19
Bienvenidos a la semana final de Mi Virtuoso Doncel.
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Yoongi se acercó con lentitud hasta la parte frontal de la casa donde se encontraba el par de jóvenes en -lo que parecía ser- una divertida charla. Hizo puños sus manos al notar la cercanía de estos, pero se recordó así mismo que había ido hasta allá para hablar con Jimin, no para arruinar más las cosas.
Bufando para sus adentros, se posicionó a tan solo dos metros de ambos chicos, con su vista todo el tiempo en el tierno rostro de su esposo que ostentaba una linda sonrisa a la par que sus pequeñitos ojos desaparecían.
Tan adorable.
Con un sonoro carrapeo hizo notar su presencia y nada en el mundo lo hubiera preparado para el dolor que sintió tras presenciar como la sonrisa de Jimin desaparecía al notarlo allí.
"Mereces esto". -se recordó a sí mismo con amargura, intentando no mostrarse afectado.
Por su parte, Jimin sintió a su corazón sobresaltarse al tener frente a sí al azabache. Apresurado, bajó la mirada al sentirse cohibido e indispuesto a mantener el contacto visual.
Y es que ¡Dios!, estaba verdaderamente nervioso. Ciertamente no esperaba ver a Yoongi justo en ese momento.
Durante varios segundos se mantuvieron así, un castaño cabizbajo siendo observado atentamente por el de mirada gatuna que, a su vez, estaba bajo la escrutinadora mirada del más alto de los tres.
--Minie. -llamó el tercero en cuestión, provocando que, tanto el nombrado como el mayor de ellos, posaran su mirada en él --Estaré adentro con Tae. -aunque lo dicho era una afirmación, el sutil apretón en su hombro y la mirada sugestiva le dió a entender al de mejillas abultadas que podía negarse a ser dejado a solas con el azabache .
Aunque, si bien el no se sentía preparado aún para la conversación que se llevaría a cabo, bien sabía que más temprano que tarde ocurríría. Por lo que, con un suspiro de resignación, esbozó una tímida sonrisa que le hizo saber a su amigo su decisión.
Mientras la muda conversación era llevada a cabo, el par de amigos eran ajenos a la mirada molesta y recelosa de un Yoongi que hacía todo lo posible por mantenerse sereno ante el sospechoso comportamiento de estos.
Una vez chico de complexión atlética se adentró a su hogar, ambas miradas se reencontraron.
--¿Cómo estás, Yoongi? -cuestionó Jimin, con una leve sonrisa que no llegó hasta sus ojos y que provocaron aún más malestar en el pálido, ya que no era ni la sombra de la que minutos antes adornaba su rostro --No te esperaba tan pronto.
El azabache frunció su entrecejo ante esto último.
¿Pronto? ¿Acaso consideraba que esa semana había transcurrido rápido?
Sin contestar, su mirada se dirigió hacia la colorida casa en la que se había adentrado el apuesto chico, sintiendo un ardor -hasta hace poco desconocido para él- volver a instalarse en su pecho cuando su mente le sugirió el posible papel que este ocupaba en la vida del tímido doncel.
--Él es Jungkook. -se apresuró el menor a aclarar sin ser del todo consciente de por qué lo hacía. Simplemente algo en su interior lo instaba a querer erradicar todo rastro de incertidumbre y pesar presentes en la felina mirada --Es el esposo de mi mejor amigo, Tae. También es un buen amigo mío.
Los ojos de Yoongi reposaron nuevamente en él, provocándole cierta ansiedad. Con evidente nerviosismo, rascó su cabeza en la parte trasera, dejando a sus orbes vagar por los alrededores, asegurándose de no volver a conectar con la intensa mirada posada en su persona y que transmitía -más que nada- alivio.
Pero ¿alivio de qué? -se cuestionó el castañito. Negándose a ilusionarse con la idea de que el otro se sintiera, de alguna manera, inseguro o intranquilo a causa de su amigo.
Porque era imposible que Min Yoongi estuviera celoso, ¿no?
Con una risita tonta negó con la cabeza, debía dejar de pensar en cosas absurdas. Yoongi no era de los que sentían celos y en todo caso, él no sería la causa de ellos.
--¿Por qué te ríes? -cuestionó el mayor, esbozando una leve sonrisa en consecuencia de la dulce risa de Jimin.
Dios, ese niño era capaz de provocarle tantos sentimientos distintos.
--N-no... ah.. -volvió a reír tontamente, evitando aún mirarlo a la cara --No me hagas caso, ¿quieres dar un paseo? -propuso, empezando a caminar en una dirección al azar, pese a que no había obtenido respuesta alguna y siendo completamente ajeno a la mirada divertida que le era dedicada por lo nervioso de su actuar .
Sin pensarlo dos veces, el pelinegro emprendió también la caminata silenciosa hasta llegar a un bonito parque, observando al más bajo tomar asiento en uno de los columpios y, limitándose a imitar su acción, tomó asiento a su lado.
Los segundos se convieron en minutos en los cuales ninguno de los dos decía una palabra. Solo disfrutando de la suave brisa en sus rostros mientras cada uno se mecía por su cuenta; siendo un suspiro pesado proveniente de Jimin lo que rompió el extrañamente cómodo silencio reinante, provocando la mirada curiosa del otro.
--Hace unos años conocí a un chico. -empezó a explicar con su vista fija al frente --Yo estaba en mi primer año como estudiante de gastronomía y me sentía algo abrumado, ¿sabes? -dijo mientras era escuchado atentamente por Yoongi que, pese a su intención inicial de dejar de lado -por el momento- los acontecimientos del pasado en la vida amorosa de su esposo y optando por concentrarse en solucionar los problemas actuales que aquejaban a su matrimonio; ahora se veía dominado por su curiosidad y por la necesidad imperante de saber quién había llegado primero que él a la vida del tierno chico --Nunca he sido alguien extrovertido que digamos, yo... solo era un chico tímido y virgen que iba tras su sueño.
--Jimin, no es necesario que... -intervino tras notar las notas de melancolía en el relato del contrario.
--Quiero contarte. -aseguró mirando a los ojos a Yoongi --He guardado durante tanto tiempo esta verdad que... ya no puedo... yo no quiero cargar más este secreto... -el azabache asintió en respuesta de quien volvía su vista nuevamente al frente, tragando pesado antes de proseguir --Este chico mostró interés en mí y no sé... supongo que su interés generó el mío también. El punto es que, en muy poco tiempo nos hicimos cercanos y yo me sentía maravillado por tener su atención. Hasta que un día simplemente pasó. -mordió su labio inferior con saña, cerrando los ojos fuertemente para liberarse de ese picor que bien sabía precedería el llanto.
--Jimin... -llamó sin saber qué más decir ante la angustia que le provocaba su estado de vulnerabilidad.
--No soy virgen desde los diecinueve años porque me entregué a un chico que solo buscaba una aventura de una noche. -sentenció con voz quebrada, conectando, de manera fugaz, su acuosa mirada con la contraria --Y lo peor es que él ni siquiera me engañó porque jamás me prometió nada, al contrario, sus intenciones siempre fueron claras, pero yo era lo suficientemente ingenuo para no notarlas.
Con su estado abatido, se apresuró a limpiar con el dorso de la mano las lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas.
Yoongi lo observaba atentamente, con su boca hecha una línea y sintiendo como un nudo se construía en su garganta --No es tu culpa. -aseguró con convicción.
--No, no lo es. -contestó algo sorprendido porque, aunque ya había llegado a esa conclusión, sinceramente no esperaba escucharla de boca de alguien más. Al menos no tan pronto y, ciertamente, no de parte del azabache --Pero durante demasiado tiempo creí lo contrario. Alimentando una culpabilidad que hizo estragos en mí. Me encerré en mí mismo, lamentándome por algo que, por más que deseara, simplemente ya no podría cambiar. Y créeme que lo deseé con mi alma. -confesó con vehemencia --Oculté incluso a mis padres mi desliz mientras me autocastigaba por mi error. Dejé de reír, de expresar mis verdaderos sentimientos. Hasta descuidé mi apariencia física con la absurda idea de que si nadie se fijaba en mí, entonces quizás no tendría que revelar mi secreto y me ahorraría la vergüenza.
--A mí no me importa que no seas virgen...
--Aún así... -interrumpió, sumergido en sus propios recuerdos --En tus planes no estaba casarte. Solo lo hiciste porque tu abuelo te engañó.
--Sí, así fue al principio, pero ya no más. Te juro que estoy aquí porque así lo quiero. Me gustas, Jimin. Me gustas mucho. -aseguró con desesperación, arrepentido y avergonzado por haber añadido mas penurias a la vida del castaño.
Jimin se levantó de su asiento a la par que limpiaba todo rastro de lágrimas.
Eran demasiadas emociones juntas, se sentía abrumado, pero...
--Nuestro matrimonio está fomentado en mentiras...
--Lo sé. -concordó con frustración, después de todo esa era una de las razones por las que necesitaba hablar con él y uno de los puntos que quería aclarar --Todo empezó por las razones incorrectas, pero creo que podemos arreglarlo. Quiero que volvamos a intentarlo, por favor, perdóname. Sé que no tengo excusa por cómo te traté antes... pero te prometo reivindicarme... solo vuelve conmigo a Seúl... a nuestro hogar. -pausó, observando como el castaño negaba.
--Me quiero separar. -esta vez era Yoongi quien negaba --Antes pensé que en ti encontraría el perdón que me daría la paz necesaria para seguir adelante. Pero después de dejarte y pasar por esta horrorosa semana, comprendí que soy yo quien debe perdonarse por lo que pasó. Debo hacer las paces con mi yo del pasado para sanar mis propias heridas; y, sobre todo, aceptarme y amarme a mí mismo antes de aspirar a que otra persona lo haga.
El pelinegro permaneció en silencio, renuente a aceptar el fin de su matrimonio porque ¡diablos! ni siquiera quería pasar un día más lejos de Jimin. Aunque sabía que este tenía razón, era lo suficientemente egoísta para no querer dejarlo ir de su lado.
--Y es algo que necesito hacer solo.
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1/5
Primer capítulo de la semana. Quizás algunos lo sepan y otros no. Pero esto es un minific.
Mañana es la siguiente actualización.
♡♡Muchísimas gracias por el apoyo que me han dado. A los que recién se unen, bienvenidos♡♡
《Akina》
#NoALaCulturaDeLecturaFantasma
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