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Mi Zorro Feroz III

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.

Mí Zorro Feroz

§

Hinata gritó pidiendo ayuda, aunque sabía que era inútil. ¿Quién andaría en ese bosque además de A? Ella volvió a gritar, tal vez podría llamar la atención del monstruo y este lo comería a ambos. Ella prefería eso.

Hinata miró sobre su hombro y vió a A trotar lentamente tras ella mientras sonreía.

A estaba jugando con ella.

Había ganado una buena distancia cuando su capa roja se engancho con una rama.

—No, no, no—, murmuró mientras tironeaba de la tela y veía a él cazador acercarse esta vez caminando lentamente—. ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Alguien!— gritó de nuevo.

A lanzó una carcajada que le heló la sangre, tiró con más fuerza hasta que escuchó el desgarro. Quiso volver a correr, pero A cerró su enorme mano en su cabello y la tiró hacia atrás. Hinata gritó del dolor y se llevó una de las manos a la cabeza. Ella apretó sus dedos en el puñal y actuó por instinto de supervivencia. Su brazo fue hacia atrás mientras se volvía a direccion de A y tomaba impulso para clavarlo en su pecho, con suerte se lo clavaría en su oscuro corazón.

Pero A tenía demasiados buenos reflejos gracias a la caza. Él vio su movimiento antes de que ella lo pensara y cerró su otra mano en su muñeca y la dobló con la suficiente fuerza para Hinata gritara y el puñal cayera al suelo.

Hinata sintió asco cuando hizo que su cuerpo se pagará al de él y alzó la cabeza para verlo con todo el odio que podía, sus mejillas marcadas de llanto.

—Eres una pequeña fierecilla ¿no? — Hinata forcejeó mientras él reía—. Me divertiré domandote, pequeña—, gruñó haciendo que Hinata se sintiera más enferma y temerosa.

—Eres un asqueroso. Sucio, viejo ¡Pervertido!— gritó mientras intentaba darle una patada en las espinillas y lo logró, pero A no hizo ni una mueca.

En cambio ella sintió que se lastimaba los pies.

A uso la mano que aún tenía en su cabello para tirarlo hacía atrás, Hinata soltó un ruido bajo de dolor. Sentía que podía quitarle los pelos del cuero cabelludo. Hinata hizo ruidos de arcadas cuando A bajó y le pasó la lengua por la cicatriz de su mejilla. Su aliento era fuerte y amargo, Hinata gritó cuando sintió que algo duro golpeaba su estómago. No era un arma, ya que él los había dejado tiradas antes de perseguirla.

"¡Oh! ¡Por favor! ¡Alguien!" Gritó en su mente.

—Eres asqueroso ¡Suéltame!— tartamudeo continuando con el forcejeó.

A carcajeó y separó su rostro del cuello de Hinata. Ella dió un paso hacía atrás temblorosa cuando A la soltó. Ella nunca lo esperó.

A golpeó su mejilla sana, tirándola al suelo y dejándola medio inconsciente. Hinata no podía sentir su rostro, su visión se había vuelto borrosa por más que parpadeaba. El dolor llegó como un aguijón después, cuando sus ojos comenzaron a aclararse. Pero habría preferido perder el conocimiento, o la vida en todo caso, ya que cuando se dió cuenta A estaba sobre ella.

Las manos de Hinata estaban sobre su cabeza, el cazador las sostenía con su enorme mano mientras con la otra le desabrochaba la capa. Hinata abrió la boca, su cabeza le gritaba que pelee, pero su cuerpo parecía estar desconectado. Al fin pudo gritar cuando A tocó su pecho sobre la ropa.

—¡No!— lloró, pero no podía zafar sus manos del agarre de hierro del cazador.

Hinata lloró más fuerte cuando él obligó a sus piernas flojas abrirse con sus rodillas.

—Basta—, pidió mientras sentía el aire golpear en sus piernas desnudas cuando A subió su falda.

—Lo disfrutarás, pequeña—, susurró él con voz grave a su oído—. Te he visto florecer, hermosa. Cuando eras una niña eras preciosa, pero como mujer...

Hinata lloró y corrió la cara cuando él refregó su miembro duro contra el uve de sus muslos. Sus piernas patalearon, pero de nada sirvió. A la forzaría y ella no podía defenderse... Hinata retuvo el aliento cuando sintió la cayosa mano de A moverse a la altura de la fijación de sus pantalones.

Hinata movió su rostro y mordió su nariz, apretó sus dientes mientras A gruñía, ni siquiera los soltó cuando sintió el gusto de la sangre. No tragó, ella pensó que sería demasiado, pero siguió apretando hasta que A le dió un puñetazo en el estómago. El golpe logró que ella abriera la boca, por la falta de aire. Tosió, escupiendo la poca sangre que había logrado sacarle. Ese golpe no la dejó medio inconsciente, en todo caso, la despertó más.

Su espada se arqueó, intentando sacarlo de encima, pero odio cuando sus pechos tuvieron contacto con su torso. En vez de alejarlo, lo acercaba más.

—Eres una pequeña perra sucia—, gruñó A mientras se pasaba el brazo con la camisa para limpiar la sangre de la naríz—. Te castigaré por ésto, puta. Sé que te gusta. Siempre me miraste con esos ojos tímidos. Te voy a meter la polla tan profundo que te romperé, desgraciada.

Hinata lloró con sus palabras duras y volvió a gritar.

—Grita todo lo que quieras, perra. Nadie te ayudará.

—¡Por favor!

Hinata jadeó cuando A desgarró su vestido en la parte de su escote, dejando sus pechos al descubierto. Ella volvió a gritar de dolor cuando su mano asquerosa se cerró en su seno y lo apretó muy fuerte.

A rió.

—Te tendré todo el maldito día, luego te llevaré a mí cabaña y te follaré hasta que tú coño este demasiado roto para servirme—. La respiración de A era fuerte mientras seguía apretando el pecho de Hinata. Ella sólo sollozó y movió su rostro de costado, sus ojos cerrados con fuerza—. Luego te follaré por todos los agujeros que me falten—, gruñó.

Hinata tembló entera, ya sin fuerzas para luchar. Su garganta quemaba por todos los gritos que había dado y sabía que no podría liberarse de A. Lloró en silencio hasta que sintió los dedos de A en su vagina. Una nueva ola de poder la llenó y volvió a pelear, sacando sus sucios dedos de allí.

—¡Ayuda!— gritó. Tomó aire y volvió a gritar más fuerte—. ¡AYU...

Su gritó quedó silenciado y el cuerpo de A se tensó sobre ella cuando un rugido se escuchó en todo el bosque, haciendo temblar el suelo bajo Hinata.

Y estaba muy cerca.

Continuará...

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