Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mi Zorro Feroz

Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia de caperucita, obviamente, no me pertenece, pero si las locas cosas que pasan por aquí.

Advertencia: Escenas violentas, lenguaje soez, posible sexo explícito (que sé que les gusta cochinillos XD) y si hay algo más, iré avisando.

Historia corta (creo), Algunos personajes OoC.


Mí Zorro Feroz

10 Años atrás

§

Hinata iba canturreando mientras su cuerpo se movía gracias al movimiento de la carreta. Su padre iba a su lado, cantando la misma canción.

Ambos estaban felices. ¿Por qué?

Irían a visitar a la abuela.

Hinata amaba a su abuela Kaguya, a su corta edad de diez años la consideraba muy graciosa. Puede que su abuela le haya enseñado una que otra grosería a escondidas de su padre, Hiashi. Su abuelita era dura como una roca, pero mantenía la frescura de una flor. Su padre siempre decía que ella terminaría enterrando a todos sus hijos.

Y desgraciadamente, hasta ahora era cierto. Sus primogénitos, unos gemelos, se habían muerto gracias a la fiebre cuando eran pequeños. Su tercera hija, muriendo dando a luz junto con su nieto. Luego había nacido su padre con su hermano gemelo. Pero sólo Hiashi había sobrevivido, ya que el otro había nacido sin vida. Todas las penurias, mezclado con la pérdida de su marido, habían hecho a su abuela dura y antisocial. Hinata recién empezaba a entenderla.

Hinata reconoció un roble que estaba cerca de la casa de su abuela y sintió la conocida anticipación de llegar. La canasta era enorme en sus piernas, y pesada. Su madrastra no se llevaba bien con su abuela y evitaba ir a su casa. A su papá no le importaba, era un momento perfecto para padre e hija.

Un movimiento le llamó la atención a unos arbustos y miró curiosa. Sus orbes se abrieron asombrados cuando ojos rojos brillaron entre las sombras de los árboles y el arbusto. Su mano voló para agarrar el borde de la capa roja de su padre.

Hiashi la miró, viendo que el pequeño cuerpo de su hija crispado y temblando, y frunció el ceño.

-¿Qué sucede Hinata?- preguntó curioso para volver la vista al frente.

-Creo que vi algo-, tartamudeo con la voz queda la pequeña.

-¿Humm? ¿Adónde?- dijo su padre deteniendo los caballos y su mano llendo directamente a la escopeta que tenía a un lado.

El bosque era peligroso, había leyendas de criaturas extrañas y sedientas de sangre, y no hablaban específicamente de los animales salvajes. Eran unos más peligrosos, unos que no podían matar simplemente.

Hinata apuntó con un dedo a los arbustos y Hiashi apuntó su escopeta, esperando que algo saliera de entre el follaje. El corazón del hombre palpitaba con fuera cuando las hojas se movieron levemente y tragó el nudo en la garganta. Un frío helado bajó por su columna vertebral, haciendo que en sus brazos brotará la piel de gallina y la escopeta temblará levemente. Se paró lentamente, todavía apuntando, sus piernas estaban algo inestables por los nervios, pero trabó las rodillas.

-¿¡Quién anda ahí!?- gritó, esperanzado de que fuera una persona o un animal que se asustara con su grito.

Ambos saltaron cuando pájaros volaron a su espalda, haciendo un estruendo en el bosque tan silencioso. Allí, Hiashi se dió cuenta del silencio que les envolvía.

No era normal.

Sus ojos escanearon el área mientras una de sus manos iba a la canasta y la sacaba del regazo de su hija lentamente.

-¿Que suce...

-Shhh-, le silencio mientras dejaba la canasta en el suelo de la carreta.

Le habría gustado tranquilizar a su hija, pero no quería hacer un movimiento en falso.

- Ponte en la parte trasera-, susurró Hiashi. Su hija dudo y él odió ver el miedo en sus ojos-. Ahora Hinata-, ordenó con fuerza pero la voz baja.

-Si-, Hinata asintió y se movió algo torpe para pasar por arriba del respaldo del asiento y acurrucarse en la parte trasera.

Hiashi dió unos pequeños pasos y comenzó a bajar de la carreta. Si era una de las criaturas, no podría huir, por más que tuviera a los caballos. En su nuca se alzaron los cabellos cuando sintió una mirada profunda en su espalda. Cuando estaba por mirar hacía atrás, algo se movió a dónde él estaba apuntando. Cuando volvió la mirada, sólo puedo llegar a disparar al ver una sombra gigante moverse velozmente.

Su hija gritó en la carreta, pero él siguió con la mirada la sombra casi borrosa y volvió a disparar, intentado anticipar el movimiento. Pero la criatura se movió a la dirección contraria.

Hiashi no podía ver bien cuando sus ojos se llenaron de lágrimas. Sus manos temblaron cuando bajó la escopeta para ponerle más municiones mientras un aterrador gruñido sonó en todo el bosque. Una de las balas se cayeron y él maldijo mientras sacaba otra de su capa y cerraba rápido la escopeta.

Sabía que moriría, algo se lo había dicho esa mañana, un presentimiento que no prestó atención. Pero le dolía que su pequeña hija también muriera con él. La criatura no la dejaría.

Cuando Hiashi levantó la vista, no podía ver la sombra. Giró, escaneando el bosque con la mirada, pero no sabía adónde había ido. Sólo los sollozos de Hinata eran audibles y rezó en silencio para que por lo menos su hija se salvará de la criatura.

Un ruido sobre su cabeza le hizo congelarse, la escopeta temblando en sus brazos.

Su mirada fue hacia arriba justo cuando la sombra negra caía sobre él. Hiashi disparó, pero nunca llegó a apuntarle cuando el monstruo golpeó el cañón. El arma salió volando, las piernas de Hiashi temblaron cuando vió una enorme criatura de unos dos metros, peluda y gris. Su rostro era de un lobo, sus manos eran patas con enormes garras negras y sus pies... Hiashi tragó saliva mientras daba un tembloroso paso hacía atrás.

Su mirada captó la carreta y decidió que por lo menos intentaría alejarlo de su hija.

- Corre- gritó a su hija.

Giró sobre sus talones y corrió en dirección contraria. Miró sobre su hombro mientras la criatura tiraba la cabeza hacia atrás a aullaba. El ruido fuerte hizo que su corazón casi saliera por su garganta, el gritó de su hija amortiguado por el horrible sonido.

Hiashi volvió la vista al frente, pidiéndole perdón a su hija y madre en sus pensamientos y corrió más rápido. Sólo estaba atrasando su destino, se dijo cuando escuchó las garras del monstruo en el suelo tras él. Con el impulso de la corrida, se dejó arrastrar por el suelo cuando pasó por abajo de un árbol caído. Se levantó rápido y siguió corriendo cuando la cosa cayó sobre ese enorme tronco y lo rompió en dos. Se soltó la capa al sentir que se le enredaba en los pies e hizo un giro brusco, logrando que la criatura derrapara justo antes de que lo atrapará, agarrando sólo su capa.

El monstruo volvió a hacer ese ruido aterrador, haciendo que Hiashi mirará sobre su hombro. Un terrible error cuando una rama baja golpeó en medio de su pecho y cayó de espaldas sin aire. Sus ojos se mantuvieron cerrados, mientras intentaba recuperarse, pero sabía que era su final y estaba resignado a morir.

"Ojalá que hayas podido escapar, hija" pensó antes de abrir los ojos lentamente al sentir los pasos pesados y lentos acercarse.

Cerró los ojos de nuevo al sentir un gruñido por encima de su cabeza y un aliento a carne podrida.

-Acaba de una vez. Maldito monstruo- dijo desafiante, con los ojos fuertemente cerrados.

Se tragó el gritó cuando garras se enterraron profundamente en su estómago. El dolor fue terrible,tan asfixiante que terminó abriendo los ojos. La creatura estaba sobre su rostro y está vez no puedo evitar gritar con todas sus fuerzas. Pero no fue un gritó de dolor, ni de miedo.

Fue un gritó de furia.

Hinata se tropezó cuando escuchó el gritó lejano de su padre y cayó casi de cara. Su rostro estaba lleno de lágrimas, pero sabía que estaba muy cerca de la cabaña de su abuela. Se levantó temblorosa y siguió corriendo al sentir que alguien la perseguía.

¿Tal vez era su imaginación? No lo creía.

"Sólo un poco más" se dijo mientras agachaba la cabeza para pasar por una rama muy baja.

Su pecho latía dolorosamente, su garganta quemaba como si tuviera un hierro al rojo vivo y sentía sus piernas duras y sus pies dolorosos. Pero forzó a su cuerpo delgado a seguir.

Casi se queda sin fuerzas cuando vió a la cabaña atrás de unos cuantos árboles, pero se detuvo de golpe y cayó de bruces cuando el mismo monstruo cayó justo al frente de ella. Hinata abrió la boca, pero el gritó no salió de su garganta. Era como si se hubiera quedado sin habla y sin aire mientras intentaba arrastrarse hacía atrás. El monstruo gris se puso en cuatro patas y, Hinata podría haber jurado, que sonrió triunfante.

-Por favor...- tartamudeo muy bajo.

Ella sólo pudo soltar un pequeño gemido cuando la creatura saltó sobre ella y la encerró en sus patas. Hinata cerró los ojos cuando el aliento podrido y caliente llegó a ella. Su cuerpo tembló y lloró cuando una garra negra, filosa y muy dura se apoyó en su mejilla, justo bajo su ojo y bajó lentamente. Hinata sintió que cortaba su piel, pero no podía moverse más que para llorar.

Se estaba quedando sin aire.

Ella se encogió cuando agua caliente cayó sobre su cara, sus dedos se apretaron en la tierra cuando se dió cuenta que era saliva de la creatura sobre ella. Su cuerpo se congeló cuando se escuchó otro ruido aterrador.

Otro monstruo.

Hinata sabía que moriría, había tenido la esperanza que su abuela saliera a defenderla. Pero ni siquiera, Kaguya podría contra dos de esas cosas. Su cuerpo se apretó contra el suelo cuando sintió una ráfaga de aire sobre ella y al no sentir más el aliento de la creatura gris sobre ella y gruñidos furiosos, abrió los ojos.

Los dos monstruos se estaban peleando. El nuevo era de un color rojizo anaranjado, era igual de grande y peleaba salvajemente con el de gris. Hinata saltó cuando sintió que algo tironeaba de su falda y miró hacia sus pies.

Uno igual, pero más pequeño que el recién llegado, la miró con profundos ojos azules y le siguió tironeando la falda y ella pudo hacer que su cabeza funcionará lo suficiente para darse cuenta que quería que corra.

Hinata se levantó, inestable, sintiendo su mejilla arder y corrió hacia la cabaña de nuevo. El pequeño animal, no era tan pequeño ya que era de su misma estatura, pero la acompañó los primeros pasos temblorosos hasta que ella pudo empezar a correr normalmente de nuevo. Hinata podía seguir escuchando la pelea a su espalda, pero su atención se concentró en la cabaña.

Tan cerca, pero tan lejos a la vez.

El animal de ojos celestes se detuvo cuando llegaron al borde del bosque y Hinata también lo hizo unos pasos adelante. Se volvió para verlo y él movió la cabeza, como diciéndole que siguiera.

- Gracias-, susurró Hinata y se volteó justo cuando su abuela Kaguya salía del otro extremo montada en un caballo.

Hinata corrió a ella, gritando y llorando. Los ojos de Kaguya se abrieron asombradas al ver a su nieta e instó al caballo a moverse más rápido, apretando su arma y sintiendo el golpe de la espada en su pantorrilla que tenía atada en la cintura.

Hinata se sintió casi desfallecer cuando su abuela la levantó y la abrazó, preguntándole que había pasado. La llevó rápido a la cabaña, pero sabía la verdad antes de que Hinata pudiera hablar.

Su único hijo. El último que le quedaba, había muerto.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro