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El punto final para Aaron


*Bannercito de los personajes, a ver si reconocen a todos. 

No le hicieron preguntas al regresar a la residencia, seguramente el señor Stever se había encargado de cubrirlo. Todavía pensaba en su propuesta, regresar al país de Sophie y estudiar ahí era una posibilidad y a menos que encontrara otra opción mejor debería aceptarla. Sino, estaba seguro que Caín Stever hablaría con el único pariente adulto que tenía vivo y fuera de la cárcel. Un primo de su padre a quien solo había visto una vez el año anterior, quien insistió en tenerlo bajo su tutela, pero él rechazó la propuesta rotundamente. No quería deberle nada a nadie, ni vivir por caridad bajo la manutención de alguien, mientras más solo e independiente viviera, mejor, así tendría la consciencia tranquila de haber salido adelante bajo sus propios medios.

Si bien los padres que vigilaban la residencia no le dijeron nada, Frank y Otis sí lo esperaban ansiosos. En cuanto Aaron abrió la puerta lo emboscaron como felinos hambrientos, queriendo saber todos los detalles de la noche anterior.

— ¿Dónde estabas? ¿Te quedaste con ella hasta ahora?

—No. Me fui con ella, nos arrestaron, el señor Stever pagó mi fianza y aquí estoy —respondió tratando de ignorarlos y yendo directamente a la jaula de Smoothie para comprobar que hubiese regresado a la normalidad. Otis había sido quien había llevado al hámster y quien había insistió en conservarlo, pero al final él terminaba encargándose de alimentarlo y limpiarlo mientras los otros dos, como niños pequeños, se limitaban a jugar con él.

Sus compañeros permanecieron mudos un momento. Les era difícil saber cuándo decía la verdad o cuándo les soltaba una mentira para que lo dejaran en paz.

— ¿De verdad?

—Tal vez —respondió maliciosamente, ahora los tendría con los nervios carcomidos por no saber si lo que decía iba en serio.

Dejó a Smoothie en su jaula y cínicamente se puso los auriculares con el volumen de la música alta, para no escucharlos suplicar para que les contase la verdad. Les lanzó una mirada ácida y se puso a dibujar hasta que el programa de Sophie comenzara, actuando como si estuviera solo en la habitación, tal vez así sus compañeros aprenderían a vivir sus propias vidas y dejar de indagar sobre la de él.

Después de un fin de semana tranquilo que le había servido para despejarse y meditar su situación futura, llegó justo para la clase de ese día. Anette lo miraba desde el otro extremo de la fila mientras el docente empezaba con la clase. Ese era un asunto pendiente y durante todo el periodo pensó en cómo solucionar las cosas con su compañera. Anette era agradable en ocasiones, algo molesta y desde que habían comenzado las clases que intentaba acercarse a él; mas él no quería nada con ella, tal vez una amistad a medias. No quería hablarle, pero tampoco era de los que pretendían que no conocían a alguien, menos después de lo que habían hecho.

—Lamento lo del sábado, espero que tu padre no haya sido muy severo —le dijo con cortesía en cuanto ella se aproximó al finalizar la clase.

—No es la primera vez que algo así sucede. —Le sonrió caminado a su lado—. Ya se le pasará, me castigó un par de semanas pero luego se olvida.

—Genial... escucha, lo que pasó fue porque estábamos muy ebrios, me caes bien, pero... —Decidió ir al punto y Anette lo interrumpió.

—Pero no quieres nada serio —concluyó su frase—. Yo tampoco así que tranquilo, solo fue divertido y quién sabe si podemos repetirlo.

—No, prefiero dejar aquí las cosas.

—Como quieras —respondió sin importancia, fingiendo un total desinterés.

Para la pésima racha de suerte que estaba atravesando, eso había sido demasiado sencillo.

—Te ofrecería llevarte pero mi padre me quitó el auto —prosiguió cambiando de tema—. Podemos compartir un Uber, solo como amigos.

—Gracias, pero prefiero caminar —la rechazó de nuevo con una extrema cortesía, tenía miedo de realizar algún movimiento en falso y verse envuelto en otro problema. De la misma forma, Anette se despidió y él continuó con su camino. La residencia estaba un poco lejos, pero andaba tan metido en sus preocupaciones que aprovechaba cualquier momento de soledad para meditar.

Las calles estaban demasiado tranquilas, algunos faros quemados creaban espacios de sombra hasta el siguiente punto de luz. Aaron caminó con cuidado mirando a sus costados, sentía que no estaba solo y lo comprobó al ser empujado de golpe. Por la escasa luz no sabía de cuántos se trataban, pero más de un solo sujeto lo sostenía mientras otro le advertía que se quedara callado. Forcejeó entre golpe y golpe y pudo soltarse a tiempo para defenderse, pero ya estaba muy adolorido para continuar con la pelea. Uno de los sujetos le lanzó una última advertencia antes de escapar.

Se sentó en el suelo un momento comprobando que le salía sangre de boca. No era la primera vez que algo así le sucedía, por lo menos una vez al año lo emboscaban, ya fuera la policía, un grupo de ex compañeros de la calle, o un grupo de matones enviado por su padre, como estaba seguro era el caso.

Arthur lo recibió aterrado por la puerta de atrás, lo ayudó a sentarse en una silla y debatiéndose entre atenderlo o llamar al médico de la residencia le preguntó qué había pasado.

—Me asaltaron —respondió por instinto, explicar la verdad era complicado.

Su teléfono sonó y atendió a tiempo que recibía una bolsa de hielo. Arthur puso una mueca de extrañeza.

—Aaron estamos mandando una patrulla tu residencia, solo por precaución, tu padre tuvo una audiencia esta mañana, lo soltaron por falta de pruebas —le avisaron al otro lado del teléfono.

Furioso lanzó la bolsa contra la pared. Ya suponía que algo así había sucedido.

— ¡¿Cómo que lo soltaron?! ¡Les di en bandeja de plata todo lo que necesitaban, ni siquiera me avisaron que hoy tenía una audiencia!

—No lo vimos necesario, sabes que tiene muchos contactos y debió pagar un muy buen soborno, todo lo que nos diste no bastó como prueba. Pero tranquilo, al menos Franz está arrestado y estamos pidiendo una orden de restricción, para que no se te acerque. Estarás bien.

—Claro, un orden de restricción solucionará todos mis problemas y me devolverán un año de mi vida, ¿para qué demonios sirvió todo esto? Me hicieron cambiar de identidad, me hicieron ocultarme y darles pruebas, para que al final no borraran mis antecedentes como prometieron, me emancipen antes de tiempo y mi padre salga libre. ¡Ya estoy harto, esto se acaba!

Arthur se sentó en una silla de madera y observó a Aaron. No entendía qué pasaba, ni en qué problemas se encontraba el muchacho, pero sentía que veía una escena de una película de la mafia.

Olvidándose del dolor y de curar sus heridas, incluso de la presencia de Arthur; Aaron subió a su habitación. Ya tenía una decisión tomada, se olvidaría de tonterías y recuperaría su vida a cualquier costo.

Este fue un capi corto porque tuve que editarlo. Mas tarde les subo el que sigue. gracias por leerme! no se olviden comentar y recomendarme!

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