. Ella gimió su nombre, comenzando a disfrutar el movimiento de él dentro de ella. Su propio cuerpo se movió, buscando que su pene entrara más profundo si es que era posible. Comenzó a decir incoherencias mientras sentía que iba más y más arriba.

Hinata sintió que su cavidad comenzaba a tener espasmos mientras su cuerpo se apretaba, los dedos de sus pies se curvaron y las uñas de sus manos si incrustaron en el suelo. Naruto hizo ruidos casi sin aliento en su oído y ella tembló cuando volvió a sentir esa explosión en su interior. Hinata apretó su boca contra su mano y levantó más el trasero mientras su cuerpo se cerraba con fuerza al rededor del miembro de Naruto.

Naruto echó la cabeza hacia atrás y dió un gritó cuando convulsionó sobre ella. Hinata sintió su miembro moverse y el líquido caliente que salía de él. Pero no hizo nada mientras intentaba recuperar el aire. Por lo menos, esa vez, Naruto se puso de costado cuando sacó su pene de ella y sus manos fueron a su cabello para correrlo de la cara de Hinata. Ella lo observó mientras el aún tenía la respiración algo forzosa, de todos modos el sonreía.

—Hinata mía— murmuró.

Ella se mordió el labio, ¿Cómo podía a negarlo si se había entregado a él dos veces ya? Pero también sabía que no podría quedarse con él, por más que Naruto habría sido maravilloso, la había salvado y cuidado, ella simplemente no pertenecía a una cueva. Hinata tenía que ir con su abuela, ir a su casa (aunque esa parte no le emocionaba mucho).

Hinata lo observó cuando se levantó y le hizo señas para que esperará. Él se subió los pantalones rápidamente y ella desvío la mirada, tímida de ver lo que tenía en su cuerpo. Hinata lo vió correr a la recámara del baño y volver con el mismo balde de madera y otro trozo de tela. Naruto la ayudó a sentarse con cuidado y ella sintió que estaba a punto de explotar cuando él abrió sus piernas y comenzó a limpiarla con el trozo húmedo.

—No. Yo lo hago— balbuceó cuando mojó de nuevo el trozo y quiso volver a pasar.

Naruto la miró con un mohin y alejando el trapo de ella.

—No—, dijo y sus ojos se subieron hacia arriba, pensativo, para volver a mirarla—. Yo lo hago— repitió con un sonrisa.

—No es necesario, Naruto.

—Es necesario, Hinata.

Ella lo miró sospechosamente con la mirada filosa y luego pregunto lentamente.

—¿Me estás imitando?

Naruto sonrió.

—Quiero...—, él pensó un poco y luego siguió—. Quiero aprender. Hablar como Hinata. Ella orgullosa de Naruto.

Hinata sintió que podría morir de ternura. ¿Cómo él podía ser así? Ella sonrió y acomodo uno de los mechones que le caían en la frente.

—Eres una ternura—, murmuró, aprovechó que estaba distraído y tomó el trozo de tela y se limpió rápidamente.

Naruto la miró algo disgustado cuando le devolvió el trozo, aún así no dijo nada. Él se movió para traer la comida de nuevo y comieron en silencio por unos minutos. Ella lo observó casi siempre, notando que tenía modales de un salvaje cuando comía. Ella hizo una mueca cuando Naruto levantó la mirada y le sonrió con carne no del todo masticada en su boca. Pero terminó riendo, como si alguno de los hombres tuvieran modales en la cena.

—¿Hace cuánto estás solo, Naruto?— le preguntó para después morder un pequeño trozo de carne hervida.

Naruto se pasó el brazo por la boca y tragó lo que tenía antes de hablar.

—Muchas lunas. Naruto tenía manada, pero muertos—, dijo con tristeza.

—¿Están todos muertos?— preguntó ella asombrada.

— Están todos muertos—, repitió—. Sólo padre quedaba. Pero él murió en batalla.

Ella se detuvo cuando estuvo a punto de morder la carne y lo miró algo asustada por lo que iba a preguntar, y por su respuesta.

—¿Él... Él murió cuando me salvaron?

Naruto asintió. Los ojos de Hinata se llenaron de lágrimas y extendió su mano para apretar la de él, dejando el tazón de carne a un costado. Pero de repente la mirada de Naruto se volvió furiosa y se alzo de un salto, la carne cayendo al suelo y ella mirándolo asombrada. Él giró su cuerpo hacía la entrada con un ruido amenazador y Hinata cerró los ojos y se tapó los oídos cuando un atronador ruido sonó en toda la cueva.

Dos disparos.

Ella abrió los ojos y miró primero a Naruto, asustada. Su boca se abrió y se sintió mareada cuando observó que la expresión de Naruto desencajada y su rostro se bajaba a su propio pecho. Ella también miró y gritó al ver que dos grandes agujeros habían aparecido allí y la sangre comenzaba a caer rápidamente.

—Naruto—, dijo sin aire cuando él cayó de rodillas.

Naruto le dió una última mirada, como la misma que le había dado su padre alguna vez. Y ella entendió.

Amor.

Naruto la miraba lleno de amor. Por ella y para ella.

Hinata gritó, un ruido extraño para ella misma cuando sintió que su corazón se rompía igual que se había roto el pecho de su chico zorro. Naruto extendió su mano a ella, pero Hinata no pudo agarrarlo cuando se desplomó hacía adelante.

—Naruto—, ella lo llamó más fuerte e intentó acercarse, pero un ruido en la entrada de la cueva le llamó la atención.

Apenas podía ver con sus ojos llenos de lágrimas, pero identificó a la figura que entraba con una escopeta en los brazo y apuntando a un inconsciente Naruto.

—¿Abuela?— murmuró.

Continuará...

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