Capitulo 4
Las semanas estaban transcurriendo más rápido de lo que esperaba, entre los días que debía encargarme del grupo de apoyo además de las sesiones individuales con cada paciente, el tiempo se me estaba escurriendo de las manos.
Debido a que el grupo solo se llevaba a cabo dos días a la semana, tenía libre los lunes y jueves para atender dos pacientes por día. Uno en la mañana y uno por la tarde.
A Hoseok lo veía los días Lunes por la mañana y a Yoongi por la tarde. Los miércoles estaban reservados para Ji-Soo y Jackson. Para mí mala suerte, no me fue permitido tener a TaeHyung en sesiones privadas porque estas eran tomadas por mi Sunbae y lo entendía, él ha sido su psicólogo por años y yo no tenía ningún derecho en reclamar, por más que quisiera pasar más tiempo a solas con él.
Mi relación con Tae estaba avanzando poco a poco, aunque aún no lograba que se integrara y participara en el grupo, pasábamos algo de tiempo juntos todos los días en lo que ahora parecía ser nuestro lugar secreto, la pequeña área verde del departamento de fisioterapia.
Cada día que pasabamos juntos descubría cosas nuevas sobre él, cosas que le gustaban, cosas que le disgustaban. Había aprendido a no indagar sobre las cosas que le atormentaban, cada vez que lo hacía Tae tomaba una postura rígida, el silencio incomodo nos invadía e incluso huía de mí.
Por esa razón había aprendido a no preguntar más allá de lo que él estaba dispuesto a decirme. Sabía que me hablaría conmigo cuando se sintiera listo.
Descubrí que a Tae le gustó mucho el cuento y me pidió que le trajera más libros para leer, cosa que no me pude negar en absoluto. Me encontré a mi mismo trayendo un libro nuevo cada día para él, tal parece no dormía, porque no encontraba otra explicación a que terminara de leer un libro en un solo día.
-¡Oh, TaeHyung! Ya estás aquí. - Lo saludé y me acerqué a la misma banca donde se encontraba sentado, la misma donde tantas veces hemos pasado tiempo juntos hablando sobre cualquier cosa. Estaba comenzando a amar estos pequeños momentos a su lado.
-¡Hola Jinie! - dijo con una enorme sonrisa en su rostro, y Dios, verlo así tan sonriente calentaba mi corazón de sobre manera. No pude evitar sonreírle de vuelta.
Había quedado con Tae el día de hoy porque le tenía una sorpresa. Anteriormente me había comentado que odiaba la comida del hospital y lo mucho que deseaba poder salir y comer toda la comida chatarra que se encontrara en el camino. Si bien no tenía mucho tiempo libre para ir y venir del hospital, me las había arreglado para salir y comprarle algo delicioso para comer.
-¿Cómo has estado pequeño? -Si bien Tae era mayor que yo, tenía una imagen tan delicada, tierna e inocente que no podía evitar tratarlo como a un niño.
-¡Aigoo! Cómo te atreves... ¡Soy mayor que tú! - No pude evitar reír cuando asomó un hermoso puchero en sus labios. ¿Cómo puede ser tan adorable? Siento que moriré de tanta ternura.
-Eres adorable...- Esperen...¿Eso lo dije o lo pensé?, por el leve sonrojo que estaba apareciendo en el rostro y sus ojitos bien abiertos me di cuenta que lo había dicho en voz alta...¡Mierda, di algo SeokJin!— ¡Adivina! Te tengo una sorpresa Taenie...—Me apresure a sacar los envases de la bolsa de plástico que traía en mis manos para desviar su atención.
-Recuerdo que me dijiste que no te gustaba la comida del hospital así que yo...bueno, tuve un momento libre así que...no es mucho lo que pude conseguir pero te he comprado una hamburguesa con papas, espero te guste...- Vaya, eso fue bastante difícil de decir, ¿Por qué estaba tan nervioso?
Tae desvió su mirada de mi rostro y ahora miraba con adoración los envases abiertos acomodados en la banca, sus ojitos brillaban y se relamía los labios ansioso, mi vista había quedado clavada en ese simple movimiento, podría jurar que hasta lo ví en cámara lenta.
-¡Muchas gracias Jinie! de verdad no sabes lo agradecido que estoy contigo, ¡Me moría por comer algo como esto! - Había dejado de ver sus labios para ahora concentrarme en su feliz expresión...Estaba sonriendo tanto que sus llamativos ojos habían quedado en línea recta y con dos arrugitas en cada lado. Definitivamente quiero hacerlo feliz por mucho tiempo.
-No hay de qué pequeño... - Dije enternecido. Tae estaba tan concentrado en su almuerzo que no se dio cuenta que le había llamado pequeño otra vez.
Podía quedar observando toda la vida la imagen que tenía frente, un Tae con sus mejillas abultadas llenas de comida, sus delicados y blanquecinos piececitos moviéndose felizmente de un lado a otro, sus ojos clavados en la comida que estaba devorando como si no hubiera mañana. Simplemente perfecto.
-Eres tan hermoso...- No me di cuenta en qué momento ni por qué, pero había acercado mi mano para retirar un mechón negro que caía por su frente para colocarlo detrás de su oreja y cuando me dí cuenta esos pensamientos habían escapado por mi boca.
Pude sentir como Tae se tensó, dejó de comer y aún con la hamburguesa entre sus manos me miró, se veía igual o más avergonzado de lo que seguro yo me veía en esos momentos, sus mejillas estaban de un potente rojo y sus ojitos con un brillo que no había visto jamás.
- Yo... - Intentó decir algo pero no se lo permití.
- Es mejor que termines rápido...La comida se puede enfriar y de seguro no sabrá bien si está fría- Dije después de aclararme la garganta y retirar mi mano de detrás de su oreja
¿Por qué demonios aún la tenía ahí?Me senté mejor en la banca y desvié mi mirada hacia cualquier cosa que estuviera en el lugar, sentí que moriría de vergüenza en ese preciso momento. Pude notar como este asintió y siguió comiendo aún con las mejillas sonrojadas.
Mis sentimientos parecen estar desbordándose. Pensé.
-¿Por qué alguien tan joven como tú se comporta como un anciano? - Me pregunta.
Era viernes y como todos los días desde hace tres semanas, nos encontrábamos sentados uno al lado del otro en la misma banca en la que nos hablamos por primera vez. Yo me encontraba con varios libros y anotaciones a mi alrededor, necesitaba terminar de escribir mi informe para entregárselo a mi Sunbae.
No era realmente necesario que estuviera en el hospital ese día, en realidad todos teníamos los viernes libres para poder dedicarnos a escribir nuestro reporte, pero aquí me encontraba haciendo todo mi esfuerzo por escribir un informe decente en la incómoda posición en la que solo por no querer pasar un día lejos de Tae.
Le había mentido a Jimin con que necesitaba revisar los avances recientes en la salud de mis pacientes y que por ello debía ir al hospital por los registros médicos, pero eso solo fue una excusa para que dejara de insistir en ir a mi casa a hacer el informe juntos.
Lo cierto era que había leído los registros el día de ayer antes de dejar el hospital, pero tenía la necesidad de pasar más tiempo con Tae, sentía que las horas que pasábamos juntos no eran suficientes y quería aprovechar cada día que pudiera junto a él.
Y estaba totalmente seguro de que si se lo contaba a Jimin todo el revoltijo de sentimientos que estaba teniendo por Tae, éste me reprendería incluso peor que como lo haría mi madre. Jimin podría ser el mejor amigo del mundo, pero incluso así no dejaría pasar este tipo de comportamiento, porque por favor... ¿Un estudiante a punto de convertirse en psicólogo comienza a sentir algo más por uno de sus pacientes? Cualquier persona quisiera gritarme en la cara lo mal que esto se ve.
- ¿A qué te refieres Taenie? - pregunté haciéndome el ofendido.
- Todo en tu vida está planificado, ¡Tienes incluso un horario para tus horas de comida! Eres demasiado organizado con todo. Pareces un anciano. -Dijo con una sonrisa burlesca en sus labios.
Los avances en TaeHyung se hacían más notorios con los días, nos habíamos vuelto muy cercanos, Tae a diferencia de lo que aparentaba, hablaba hasta por los codos y de cualquier cosa que se le ocurriese y fue aún peor cuando conoció a Jimin, era imposible callar a esos dos cuando estaban juntos. Ya no miraba constantemente al suelo y poco a poco fui testigo de cómo el brillo volvía a sus hermosos ojos, sonreía más y en varias oportunidades pude apreciar su hermosa risa.
De manera lenta estaba convirtiéndose en otra persona y no era el único, el cambio se podía apreciar en todos los chicos. Hoseok y Yoongi se habían vuelto también muy cercanos, a menudo podía verlos conversando en el jardín del hospital e incluso comiendo juntos en la cafetería, se veían muy a gusto con la compañía del otro y durante una de las sesiones de apoyo Hoseok mencionó que había encontrado una persona que lo entendía como ninguna otra y que se había convertido en el soporte que necesitaba para superar su pasado y vivir su presente.
No debía ser un genio para darme cuenta que hablaba de Yoongi, además que este comenzó a llorar a mares mientras abrazaba a Hoseok. Estaba sumamente feliz por ellos.
Ji-Soo y Jackson también iban por buen camino. La salud de Ji-Soo mejoró considerablemente, al punto de que se le había dado el alta del hospital y solo asistía para las sesiones. Las crisis de ansiedad de Jackson habían disminuido casi en su totalidad, la medicación y el constante apoyo que ha recibido en el grupo, además de que ha podido hablar de todo lo que le atormentaba sin ser juzgado o señalado, ha hecho maravillas en su estado mental y físico.
Estaba realmente orgulloso de cómo estaban saliendo las cosas, los chicos habían logrado crear un lazo de confianza sumamente fuerte, por lo que pudieron abrirse, hablar y encontrar una solución a sus problemas, todos menos Tae.
Aunque lo intentara mil y un veces, parecía que solo tenía la confianza para hablar conmigo y a solas. No le di tanta importancia como debía haberlo hecho, porque al fin y al cabo estaba feliz de ser quien notara esos cambios en mi pequeño Taenie.
Aunque no podría mentir, aún no era suficiente... Estaba dejando de ver a Tae como paciente desde hace mucho, me encontraba a mi mismo cada día deseando y esperando pasar más tiempo junto a él fuera de este hospital y no como su psicólogo, quería ser más para él.
Por eso necesitaba recordarme cada día que yo era su psicólogo y él mi paciente. No podía permitir que mis sentimientos siguieran creciendo.
- ¡Por favor! Muchas personas son organizadas con sus cosas y tiempo.
- Puede ser, pero eres el único que conozco que se lo toma como si su vida dependiera de ello. - Tae sostenía uno de los libros que tenía conmigo y fruncía su ceño tratando de entender algo de lo que leía, se veía adorable.
- Porque sea el único que conozcas no quiere decir que no hayan más personas como yo, Taenie...
- ¡Por favor Jinie! Tienes que relajarte un poco más, ir a fiestas, disfrutar de tu juventud. Pasas todos los días metido en el hospital con un lapicero y esa libreta - Dijo mientras señalaba con su dedo la libreta que llevaba siempre conmigo - No todo en la vida es estudiar y trabajar ¿Lo sabes verdad? Deberías disfrutar más tu vida, yo no pude hacerlo antes de caer en este abismo tan profundo del que ahora no puedo salir... - Un sepulcral silencio acompañó sus palabras.
¿Un abismo del que no puede salir? Sí, es cierto que Tae ha estado dando señales de mejoras, pero aún no logro hacer que hable de sus problemas o de las cosas que lo atormentan. Cada vez que intento indagar más allá es como si me encontrara con una pared de concreto tan gruesa que sería imposible atravesarla.
- ¿Por qué un abismo? - pregunté mientras dejaba todos mis apuntes y libros de lado, necesitaba que supiera que estaba ahí para él.
Pero a contrario de lo que pensaba, Tae cambió su postura relajada a una tensa, desvío su mirada a sus pies y ningún sonido salió de su boca.
- Por favor pequeño, habla conmigo.- Seguía sin mirarme - Si no puedes hablar conmigo como tu psicólogo, puedes hablar conmigo como tu amigo- ¿Amigo? Por favor Jin, sabes que quieres ser algo más...- Puedes confiar en mí- Necesitaba conocer más de él, necesitaba saber que lo atormentaba para poder ayudarlo.
-¿Amigos? claro... Que tonto soy...- Tae había comenzado a pellizcarse las muñecas. - No hablo de mis problemas. - Dijo para luego levantarse y tratar de alejarse como cada vez que intentaba ayudarlo.
- ¡Por favor TaeHyung! ¡Necesitas confiar en mí para poderte ayudar, necesitas entender que tu psicólogo y las personas que hemos intentado ayudarte solo deseamos tu bienestar, debes de tener más fuerza de voluntad! - Lo había tomado del brazo para evitar que escapara una vez más y sin siquiera pensarlo dos veces le había gritado esas palabras.
No sabía por qué lo había hecho, mi pecho ardía, me sentía impotente e inútil por no ser capaz de ayudarlo y sacarlo de este hospital. No era estúpido, aunque no me lo dijera podía ver la tristeza en sus ojos por ser el único en el grupo sin poder avanzar. Cada día luego de las sesiones podía escuchar sus sollozos fuera de su habitación.
Ya no podía más, me dolía verlo así, me dolía que su trastorno lo estuviera consumiendo día a día un poco más y yo no podía hacer nada. ¡Eres un inútil Jin, no has podido salvar a la persona que te ha llegado a importar más que nadie!
- Los psicólogos, las personas como tú, sólo retrasan lo inevitable... - Escupió con rencor antes de soltarse de mi agarre y correr dentro del hospital. ¿Cómo llegamos a esto?
Había caído de rodillas al suelo, observando el lugar por donde Tae había desaparecido. Mi garganta ardía, mi pecho quemaba, mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Haber visto el rostro de Tae lleno de dolor, ver sus hermosos ojos empañados en lágrimas me había destruido.
-Lo siento Taeni , lamento no poder ser la luz que necesitas...
Se acerca el final Solecitos🥺
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro