15
Un alto jadeo abandonó los abultados labios del tímido doncel cuando sintió el toque de unas manos en su cintura.
Arqueó la espalda, echó su cabeza hacia atrás y gimió bajo cuando esas mismas manos se adentraron por debajo del suéter holgado que vestía, subiendo por su abdomen hasta llegar a sus pezones y, una vez allí, pellizcándolos de manera lenta y sensual.
Soltó un grito cuando la deliciosa tortura en su pezón derecho cesó, siendo ahora su entrepierna quien recibía un poco de atención de parte de la pálida y juguetona mano.
Al inclinar su torso hacia el frente, se vió obligado a presionar sus palmas en la isleta de la cocina para sostener su peso. Dicha inclinación dio por resultado que su trasero chocara abruptamente con la entrepierna contraria.
--¡¡Yoongi!! -exclamó entre risas cuando este aprovechó su sugerente posición para restregar su excitación entre sus nalgas .
Sí. Podía decirse que las caricias entre él y Yoongi habían subido de nivel. Y mucho.
Pero no lo suficiente.
Con delicadeza, Yoongi lo ayudó a reincorporarse. Depositando un suave beso en su cuello y riendo cuando otro jadeo escapó de él.
--Tan sensible. -le susurró el pálido para acto seguido tomar un tazón y sacar las palomitas que anteriormente Jimin había introducido al horno eléctrico.
Luego, guiñó un ojo en dirección al castaño que había sufrido otro ataque de pudor como cariñosamente le había llamado, debido a la manera en que este se cohibía cada vez que intentaba llegar más allá de besos y caricias.
Y ahora esa es la razón por la que aún su matrimonio no es consumado.
Se sentó en el sofá donde cada noche veían televisión, recibiendo a Jimin en su regazo y acunándolo mientras este sostenía el tazón de palomitas sobre sus propias piernas.
La película inició y ambos empezaron a alimentar al otro. Los minutos avanzaron y tanto las palomitas como la película pasaron a un segundo plano cuando los, inicialmente, tiernos e inocentes besos se convirtieron paulatinamente en fogosos y hambrientos.
Yoongi sabía que lo más probable era que tendría que darse una ducha fría para bajarse la calentura.
Pero, ¿qué más daba? Estaba dispuesto a conformarse con lo que sea que Jimin estuviera dispuesto a darle.
Ni más ni menos.
[.]
Jimin infló sus mejillas mientras mantenía sus ojos cerrados a la espera de que Seokjin terminara de maquillar sus párpados.
--Listo. Puedes abrirlos. -pidió el doncel mayor, ignorando el mohín en los voluminosos labios contrarios. Y es que el castaño no había estado feliz cuando Jin se presentó frente a él y le avisó que se encargaría de vestirlo y maquillarlo para asistir a un cóctel que se llevaría a cabo esa noche y al que Yoongi debía asistir y él, como su esposo, tampoco podía faltar. No pudo evitar sentirse dolido al pensar que no era suficientemente atractivo para andar del brazo de Yoongi sin antes haber pasado por una transformación.
Seokjin sonrió orgulloso, aunque no del todo complacido con el resultado que tenía frente así y que le había costado horas. Y no porque fuera realmente difícil hacer lucir bonito al castaño, sinó por las constantes negativas de este a todo lo que le sugería.
Jimin se había negado a usar los conjuntos elegidos por Jin ya que los consideraba muy ajustados y ceñidos al cuerpo, siendo que lo único que estos hacían era resaltar sus muchos atributos. Una vez el mayor se cansó de sus negativas, recurrió a las amenazas para lograr su cometido.
--Sonríe y deja de hacer pucheros porque de nada te servirán. -aseguró con un tono de voz algo severo --Por Dios, te vez realmente fabuloso y ni siquiera me dejaste esmerarme lo suficiente.
--No me gusta esta ropa y tampoco me gusta maquillarme. -se quejó.
--Pues te aguantas. -sentenció el mayor con mirada reprobatoria --Y deja de mirarme así. -le riñó cuando los azulados ojos lo miraron con enojo.
--Eh-eh. -Jin se apresuró a quitar de las manos de Jimin los poco estéticos anteojos que este hizo amago de colocarse --Estos. -señaló con su dedo --Se quedan en casa esta noche.
--Pero necesito mis lentes.
--No los necesitas, ¿para qué crees que son los lentes de contacto?
Jimin bufó, girando su cabeza a un lado para no mirar a Seokjin. Por su parte, Jin lo observaba divertido hacer su berrinche.
No es que quisiera ser malo con el adorable chico, pero este no le dejaba más opción que usar mano dura si quería cumplir con la tarea que le encomendó Yoongi de vestirlo y peinarlo a la altura de la elegante fiesta a la que irían esa noche, ya que el azabache no quería que su lindo esposo se sintiera inferior o fuera de lugar.
A cambio, Yoongi le debería un favor y él planeaba cobrarlo. Oh sí.
Jimin estuvo a punto de refutar lo dicho por el apuesto doncel, pero en ese momento se abrió la puerta, dejando ver a un aparentemente cansado Yoongi.
La sensación que embargó su pecho cuando la felina mirada se posó en su persona y lo analizó de pies a cabeza de manera apreciativa, fácilmente podría ser catalogada como mágica. Sintiendo un familiar cosquilleo en su estómago, se dispuso a juguetear con sus regordetes dedos para controlar la ansiedad que empezaba a sentir.
--Bueno, mi trabajo aquí ya terminó. -anunció Seokjin, más ninguno de los presentes pareció escucharlo, por lo que decidió simplemente retirarse.
--T-te... te gusta cómo me veo? -musitó nervioso. Observando la oscura mirada posarse sin reparos en sus labios, haciéndolo enrojecer y olvidar por completo su enojo inicial.
Porque la forma en la que Yoongi lo miraba hacía que lo olvidara todo.
Yoongi se sentía ligeramente aturdido, era como si hubiera caído en un pequeño hechizo que atraía irremediablemente su atención hacia la presencia del castaño.
Desde los lustrados zapatos de suela alta, pasando por los ajustados pantalones que abrazaban de manera exquisita las magníficas piernas que él era testigo poseía el chico; hasta la bonita camisa ligeramente holgada que, si bien no era reveladora, dejaba al descubierto las tentadoras clavículas y una porción de la suave y cremosa piel. Todo eso, combinado con la imagen de ternura y nerviosismo que reflejaba el rostro de Jimin, actuaba en conjunto para robarle hasta la cordura.
Sintiendo su boca reseca de repente, se obligó a tragar, observando la curiosa mirada contraria que se posaba en su nuez de adán. Se fijó en el moviento hipnótico de los provocadores labios cuando de ellos salió la absurda pregunta de si le gustaba cómo se veía.
Diablos, ¿acaso su estado de letargo no le dejaba en claro lo fascinado que estaba?
¿Pero qué estupideces pensaba? Obviamente su pequeño y adorable esposo era lo suficientemente inocente para no notar el efecto que producía en él ni cuán jodido estaba.
Reuniendo toda su fuerza de voluntad deslizó su mirada hasta los, ahora, azulados ojos.
Y fue peor.
La sensación de una descarga eléctrica sacudió todo su cuerpo logrando aturdirlo momentáneamente. Jimin no parecía estar mejor a juzgar por la mirada perdida instalada en su rostro tan furiosamente sonrojado.
"¿Eres real?" -hubiese preguntado de no ser por lo seguro que estaba de lo absurdo que eso sonaría.
En cambio, se relamió los labios a la par que se acercaba lentamente hasta Jimin. Sucumbiendo ante el deseo latente de probar la exuberante boca.
--Te ves hermoso. -susurró antes de tocar delicadamente la abultada mejilla para acto seguido ir acercando ambas bocas hasta unirlas en un demandante beso que dejó más que claro su opinión.
Tenía que controlarse, lo sabía. De lo contrario asustaría a su bonito esposo. Recurriendo, una vez, a su fuerza de voluntad, se apartó del delicado chico a su lado.
Necesitaba otra ducha fría.
***
Jimin hasta el momento no salía de su ensoñación después de lo ocurrido con Yoongi. Quizás es por eso que no logró ver las miradas insistentes que muchas personas en aquella fiesta tenían posadas en él.
Pero su pelinegro esposo sí que las notó y no había dejado de gruñir desde entonces. Malhumorado con la situación porque Jimin parecía estar tan a gusto en ese lugar, yendo de aquí para allá con esa brillante sonrisa plantada en su rostro mientras que muchos parecían comérselo con la mirada.
La gota que derramó el vaso y acabó con la inexistente paciencia de Yoongi fue cuando un desconocido tuvo la osadía de abordar al castaño y, no contento con ello, se atrevió a tocarle la mejilla.
La indignación recorriendo sus venas lo llevó hasta donde estaba su esposo, interrumpiendo de manera grosera lo que sea que el desconocido estaba diciendo.
Quizás el susodicho podía leer la mente o simplemente tenía un alto instinto de supervivencia ya que, nada más notar la hostilidad que emanaba del pelinegro, se retiró sin decir nada.
--Veo que estás disfrutando de ser el centro de atención, ¿no, Jimin? -escupió, logrando desconcertar al menor.
--¿Qué...? -preguntó, totalmente desorientado por el extraño cuestionamiento y el notable enojo del otro.
--Dime, ¿te gusta la manera en la que te devoran con la mirada? ¿Es por eso que no has parado de ir de aquí para allá, pavoneándote para que todos aprecien tus encantos?
Jimin chilló cuando fue sujeto de manera brusca por un brazo. Estaba en estado de estupefacción porque no entendía de qué demonios hablaba Yoongi. Él no había hecho nada malo y, ciertamente, no se había estado pavoneando como lo acusaba..
Tembló de miedo ante la mirada furibunda que le era dedicada y las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas en un llanto silencioso.
--Nos vamos.
----☆☆☆----
A las que tienen corazón sensible, empezamos con el drama.
Es posible que cambie la regularidad con la que actualizo o que ahora actualice menos capítulos por semana.
¿Por qué? Porque ya no tendré tanto tiempo para escribir y porque necesito pensar muy bien el contenido de los siguientes capítulos ya que esta historia es corta, por lo mismo no quiero colocar drama innecesario, solo el justo.
Nuevamente, miles de gracias a todos por darle una oportunidad a esta historia. Gracias por cada voto, leída y comentario.
《Akina》
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