Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mí Zorro Feroz VI

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.

Mi Zorro Feroz

§

Hinata respiró hondo cuando estaba a punto de salir de una de otra de las secciones de la cueva. Ella se asombró de encontrar una especie de baño, si bien no tenía letrina, era algo parecido. Lo que más le fascinaba era el agua que caía en una de las esquinas, era una pequeñísima cascada que corría constante. Ella se había acercado lo suficiente, cuando se lavó la cara y la boca, para ver una rajadura en la roca. El agua era fresca, incolora y sin olor. Agua pura. Ella se animó a tomar un poco y fue algo tan refrescante que tomó hasta sentirse saciada.

Movió la piel a un lado para salir de la recámara de baño y otra sección más grande le recibió. El chico zorro la había llevado al baño después que habían estado un buen rato abrazados. Ella se sintió reconfortada por él, aunque no había dicho ni una palabra. Simples gemidos lastimeros, mientras acariciaba su hombro con la mejilla, luego también lo hizo con su cabeza. Él fue asombrosamente delicado con ella. Ya no le temía, si él habría querido hacerle algo, lo habría hecho ya.

Cuando sintió el olor a comida, recordó a Kurama y a su abuela Kaguya. Hinata tenía que ir a su cabaña y llevarle la medicina. Ella buscó con la mirada al chico zorro y lo encontró encorvado justo sobre una pequeña olla sobre una pequeña fogata. Hinata se movió a él, con un paso apurado, pero se detuvo antes de llegar. Se mordió las uñas, pensando en la forma de decirle que tenía que irse. Pero tenía miedo a andar por el bosque...

Se le ocurrió que podría pedirle ayuda, tal vez.

Sin ganas de querer asustarlo, se movió lentamente hacía él. Mucho antes de que llegará, el chico rubio levantó la cabeza y la miró para sonreírle. Hinata se detuvo, sonrojada. El chico zorro era muy apuesto, pensó cuando él volvió a hacer ese movimiento de salto para pararse. Él movió su mano, instándole a que se acercara.

—Ven—, pidió con un leve gruñido.

Hinata lo observó, preguntándose el por qué no hablaba normal. Ella dió unos pasos hasta que estuvo al alcance de la mano del rubio. El chico zorro volvió a mostrarle sus dientes en una sonrisa brillosa y tomó su mano para que se sentara, empujándola levemente para que lo hiciera a su lado. Ella lo hizo, escondiendo sus piernas debajo, sintiéndose algo cohibida al notar que su mirada celeste miraba sus rodillas desnudas. Su rostro prácticamente quemaba, mientras su mirada subía por su regazo, por su estómago y se detenía unos segundos de más en sus pechos. Hinata estaba bien cubierta con la camisa y era lo suficientemente holgada para que no se notará sus pezones, pero se sentía desnuda de todos modos. Cuando su intensa mirada llegó a su rostro, sus pupilas estaban algo dilatadas. Hinata sintió un extraño cosquilleo en su cuerpo.

—¿Comida?— preguntó de repente.

Ella miró la olla en el fuego, sin saber qué carne estaba hirviendo. Sus ojos se agrandaron al tener una idea asquerosa. El chico zorro no estaría cocinando a A¿no? Ella hizo una mueca.

—¿Qué carne es?— preguntó volviendo su mirada a él.

El rubio ladeó el rostro y miró sus labios, cómo si no hubiera entendido. Ella volvió a repetirlo, lentamente esta vez. Él asintió, supuso que era para que Hinata supiera que había entendido. El chico zorro adoptó una cara pensativa, y frunció el ceño.

— Esponjoso, lindo y sabroso— explicó con la mano mostrando el tamaño del animal.

Hinata frunció el ceño y él de repente saltó, irguiendo su cuerpo. Pero se puso de cuchillas y dió unos saltos.

—Esponjoso, lindo y sabroso—, dijo de nuevo saltando con cada palabra.

Hinata rió tapándose la boca.

—¡Un conejo!— adivinó ella.

El chico zorro asintió animado y con una enorme sonrisa se volvió a sentar en su lugar.

—¿Comer?— preguntó de nuevo.

Hinata asintió y se lo quedó observando mientras agarraba un cuenco de madera y empezaba a sacar la carne hervida del agua. Ella lo vió detenidamente. Si él hablará normal, no tendría nada de extraño. Era igual que cualquier chico o hombre que había visto en la aldea, exceptuando que tenía un enorme zorro de dos metros en su interior.

Ella se preguntó si no hablaba bien gracias a que estaba solo en esa cueva. Hinata miró la grande cavidad rocosa y tuvo algo de pena por él. A ella le gustaba la soledad, pero estar aquí, vaya a saber desde que edad, solo...

Debía ser muy duro para él.

Cuando él chico zorro le dió el cuenco ella lo tomó. Espero a que él se sirviera para hablarle de nuevo.

—¿Cuál es tu nombre?— le pregunto lentamente. Él parecía poder entender cuando le hablaba lento.

Él sonrió, y parecía emocionado cuando dejó el cuenco en el suelo, junto a su pierna.

—Naruto— dijo inflando su pecho y tocando su mandíbula con un dedo. Antes de que ella pudiera decir algo, él la señaló y lo que dijo la asombró:— Hinata.

—¿Sabes mí nombre?— preguntó anonadada.

Naruto asintió.

—Hinata de Naruto—, dijo asintiendo.

Eso hizo que frunciera el ceño y lo mirará extrañada. Tal vez había entendido mal. Ella negó con la cabeza.

—Hinata de Hinata—, dijo apoyando su mano en su pecho—. Naruto de Naruto—, está vez señalandolo a él.

La sonrisa de Naruto se borró y la miró pensativo, hasta que él también frunció el ceño y negó también.

— Hinata mía—, dijo con un leve gruñido.

Hinata se tensó, sus dedos se apretaron el el cuenco. Ella intentó hablar con él.

—Yo no puedo ser tuya. Eso no está bien—, balbuceo olvidando completamente que él parecía necesitar que hablara lento para entender—. Yo...—, tartamudeo.

Saltó cuando las manos de Naruto fueron a sus brazos, sus dedos se cerraron en sus codos. Él acercó su rostro al de ella y Hinata retuvo la respiración, no intentaría besarla ¿no?

Ella no supo porque se sintió algo desilusionada cuando él se detuvo cerca de su rostro.

—Yo salvar Hinata. Cuando era cachorra...—, él pensó unos segundos, para seguir—. Hinata mía, desde allí.

Ella volvió a negar, por pura inercia. Él lado el rostro, su cara confusa.

—Si. Me salvaste cuando era niña, pero... —. Ella respiró, buscando la forma de decirlo sin herir los sentimientos de Naruto—. No soy tuya, Naruto.

Él se separó de ella, su rostro mostraba pura confusión mientras negaba con la cabeza. Se levantó de un salto, dejando olvidado el cuenco y caminó en dirección a la abertura que llevaba a dónde ella se había despertado. Sólo unos pasos, porque él se volteó y caminó hacia ella de nuevo. Se detuvo y la señaló, su rostro parecía que estaba en una pelea interna.

— Mía— gruñó, pero no le dio tiempo a decir nada cuando volvió a caminar a la otra dirección.

Hinata comenzó a preocuparse cuando sus manos fueron a su cabello y tironeo de las hebras con fuerza haciendo ruidos raros. Ella nunca apartó la mirada de él y pudo escuchar que hablaba con él mismo.

—Hinata mía... Yo salve... Yo cuide siempre... Hinata mía, me lo prometió...

Eso último hizo que ella frunciera el ceño, dejando el cuenco en el suelo.

—Naruto—, lo llamó suavemente, pero él parecía perdido en su propios pensamientos—. Naruto—, dijo más fuerte, logrando que la mirará—. ¿Alguien te prometió que yo era tuya?— preguntó lentamente.

Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando él asintió.

—Hinata mía. Me lo prometió— afirmó.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro