Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22

Jimin se removió con su cuerpo algo entumecido debido a la posición en la que estaba desde hace más de media hora.

Y es que, en medio del intenso beso que compartieron, Yoongi había perdido el equilibrio, cayendo graciosamente al piso mientras que amortiguaba la caída del rubio con su cuerpo. Ambos rieron tontamente por lo sucedido, pero optaron por permanecer así, con la mínima distancia entre sus cuerpos. Jimin había recostado su cabeza en el torso de Yoongi de manera que podía disfrutar de los latidos erráticos del corazón contrario y la manera en que estos, poco a poco, se fueron acompasando, justamente como hizo el suyo. A su vez, el de mirada gatuna había sumergido su nariz en las doradas y fragantes hebras,  permaneciendo así todo el rato.

--Creo que debemos levantarnos, ya llevamos mucho tiempo así. -sugirió Jimin, aunque sin verdaderamente desear ponerle fin al momento. Se sentía demasiado a gusto entre los pálido y fuertes brazos que lo acunaban tan cálidamente.

--Quedémonos así un rato más. -pidió con voz melosa el pelinegro --Te extrañé demasiado y ahora simplemente ya no quiero soltarte jamás.

El menor rió enternecido cuando sintió al pálido restregar su rostro entre sus cabellos. Él tampoco quería separarse ni un segundo del mayor, pero empezaba a sentir sus piernas acalambradas, por lo que se reacomodó de manera que ahora estaba a horcajadas de él, aprovechando su ventajosa posición para apoderarse de los finos labios ajenos.

--También te extrañé demasiado. -confesó tras romper el beso con un chasquido. Luego, hundió sus regordetes dedos entre los sedosos cabellos azabaches y masajeó deliciosamente el cuero cabelludo mientras escuchaba a su mayor ronronear gustoso.

--Tus manos son mágicas, bebé. -Jimin volvió a reír, esta vez un poco apenado y, a la vez, encandilado por el mote cariñoso.

Sí. Le gustaba cuando Yoongi entonaba cualquier palabra dirigida hacia él, le encantaba esa voz profunda y grave que lograba erizarle la piel, enviándole miles de sensaciones agradables que no hacían más que calentar su corazón... y su cuerpo.

--B-basta, no hagas eso... -gruñó el azabache cuando el rubio empezó un suave balanceo de caderas que despertó una parte especial de su cuerpo.

--¿Por qué? ¿No te gusta? -gimió sin detener su acción. Mordiendo su labio inferior con lascivia a la par que la gatuna mirada se volvía más oscura.

--Me encanta. -aseguró, dejando un rápido y casto beso en los abultados labios que no hacían más que tentarlo --Pero no es el momento... ni el lugar. -llevó sus manos a las estrechas caderas, obligando al menor a detenerse antes de que acabara con la poca cordura que le quedaba.

Con suma delicadeza, hizo al más bajo levantarse de su regazo, haciendo él lo mismo y volviendo a besar los adictivos labios que ahora formaban un puchero.

--Quiero hacer las cosas bien. Así que vamos a tomarlo con calma, ¿sí?

Jimin rodó los ojos en respuesta y se encaminó hacia la puerta de cristal, descubriendo que, tal como había sospechado ya, esta estaba cerrada por dentro.

Razón por la cual no llegó algún cliente inoportuno a interrumpirlos.

--¿Te molestaste? -cuestionó Yoongi, abrazándolo por la espalda, sonriendo satisfecho cuando sintió el delicado cuerpo derretirse en sus brazos.

--No... es solo que... -calló, dudando si sería correcto exteriorizar su preocupación.

--¿Crees que no te deseo? -cuestionó el mayor, adivinando lo que pasaba por su mente --Créeme que no es el caso. -chocó su pelvis en la retaguardia del menor, quien soltó un gemido al aire.

Yoongi le dio la vuelta, de manera que el cuerpo de Jimin estaba pegado a la puerta, obstaculizando la entrada a cualquiera que llegara en ese momento.

--Te amo y te deseo más que a cualquier otra persona en el mundo. -dijo solemne --Y es por eso que haré las cosas de manera diferente contigo... -sonrío ante el brillo anhelante en la mirada avellanada --No habrá sexo hasta que nos casemos nuevamente.

Jimin pestañó confundido, arrugando un poco el ceño antes de carcajearse --Tienes que estar bromeando. -contestó --Sí recuerdas que no soy virgen, ¿verdad?

--Da igual. -negó con pereza y chasqueó la lengua --De ahora en adelante seremos la primera y última vez del otro en todo. Así que, no insistas porque no te tocaré hasta el matrimonio.

Bufando, el de mejillas abultadas hizo a un lado el cuerpo del contrario, caminando hasta la caja registradora mientras fingía indignación. Por su parte, Yoongi lo observaba alejarse, trotando luego hasta él para volver a abrazarlo por la espalda. No logrando evitar el jadeo que escapó velozmente de su boca cuando las nalgas de Jimin se impulsaron sin previo aviso hacia atrás, chocando contra su sensible hombría.

"Veremos cuanto aguantas" -pensó el menor con una sonrisa pícara y perversa dibujada en su rostro.

[.]


Tanto Jimin como Yoongi comprobaron la poca resistencia del segundo cuando, tras tan solo haber transcurrido una semana de su reconciliación y de que el mayor asegurara que no habría sexo hasta el matrimonio, terminaron haciendo el amor en el auto de este de camino a su primer cita oficial y para la cual Yoongi reservó en el restaurante favorito del rubio.

Cabe decir que perdieron la reservación.

Al principio el pelinegro se lamentó por haber faltado a su propia palabra al sucumbido tan rápido ante los encantos del menor, pero Jimin, entre risas le aseguró que no debía preocuparse ya que, como ambos así lo querían, no veía la necesidad de retrasarlo.

Después de eso, volvieron a tratar el tema del divorcio el cual en realidad nunca precedió, tanto porque Jimin jamás firmó como por el hecho de que los papeles no fueron entregados al abogado.

Decidieron dejar de lado la idea del divorcio porque ninguno lo consideraba realmente necesario. Se amaban y estaban dispuestos a olvidar los acontecimientos del pasado, conservando tan solo las enseñanzas que este les dejó y procurando no cometer los mismo errores.

¿Qué importaba ya a esas alturas cómo habían iniciado las cosas, si al final ellos estaban seguros de que lo que sentían por el otro era tan real como ellos mismos?

Con la convicción de que esta vez su matrimonio funcionaría, ambos decidieron volver a vivir juntos. Esto les reportó un gran alivio a ambos ya que, por cuestiones de trabajo, Yoongi debía regresar constantemente a Seúl; siendo solo los fines de semana los días en que podían estar juntos, lo cual suponía un martirio para ellos, que cada día se les hacía más difícil estar lejos de los brazos del otro.
 
Ahora los dos vivían felices, aprendiendo lentamente a aceptarse y a amarse con sus virtudes y defectos.

[.]

Yongi regresaba al departamento completamente agotado, estaban en medio de un nuevo proyecto que le exigía algo más de tiempo y esfuerzo del normal. Casi arrastras, llegó hasta la recámara donde sabía que encontraría a su rubio favorito. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la cama, se lanzó sobre ella sin miramientos, cayendo boca abajo ante la mirada atenta de Jimin.

--¿Otro día pesado, Yoonie? -cuestionó, acercándose hasta la cama y recibiendo un asentimiento de cabeza en respuesta --Mi pobre gatito~. -dijo en tono meloso, subiendo él también a la cama --Te daré un rico masaje para relajarte.

Colocándose a horcajadas sobre las nalgas del mayor, dejó a sus manos trabajar en los hombros y la espalda contraria, sonriendo cuando este empezó a emitir soniditos de satisfacción.

Durante varios minutos, Yoongi disfrutó de las manos mágicas de su esposo trabajando en sus tensos músculos... hasta que se puso algo travieso.

--¿Qué haces, bebé? Baja de ahí. -pidió con el ceño fruncido cuando sintió cierta dureza ser restregada entre sus nalgas. En un ágil movimiento, se giró tomando a Jimin de las caderas para invertir posiciones --De los dos, el único que meterá algo siempre seré yo. -simuló varias estocadas que provocaron una carcajada en el rubio.

--¡¡Yoongi!! -decía entre risas mientras daba la vuelta para quedar boca arriba --Eres un tonto. -dijo con la cara caliente y puchereando adorablemente.

--¿Cómo es que te sonrojas después de comportarte como todo un pervertido? -acusó con una sonrisa.

--No soy ningún pervertido. -se quejó, sonrojándose aún más debido al bochorno.

--Sí, lo eres. -aseguró el mayor, besándolo con dulzura --Así como también eres amable, generoso, sensual...

--Basta. -pidió con su voz siendo amortiguada por sus manos, las cuales intentaban ocultar su muy avergonzado rostro.

--Eres tan dual. -prosiguió, retirándole las pequeñas manos de la cara para que lo mirara a los ojos --Tierno y sexi, tímido pero descarado.

Jimin lo escuchaba atento, mirándolo a los ojos en todo momento.

Suspiró feliz.

--Te amo, tonto Yoonie. -sentenció mordiendo su voluminoso labio inferior pícaramente y sonriendo cuando los ojos contrarios resplandecieron llenos de amor.

--También te amo, mi hermoso, perfecto, adorable, dulce y atrevido esposo... Mi Virtuoso Doncel.

----☆☆☆----

4/5

¡¡Aaaaaahhhh, odio escribir finaaleeees!!

Falta el epílogo y otra cosita más. Eso ya será mañana.

♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡

《Akina》

NoALaCulturaDeLecturaFantasma

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro