El insufrible Tiago
Evan miraba impaciente su reloj. De nuevo Zack y Sophie llegaban tarde a la práctica de la banda. La siguiente semana tendrían una presentación y más les valía que esa vez todo fuera perfecto.
Desde que Sophie se había vuelto famosa que la banda iba en decadencia. La vocalista y guitarrista de su grupo ya no tenía tanto tiempo para ensayar, ni las energías necesarias cuando se hacía un tiempo en su apretada agenda. Encima, desde la aparición de Sophie en su programa de televisión, que la mayoría de sus fans iban a las presentaciones de la banda. ¿Desde cuándo a un grupo de pubertas histéricas con exceso de hormonas les gustaba el rock alternativo? Evan sentía que de golpe habían pasado de ser una banda de rock a convertirse en un grupo conformado por niños bonitos que tocaban pop comercial.
— ¡Por fin! ¡¿Dónde diablos está Zack?! — Al ver llegar a la chica directo a levantar su guitarra, fue a preguntar por el baterista.
—Yo qué sé —respondió Sophie sin interés y mal humor, conectando su guitarra eléctrica—. Empecemos —le dijo a Cristian, el bajista.
—No podemos empezar sin Zack, se supone que iban a verse y a venir juntos.
—Se supone. Terminamos y lo que él haga ya no es mi asunto.
Evan intentó calmarse, demasiado ocurría en su vida personal para encima soportar a Sophie. Le arrebató la guitarra para acaparar su atención y habló enfadado:
—Por eso teníamos prohibido cualquier tipo de relación entre miembros de la banda, pero tú y Zack tenían que romper la regla. ¡Ahora todo empezará a empeorar!
—No va a empeorar, ni siquiera voy a hablarle, para mí la batería se toca sola a partir de ahora.
Evan le dio la espalda y empujó uno de los micrófonos al suelo, ocasionando un agudo sonido en el parlante mientras murmuraba algo sobre Yoko Ono y la perdición de la banda por meter a una ícono pop como vocalista.
—No te preocupes, ha estado molesto todo el día. Creo que tiene que ver con su madre. —Trató de consolarla Cristian, adivinando que Sophie se sentía culpable.
La chica salió del garaje donde practicaban y persiguió a Evan hacia el jardín de su enorme residencia. El chico parecía en verdad enojado. Él no era especialmente cálido ni expresivo, pero era notorio cuando algo en verdad lo molestaba.
—Lamento esto, te juro que intentaré llevarme lo mejor posible con Zack y no vamos a perjudicar a la banda.
Evan dio media vuelta de regreso al garaje, como gesto de no importarle ya nada referente a sus compañeros.
—Mañana no olvides recoger a Grecia del colegio —mencionó mientras caminaba, Sophie le dio alcance.
— ¿Qué? No puedo llevarme a Grecia mañana, te dije que la llevaría al estudio de filmación si me copiabas en el examen, no lo hiciste.
—No es mi culpa que te hayan suspendido, un trato es un trato.
— ¡Evan no puedo! —Lo detuvo de nuevo—. Con gusto la llevo otro día, pero debo pedir permiso en producción, no puedo llevar a cualquiera, Daniel es la excepción porque lo cuido en las tardes mientras mis padres trabajan. Hablaré mañana y te avisaré cuando puedo meterla.
—Escucha —extrañamente habló más calmado, buscando convencer a Sophie—, mañana es el cumpleaños de Grecia y le dije que la llevarías al estudio y que aparecería en un capítulo, está demasiado emocionada, por favor no le hagas esto —dijo en una verdadera suplica. La chica arqueó una ceja, Evan jamás rogaba a nadie.
— ¿Por qué se lo prometiste? Yo no te confirmé nada, ahora seré responsable de que Grecia sea miserable el día de su cumpleaños, gracias.
—Grecia ya era miserable, pero logré animarla con lo de tu programa. Iba a hacerle una fiesta de cumpleaños, pero ella la canceló porque mi madre le prometió que vendría y pasarían todo el día juntas. Solo que se le presentó algo de último momento y no vendrá. Grecia estaba tan deprimida que le dije lo del programa y con eso pareció olvidarlo todo.
— ¿Qué se le pudo presentar a tu madre que sea tan importante para dejar plantada a su hija? —Cada vez que Sophie escuchaba algo sobre la madre de Evan no podía evitar sentirse molesta. Simplemente no lo comprendía, sus padres jamás le harían algo como eso, Thaly era capaz de abandonarlo todo por cumplirles una promesa.
—Un novio nuevo —dijo Evan con algo de disgusto—, que la llevará de viaje por Europa.
—No te ofendas, pero tu madre es la peor madre del mundo.
—Ya sé. Es que tiene una excusa muy buena —habló sardónico—. Siempre quiso viajar por el mundo, pero como se casó joven no tuvo oportunidad, así que aprovecha ahora que es viuda, tiene hijos y responsabilidades.
Sophie estaba tan triste y molesta que no pensaba seguir escuchando.
—Recogeré a Grecia —se rindió —. Mañana haré todo lo posible por meterla al set y haré que aparezca aunque sea unos segundos.
Evan estuvo a punto de agradecerle de verdad, con el impávido gesto que usaba generalmente, cuando el auto de Zack se estacionó en la puerta de en frente.
El fuerte portazo les indicó su mal humor y Sophie sonrió quedamente recordando su hazaña anterior, seguro con eso Zack aprendería a no meterse con ella, mas se sorprendió al verlo ingresar a la casa no solo con un rostro rabioso, también con un fuerte golpe en el rostro que comenzaba a tornarse morado.
Preocupados, ambos corrieron a darle encuentro, pensado que a consecuencia del enfado por terminar con Sophie y el vandalismo hacia su auto, había sufrido algún accidente.
Zack avanzó con paso decidido directo hacia la chica y Evan temió que fuese a agredirla de alguna forma así que se acercó a ella rápidamente.
— ¡¿No te bastó con el auto y envías a tu hermano?! —gritó intentando agarrar a la chica por encima del hombro de Evan.
— ¿Mi hermano? ¿De qué hablas? —preguntó Sophie sin entender a qué se refería Zack.
—Tiago, me esperó afuera de la cafetería.
La chica no necesitó escuchar más. Esa mañana pensaba que le había dejado muy en claro a su hermano que dejara de inmiscuirse en su vida y comportarse como su guardaespaldas. Tiago resultaba más molesto y sobre protector que un novio celoso. Aunque Zack se lo merecía, ya estaba más que harta. Furiosa abandonó la práctica y corrió en busca de su hermano, mientras Evan le gritaba enfadado que no olvidara recoger a Grecia al día siguiente.
Llegó a la entrada de su casa con la más pura intención de agarrar a su hermanito por los cabellos y arrástralo escaleras abajo. Las fantasías psicópatas que empezaban a crearse en el maravilloso reinado de su macabra imaginación desaparecieron al ver el auto de su padre en el garaje. Pensaba que sus padres se tomarían al menos un día más disfrutando de sus vacaciones sin hijos, como hacían casi todos los años por esa fecha.
Aquello era mejor. Tiago y sus reuniones habían prácticamente destruido la casa, si él estaba ahí de seguro en ese momento estaba siendo sometido a cuantiosas torturas. Disfrutaría sádicamente del espectáculo antes de comentarle a su padre sobre las cosas que de seguro no estaba enterado y quejarse con su madre porque Tiago no le daba su espacio personal y se inmiscuía en sus asuntos.
Tal como había predicho, en la sala, Thaly (su madre), miraba con aburrimiento como Tiago discutía con su padre por la cantidad de latas de cerveza y gaseosas desparramadas por la casa, sin mencionar las que flotaban en la piscina, además restos de comida y basura acumulada, sobre todo en la cocina, donde los trastes ocupaban hasta el suelo.
Ignorando a esos dos, corrió a saludar a su madre y conversar con ella hasta que su padre notara su presencia y decidiese tomase un descanso de gritarle a Tiago.
—Tu padre vio esto —le susurró mostrándole una foto en su celular, donde una vez más, era humillada públicamente. Puso una expresión de terror que su madre calmó de inmediato—. Nos acabamos de enterar lo de Zack, así que dejará pasar esto solo porque terminaste con él.
— ¿Tiago ya les fue con el chisme?
—No, lo vimos hace media hora en Twitter.
Sophie se aterró más. ¿Cómo había llegado esa noticia a internet tan rápido? Zack de seguro no había sido, a ver si ahora dejaban de decirle teatrera y paranoica cuando aseguraba que alguien la seguía.
Cuando Tiago y su padre parecieron cansarse de gritar lanzando ataques al aire y sin escuchar lo que el otro decía. Sophie corrió a los brazos de su padre y como cuando era pequeña miró maquiavélicamente a Tiago, amenazándolo con quejarse a sabiendas que su padre siempre le daría la razón. Ser la única mujer de cinco hermanos le daba un cínico favoritismo.
—Tengo muchas cosas que contrate —dijo sin cambiar la expresión.
—Luego podrás quejarte todo lo que quieras, tenemos que decirles algo, ve por Daniel.
Extrañada por la orden subió escaleras arriba en busca de su otro hermano. Era raro que sus padres los convocasen a algún tipo de reunión comportándose tan tranquilos.
Sentados e impacientes en el sillón, Sophie no dejaba de lanzar maldiciones silenciosas a Tiago, deseando que de una vez los dejasen ir para torturarlo como Dios manda.
—Bien —comenzó su padre, esperando dar la noticia para irse rápidamente—. Van a tener otra hermana —dijo resuelto.
Los tres chicos no podían creerlo. Sophie se puso pálida, no era que tener otro hermano le desagradase, pero una hermana... eso era distinto, desde el nacimiento de Daniel que la posibilidad de otra niña en la familia era uno de sus temores. Ella jamás podría competir con una pequeña recién nacida, más ahora que se encontraba tan próxima a la vida adulta.
A Daniel no le importaba demasiado, desde su punto de vista, más hermanos significaba más libertad para él. Desde que habían nacido los gemelos que sus padres se concentraban menos en los castigos del colegio y quejas de los vecinos, con otro pequeño más en la familia, no tendrían tiempo ni de castigarlo.
Tiago por el contrario no tuvo que meditar sus emociones al respecto, solo habló impulsivamente.
— ¡¿Es que no saben usar un maldito anticonceptivo?! Ya somos demasiados, pensé que ya te habían esterilizado después de los gemelos —reclamó a su padre y antes de recibir una respuesta igual de agresiva, Thaly lo interrumpió.
—Pues a diferencia de todos ustedes este sí fue planeado. Desde hace mucho que queremos otra niña y no quiero tener hijos después de los treintaicinco.
—Espera —dijo Sophie, pensando las cosas con más frialdad—. ¿Cómo saben que es una niña? No creo que tengas tanto tiempo de embarazo.
—Pues no estamos seguros —consideró su padre rascándose la nuca—. Intentamos todo: el calendario chino, el maya; posiciones, la luna, la dieta vegetariana, alguna de esas tonterías tiene que funcionar.
—Esto me parece una total estupidez —continuó Tiago con el mismo humor de antes—. Tuvieron dos hijos el año pasado y ya no hay espacio ¿Dónde dormirá el nuevo mocoso?
—Ese es otro tema —dijo Nicolás con satisfacción, quería ver el rostro de su hijo cuando le diese la noticia—. Tú y Daniel compartirán habitación.
La situación era tan dulce como una fruta para Sophie. Ningún castigo hubiese sido tan espantoso como ese. Ya comenzaba adorar al nuevo bebé. Daniel le daba algo de lástima, él no tenía por qué pagar, pero viéndolo de reojo se lo veía un tanto ilusionado. Aunque lo negaba a muerte, Tiago era algo así como su héroe personal, no el mejor modelo a seguir, pero era su hermano mayor después de todo.
— ¡Jamás! ¡No voy a compartir habitación, es un atentado a mi privacidad! —reclamó furioso.
Daniel cambió su gesto y se cruzó de brazos, malhumorado.
—Es con él o en el patio en la casa del perro. Además lo menos que necesitas es privacidad, últimamente haces lo que quieres. ¿Crees que somos idiotas y no sabemos que metiste a una chica a tu habitación en la noche y se escabulló en la madrugada?
— ¡¿Hiciste eso?! ¡Qué asco! —Le gritó Sophie—. Realmente tienes un problema.
— ¿Un problema yo? Es que no soy un niño y les molesta que sea independiente y no viva a su voluntad. Realmente preferiría irme de aquí.
—Pues qué pena porque aún te quedan tres años estancado con nosotros haciendo lo que te digamos.
Enfadado, Tiago palpó sus bolsillos en busca de dinero, tenía para irse a casa de Alan y permanecer ahí el tiempo que pudiese antes de que su tía se inmiscuyera e intentara como siempre que se reconciliara con su padre.
¿Por qué tenía que ser él el único ser racional de esa familia? Un quinto hermano le daba igual, a sus hermanos más pequeños ni los sentía y por lo general se llevaba muy bien con su hermana, era su madre quien le preocupaba y parecía ser el único. Todos sus embarazos habían sido complicados y odiaba verla en el hospital después de una cesárea recuperándose apenas. ¿Qué su padre no pensaba en eso? Claro que no, porque tampoco había parecido importarle la depresión en la que se había sumido Sophie después de la muerte de Ian, ni el estrés con el que lidiaba últimamente al intentar complementar la escuela con el programa, conciertos, apariciones en medios de comunicación y la labor social que relazaba en las tardes.
Se tomaría un pequeño descanso de todos, y al volver (porque estaba seguro que su madre no tardaría en aparecer disculpándose a nombre de su padre), se haría cargo de varios asuntos, por el bienestar de todos.
Después de un largo rato en que Sophie compartió sus penas con su madre siendo escuchada con demasiada paciencia, bajó a buscar algo comestible. Desde hacía unas semanas que nadie cocinaba y limpiar el desastre de Tiago era inconcebible.
Se sorprendió al ver a Daniel y su padre limpiando la casa, recogiendo en enormes bolsas las latas y demás porquería.
—Tiago debería limpiar eso —dijo cruzándose de brazos.
—Y lo va a limpiar, solo lo recogemos.
— ¡Luego tiraremos todo en su habitación! —añadió Daniel con mucha alegría. Si Tiago no quería compartir habitación era su problema, igual la compartirían, pero mientras tanto le haría la vida lo más insoportable posible, solo por el hecho de no quererlo.
A Sophie le pareció una maravillosa idea y enseguida se puso a colaborar. Cuando por lo menos hubo el espacio necesario para circular cómodamente por la casa, abrieron las bolsas de basura dentro la habitación. Si Tiago quería dormir al volver, o siquiera sacar ropa, tendría un gran trabajo limpiando.
Después de saborear parte de su venganza, se encerró en su habitación, con la vana ilusión de que Aaron le hubiese mandado nuevas páginas del comic, o escrito un mensaje. Todavía no quiso decirles nada a sus padres, tal vez ellos terminarían pensando como Tiago, que debía ignorar a Aaron para evitar ilusionarse.
Gracias por leer, subiré luego otro capi si dejan comentarios. Besos
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