Borrón y cuenta nueva
Habían pasado varios días desde que Claudia no hablaba con Evan, ya no sabía en qué condiciones estaba su relación. ¿Habían terminado? ¿Se estaban tomando un tiempo? ¿O esa era una simple discusión y Evan esperaba que ella lo llamara?
No sabía qué hacer, llamarlo no era una opción. Sólo podía pedirle a Sophie que hablara a su nombre y le preguntara a Evan si su relación continuaba.
Acostumbrada a ser la vocera de su mejor amiga y a ser mediadora entre ella y Evan, aprovechó el primer recreo del día siguiente para hablar con él. De una forma muy autoritaria, les ordenó a los amigos que acompañaban a Evan que se retirasen para que pudieran hablar a solas.
Evan volcó los ojos, pensando que Sophie le reclamaría sobre el grupo o le pediría que la volviese a aceptar como cantante. No estaba dispuesto a aceptarla, si bien no tenían mucho éxito, su banda estaba tomando el curso que quería desde un principio.
—Llama a Claudia —lo sorprendió con una petición diferente a lo que esperaba.
— ¿Qué? ¿De nuevo te pidió a ti que hables a su nombre? Esa es una de las cosas que me emputan de ella.
—Tú sabías que ella era así cuando se arreglaron. Está triste y no sabe cómo están las cosas contigo.
—Sí sé cómo es y era tolerable al principio, ahora no. Hablaré con ella y voy a terminarle de una vez. No es el tipo de chicas con el que me gusta estar y ya estamos mucho tiempo.
—No Evan, por favor, no le termines —esta vez le suplicó, Claudia era una chica muy insegura, siempre la habían maltratado en el colegio y necesitaba tiempo para cambiar. Era una persona demasiado dulce y buena y de verdad no quería verla lastimada—. Dale otra oportunidad, solo dime qué te molesta y yo hablo con ella, si no lo soluciona terminan ¿sí?
Evan resopló considerando la petición de Sophie. Claudia sí le gustaba, no era alguien con quien hubiese imaginado estar tanto tiempo, pero había algo en ella que resultaba tranquilizante y agradable.
—Son muchas cosas. Odio que su madre sea tan controladora y ella le obedezca. Además llevamos más de un año y hasta ahora no quiere tener sexo.
Sophie lo golpeó enfadada en la cabeza.
— ¡Eres un cerdo! No todo es sexo en una relación y con ella debes ir con calma. Iremos paso por paso. Yo me encargo de su madre —determinó y se alejó dejándolo con las palabras en la boca.
Si quería arreglar las cosas entre Evan y Claudia, primero debía hacer las paces con Thaly. Tocó tímidamente la puerta de la habitación de sus padres. Thaly jugaba con sus hijos más pequeños y al mismo tiempo revisaba un baúl lleno de ropa de bebé que en algún momento había pertenecido a Sophie.
— ¿Thaly podemos hablar? —preguntó desde la puerta asomando apenas la cabeza. Tras una respuesta afirmativa se sentó en silencio, ayudando a doblar los pequeños vestidos.
Tras un largo momento Thaly habló.
—No fue mi primer novio y eso no tiene nada que ver con tu vida. Solo estoy preocupada, pasas de un chico al otro y estás descuidando otras cosas más importantes.
—Sí, ya sé —respondió más calmada que días anteriores—. Pero solo... olvidemos el tema ¿sí?, no debí responderte así, lo siento, y tú tampoco debiste tratarme como una niña idiota. Quiero que las cosas sean como antes, y necesito tu ayuda.
—Ah... necesitas un favor. —Volcó los ojos pensando que ese era el motivo de Sophie para hacer las paces.
—No, bueno sí, de verdad quiero que estemos en paz, quiero ayudarte a decorar el cuarto del bebé —dijo con ilusión—.Y también necesito tu ayuda, más como amiga que como madre —suplicó poniendo su mueca más adorable, ensayada con su padre durante años.
— ¿Qué necesitas?
—Quitar a la madre de Claudia de en medio.
— ¿Otra vez sus problemas amorosos? No voy a meterme en eso.
—Por favor, solo necesito que la madre de Claudia sea más como tú y deje de fastidiarlos, así se mantiene distraída y tú eres una buena influencia...
—No voy a ser su amiga —determinó—. Ya me hiciste intentarlo antes y no funcionó, somos muy diferentes y nunca podemos ni mantener una conversación.
— ¡No es justo! —Esta vez se quejó, Thaly era su única esperanza, si no aceptaba no tenía un "plan B"—. Eres amiga de los padres de los compañeros de Daniel, ¿por qué no puedes ser amiga de los padres de mis amigos también?
—Porque los padres de los amigos de Daniel tienen mi edad. La madre de Claudia es como quince años mayor que yo. Ella ya salía del colegio cuando yo iba a preescolar.
—Eso no es mi culpa. Thaly, por favor, inténtalo, solo una salida, es todo lo que necesito para que se olvide de Claudia una tarde y ella y Evan puedan conversar.
Thaly sabía que su hija no se daría por vencida y la tendría molestando durante horas, antes de comenzar a exasperarse con sus súplicas tomó el teléfono y armándose de todo el valor y ganas que podía llamó a la madre de Claudia. Sophie le agradeció repetidas veces mientras se encargaba de sus hermanos pequeños para que ella pudiese hablar con tranquilidad.
La llamada de Thaly consternó a la madre de Claudia, pero después de una breve conversación finalmente la invitó a una "fiesta", a las cinco de la tarde el día siguiente, solo mujeres. Thaly presentía que iba arrepentirse por involucrarse en algo tan extraño, pero al menos Sophie se veía feliz, y total, si pasaba un momento en exceso bizarro, ya podría desquitarse con ella.
—Sophie, te llamamos porque tenemos que hablar. —Claudia respiró hondo e intentó soportar la tierna e infantil mirada de su amiga. Lo que iba a decir no era fácil... para Sophie.
—Hemos decidido terminar —Evan se adelantó, cansado de tanto rodeo. Solo a Claudia se le podía ocurrir darle explicaciones a Sophie, quien no tenía ni voz ni voto en su relación.
Sophie dejó caer el helado que sus amigos le habían comprado antes de darle las malas noticias. Sintió como si ella fuese quien terminaba una relación de años. Se había esforzado demasiado en mantenerlos juntos frente a lo que ella consideraba románticas adversidades. Los miraba una y otra vez y no sabía qué decir. Todos sus esfuerzos en vano, estaban tirando al agua un año de relación.
—No... Balbuceó, sus amigos sabían exactamente qué iba a decir. Evan se despidió y dejó a Claudia encargarse del asunto.
—Sophie, ¿estás bien? —preguntó preocupada, pensando que a su amiga le daría un ataque—. De verdad que no funciona. Lo disfruté mucho mientras duró, Evan fue mi primer novio y seguimos siendo amigos, pero no compartimos las mismas ideas de diversión y estoy cansada de esconderme de mis padres.
— ¡Pero todo eso vale la pena si lo amas! —gritó, por fin podía hablar tras el shock.
—Es que no lo amo Sophie —la voz se le fue apagando mientras hablaba y su amiga la miraba con impresión—. Solo, no... no puedo seguir con el mismo chico toda mi vida. Quiero descansar de eso. Cuando vaya a la universidad tendré más libertad y tranquilidad de salir con alguien.
— ¿Qué hay más romántico que quedarte con tu primer amor toda la vida? ¿No quieres contarles a tus hijos como se conocieron en el colegio y han estado juntos desde entonces?
—Sophie, nadie se queda con su primer amor, bueno casi nadie, ni siquiera tú. — La tomó de la mano y trató de explicarle. Sophie estaba tan triste que le contagiaba ese sentimiento. Entendía las ideas que Sophie tenía respecto al amor y cómo se ilusionaba con relaciones ajenas, suponía que como las de ella no habían funcionado, buscaba vivir a través de sus amigos.
Claudia no estaba segura de dejarla en la puerta de su casa cuando se despidieron, tal vez debía acompañarla. Sabía que su rompimiento con Evan la afectaría, solo no imaginó cuánto.
Sophie subió las escaleras, meditando. Sus amigos podían salir con quienes quisieran y si habían decido terminar, respetaba su decisión, lo que la carcomía por dentro eran los cambios. Todo pasaba demasiado rápido. Desde Ian que su vida se había desestabilizado y lo poco de estabilidad que había conseguido se disolvía. Claudia ya no tenía esos encuentros a escondidas con su novio, ya no sería cómplice de ello, inventando que Claudia se quedaba con ella para que sus padres no la molestaran. Camila dejaba a Alan y encima iba a casarse con un hombre mayor solo por conveniencia. Ella salía de una relación y ahora no estaba segura de cuál era su situación con Steve.
Triste y cansada se metió debajo de la cama, a oscuras, tatareando una trágica y tétrica melodía que ponían de fondo en su programa cuando algo triste sucedía. Consecuencia del programa era que en muchas ocasiones escuchaba la banda sonora en su cabeza y la hacía sonar acompañando escenas de su vida.
Al poco rato la puerta se abrió de golpe y Thaly entró directo a jalarla y sacarla de su escondite. Se había olvidado por completo de ella, ese día había ido a la fiesta de la madre de Claudia.
— ¡Tú me debes una y muy grande! —Le advirtió señalándola, se notaba enfadada—¿Sabes a lo que me enviaste?
—Sí con la mamá de Claudia, ¿cómo estuvo la fiesta? —preguntó sin interés.
—Fue la fiesta más bizarra a la que he asistido. Era una fiesta de Tupperware.
— ¿Una fiesta de qué?
— ¡De envases plásticos! Aparentemente a algunas personas les parece interesante hacer una reunión en la que hablan de envases plásticos y los compran, además hacen concursos tontos para ganar contenedores. Tuve que comprar una docena para salir de ahí. Y no fue todo, en un momento se olvidaron de los envases y las miles de bacterias y hongos que puede agarrar la comida por no estar bien almacenada y hablaron sobre fiestas infantiles. Mantenía mi perfil bajo hasta que a la madre de Claudia se le ocurrió decirle a todas que tengo cinco hijos, así que me volví el centro de atención. Creo que todas esperaban escuchar cómo hago cientos de manualidades, juegos, y pasteles caseros y cuando les dije que solo les ponía una mesa con gaseosas y papitas, contrataba un castillo inflable y los dejaba volver locos, me miraron como a la peor madre del mundo. Como todo se ponía peor y no quería seguir siendo el centro de los comentarios ni escuchar como mis hijos terminarán siendo vándalos y drogadictos por las carencias afectivas a las que los he sometido, mencioné que les doy comida sana, y el tema se desvió a los cupcakes, que aparentemente están muy de moda y todas esas madres son capaces de hornearlos en media hora y hacerles una perfecta decoración de Hello Kitty cuando sus hijos tienen hambre. Para no volver a ser el centro de atención dije que sí los hacía e inventé un montón de decorados, les gustó tanto que no sé en qué momento se decidió que tendríamos una fiesta de hornear y decorar cupcakes la próxima semana. ¡Así que por tu culpa tendré que aprender en una semana lo que no he logrado en una vida! Más les vale a Claudia y a Evan que me lo agradezcan, en grande.
—Ellos terminaron —respondió sin pensar, mareada por toda la explicación.
Thaly pareció tener un tic nervioso y agarró el teléfono de Sophie, dispuesta a gritarle a Evan un montón de injurias y amenazas.
Sophie alcanzó a escuchar el reclamo de Thaly y su exigencia para que arreglara el asunto de los cupcakes como pudiera. Terminó de escuchar un "No me importa cómo lo hagas, quiero cien cupcakes decorados con hadas para el sábado" y cerró la puerta.
Se recostó un momento y se dio cuenta de la cantidad de tiempo que pasaba deprimida. Dos años atrás se lo habría reprimido, se habría llamado tonta pusilánime y no habría aceptado esa conducta.
Se dio lastima a sí misma, se llamó patética varias veces y algo en ella despertó de pronto.
Prendió la luz y observó su muro de metas. Todo había sido cubierto por recortes de periódicos y revistas. En un lado estaban los comentarios positivos y entrevistas. En el lado oscuro las críticas negativas. Al principio las colocaba ahí como "motivación" para observarlas y comprender sus fallos, pero hacía unos meses que la crítica negativa y detalles de su vida privada eran tantos que ya no cabían en el muro.
Se acordó de Steve con una sonrisa y su consejo de no leer las columnas de farándula. No hacer caso a nada que se dijera de ella, ni positivo ni negativo.
Arrancó todo sin pensarlo dos veces, lo picó en pedacitos sobre la cama y luego recogió el cobertor, para lanzar los residuos de papel por la ventana.
— ¡Vuelen libres! —les gritó terminado de sacudir la colcha y regresando al interior, lista para poner música, agarrar una novela de romance y volver a ser Sophie Cohen. Una adolescente con varias metas en la vida que en sus ratos libres (y no tan libres) filmaba un programa de televisión. Regresaría a vivir en su burbuja rosa, donde nada malo sucedía y a nadie le importaba lo que ella hacía o dejaba de hacer.
Después de una hora de relajarse se dio cuenta que todo volvía a ser como antes y esta vez iba a durarle.
Chiques otra vez Wattpad con problemas. muchos me han dicho que no les llega notificaciones o no les aparecen los capis, o aparecen a medias. espero que se solucionen,. igual porfa revisen a diario y les mandaré un mensaje cada vez que actualice con el link. Así que no se olviden de seguirme, así saben cuando subo capi y les llega el mensaje. Si hay muchos comentarios (voy a pensar en una meta) hoy. Haré una maratón mañana. Qué les parece?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro