Capitulo 7 (Final)
"Dios, nunca imaginé que escribir sería tan complicado"
Yo hablando con mi mente a punto de llorar...
–Profesor… – Susurré con los ojos bien abiertos y comenzando a sudar.
¡No, no no! Esto no podía estar pasando, ¡no ahora!
Sin decir nada más, Jungkook me sostuvo fuertemente del brazo y comenzó a arrastrarme por los pasillos hasta que llegamos a uno menos transitado, el área de laboratorio estaba desierta a esa hora del día ya que las muestras se reciben a primera hora de la mañana.
Sin soltar el agarre en mi brazo, el cual ya comenzaba a doler, me empujó contra la pared. Siseé del dolor.
–Dime que no es lo que estoy pensando SeonJin, ¡Dímelo! –Estaba enojado, podía ver la vena palpitante en su frente.
– Y-Yo… –Intenté tragar el nudo en mi garganta.
– Kookie ya dejalo. Estoy seguro de que Jin tiene una buena explicación –Jimin, quien nos había seguido en todo momento, lo sostuvo del brazo para intentar alejarlo de mi.
– ¡¿Estás siquiera consciente de la situación en la que Jin está involucrado?! ¡ESTO PUEDE COSTARLE LA CARRERA! –Sus gritos eran dirigidos esta vez a mi mejor amigo.
– ¡DIJISTE QUE ME ENTENDÍAS! – Reproché soltandome de su agarre, estaba furioso.
– ¡PENSÉ QUE ESTABAS FORMANDO UN LAZO DE AMISTAD O HERMANDAD! –Gritó ya fuera de sí – ¡NO QUÉ TE ENAMORARÍAS DE TAE!
– ¿Y qué si estoy enamorado de Tae? – Dije entre dientes con mis puños apretados y con la mirada al suelo.– Haría cualquier cosa por él y ¡No hay nada que tú ni nadie pueda hacer para alejarme de su lado! –Levanté mi rostro y lo miré de manera desafiante.
Había tomado una decisión. Decidí permanecer al lado de Tae y nada de lo que pueda llegar a pasar me hará cambiar de opinión. Estaba dispuesto a sacrificarlo todo por él.
–Escucha…así como no puede ser mi hermano, tampoco puede ser más que un paciente para tí SeokJin ¿Entiendes? –Estaba enojado y no lo culpo. Mi ética en estos momentos era nula. Pero no podía importarme menos. Quería a Jimin y lo quería conmigo, cueste lo que me cueste. –Podrían expulsarte de la universidad, no te graduaras SeokJin, no te permitirán estudiar medicina nunca más. ¿Estás consciente de ello? ¡Tú vida estará totalmente arruinada! ¿De verdad vale la pena?
¿Lo valía? Claro que Tae valía eso y mucho más.
– TaeHyung es lo más importante para mí. –Dije sin titubear.
– Te prohíbo que sigas viendo a TaeHyung.
Solo bastaron esas palabras para que la ira se adueñara de mi cuerpo, tomé a Jungkook del cuello de su camisa y lo empujé contra la pared. Levanté mi mano derecha formando un puño que iba directo a su rostro.
–Tae… –Jimin susurró.
Seguí la mirada de Jimin y lo ví. Tae estaba asomándose detrás de la pared que daba al pasillo, dejando ver sólo su cabeza y su pequeña mano sosteniéndose de la esquina. Estaba llorando. Lo había escuchado todo. Solté a Jungkook e intenté acercarme pero Tae salió corriendo.
–No me importa lo que hagas con mi carrera, no me importa lo que pueda pasarme, pero no voy a separarme de él – Escupí con rabia antes de salir corriendo detrás de Tae.
Corrí a través de los pasillos, en la dirección que creí siguió Tae. Llegué a su habitación y entré con la esperanza de encontrarlo allí. No podía permitir que más tiempo transcurriese sin explicarle todo lo que posiblemente escuchó. Para mi suerte, estaba dentro.
Lo encontré a los pies de la cama y de espalda a la puerta. Sus hombros subían y bajaban a consecuencia de leves espasmos que trataba de ocultar abrazándose a sí mismo. Me acerqué y lo abracé por la espalda.
– Todo es mi culpa… Todo siempre es mi culpa.–Dijo al fin –Y-yo le hago d-daño a todos los que me importan… Soy diferente y por eso no tengo derecho a ser feliz. J-Jamás voy a serlo.
– Mi niño… tú… ¿Lo escuchaste todo? –Tae asintió y un frío recorrió toda mi espina dorsal –Nada de esto es tu culpa pequeño…nada –Lo solté para girarlo hacia a mi y que pudiera mirarme.
Estaba preocupado, había una alta posibilidad de que mis prácticas fueran suspendidas y un reporte fuera levantado con mi nombre en él, anulando toda posibilidad de obtener un título en medicina. A pesar de todo logré plasmar la mejor sonrisa en mi repertorio, o eso creí, para transmitirle tranquilidad.
Evitaba en lo más mínimo perturbar la estabilidad emocional de mi pequeño, había logrado abrirse a mí y estaba sumamente orgulloso de él, era un gran paso hacia su recuperación y era por eso que me preocupaba aún más el que haya escuchado la conversación que tuve con Jungkook. No quería que se viera envuelto en esto y que comenzara a culparse a sí mismo justo como lo estaba haciendo ahora, justo como lo hizo aquella vez.
– Sabes que te quiero ¿verdad? –El asintió.
Tomé su barbilla con suavidad y levanté su rostro para ver hermosos ojos que tanto me encantaban, las lagrimas salían de estos y se deslizaban por su mejilla.Sentí de nuevo esa presión en el pecho que aparece cada vez que veo a mi ángel triste o llorando.
Lentamente coloqué mis manos a cada lado de su rostro y con los pulgares comencé a limpiar esas odiadas lágrimas del bello rostro de mi príncipe. Él me miraba con sus brillosos ojos, atento a cada uno de mis movimientos –Todo está bien, confía en mí… nada de esto es tu culpa, te amo Tae y pase lo que pase yo voy a luchar por los dos, te prometí que nunca estarás solo de nuevo y cumpliré mi palabra.
Acerqué mi rostro al suyo y lo besé.
Tae jadeo de asombro y su cuerpo se tensó. Moví mis labios sobre los suyos con la esperanza de que me correspondiera y después de unos segundos así lo hizo.
Sentí una explosión de sentimientos en mi interior, euforia, anhelo, esperanza, paz, aceptación, amor que me hicieron olvidar todo a mi alrededor. El besar sus labios era como haber encontrado una fuente de agua después de vagar días sediento por el desierto, lo necesitaba tanto. Sus labios eran tan suaves y esponjosos, parecían de algodón. Su sabor es salado por las lágrimas pero dulce al mismo tiempo, Tae era todo lo que necesitaba para estra bien.
El beso fue lento, dulce, sin mayores intenciones. Un beso que demostraba todo mi cariño, quería transmitirle seguridad y que entendiera que no importaba lo que pasara, nunca lo dejaría solo, tal y como se lo prometí.
Cuando nos separamos y vi su sonrisa junto a sus hermosos ojitos formando dos medias lunas por un momento creí que lo había logrado.
– Te amo–Repetí y le añadí un beso fugaz.
– También te amo Jinie. –Sus mejillas delicadas y pálidas tornandose de color carmesí era algo que me encantaba y me hacia perder la cabeza. Sonreí.
–No quiero dejarte, pero tengo que irme Tete, ¿Estarás bien? –Pregunté y él asintió.
Iba a salir del hospital e iría directo a mi departamento, no podía lidiar con Jungkook en estos momentos. Necesitaba una ducha, café, mucho café. Además, tenía que ordenar todos mis pensamientos. Analizar todas las opciones disponibles y pensar en lo que haría ahora. Aunque de algo estaba seguro, mientras tuviera a Tae a mi lado, todo lo demás era secundario.
– Hasta mañana, pequeño –Me despedí, lo abracé lo más fuerte que pude y mientras me dirigía a la puerta de su habitación, la abrí y antes de salir me giré y le lancé un beso.
El sonrió y se despidió agitando su mano. –Adiós, Jinie… – Le escuché decir antes de cerrar la puerta de su habitación.
Ya en casa, después de un varias tazas de café y una muy larga y refrescante ducha, me encontraba acostado en mi cama mirando el techo, con solo unos pantalones de chandal color negro y mi torso al descubierto.
¿Ahora qué debería hacer?, era la pregunta que se repetía una y otra vez en mi mente y para la cual no tenía respuesta, lastimosamente.
Estaba por terminar mis prácticas. El grupo de apoyo ya no existía. Jungkook me asignaría una actividad adicional o uno que otro paciente. ¿A quién quiero engañar? Estaba más que seguro que iba a ser expulsado y las puertas de cualquier facultad de medicina se me cerrarían en la cara.
Estaba perdido, no tenía futuro. Cuando mis padres se enteren de todo esto van a estar muy decepcionados de mí. Posiblemente tenga que tomar trabajos de medio tiempo para poder mantener mi departamento y auto. No tendría un título, no sería un profesional de la medicina.
Estaba por tener un ataque de ansiedad cuando la imagen de un hermoso pelinegro llenó mi mente. Alejando toda angustia. Sus hermosos ojos formando dos medias lunas, su gran y brillante sonrisa, sus labios articulando un “te amo Jinie”.
Las comisuras de mis labios se levantaron en una hermosa sonrisa y lo supe. Nada realmente importaba si Tae estaba a mi lado. No importaba que no pudiera ejercer la medicina, cualquier otra profesión o trabajo sería llevadero si Jimin estaba a mi lado. No importaban los obstaculos o dificultades que vendría si Tae estaba a mi lado.
«Estoy enamorado de ti, Tae»
Imaginarme un futuro a su lado fue muy sencillo. Me imaginaba a su lado en cada paso a su recuperación, me imaginaba tomando su mano saliendo de ese hospital, me imaginaba despertando a su lado todas las mañanas, me imaginaba una vida llena de felicidad a su lado.
«Quédate a mi lado que yo estaré por siempre al tuyo»
Mis pensamientos divagan en los miles de escenarios donde Tae y yo éramos una pareja feliz capaz de ir contra viento y marea para defender nuestro amor. El sonido de una llamada entrante me sacó de mi maravillosa nube de felicidad. A regañadientes me levanté para tomar mi celular, que se encontraba encima del escritorio, y contesté.
«Ojalá no lo hubiera hecho»
Al otro lado de la línea se escuchaban los sollozos de mi mejor amigo, diciéndome que necesitaba ir al hospital, que algo había ocurrido y que no podía hablarlo por teléfono. Un frío helado recorrió toda mi espalda y mis piernas comenzaron a temblar.
Tenía un mal presentimiento, un nudo se comenzó a formar en mi garganta y comencé a sentir una opresión en mi pecho. Por favor, no…
Le obligue a que me lo dijera, no podía esperar llegar al hospital para que confirmara mis sospechas. Cada inhalación era más difícil, mis pulmones parecían rechazar el oxígeno que muy difícilmente entran. Por favor, no tú…
Más sollozos se escuchaban provenientes de Jimin y entonces con su voz rota lo confesó todo. La enfermera asignada al piso donde se encontraba tu habitación había llevado tu medicación diaria, pensó que estabas durmiendo y por eso intentó despertarte pero tu no reaccionaste…Por favor, dime que tú no…
Un frasco de pastillas vacío, que seguro tomaste sin permiso, fue encontrado en el baño de tu habitación. Escuché como mi mejor amigo rompía en un doloroso llanto al otro lado de la línea.
Intenté sostenerme del escritorio pero toda fuerza abandonó mi cuerpo. Caí de rodillas al suelo, mis manos apoyadas en este y podía ver como las lágrimas mojaban la alfombra que decoraba el piso de mi habitación.
Ya nada importaba. Ya nada valía la pena. Ya nada mejoraría porque Tae había logrado quitarse la vida.
– Por favor... Quédate…No te vayas de mi lado, amor, ya no me veo una vida sin ti.
– ¿Señor Kim?... ¿Señor Kim?...
– ¿Sí? –Dije pestañado varias veces.
– Nos iba a contar la razón que lo llevó a estar el día de hoy con nootros. –Dijo la psicóloga encargada de este estúpido círculo donde solo te hacen hablar una y otra vez sobre las razones por las que deseas estar bajo tierra. Puede que para algunas personas funcione pero yo sólo quiero dejar de sentir este dolor tan grande aquí en mi pecho…Ahora comprendo mejor cómo te sentías, amor...
Con una enorme sonrisa en mi rostro que contrastaba con las lágrimas en mis ojos le dije...
– Le prometí que nunca estaría solo de nuevo y cumpliré mi promesa.
En ese momento nadie le prestó atención a sus palabras, siquiera la psicóloga que creyó que era una etapa de la depresión que ella podía ayudar a superar.
Sin embargo, dos días después, horas en las que buscó cada oportunidad para lograr su objetivo, horas escribiendo aquella carta para sus padres y su mejor amigo, cada minuto pensando en la sonrisa de su difunto amado, llegó su esperado momento.
No resistió aquella pérdida, el ser más importante de su vida se había ido, llevándose sus esperanzas, su futuro, sus ganas de soñar, dejándole un vacío enorme. Se prometió así mismo reencontrarse con Tae, no dejarlo solo de nuevo. Volvería a ver esa hermosa sonrisa cuadrada, esa piel tan delicada como la porcelana y si no era en este mundo pues sería en el otro.
Fue encontrado en la misma situación que Tae, las últimas gotas de lágrimas que soltó en su último segundo de vida, un frasco de pastillas en su mano izquierda y la carta en su mano derecha.
-Te amo TaeHyung, dijo en su suspiro final y acabado.
Fin.
No saben lo complicado que fue para mi escribir el final. Estuve al borde de lágrimas como la primera vez que leí la historia.
En la versión original, Jimin es quien único se quita la vida, consulte con la escritora si podía cambiar el final y me dijo que sí.
Le di mi propio toque, mi punto de vista en esta historia de amor tan triste😔Espero les guste y espero sus comentarios. Nos leemos pronto en otra historia. 😔
Psdta: Sigo llorando. 😔
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