10
El día de la boda había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Jimin, que en ese momento se encontraba con su madre, apenas y podía dejar de temblar de lo nervioso que estaba mientras observaba detenidamente su vestimenta, peinado y demás detalles que complementaban su look.
Tras pasar su mano por el inmaculado traje blanco que llevaba puesto -como si quisiera quitar alguna arruga que osara restar aunque sea un mínimo de perfección a la tela- miró detenidamente su rostro y cómo este era enmarcado por varios mechones oscuros.
Su madre se había esforzado mucho en peinar su cabello de manera que le diera un aire más estilizado. Sus labios llevaban un poco de bálsamo labial que los hacían ver más llamativos y vistosos. Sus ojos, sutilmente maquillados, parecían un poco más grandes de lo que en verdad eran, resaltando así el bonito color que poseían.
Mirando en retrospectiva no lucía mal, pero si comparaba su imagen con los cientos de estilos de maquillaje, peinado y vestimenta para bodas que tanto Taehyung como su madre le mostraron -y que él por terquedad se negó a usar- debía admitir que su apariencia era un tanto básica.
"De todos modos no es como si un montón de maquillaje y ropa ajustada fueran a cambiar al verdadero yo". -se dijo así mismo con resignación.
--Minie, deja de molderte los labios.
-pidió suavemente la señora Park, acunando el rostro de su hijo entre sus manos --Tranquilízate, mi amor. -una sonrisa cariñosa acompañaba esas palabras --Querido, estás seguro de hacer esto, ¿no es así? -cuestionó con mirada profunda, contemplando las facciones aniñadas de su hijo.
Jimin parecía inseguro, pero cuando le preguntaba al respecto respondía que eran nervios por la boda. Sin embargo, ella era su madre y su instinto le decía que había algo más que el menor se negaba a contarle.
--S-sí, mamá. -contestó casi susurrando --Pero no puedo evitar estar nervioso. -suspiró después de mirarse una vez más en el espejo.
Su madre decidió no hostigarlo más, quizás ella solo estaba paranoica y su hijo no mentía. Después de todo, la situación podía ser bastante desconcertante; es decir, en poco menos de un mes su hijo pasó de estar soltero a tener una peculiar pedida de matrimonio y una boda exprés.
Aunque, si bien entiende la situación de Yoongi y sus motivos, eso no le impedía reconocer que todo era demasiado apresurado.
Pero Jimin ya no era un niño y él tenía la última palabra.
--Tu papá y yo te amamos. -recalcó, una vez más --Puedes contarnos lo que sea y pedirnos lo que quieras con toda confianza, mi amor. Por favor, recuérdalo. -miró atentame al castaño como si intentara ver en su interior y descubrir por cuenta propia los secretos y temores que este albergaba. Más eso no era posible.
--Lo sé. -sonrió sin mostrar dentadura antes de darse la vuelta y dar por terminada la conversación.
***
Jimin caminó con lentitud agarrado del brazo de su padre, quien le sonreía con ternura. Se obligó a apartar los nervios y seguir caminando hasta donde se encontraba Yoongi esperándolo, parado en el altar improvisado hecho en el jardín de la mansión Min. A su lado, estaba el juez que auspiciaria la ceremonia civil.
Era consciente de que apenas había personas presentes aparte de sus padres, aún así, se negaba a mirar a otro lado que no fuera al frente, aunque le provocaba cierta ansiedad observar cómo, con cada paso, se acercaba más y más hacia algo que añoraba y temía a partes iguales.
Sonrió cuando su padre le depositó un beso en la frente y luego entregó su mano al azabache, quien le brindó la mejor sonrisa que pudo, a sabiendas de que en todo momento debía mostrarse, -como mínimo- animado por estar apunto de casarse, en vez de mantenerse absorto en sus propios pensamientos e indiferente ante todo lo que lo rodeaba.
El juez dio por iniciada la sencilla ceremonia civil en donde los declaró oficialmente esposos. Segundos después los abrazos y las felicitaciones no se hicieron esperar.
El castaño recibía un amoroso abrazo de la madre de Yoongi, a quien había conocido apenas dos días atrás debido a que esta vivía en el extranjero con su pareja actual, un simpático francés, quien también se unió a la lluvia de buenos deseos hacia la nueva pareja. Observó en dirección hacia sus padres, donde estaba su madre aún sollozando porque había dejado de ser su bebé para convertirse en esposo. Por su parte, el señor Park la consolaba mientras le aseguraba a su hijo con la mirada que todo estaba bien.
Momentos después, Jimin era guiado por Yoongi hasta donde estaba el abuelo Min sentado en una silla de ruedas y siendo cuidado por su hija.
El canoso hombre no ocultó su felicidad y jaló al pequeño doncel para darle un muy efusivo abrazo que dejó sorprendidos a los recién casados.
--Espero y sepas valorar la joya que tienes en tus manos. -sentenció con voz y rostro serio el abuelo Min en dirección a su nieto que lo miraba suspicaz. Sonrió internamente cuando logró su cometido de desviar la atención de su salud y centrarla en Jimin. Sin embargo, el pálido no tuvo tiempo a responder cuando su plática fue interrumpida por los padres del menor que se acercaron hasta ellos.
***
El pelicastaño centró toda su atención en su esposo cuando este le había dado un ligero apretón de mano, pidiéndole de manera silenciosa que lo siguiera hasta un costado del jardín donde se encontraba una elegante pareja con su vista fija en ellos.
--Te presento a Kim Namjoon, mi mejor amigo y a su esposo, SeokJin. Chicos, este es Jimin. -hizo las presentaciones el pálido cuando estuvo frente a sus dos invitados.
--Es un gusto conocerte por fin, Jimin. -dijo Nam sonriendo de manera amigable hacia el pequeño doncel.
--El gusto es mío. -contestó en tono bajo, empezando a sentirse cada vez más y más cohibido por la elegancia y belleza que exhumaba la pareja frente a él.
Especialmente el apuesto doncel.
Sabía que no debía sentirse de esa manera, pero le fue inevitable no compararse con Seokjin. El chico poseía una belleza tan deslumbrante que lo hizo sentir una pequeña punzada de envidia. Y él no era un envidioso.
Mordió su labio inferior con saña y bajó sus ojos al suelo para intentar dejar atrás las enormes ganas de llorar que lo embargaban al sentirse opacado y tan poca cosa.
--Hey. -llamó Jin, para quien no pasó desapercibido la actitud taciturna y tristona del castaño. En realidad los tres presentes lo notaron --Mírame. -ordenó con voz firme. Jimin obedeció dejándole ver su rostro mortificado y sus ojos húmedos --Eso es. -le dijo, inclinándose hacia él y mostrándole la blancura de sus dientes cuando sonrió en grande --Jamás bajes la cabeza ante nadie. Este es tu día, sonríe y disfrútalo. -medio susurró, guiñándole un ojo para acto seguido alejarse en otra dirección, caminando como si de una pasarela se tratase.
Solo entonces Jimin sonrió. Pensando en lo agradable que era ese chico.
***
La pequeña recepción había dado inicio, los familiares de Yoongi disfrutaban de los ricos bocadillos que la madre de Jimin había preparado especialmente para la boda de su único hijo. Jimin, por su parte, se encontraba sentado unos cuantos metros del azabache que en ese momento platicaba con un apuesto chico al cual no había visto en la pequeña ceremonia. A su vez, los señores Park bailaban la suave melodía que sonaba en los altavoces.
Todos parecían estar pasándola bien a opinión del pequeño doncel, hasta que captó una acalorada discusión en una esquina un poco alejada de donde él estaba.
Jimin observó sorprendido cómo el hermoso rostro de Seokjin demostraba enfado a la par que sus manos hacían ademanes y, a juzgar por la apariencia de Namjoon, este no parecía estar de mejor humor. Todo apuntaba a que estaban en medio de una acalorada discusión.
"¿Quién diría que el apuesto chico podía dar miedo cuando estaba enojado?"
Totalmente abochornado, el de mejillas abultadas se apresuró a apartar la mirada cuando fue atrapado in fraganti por la pareja en cuestión.
***
--Pensé que ya no vendrías.
--Lo siento, he estado muy ocupado.
--Lo he notado. -dijo Yoongi en tono recriminatorio --¿No me dirás qué es tan importante para incluso haberte perdido mi boda?
Hoseok suspiró, más no contestó la pregunta de su primo. En realidad no tenía ganas de estar allí. De no ser por el fuerte lazo que tenía con Yoongi y porque sabía que este se podría sentir herido si no se presentaba, ni siquiera habría ido.
Deslizando su vista por todo el lugar, Hoseok se topó con una escena que para nada lo sorprendió. SeokJin y Namjoon discutiendo.
Era tan típico en ellos.
--¿No vas a acercarte a saludar? -cuestionó Yoongi al ver la dirección de la mirada de su primo.
--No, la verdad no tengo ganas de soportar el carácter de mierda de Seokjin. Solo vine un momento, pero ya me voy.
--Al menos quédate un poco más, te presentaré a Jimin.
--Lo siento, Yoongi. Será en otro momento. -esbozó una sonrisa disculpa.
--¿Por qué nos alejas a todos de esa manera? -cuestionó dolido --Sé que en verdad lo amabas y que él te rompió el corazón, pero somos tu familia, Hoseok. Nos preocupamos por ti. Me preocupas, Hobi.
Una punzada de culpabilidad atacó el pecho de Hoseok al caer cuenta de lo desconsiderado que posiblemente estaba siendo al distanciarse de su familia, preocupándolos de sobremanera.
Porque, al fin y al cabo, ellos no tenían la culpa de que su gran amor haya desaparecido de su vida tras haberle sido infiel.
Sopesó durante varios segundos si compartir con el pálido información sobre su vida personal como una especie de tregua al distanciamiento que él mismo había impuesto.
--Lo encontré. -confesó entonces, dándole una mirada significativa antes de marcharse, sin darle la oportunidad de indagar más.
Yoongi, que se había quedado pasmado, simplemente observó la silueta de su primo alejarse hasta desaparecer por completo.
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Solo diré:
A quienes me leen desde hace un tiempo ya: ustedes ya saben cómo soy.
A los que recién me leen: me encanta el drama.
A los antigüos y a los nuevos lectores: Es bueno prestar atención de vez en cuando a las notas y aclaraciones que deja un/a autor/a al inicio de sus historias.
♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡
《Akina》
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