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Mí Zorro Feroz VII

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.

Mí Zorro Feroz

§

Hinata se levantó, pero Naruto comenzó a caminar de nuevo. Ella no sabía si acercarse a él cuando Naruto se puso en cuclillas en el suelo, su cabeza entre sus piernas y sus manos tirando de su pelo corto.

—Naruto—, lo volvió a llamar mientras daba lentos pasos a él.

Se detuvo cuando él la miró sobre su hombro encorvado. Sus ojos celestes se estaban rasgando, su respiración era trabajosa y ella retrocedió por puro instinto.

Ahora sí parecía peligroso y a un paso de querer atacarla.

Ella tragó saliva, recordando que él no parecía ser malo. Estaba confundido, y obviamente engañado.

—Naruto—, lo volvió a nombrar, aunque no era necesario. Él la estaba mirando aún, pero ella creyó que tal vez si usaba su nombre no se convertiría en ese enorme zorro aterrador—. ¿Quién?— le susurró suavemente—. ¿Quién te dijo que yo era tuya?

—Ella me lo prometió—, dijo con la voz gruñona.

Hinata empezó a sentir que su corazón latía fuertemente y dió un paso más cerca de él.

—¿Quién? ¿Quién Naruto?— volvió a preguntar más ansiosa.

Él frunció el ceño, apretando los labios y apretó sus sienes con los talones de las manos. Naruto hizo un ruido profundo, de disgusto y luego gimoteo, cerrando los ojos fuertes. Hinata comenzó a preocuparse por él, pero también quería saber quién podría haber sido. ¿Su abuela? ¿Su madrastra? Eran las únicas dos mujeres que tenía en su vida.

Hinata miró la abertura que daba al exterior, la piel que la cubría estaba alzada y pudo ver qué era de día aún... pero ella no podía saber con exactitud cuánto tiempo de sol tenía y si llegaría a la casa de su abuela. Le preocupaba Kurama, pero también le preocupaba Naruto, se dijo cuando volvió a mirarlo.

De repente, Naruto se volvió a ella y se arrodilló, mirándola directamente a los ojos.

—Yo ser buen macho—, juró llevándose las manos al corazón.

Hinata se mordió el labio, la imagen de él arrodillado mirándola con tanta devoción casi la hace flaquear. Ella suspiró y negó con la cabeza.

—No es eso Naruto. Sé que eres bueno, pero yo... —ella tartamudeo, sin saber cuál era el por qué de su negación.

Naruto se acercó a ella un poco, aún sobre sus rodillas,

—Yo bueno. Nunca malo, nunca daño—, prometió.

Hinata se llevó la mano a la mejilla que había sido golpeada por A, inconscientemente. Ella lo sabía, Hinata sabía que él sería un gran marido, aunque tuviera esa mala forma de hablar y ese monstruo en el interior.

—Yo matar por Hinata. ¡Yo morir por Hinata!— juró.

—Basta, no—, pidió sintiendo como su corazón se estaba ablandando con sus palabras y su mirada llena de algo que ella no sabía que era.

Él se arrastró sobre sus rodillas un poco más cerca.

—Yo cuidé. Siempre. Noche, día. Siempre viendo a Hinata. Siempre segura con Naruto. Nunca sola. Hinata nunca llorar. No más.

Hinata la miró asombrada y dió un paso hacía atrás, pero Naruto no había terminado su extraña charla.

—Yo muy preocupado con herida de Hinata—, señaló su mejilla con la cicatriz y ella lo cubrió con su otra mano—. Sano bien. Hinata hermosa—, dijo con un suspiró y una pequeña sonrisa embelesada.

Hinata se sintió incómoda, ella jamás recibía halagos de nadie, que no hubiera sido su padre y por último su abuela. Ella bajó su mirada por su torso perfecto, por su rostro y ojos. El único que era hermoso era Naruto.

—Yo no soy hermosa—, murmuró, moviendo su cara para ocultar su cicatriz. Se había olvidado completamente que la tenía, ya que Naruto en ningún momento se le había quedado mirando, como lo hacían todos los del pueblo.

