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Mi Zorro Feroz Final

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.

Mí Zorro Feroz

§

Hinata se detuvo cuando hubo un retumbar en todo el bosque. Fue como si algo golpeara fuertemente contra el suelo y por el ruido de gruñidos, estaban muy cerca.

La mirada de Hinata inspeccionó los alrededores y vió un robusto arbusto. Se arrodilló y se metió dentro, colocando la ballesta en el suelo justo frente a su pecho mientras ella se mantenía acostada boca abajo. Se sacó como pudo las bolsas con flechas y las dejó a mano por si tenía que recargar rápido. Ella acomodó la ballesta hasta casi al final del arbusto, intentando que no se notará la punta.

Mientras el sonido de la pelea más se acercaba, intentaba mantener su respiración pausada y silenciosa, aunque su corazón retumbaba como si fuera el golpe de cascos de un caballo desbocado. Se mordió el labio y se recordó que estaba por ayudar a Naruto y a su abuela contra la loca de su madrastra.

Sus ojos se abrieron sorprendidos y pegó un pequeño saltó cuando el lobo gris cayó en la periferia de su visión. Tsunade estaba muy lastimada, uno de sus brazos colgaba sin fuerza y tenía una terrible herida en el estómago de garras profunda. Ella movió su rostro hasta que su ojo se puso en el carril saetero e hizo una respiración profunda, para intentar calmarse.

Tsunade no estaba en su blanco, Hinata abrió su otro ojo viendo que estaba un poco más allá. Antes de que pudiera acomodar la ballesta, Naruto en su forma de zorro cayó de dónde había llegado Tsunade no perdiendo ni un segundo y lanzándose hacía su madrastra. Hinata vió temerosa como ambos giraban, mordiéndose y rasguñándose. Naruto estaba sólo un poco mejor que Tsunade, por lo menos parecía que no tenía ningún hueso roto.

Kaguya apareció después, teniendo una larga espada en sus manos y arrastrando un pie.

—¡Aquí estoy maldita perra!— le gritó a Tsunade cuando lanzó a Naruto lejos.

Hinata movió frenéticamente la ballesta a dónde estaba su abuela y apuntó. Cuando el pelaje gris apareció, ella disparó. Para Hinata fue como si se detuviera el tiempo. Miró con los ojos temblorosos como la flecha zumbaba hacía la espalda de Tsunade. Ella reprimió su grito de alegría cuando la flecha se clavó en su cuerpo de lobo.

Tsunade tiró la cabeza hacia atrás y rugió con furia, Hinata movió sus manos, acomodando la cuerda y cuando logró poner la flecha, ella vió asombrada como la lobo arrancaba prácticamente todo el arbusto, mostrando su posición. Hinata disparó, aunque no apuntó y la flecha se clavó en la pantorrilla de Tsunade.

Hinata gritó cuando Tsunade volvió a rugir, el sonido haciendo temblar hasta las tripas. Antes de que su madrastra pudiera agarrarla, Naruto la derribo desde un costado, haciendo que ambos rodarán por el bosque.

—¡Maldita sea Hinata! ¡Te dije que te quedarás en la maldita cueva! ¿Eres estúpida niña?— gruñó su abuela cuando se arrodilló en el suelo a donde Hinata permanecía acostada y la abrazó con desesperación.

Hinata peleo para que su abuela la soltará.

—Ahora no—, renegó—. Debo ayudar a Naruto—, dijo mientras se libraba de los brazos de su abuela y tomaba la ballesta de nuevo.

Hinata se movió con más rapidez, supuso que era por la práctica. Ella apoyó la ballesta en su hombro como si fuera una escopeta, cuando la flecha ya estaba en su lugar, otra en su pantalón, y se movió para tener a la vista a las dos creaturas peleando.

Hinata sintió su mundo detenerse cuando Tsunade hundió las garras de su mano sana en el estómago de Naruto. Ella lo levanto y lo lanzó a un lado. Hinata vió horrorizada como el cuerpo del zorro caía sobre otro arbusto lejano. A ella llegaron ruidos lastimeros y luego silencio.

Naruto no se volvió a levantar.

Hinata sintió que su corazón se apretaba tan fuerte que casi se le cae la ballesta. Su mirada volvió a Tsunade cuando ella volvía a su forma humana. La mujer sangraba por todos lados, pero la sonrisa triunfante no era disimulada en su rostro. Hinata apretó sus labios temblorosos y sintió un líquido caliente y frío correr por su cuerpo cuando apuntó y disparó mientras Tsunade reía.

La flecha se encrustó en donde estaba su ojo rojo. Hinata observó la expresión asombrada de la mujer que había intentando amar a pesar de sus contantes rechazos, de respetar por ser la esposa de su padre. Los ojos miel de Tsunade se abrieron mientras se caía de bruces. Pero Hinata no había terminado con ella, volvió a colocar la cuerda en su lugar y agarró la otra flecha poniéndola en posición y caminando hacia la mujer con la ballesta lista.

