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Juguemos a la verdad


Tamara entró tímidamente esa mañana al colegio. Tiago la notó extraña, parecía indecisa sobre acercarse a él o no. Lentamente la chica se dirigió a un asiento algo alejado, uno que nunca ocupaba en clases, en lugar de su banco habitual detrás de su amigo. Dejó ahí su mochila y de la misma forma lenta e insegura caminó hacia Tiago.

—Feliz cumpleaños. —Como si le tuviera miedo lo felicitó y depositó una pequeña bolsa de tela frente a él, para luego alejarse rápidamente.

Agarrando el regalo Tiago la siguió.

— ¿Qué te pasa?

—Nada. —Evitó mirarlo y clavó la vista en una página escogida al azar de su libro de biología.

—Sí te pasa algo. ¿Por qué me esquivas? —Le bajó el libro.

Tamara puso uno de sus rizos detrás de la oreja y moviéndose nerviosa comenzó a hablar.

—Es que, no quiero problemas. Lo siento.

— ¿Problemas con qué? —La forma en que su amiga lo trataba no le estaba agradando.

—Con los Dragons, o con narcotráfico, no sabía a qué se dedicaba tu padre. Te quiero mucho, pero no puedo involucrarme con esas cosas.

Tiago volcó los ojos y si Tamara hubiera sido un chico, le habría dado un buen golpe.

— ¿De dónde sacas semejante cosa? Mi padre no es narco.

—Eso dicen los Dragons, además él estaba con ellos y si le tienen miedo es por algo. Debí sospecharlo, tiene demasiado dinero.

—A ver... —Suspiró, no concebía que Tamara se creyera tanta tontería junta—. Yo tampoco sabía que mi padre estaba con los Dragons, pero eso debió ser cuando tenía como catorce años. Además de trabajar aquí, como te dije, mi padre era director en otro colegio y trabaja diseñando autos para una empresa en el exterior, mi madre es reportera gráfica, pero dejó el trabajo hace un par de años para cuidar de mis hermanos.

—Claro, y siendo director de colegio y haciendo diseños gana tanto. A menos que diseñe armas para alguna organización secreta del gobierno norteamericano, lo veo difícil —le dijo en tono retador.

—El dinero que tienen es porque mi abuelo sí era muy rico y tenía varias empresas. Mis padres heredaron sus negocios, de los cuales se encarga la hermana mayor de mi padre. Mi familia no es de narcos, ni están en la mafia ni nada de eso, pero nos conviene que en el colegio se lo crean, nos va a dar protección.

Esa declaración le gustó a la chica e inmediatamente cambió su actitud, recogió sus cosas y se sentó en el lugar de siempre.

—Tienes razón, me conviene ser tu amiga, tendré inmunidad. ¡Hasta podrías candidatear para presidente del colegio y yo como vicepresidenta!, ¡seguro nos votan!

— ¿Hacen elecciones aquí? —Se sorprendió, esa no parecía el tipo de escuela en la que se preocuparan por elegir un presidente estudiantil.

—Hacen la convocatoria, pero nunca nadie se presenta. Aquí mandan los Dragons y punto. Querer hacer algo bonito para el colegio suena banal y estúpido cuando te asaltan dentro de las aulas, y si alguien saliera presidente se ganaría una golpiza diaria.

—Entonces no gracias —determinó y recién le prestó atención al regalo de Tamara. Con tantas cosas casi se le olvidaba que ese día cumplía dieciséis años. En sus cumpleaños, normalmente su madre lo despertaba en la mañana con algún regalo y Sophie también lo abrazaba entusiasmada, luego bajaba al comedor donde un abundante y especial desayuno lo esperaba. Sin embargo, ese día su madre había sido la primera en llamarlo, seguida de su padre y sus hermanos, quienes no le dijeron demasiado. En el desayuno Ian le había hecho el favor de calentar el agua para su café, así que no se sentía como un cumpleaños en absoluto.

De la bolsa de regalo sacó un brazalete hecho con ganchos de metal y abrelatas. Le pareció un regalo curioso, la única que le había hecho un regalo artesanal (o eso había intentado) era Sophie, pero su hermana era un desastre con las manualidades, así que era el primer regalo no comprado al que podía darle una utilidad.

—Es genial, gracias —dijo intentando mantener su actitud indiferente y un tanto ruda, aunque su sonrisa lo delataba.

—Por supuesto que es genial, yo lo hice. —Le quitó el brazalete y le ayudó a ponérselo—. Por cierto, estás invitado esta tarde a tu fiesta de cumpleaños.

— ¿Cuál fiesta? —frunció el entrecejo.

—La que te organizaron tus padres. Me pidieron expresamente que te llevara después del colegio.

—Olvídalo, no quiero ninguna fiesta, además Martha y yo tenemos planes.

—Olvida tus planes, tu madre hasta te dio el día libre en la pizzería. Si no vienes por las buenas Ian va a llevarte por las malas.

— ¿Ian también está metido?

—Todas las personas que te quieren —le sonrió—. Por eso Martha no está invitada.

La mencionada llegó en ese momento como siempre a besar a Tiago mientras no quitaba la mirada de Tamara, pero esta vez en lugar de voltear con una mueca de repulsión, Tamara le devolvió la mirada, diciéndole con ésta: yo sé algo que tú no sabes.

Enterarse que el programa de televisión de Sophie iba a cancelarse, fue la mejor noticia que Thaly recibía en días. Ella ya estaba más que harta de que se metieran en la privacidad de su hija, le inventaran chismes, hasta dirigieran su vida fuera de la pantalla. La fiesta de cumpleaños de Tiago sería también una celebración por la vuelta de Sophie a una vida normal, no obstante, su alegría fue pasajera al escuchar sobre el papel que le ofrecían en la nueva telenovela de la KTV.

La chica no había tomado una decisión. De momento estaba más inclinada a rechazar la oferta, pero no tenía una respuesta definitiva, todavía quería meditarlo, no fuera a ser que años más tarde se arrepintiera de su decisión. Tenía ese fin de semana, sus últimos días de paz antes de volver al colegio y las filmaciones. Eso por una semana ya que después empezarían las vacaciones de invierno y eso significaba más tiempo para estar con Ian y sus amigos.

Aunque en esos aspectos el panorama parecía más tranquilo, su vida familiar estaba tensa desde hacía un par de días. Sus padres discutían cada noche, se encerraban en su habitación para hacerlo y procuraban mantener un tono de voz bajo, sin embargo, Sophie y Daniel podían escucharlos. Nicolás y Thaly fingían que no pasaba nada, pero solo se dirigían la palabra cuando trataban temas de los niños.

Thaly y su hija preparaban bocadillos para esa tarde. La fiesta de Tiago no sería una celebración grande, solo una tarde tranquila con sus mejores amigos comiendo, conversando, viendo películas o jugando algún videojuego. Mientras abría una bolsa de papitas, Sophie se animó a preguntarle sobre el conflicto que tenían sus padres.

—Thaly, ¿por qué mi padre y tú no se hablan? —preguntó.

—Por supuesto que nos hablamos. —Intentó esquivarla, dejando un plato sobre la mesa y dirigiéndose hacia la hamaquita que estaba en el suelo, donde su bebé dormía.

—No es cierto, están peleando desde hace días, solo pretenden frente a nosotros. ¿Es por mí?

— ¿Por qué piensas que es por ti? —después de revisar al bebé, regresó junto a Sophie.

—Porque siempre causo problemas.

—Eso no es cierto Sophie. —Se molestó un poco con esa afirmación—. Tu padre y yo tenemos nuestras cosas. Aunque no creas no todo gira en torno a ti o a tus hermanos. Tenemos problemas de otro tipo. —Levantó las cejas, molestándose aún más al recordarlo.

— ¿Qué tipo de problemas? ¿Puedo ayudar? —La chica estaba triste, no le agradaba para nada tener a sus padres peleados. Tal vez una de las cosas que más temía en la vida era que sus padres se separasen.

—Problemas de dinero, como siempre. Gasté más de lo que debería en ropa para ti y tus hermanos, pero tu padre no me cree, piensa que gasté el dinero en otra cosa.

— ¿Y en qué lo gastaste?

—Te lo acabo de decir, en ropa —sonó tajante.

—Pues a mí no me has comprado nada nuevo.

—Sophie, tengo demasiado con tu padre cuestionándome, no empieces tú también —determinó con un tono de voz que rara vez usaba con su hija. Sophie prefirió callar, aunque la reacción de su madre solo confirmaba que su padre tenía razón y estaba ocultando algo.

Tiago llegó casi arrastrado por Tamara e Ian. Por algún motivo no se sentía cómodo regresando a casa de sus padres. En la puerta su madre lo recibió con un abrazo y su padre se mantuvo distante. Al pasar cerca de él, le dijo un frío "Feliz cumpleaños" y le acercó un sobre, donde Tiago supuso había dinero. Solo por esa ocasión lo agradeció. No quería entrar en conflictos y por ser su cumpleaños podía hacer una excepción y recibir algo proveniente de su progenitor. Alan también estaba ahí y lo recibió alegre como siempre.

Su pequeña e íntima fiesta sería en la parte de atrás de la casa, donde sus padres habían hecho una ampliación. La pequeña cabaña ya estaba terminada, desde afuera lucía como un departamento independiente, con ventanas grandes y puertas corredizas. Adentro la sala para los niños parecía una guardería, con mesas pequeñas, gimnasio, sillas, columpios y cientos de libros y juguetes, hacia la pared de la izquierda había una pequeña sala por debajo del nivel del suelo, era como un hoyo grande y complemente acolchado, al frente había un enorme televisor y un mueble modular con las consolas de videojuegos. La puerta a su nueva habitación estaba cerrada y Sophie y Daniel terminaban de colocar vasos desechables.

—Feliz cumpleaños —Sophie lo abrazó fuertemente—. Solo por hoy voy a olvidar que eres un metido. —Lo besó en la mejilla y se separó.

Daniel lo felicitó de una forma similar a la de su padre y le extendió una hermosa caja. Adentro encontró unos preciosos cupcakes decorados con chispitas en forma de corazón.

—No es mío, te lo manda Grecia, le daba vergüenza dártelo en persona —explicó Daniel de inmediato, no fuera a pensar su hermano que él le haría semejante cursi regalo. Desentendiéndose de darle un regalo propio, se fue, dejando a los adolescentes solos.

Tiago acomodó su regalo sobre una mesa, advirtiéndoles con recelo que nadie lo tocara. Grecia cocinaba tan bien que nunca quería compartir con nadie nada que le mandara.

Tamara parecía más entusiasmada que él. Al no tener amigos disfrutaba demasiado el estar incluida en una reunión social con chicos de su edad, ya que normalmente sus hermanos menores invitaban a sus amigos a jugar y ella se veía incluida en su grupo.

—Por qué no jugamos verdad o reto, así Tiago me dice cosas sobre Ian —sugirió Sophie después de que hubieron comido tanto que ya no tenían ganas de más.

—Ese juego es estúpido, ni que estuviéramos en primaria —masculló Ian.

—Ese juego se pondrá muy incómodo. —Alan le susurró a Tamara.

— ¿Por qué? Suena divertido, así los conozco más.

—Hace años que no jugamos a esto, pero cuando lo hacíamos siempre se ponía incómodo entre Sophie y Tiago, solo espera —le advirtió, resignado a tener que aceptar el juego porque Tiago había aceptado jugarlo.

—Empecemos suave, como Tamara es nueva que responda primero ¿Verdad o reto? —le preguntó Sophie.

—Verdad —Tamara se mostró demasiado entusiasma por ser elegida por Sophie.

— ¿Con quién quisieras que fuera tu primer beso?

—Me hubiera gustado con tu ex novio el actor gringo, pero Tiago me besó antes.

Cuando todos le dirigieron una mirada interrogadora, Tiago les cortó la emoción.

—No es porque me guste, solo le hice el favor porque era virgen de labios. Si vamos a jugar a esto, hagan preguntas más interesantes, no tenemos seis años.

—Está bien —Tamara volcó los ojos—. Ian ¿verdad o reto?

—Qué rayos, verdad... —respondió de mala gana. No le gustaba ser interrogado, y si elegía un reto, sabía que Sophie, Tiago y Alan no tendrían compasión.

— ¿Alguna vez hiciste el amor y si es así cuándo? —preguntó muy interesada.

Ian quiso morirse, o matar a Tamara por preguntarle eso.

Sus amigos varones no mostraban real interés, normalmente conversaban sobre esas cosas y había poco que no supieran sobre la vida sexual del otro; excepto de su relación con Sophie, eso era algo de lo que Tiago y Alan preferían no enterarse.

—Cambio a reto.

—No puedes cambiar —se quejó Tamara.

—Qué más da, diles —interrumpió Sophie. Esperó un momento, Ian seguía callado, pensando qué responder—. Ian y yo tuvimos nuestra primera vez hace unos días cuando nos fuimos de campamento, a diferencia de algunos que se comportan como animales —habló dirigiéndose a su hermano—, Nosotros esperamos el momento y a la persona correcta, y fue muy especial y romántico. Siguiente pregunta.

Ian agradeció que Sophie se hubiese adelanto a responder, así no tenía que mentir, ni decir la verdad, a esas alturas no sabía qué era peor.

Tiago y Alan se miraron de manera cómplice, pues sabían que eso no era verdad. Ian disimuladamente les rogaba que no hablaran. Con eso y lo de la apuesta del auto, Tiago sabía demasiado y tenía miedo que dijera algo.

—Ian te toca —Sophie le llamó la atención.

—Claro. Tiago, ¿verdad o reto? —dijo apretando los dientes.

—Verdad. —Sonrió cínico.

— ¿Qué tan leal eres con tus amigos? —intentó que con su pregunta, Tiago entendiera qué le estaba pidiendo.

—Pues depende, puedo ser muy leal ¿a qué te refieres exactamente? ¿A que si una amigo está en un problema me involucro para ayudarlo?, ¿o si es que si tiene un secreto no lo contaría?

—Que si tiene un secreto no lo contarías.

—Depende el secreto, soy bueno guardándolos, por ejemplo nunca he dicho que Ian tiene diecisiete años y no le sale la barba, ni una pelusa.

—Idiota —le dijo con odio. No era su peor secreto, pero tampoco le gustaba el jueguito que quería iniciar.

— ¿De verdad? —Sophie y Tamara preguntaron al mismo tiempo, casi riendo.

—Sí, de verdad, no tiene gracia. Ya dijiste mi mayor secreto ¿feliz? —dijo amenazante, para que Tiago no siguiera abriendo la boca.

—Eso es muy tierno. No a todos los hombres les crece el vello rápido, aunque tampoco te ha crecido en otras partes —dijo Sophie con suspicacia, bebiendo de su gaseosa.

— ¡Oye! ¡Eso era privado! —No le gustó nada que su novia ahora lo molestara—. Como era privado que tienes un tatuaje que te hiciste en mi honor en el trasero —contó a modo de venganza.

— ¡No digas eso! —gritó espantada, observando las miradas acusadoras de sus amigos, sobre todo la de su hermano.

— ¿Tiene su tatuaje? —Tiago preguntó.

—Sí y qué tiene, tú tienes dos.

—Pero no en el trasero y menos en honor a una novia, ¿en qué rayos pensabas? ¿Mamá lo sabe? ¿te dejó hacerlo?

—Por supuesto que lo sabe, me firmó la autorización para hacérmelo. Además, ella también tiene uno en un lugar donde solo papá puede verlo —respondió sabiendo que a Tiago le incomodaba demasiado esos temas.

— ¡No es cierto! —lo negó.

—Sí lo es. Seguro a papá le parece sexy.

— ¡Cállate! —Se tapó los oídos, pero sabía que Sophie iba a continuar.

—Te dije que se iba a poner incómodo —Alan le dijo a Tamara.

— ¡Ya madura! Papá y mamá tienen sexo, por más que no te guste pensar en eso. Es más, te cuento algo, una vez fui a su habitación a buscar un sweater y en su ropero encontré juguetes sexuales —habló sardónica, Tiago se escandalizaba más. No sabía por qué habían llegado a esa situación.

—De verdad se está poniendo incómodo... —Tamara buscó por la habitación algo con que distraerse, o pensó una excusa para irse de ahí.

— ¡No es verdad! Cuando tenía cinco años y le pregunté papá cómo había nacido me dijo que me había encontrado en su cerveza, ¿y sabes qué? me gusta creer que es cierto —dijo Tiago.

—Tal vez en la cerveza de mamá, porque me contó que estaba ebria cuando te concibieron. —Sonrió, realmente disfrutaba eso, aunque no se daba cuenta que ponía incómodos a los otros chicos.

— ¡Sophie tomó leche en biberón hasta los siete años! —gritó Tiago, buscando cambiar de tema.

— ¿Por qué tienen que contar mis cosas? además a los siete años tu tenías una muñeca Barbie que llevabas a todo lado. Le cambiabas la ropa a diario y decías que era tu novia. —Contraatacó.

—Eso sí es un poco patético —consideró Ian en voz baja, pero Tiago lo escuchó claramente.

— ¿Patético? Patético es que tu primera vez haya sido pagándole a una prostituta —al acabar de decirlo recién se dio cuenta que eso ya no era divertido y había terminado diciendo precisamente lo que Ian no quería. Sophie borró su sonrisa y se hizo un incómodo silencio—. No es cierto. —Intentó rectificarse, pero sabía que nada lo iba a arreglar—. Te juro que se me salió —se disculpó. Ian se aguantó de darle una golpiza.

— ¿Eso es verdad? —Sophie le preguntó.

Como todos estaban expectantes a la respuesta, Ian les pidió que los dejaran a solas. De verdad odiaba ese juego.


No pos... cagó o no cagó? que creen, hagan sus apuestas

Les gustaría que haga otro directo?? respondiendo preguntas, hablando de la historia y de más?? Por que medio prefieren? Facebook o Instagram?

Tambien iré dedicando los siguientes capis a los que mas comenten :D gracias por su apoyo!!!

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