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Reconociendo a Ian


En todo el trayecto no reunió el coraje para mirarlo a los ojos. Él conducía concentrado, inmutable, no parecía molesto por lo ocurrido. O la comprendía por completo o actuaba como si no le importara.

Se despidió como siempre haciendo sentir peor a Sophie. Ella caminó cansada el corto trayecto hacia la puerta. Ya era de madrugada así que esperaba que todos estuviesen dormidos, pero se los encontró en la sala. Alan, Tiago y sus padres hablaban seriamente.

— ¿De verdad Ian está vivo? —Tiago la recibió con la pregunta.

—Sí, ¿cómo saben?

—Todos en el colegio lo saben —intervino Alan—. Al menos todos los que lo conocemos. Estamos en el mismo curso ¿recuerdas?, solo se apareció con otro nombre, el profesor no lo conoce, pero varios en la clase sí. Después de que saliste corriendo, él salió detrás de ti. Luego Evan y yo los buscamos.

—Nos fuimos del colegio, estuve con él todo el día —explicó abrumada, había sido el día más cansado de su vida y no había tenido un solo momento para procesar todo lo ocurrido, además, la mirada de sus padres no le agradaban en absoluto, casi podía leer sus mentes; lejos de gustarles la noticia, estaban desconcertados, con sentimientos encontrados por no saber cómo afrontar la situación.

— ¿Qué fue lo que pasó con él? —quiso saber su padre.

—Les explico mañana, estoy demasiado cansada y mi cerebro no da para más. O que se los explique él, lo invité a venir mañana, aunque no estoy segura de que venga.

El interrogatorio cesó, todos notaban lo cansada que se encontraba.

Sin quitarse el maquillaje o la ropa levantó las cobijas de su cama. Uno de los gemelos dormía ahí. Si no era Tiago que entraba a media noche y se quedaba a dormir en la alfombra, era uno de sus hermanos más pequeños, o a veces los dos, quienes se escabullían en su cama. El agotamiento la consumía, no tenía fuerzas ni ganas de llevarlo de nuevo a su habitación, así que hizo al bebé a un lado y durmió apenas un par de horas.

—Sophie —le susurraron. Se dio cuenta que era de día y que había dormido sin soñar cuando intentó abrir los ojos y la luz pareció quemarle las retinas—. ¿Max durmió aquí? —reconoció la voz de Thaly.

—Sí —respondió con voz ronca, levantando la frazada.

—Ese es Sebastián, creo que Max volvió a dormir debajo de la mesa de la cocina ¿Por qué no pueden dormir en su habitación? ¿O al menos venir a mi cuarto como los niños normales?

—Porque nadie en esta familia es normal. —Se desperezó, pese a haber dormido poco sentía las energías renovadas, y recordando el día anterior no pudo evitar pensar que tal vez todo había sido un sueño.

Thaly decidió dejar al bebé durmiendo, seguramente Nicolás ya había encontrado al otro. Se sentó en la cama de su hija y pensó en qué decir.

—Hable anoche con mi hermano Santiago. Él ya sabía lo de Ian, me explicó la situación. Bruno salió bajo fianza, no nos habían avisado.

—Ya me lo contó Ian...

— ¿Vas a volver con él? —la interrumpió.

Sophie exhaló, eso era lo último en lo que quería pensar.

—Tengo una situación sentimental muy complicada ahora y ni yo puedo responderme a eso ¿te molestaría que siga con él?

—La verdad no sé si debo sentirme molesta o no. Todo el tiempo que lo conocimos nos estuvo engañando, te puso en peligro de muerte y luego desapareció; por otro lado fue manipulado por mi padre y por Bruno, pero aun así no sabemos cuáles son sus intenciones ahora.

—Acabar el colegio y conseguir una beca, al parecer se la negaron en Inglaterra.

—Santiago me dijo eso, pero no es su único motivo. Volvió por ti y no me agrada el tipo de relación que tenían o la fijación que tiene contigo, es la misma que Bruno tenía hacia mí.

—No los compares —la cortó, no le agradaba esa insinuación —. Comparas a Ian con su padre por la relación que tienen, pero él no es como su padre y lo sabes.

—A estas alturas Sophie, no sabemos absolutamente nada de él. —Se levantó y cargó a Sebastián.

La chica se quedó sola, pensando en lo que Thaly había dicho. La última vez Ian le había ocultado demasiadas cosas ¿Qué había sido real y que había sido mentira? Tal vez tendría que conocer a Ian desde cero.

Prefirió no verse en el espejo antes de bajar, seguro tenía el maquillaje corrido por la cara y ni hablar de su cabello. Tiago y Alan desayunaban en la sala mientras veían televisión, acomodados en el poco espacio restante en el suelo a causa de la enorme cantidad de regalos apilados por todo el lugar. Estaban los que había recibido la noche anterior, junto a otros enviados por fans, solo de verlos le entraba una flojera increíble.

— ¿Ahora sí vas a explicarnos lo de Ian? —preguntó Alan, al parecer él y Tiago había conversado toda la noche al respecto y estaban ansioso por escuchar lo ocurrido. Nicolás se aproximó también, quería saber qué había pasado con Sophie el día anterior.

La chica pensó un momento, no había mucho que decir.

—Tengo dos novios —soltó lo que parecía tener prioridad en su mente.

— ¿Cómo que dos novios? —reaccionó su padre.

—Ian y Steve, no se los había dicho todavía, pero nuestra relación no es solo una farsa para la televisión. —Parecía ausente mientras hablaba, pensaba más de lo que decía.

— ¡Ian estaba vivo todo este tiempo y lo único que te preocupa es que tienes dos novios! —gritó Tiago.

—Pues sí, eso me importa, cada quien tiene sus problemas. Y yo no sé qué voy a hacer.

—Termina con uno —sugirió Alan y se ganó una mirada de odio por parte de Tiago y Nicolás, ya que a ninguno de los dos les parecía un tema de importancia la situación sentimental de Sophie.

—No tengo mucho más para decirles. Resulta que él sí era el chico que me mandaba comics, solo que cierta persona quiso convencerme de que estaba loca —se dirigió a su hermano—. Ayer se apareció, me explicó que lo emanciparon al cumplir diecisiete, mientras tanto estuvo oculto con esa identidad falsa para dar datos a la policía sobre la organización de su padre, y el padre de Thaly. Decidió regresar y repetir el último año de colegio para entrar a una universidad aquí. Y es todo, no pudimos conversar más.

—Me imagino que habrán estado haciendo —masculló Tiago.

Se pusieron a discutir entre ellos y Sophie recibió un mensaje. Ian estaba en la puerta. Salió sin ser vista y fue como si viajara al pasado. Ian la esperaba apoyado contra la pared, como cuando iban al colegio juntos.

—No iba a venir, pero en algún momento tendré que enfrentarlo, así que mejor si es rápido.

—Se enteraron anoche y están algo sorprendidos. Alan también está, a él seguro le agradará verte.

—No es Alan quien me preocupa. Estoy seguro que a tu padre no le va a hacer mucha gracia verme.

Sophie sonrió de medio lado y le extendió la mano.

—Cobarde. Que sea rápido.

Juntos regresaron adentro, ya se esperaban los rostros de incredulidad. Ian estaba seguro que Tiago lo recibiría con un golpe, pero en el chico se limitó a mirarlo con desprecio y se retiró enfadado.

Por un momento pensó en seguirlo, pero no había razón, Tiago podía reaccionar como quisiera. Sophie estaba a su lado y solo eso le importaba.

Alan ya estaba psicológicamente preparado, igualmente ver después de año y medio a un amigo que se suponía muerto, le causaba aturdimiento.

—No sé si abrazarte o golpearte.

—Sophie ya hizo ambos, con un hola está bien.

— ¡Idiota, un hola no basta! —Lo zarandeó hasta que llegó Nicolás a interrumpir su reencuentro. Los tres jóvenes tragaron saliva, esperando lo inesperado, no tenían idea de que ocurriría.

—Quiero hablar contigo a solas —dijo Nicolás sin emoción en la voz, se dirigió al escritorio y esperó que Ian lo siguiera.

El muchacho entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí. Inmediatamente Alan y Sophie corrieron a apoyar la oreja contra la puerta.

No escuchaban nada con claridad, no había gritos ni subidas de voz, solo una conversación que duró casi una hora, a la mitad, los dos chicos ya se habían aburrido y esperaban impacientes en la cocina.

—Hola, ¿qué pasó? —Llegó Daniel desperezándose, a diferencia de Tiago él sí había pasado una buena noche.

—Pues...—Sophie se preparó para empezar la explicación de nuevo—. Ian regreso, no vayas a asustarte cuando lo veas...

—Sí ya sé, me dijo Tiago. ¿Puedo abrir tus regalos?

— ¡¿Abrir mis regalos?! ¿Es así como reaccionas?

—Sí, qué quieres que haga, no me sorprende, él es así.

No tuvieron tiempo de preguntarle a qué se refería con eso, la puerta del escritorio se abrió e Ian regresó con ellos, caminando como si nada hubiera pasado.

Daniel se les adelantó y detuvo al muchacho.

— ¿Qué se siente morir?—le preguntó.

—No es nada fuera de este mundo.

— ¡Bah! qué aburrido, pensé que regresarían con alguna historia más interesante —dijo Daniel corriendo a la sala, abrir los regalos de Sophie y elegir con qué cosas se quedaría era mucho más interesante. Total, estaba seguro que a Ian lo vería a diario.

Ya sin el menor, los otros chicos se centraron en el tema que les importaba.

— ¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó Alan, impaciente.

—Quería saber sobre mi padre —respondió sentándose confiadamente a la mesa y sacó de la mochila que llevaba un paquete—. Ten —se lo extendió a Sophie, sabiendo que con eso desviaría el tema—. Es tuyo.

La joven abrió el paquete extrañada, sin tener idea de lo que Ian podía estarle entregando. Bien envuelto estaban un grupo de cuadernillos, los ojeó exaltada, eran los dibujos del comic.

— ¿Vas a darme los originales?

—Lo hice para ti —respondió encogiendo los hombros.

—¿Y hay más capítulos?

—No todavía, solo tengo bocetos, con mi mudanza no me dio tiempo, pero tendré el siguiente terminado para la próxima semana. No seas impaciente. —Cerró su mochila y automáticamente le dio un beso, que no pasó desapercibido para Alan.

Sin necesidad de que dijera nada, Sophie sabía exactamente lo que Alan pensaba. Era el momento de aclarar las cosas, o al menos decirle la verdad a Ian.

—Yo voy a ayudar a Daniel con los regalos —dijo Alan aprovechando la excusa para dejarlos a solas.

— ¿Qué es lo que quieres decirme? —preguntó Ian a Sophie.

— ¿Por qué crees que quiero decirte algo?

—Alan nos deja solos, eso significa que hay algo importante que quieres decirme.

—También tengo un regalo para ti —reaccionó rápidamente, necesitaba pensar cómo decírselo. Lo llevó al garaje. Ian reconoció un par de autos y la motocicleta del padre de Sophie; además había un par de autos deportivos nuevos que Nicolás había adquirido recientemente para sus hijos.

En lo más profundo de ese enorme lugar, una empolvada tela de lona cubría algo.

Sacudiéndola y retirándola con cuidado para levantar la menor cantidad de polvo, Sophie descubrió la vieja motocicleta azul de Ian.

— ¿Es mi moto? —preguntó anonadado, acariciándola para reconocerla con las yemas de sus dedos.

—Sí, la recuperé después de que la vendiste. Pensé en usarla un tiempo, pero jamás me animé a montarla. Me traía malos recuerdos, por eso la tenía aquí. Es tuya, tómalo como regalo de navidad y tu cumpleaños —dijo descolgando las llaves de un clavo en la pared y extendiéndoselas.

Por más que quiso, Ian no pudo negarse a eso. Recuperar la motocicleta que había vendido para escapar el año anterior, seguro le había costado mucho. Sin embrago, no podría pagarle nunca y no se imaginaba pasar otro día sin ella. Solo por esa vez aceptaría algo tan costoso.

—Está con gasolina y mi padre le dio mantenimiento ¿damos una vuelta?

Ian no necesitó tiempo para pensarlo, de inmediato quitó el freno y la arrastró hasta la salida. Montó con Sophie abrazada a su cintura y partió sin rumbo fijo.

Sophie recordó lo segura que se sentía con él pese a su imprudente y rápida forma de manejar. Se ciñó más a él, abrazándolo con fuerza, no para evitar caer, sino para sentirlo cerca. Ni el aire frío evitó que disfrutara del paseo y pareció que tan solo habían dado una corta vuelta cuando reconoció su calle de nuevo.

Ian parqueó frente a la casa puesto que un auto ocupaba la entrada. Recién al bajar y retirar su enmarañado cabello del rostro, Sophie reconoció el auto de Steve. Miró su reloj, su celebración de cumpleaños estaba por empezar y al final no había hablado nada con Ian.

—Espera —lo detuvo. No podía dejarlo entrar o se encontrarían en una muy incómoda y complicada situación con los dos chicos en la misma habitación—. Tengo que decirte algo.

—¿Qué?

—Que... —No encontraba las palabras para comenzar, debía decirlo calmada, contando todo desde el principio, explicándole sus sentimientos con total sinceridad. O, podía victimizarse y echarle toda la culpa a él—. ¡Que todo es tu culpa! ¿Crees que puedes llegar aquí como si nada y pretender que mi vida se detuvo por tu supuesta muerte? Eres tan egocéntrico que creíste que vendrías y yo aceptaría como si nada eso de que todo volvería a ser como antes. Ya nada puede ser como antes. No eres quien yo creí que eras. No fuiste sincero conmigo, me engañaste y ni siquiera me pediste disculpas. Esto no va a ser fácil. Yo he cambiado y no sé si tú cambiaste también, porque la verdad, no te conozco en absoluto. —Terminó de decir. No recordaba que había dicho exactamente, solo había soltado todo lo que daba vueltas en su cabeza.

Ian arqueó una ceja.

— ¿Eso es lo que querías decirme?

— ¡No! —gritó—. Que en este tiempo he salido con otros chicos.

—Sí me enteré de lo de Zack, la peor idea que has tenido, no terminó nada bien como era de suponerse.

—No es solo Zack, seguro te enteraste sobre lo mío con Steve.

—Pero eso es solo un show para agradar a los medios.

— ¿Por qué crees eso? —se sorprendió ante la seguridad de Ian.

—Porque jamás estarías con alguien como él, es muy aburrido para ti. Hasta puedo entender lo de Zack, pero Steve...

— ¡No lo conoces! Y ni sabes con quién podría o no estar. Muestra de ello es que Steve y yo tenemos una relación, y una muy seria además.

—No es cierto

— ¿Por qué crees que no?

—Por esto. —La tomó de la mano y le mostró el anillo que le había regalado dos años atrás—. Si tuvieras una relación tan seria con él, no seguirías usando el anillo que te di.

—Eso no tiene nada que ver. Solo era un recuerdo —se excusó. Ian tenía razón en parte. Hasta hacía un día atrás que no estaba dispuesta a dejar su recuerdo. Pero justo antes de volver a verlo, que estaba segura de quitarse el anillo y guardarlo para seguir adelante con Steve.

Ian lo pensó un momento. Sí estaba molesto, muy molesto, pero no podía hacerlo notar y no tenía ningún derecho de reclamarle nada a Sophie. Ella pensaba que él estaba muerto, y no podía evitar recordar lo que había hecho con Annette solo por despecho.

—No importa. Termina con él y es todo —dijo muy calmado, causando enfado en Sophie.

La chica quería matarlo, o al menos lastimarlo mucho ¿con qué derecho le decía qué hacer? ¿Por qué suponía que dejaría a Steve por él?

—No es así Ian, no puedo terminar con él.

—¿Por qué no?

—Porque lo quiero, estoy enamorada de él.

No importaba qué tan bien Ian supiese ocultar sus emociones, sabía que esas palabras le habían dolido.

— ¿Lo amas? —preguntó impasible, con una expresión neutra que no engañaba a la chica.

—Sí, creo que sí. Al principio fue un gran apoyo frente a lo que me hiciste. Luego le fui agarrando cariño y ese sentimiento fue creciendo. Fue algo paulatino.

— ¿Entonces prefieres estar con él?

Sophie odiaba esas preguntas. Admitir que amaba a Steve le costaba, más frente a Ian, porque el sentimiento que había tenido siempre hacia él no se había esfumado.

—No. No sé. ¡Ambos me complican las cosas! —Puso las manos en su cabeza y se dejó caer sentada al borde de la acera—. Es que todo estaba muy claro con él hasta que apareciste. No puedo esfumar lo que siento por ti, pero tampoco lo que siento por Steve. No he tenido tiempo de pensarlo. Mi cabeza es un caos.

Ian no le respondió, se dirigió de nuevo a la motocicleta y cuando la encendió Sophie le dio alcance.

— ¿Te vas?

—Sí, voy a darte tiempo para pensar las cosas. Llámame cuando tomes una decisión.

De pronto la chica se vio sola en la calle, observando a Ian alejarse en su motocicleta. ¿Se había ido enfadado? ¿Triste? ¿O realmente la entendía? Sophie hubiese querido al menos saber con qué emociones lidiaba Ian en ese momento.

— ¡Estúpido Ian te odio! —le gritó, odiándolo más porque no iba a escucharla.

Se tomó unos minutos a solas antes de regresar al interior de la casa. Debía pensar las cosas y como bien le había dicho Ian, tomar una decisión.

***

:) L@s quiero, no lo olviden.

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