Se detuvo cuando estuvo a su lado. Tsunade tenía su mano sana en la flecha clavada en su frente, intentando sacarla mientras hacía muecas de dolor. Por primera vez, en su rostro se mostró miedo cuando vio a Hinata apuntándole de nuevo.

Kaguya llegó al lado de su nieta, mirando fríamente a Tsunade.

—¿Cómo...? — tartamudeo la rubia.

—Mi nieta esta marcada por Namikaze—, susurró Kaguya.

Tsunade abrió sus ojos enormes y miró a Hinata justo antes de que ella disparara directamente a su corazón negro y vengativo. Tsunade se agitó antes de quedar con la mirada vacía hacía el cielo cubierto por hojas de árboles.

Hinata se sintió tan vacía como había quedado Tsunade cuando dejó caer la ballesta. Ella logró escuchar un leve gemido y se volteó y corrió a Naruto. El cuerpo de su zorro ya no estaba, sino que estaba en su forma de dos patas. Hinata se dejó caer junto a él y sintió que la desesperación subía por su estómago hasta su garganta cuando vio que él intentaba retener los borbotones de sangre que salían de su estómago.

—Naruto...—, murmuró suavemente.

Los ojos celestes de Naruto se abrieron para mirarla, su boca se curvó con una sonrisa algo tensa, de la comisura cayendo un hilo grueso de sangre roja y espesa. Las manos de Hinata temblaron cuando acomodó el mechón de cabello que se había pegado a su frente y sus ojos desbordaron de lágrimas cuando sus pálidos dedos se llenaron de sangre cuando intento detener la hemorragia con ellos.

—Yo... morir por Hinata—, gruñó suavemente Naruto.

Hinata lloró más fuerte y pegó su frente contra su pecho.

—¡No me dejes!—, rogó—. No me dejes sola—, gimoteo.

Hinata alzó la mirada cuando una mano se apoyó en su hombro y miró a su abuela. Los ojos de ella se suavizaron e intentó levantarla cuando Hinata volvió a mirar Naruto. La mano que había sostenido su estómago, se cayó sin fuerzas y ella gritó cuando él cerró los ojos.

Kaguya la abrazó desde atrás, intentando que se separará de su cuerpo inerte, pero Hinata peleó queriendo que Naruto volviera. Pidiendo a gritos que volviera por ella. Su abuela la soltó cuando Hinata se derrumbó, su cuerpo casi desvaneciendo, cayó en el suelo.

Hinata miró con ojos vacíos y tristes como su abuela ahora de acercaba a Naruto. Las lágrimas salían sin fuerza mientras Kaguya apoyaba una de sus manos en su estómago y la otra en la coronilla de la cabeza rubia. Hinata observó que su abuela se agachaba para susurrar palabras en el oído de Naruto. Ella se sentó cuando una luz comenzó a rodear a Kaguya y pasaba a Naruto.

Hinata observó asustada y sin entender qué sucedía mientras el cuerpo de su abuela parecía desvanecerse mientras el de Naruto tomaba más color. Ella se paró y se acercó, temerosa, y se arrodilló al otro lado de Naruto. Notando como las heridas comenzaban a cerrarse y curarse.

Hinata levantó la mirada cuando su abuela se irguió y le sonrió.

—Todo estaría bien ahora, mí niña.

—¿Qué has hecho?— susurró.

Kaguya bajó la mirada y observó al rubio, su sonrisa nunca vaciló.

—Le dí una importante tarea. No podrá morir ahora. Debe ser el guardián de un bosque y una Otsutsuki—. Kaguya volvió a mirarla—. La descendencia de ambos será la prueba de que la maldición ha sido perdonada.

Hinata lloró de felicidad y agradecimiento, hasta que notó que su abuela brillaba cada vez más. Ella tuvo emociones encontradas cuando pudo empezar a ver a través del cuerpo de su abuela.

—No te preocupes—, dijo Kaguya, su figura casi no podía verse ya, su sonrisa cada vez más grande—. Al fin estaré con mis amados.

—Te amo, abuela—, murmuró Hinata.

—Y yo, mí pequeña luna.

Hinata la observó hasta que Kaguya despareció completamente. Su mirada bajó cuando Naruto se sentó, llamando su atención. Los ojos de Naruto estaban abiertos de par en par mientras miraba hacia todos lados. Él se tocó el estómago, como buscando la herida y luego sus ojos fueron a Hinata.

Ella no pudo retener más el impulso y se lanzó a él, abrazándolo y besándolo con desesperación. Besos cortos que esparció por todo su rostro y cara.

—Volviste, volviste—, murmuraba entre beso y beso.

La sensación agridulce al saber que su abuela había tenido que sacrificarse para que ella no perdiera a Naruto. Los fuertes brazos de Naruto se apretaron en ella mientras hundía su rostro en su cuello, respirando su perfume y sintiendo su cuerpo contra él.

—Siempre volveré a Hinata—, prometió con un leve gruñido.

♥ Fin ♥

Habrá un Epílogo.

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