—¡Si, si!— afirmó Naruto moviendo la cabeza—. Hinata perfecta para Naruto.

Ella lo miró asombrada cuando sintió su mano en su pantorrilla desnuda. No sé había dado cuenta que él se había acercado, pero no pudo alejarse cuando Naruto apretó ambas manos en la parte trasera de sus rodillas. Las suyas se apoyaron en sus anchos hombros al sentirse algo inestable. Su rostro comenzó a calentarse al darse cuenta que la cara de Naruto estaba muy cerca de su estómago en esa posición.

—Naruto ¿qué haces?—, preguntó cuando las manos de él subieron por la parte trasera de sus muslos, pero se detuvo justo a donde terminaba la camisa.

Su mirada celeste se conecto con la suya, la profundidad de ésta no le daba lugar a desviar los ojos hacia otro lado. Sus pozos brillaban con un sentimiento que ella no sabía si podía identificar, pero parecía fuerte, arrollador y tan.. sofocante.

—Hinata hermosa— repitió bajo, de su pecho salió un ruido bajo, uno vibrante que hizo que el estómago de ella temblara—. Yo mostrar— susurró para luego hundir su cara justo bajo sus pechos.

Hinata jadeó y agradeció estar agarrada de sus hombros, porque sino se hubiera vuelto un charco en el suelo al sentir la dureza de su cuerpo contra el suyo. Ella tembló, pero no de miedo cuando sus manos se movieron hacia la parte externa de sus muslos. Las palmas tenían más cayos de los que ella misma tenía, pero la textura era buena contra su piel. Sus muslos se apretaron cuando sintió un cosquilleo en su vagina, estaba empezando a mojarse y se sintió terriblemente avergonzada.

Naruto hizo ese mismo ruido profundo y ella abrió la boca al sentir su pecho duro y musculoso vibrar justo en sus muslos y cadera. Su cara se movía de un lado a otro, como si estuviera acariciando su estómago con su nariz y mandíbula. Las rodillas le fallaron cuando las manos del rubio por fin se metieron bajo la camisa. Sus fuertes manos la sostuvieron de las caderas mientras ella comenzó a respirar con dificultad cuando el mordisqueo suavemente por encima de la camisa.

Naruto la fue bajando lentamente, sus dientes apretando cualquier parte que llegara a agarrar. Hinata no se soltó de sus hombros si quiera cuando él la tendió en el suelo de roca y hundió su rostro en su cuello. Ella clavó las uñas en su espalda cuando él pasó la lengua áspera por su piel, dándole escalofríos en la espalda. Su cuerpo se arqueó sin su orden, buscando inconscientemente estar más cerca de él. Sus muslos se apretaron, buscando la forma de calmar el extraño palpitar que sentía. Naruto pasó su pierna sobre las suyas, mientras sus manos volvían a moverse.

Ella se mordió el labio para ahogar el gemido cuando sintió y escuchó el jadeó fuerte de Naruto en su oído. Su aliento caliente golpeando contra ella.

—Hinata linda. Hinata suave— murmuró con la voz profunda.

Ella apenas podía entenderle, su cabeza estaba más concentrada en las caricias que Naruto le estaba dando. Jamás se había sentido así, su cuerpo está reaccionando de formas extrañas. Tenía calor, sentía que se estaba quemando en vida, pero... le gustaba. En todo caso,  no quería que Naruto se detuviera.

Hinata jadeó cuando su mano rozo el contorno de sus pechos y Naruto hizo un ruido indefenso. Ella sintió el temblor de sus dedos cuando apenas tocaba la parte baja y redondeada de sus senos. La respiración de ambos se volvió más trabajosa.

—Hinata perfecta—, jadeó cuando sus dedos tocaron su pezón, que se había endurecido tanto que era doloroso.

Ella se quejó, pero no sabía si era porque no quería que la toque o para que lo hiciera con más firmeza. Sus ojos se abrieron cuando Naruto separó su rostro de su cuello. Su rostro estaba a escasa distancia del suyo, su mirada celeste estaba rasgada y oscura, sus pupilas tan dilatas que el celeste era apenas unas rendijas. Sus mejillas estaban más oscuras, sonrojado, sus labios abiertos mostrando sus dientes blancos y leves colmillos más marcados. Su aliento era duro y algo salvaje, la miró profundamente a los ojos hasta que él puso más peso sobre ella. Hinata sintió su miembro masculino perfectamente entre sus muslos fuertemente apretados.

Ella observó su cara cuando él cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás, un ruido profundo e indefenso salió de él y comenzó a agitar su cadera contra ella casi con violencia. Hinata jadeó, hundiendo las uñas en sus omóplatos, cuando uno de sus golpes dió justo en la unión de sus muslos. Se sintió tan bien, que le habría gustado que él estuviera entre sus muslos, y no por fuera.

Naruto gimoteo y apretó sus manos en sus pechos, Hinata pasó sus uñas por su espalda intentando abrir las piernas. Esa misma urgencia que sentía él, los ruidos desesperados e indefensos que hacía, la estaba volviendo cada vez más húmeda.

—Naruto—, gimió cuando sus piernas estuvieron bien abiertas.

Naruto se detuvo en su salvaje movimiento y su siguiente movimiento la asombró. Sus manos dejaron sus pechos y la agarró de la cadera, dándole la vuelta y subiendo la camisa por encima de su trasero. Hinata respiró sorprendida con su mejilla pegada al suelo cuando movió su cadera para que su parte baja sólo estuviera levantada.

Y reconocía esa posición.

Miró sobre su hombro a Naruto, pero él tenía la mirada hacia su trasero, eso la hizo sentir avergonzada. Algo, duro y caliente golpeó contra su vagina y ella jadeó de nuevo. A su espalda Naruto hizo ese mismo ruido vibrante y empezó a moverse de nuevo. Ella sintió que su miembro se arrastraba sobre el suyo y ella se mordió el labio por lo bien que se sentía. Pero él no intentó sumergirse en su interior.

Hinata gimoteo, cada vez más fuerte mientras él seguía con su movimiento apurado y algo torpe.

— Mía... Mía..— decía con cada exhalación.

Hinata no podía ni siquiera pensar en negarselo en ese momento. Sus manos se apretaron tan fuerte, que sus uñas se clavaron en sus propias palmas. Ella comenzó a sentir una sensación extraña pero demasiado buena para quejarse por el peso extra que estaba poniendo Naruto sobre ella. Ahora sólo su trasero estaba levemente levantado mientras él frotaba su miembro contra su raja muy húmeda, ella podría estar avergonzada, pero estaba más excitada. Su cuerpo comenzó a endurecerse y escondió el rostro en el suelo cuando ella misma se movió encontrándose contra él.

Naruto jadeó en su espalda, sus manos de movieron de su cadera y se cerraron en sus costillas. Hinata estaba prácticamente gritando cuando la sensación se volvió casi imposiblemente buena de soportar. Ella gritó cuando fue demasiado, su cuerpo apretándose con fuerza, Hinata sintió que algo se rompía en su interior, como si fuera una de las construcciones de un castor y Naruto hubiera sacado el tronco principal, dejando correr el agua con una fuerza violenta y liberadora.

Justo cuando estaba gritando casi sin razón, Naruto se movió más violento y al fin pudo llegar a su entrada. Los ojos de Hinata se abrieron con miedo cuando Naruto se detuvo cuando estuvo en su interior, un pequeño destello de dolor le dijo que él había entrado.

—¡Oh! ¡Caliente!— gruñó él y de repente su cuerpo convulsionó detrás de ella.

Cuando su cuerpo cayó laxo sobre el de ella, casi asfixiándola, se dió cuenta.

Había perdido su virginidad con un chico zorro que decía que era de él.

"Oh, no. ¿Que hice?" Pensó asustada.

Continuará...

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