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Especial Navidad

—¡Harry Roberts, ven acá ahora mismo!

—¡Dame dos segundos!

—¡Ahora mismo no es dos segundos más! 

Harry y Jack aparecieron en la sala llenos de polvo y enrollados con guirnaldas navideñas. Yo los miré de pies a cabeza.

—No mentían cuando dijeron que el garaje era un asco.

—¿Por qué mentiríamos con eso? —Jack comenzó sacudirse y quitarse el adorno de encima.

—No lo sé... a veces exageran.

Los dos me miraron con una ceja enarcada.

—Bien, a veces yo también exagero.

—¿Qué querías? —Harry se acercó a mí, desenrollando el adorno.

—Tus papás me enviaron un mensaje, llegarán temprano mañana. Antes de medio día —avisé con una sonrisa divertida y me senté en el sofá.

Jack y Harry creían que yo no había visto las botellas de alcohol guardadas en el refrigerador.

—Ah... —Jack comenzó a avanzar disimuladamente hacia la cocina—. Distráela —le susurro a Harry, como si no pudiera oírlo.

—Oye, mi amor... —Harry se sentó junto a mí.

—Harry, ya se lo que ocultan —él palideció—. Si es mucho alcohol, pero no se lo diría a tus padres.

Al decir eso, Harry volvió a relajarse, lo que me hizo saber que no era eso lo que no querían que viera.

—¿Qué es?

—¿Qué cosa?

—No empieces, Harry.

—¿Qué no tengo que empezar?

Podía ser mi novio, pero en ese momento sentí el impulso de tomar un cojín y presionarlo contra su cara.

—Corah y Jason vendrán en una hora —decidí cambiar de tema.

—También vendrá Tiffany.

—¿Tiffany? —mi intención no era sonar molesta, pero así había sonado.

No era que yo fuera celosa, ¿pero que diablos iba a hacer Tiffany en la casa de mi novio? Imaginaba que tenía que ver con Jack, pero nadie me aseguraba que a ella no le interesaba ni un poco Harry.

—Sí, Jack dijo que no entráramos a su cuarto sin tocar.

—Y eviten espiarme como la última vez.

Ambos dimos un salto y luego hicimos expresiones de asco.

—¿Cómo diablos tú...? Agh, voy a matar a Corah.

Después de todo, si le conté a Corah lo que había sucedido ese día. Me costó al menos diez minutos soltarlo completo, pero lo había hecho. Odiaba revivir ese oscuro recuerdo, y se había vuelto peor desde que Jack era mi cuñado.

Harry parecía estar en un trance.

—Harry, olvídalo.

—No puedes pedirme eso.

—Solo... —no tenía nada que decirle, yo tampoco lo había olvidado.

Jack se sentó a mi lado y Harry me jaló de la cintura para pegarme más a él.

—Harry, se que me temes porque soy más guapo e inteligente que tú, pero tienes que entender que veo a Summer como una hermana.

—Aja y yo voy a creerte.

Ahí iban de nuevo. Puse mi vista en la televisión y simplemente dejé que discutieran.

—Es verdad... No sabes lo perturbador que es imaginar que ustedes tienen sexo.

—¿Sabes que es perturbador? —preguntó Harry—. Qué nos imagines teniendo sexo.

—No tengo que hacerlo en realidad, puedo oírlo.

—¿Qué acaso no conoces los auriculares?

—Alto —los detuve—. Si tengo que escuchar esta discusión una ves más, saltaré del techo hasta la piscina y esperaré ahogarme.

Ambos rieron.

—Mi novia jamás saltaría del techo hasta la piscina... Cada vez que yo lo hago, se tapa los ojos —hizo una pausa—. ¿Quién eres y qué hiciste con Summer?

Lo pensé un momento y tomé aire.

—Claro que puedo saltar del techo.

No debí decir eso, pero como todo lo que solía hacer y decir en mi vida, no lo había pensado muy bien. Como me lamentaba en ese momento estando en el techo de la casa.

—¿En serio lo harás?

Miré a Corah nerviosa.

—Si lo hago, mi novio y su hermano harán lo que les pida por una semana entera.

—¿Vale la pena?

—Le diré a Jack que te bese.

Corah resopló.

—No necesito eso... ¿beso o piquito?

—Beso con lengua.

—Si quieres te empujo yo.

—Oye, genio —llamé a Jason.

Él se acercó a mí y me dio una sonrisa.

—¿Qué pasa, estación del año?

—¿Cuál es la probabilidad de que me rompa la cara haciendo esto?

—Harry ha salido intacto todas las veces. Tendrías que ser realmente estúpida para caer al cemento —Jason miró hacia abajo—. De hecho, tendrías que correr hacia atrás o hacia el lado, porque no hay manera de que caigas sobre cemento desde aquí.

En parte era cierto. El techo estaba justo sobre la piscina, solo debía tomar un poco de vuelo para caer en el centro y hacerlo perfecto.

—Estoy lista —dije moviendo mis brazos hacia adelante y atrás.

Harry y Jack me miraron con una sonrisa divertida. Yo retrocedí, respiré profundo y tomé vuelo para luego saltar.

Justo antes de caer, oí la voz de Harry:

—¡¿Estas loca?! ¡No tenias que hacerlo!

Saqué mi cabeza del agua y escupí lo que había tragado.

—¡Te dije que lo haría! —grité, mirando hacia arriba.

Los cuatro estaban en el techo, mirándome.

—¡No quiero quedar viudo!

—¡No somos esposos, no puedes quedar viudo!

—¡Pues no quiero quedar viudo antes de casarme!

Iba a discutir eso, pero sabía que no ganaría nada. Además, Jason se lo explicaría.

Nadé hasta el borde de la piscina y me impulsé con los brazos hacia arriba para poder salir.

Mientras me sacudía, los otros cuatro llegaron justo a mí y Harry me envolvió con una toalla.

—No tenías que saltar, yo haría todo lo que tú quieras sin necesidad de que te pongas en riesgo.

—¿Así que estas admitiendo que es un riesgo? —él siempre me había dicho que saltar del techo a la piscina no era nada peligroso.

—Bueno... no para mí. Yo soy un idiota.

Me pegué a él para entrar en calor, ya que no era un día muy caluroso y dejé un beso en sus labios para luego apoyar mi cabeza en su pecho.

Corah me miró con los ojos muy abiertos y disimuladamente, apuntó a Jack con ellos.

—Ah, sí —dije, mientras Harry me secaba el cabello—. Jack, dale un beso con legua a Corah.

Corah me miró sorprendida.

—¿Ahora?

¿Para que me lo recordaba si no lo quería en ese momento?

—Bueno —antes de que pudiera retractar lo que había dicho, Jack jaló a Corah de la cintura y pegó sus labios a los de ella.

—Genial —comentó Jason—. Soy el único que no tiene una historia romántica con algún Roberts... y Summer ya lleva dos.

—¡Que Jack y yo no tuvimos nada!

—Tengo una prima igual de ñoña que tú —Harry sacó su celular de su bolsillo y comenzó a buscar algo.

Jason miró a Harry con fastidio.

—No es necesario, Harry.

—Ella es —Harry le mostró una foto a Jason, quien pareció quedar atónito—. Te la puedo presentar si quieres.

—¿Qué nadie en su familia es medianamente feo?

—No.

Jason se quedó en silencio un momento.

—Bueno, acepto tu oferta.

Yo miré a Jason con la boca abierta. ¿Había aceptado conocer a alguien? Eso era nuevo.

Volví a fijar mi vista hacia Jack y Corah, quienes seguían besándose.

—Interesante...

En ese momento, Jack soltó a Corah y miró a Harry.

—Se un buen hermano y dile a Tiffany que estoy enfermo.

—¿Por qué debería...?

—Hazlo o le diré a mamá que fuiste tú el que incendió el árbol de navidad el año pasado.

—¿Fuiste tú? —le pregunté.

Harry me dio una sonrisa nerviosa.

—Bueno, técnicamente —volvió a mirar a Jack—. Lo haré, pero cierra la boca.

—No hay problema, hermanito.

Harry, Jason y yo volvimos adentro, mientras Corah y Jack se quedaron afuera.

Harry tomó su celular y comenzó a escribirle a Tiffany.

—¿Por qué el árbol está sin decoración? —preguntó Jason.

—Ah, pues porque eso deberíamos estar haciendo —explicó Harry—. Pero Jack prefiere besuquearse con una chica y a mí, Summer me distrae.

Le di un pequeño codazo en las costillas.

—Pues ahora que Jason esta acá, puedes trabajar en paz.

Podía decir que yo era bastante débil, en especial si se trataba de un sujeto llamado Harry.

Lo vi colgar dos adornos en el árbol, mientras hacía un puchero y no pude evitar correr a ayudarlo. Podía sonar cursi, pero verlo adornar el árbol sólito me había estrujado el corazón.

Jason también estaba ayudando y era el mayor aporte, ya que Harry y yo nos dedicábamos a lanzarnos los adornos como si fueran pelotas de juguete.

—Summer, ¿Qué no sabes qué no puedes poner dos del mismo color tan cerca? —me dijo Jason.

—Solo es un árbol... —antes de que terminara, Jason comenzó a cambiar de lugar todos los adornos que yo había puesto—. El niño Jesús desaprobaría tu actitud.

—El niño Jesús no querría ver un árbol tan feo en su cumpleaños.

Corah entró a la casa algo despeinada y con los labios rojos e hinchados. Me tomó de un brazo y me jaló unos metros lejos de los chicos.

—Estoy segura de que no pudiste haberme dado un mejor regalo que este, Summer.

—¿O sea que compré ese vestido negro de encaje para nada?

—¿Tiene velo incluido? —asentí—. Tal vez si hay algo mejor.

Yo solté una risa y miré a Jack de reojo. Estaba peleando con Harry por uno de los adornos.

—¿Y...?

—No tuvimos sexo, lamento desilusionarte.

—Solo pasaron diez minutos... la desilusionada serias tú si eso hubiera sucedido.

—Pero pasará... algo me lo dice.

—¿Te invitó a que vinieras otro día? —ella asintió—. ¿Y lo harás?

—¿Estas de chiste? —preguntó impactada—. Es Jack Roberts, ¿si te invitara a tener sexo con él, dirías que no?

Yo la miré extrañada.

—Creo que le diría algo como: "no puedo, tu hermano me dijo primero" —bromeé.

Corah rodó los ojos.

—Si Harry no existiera...

—¿Quieres que llore? Porque eso haré si imagino una vida en la que mi bebé no esté.

—Ay, Summer, ¿quién te hizo así de cursi?

—Incluso para ti sería algo triste imaginar que Harry no existiera.

Corah se cruzó de brazos y se quedó pensado.

—Bueno... ¡No!

—¿Qué?

—Nadie me hubiera consolado cuando me dieron el papel de arbusto en la obra escolar de primer grado —dijo agarrándose la cabeza—. Y tú no podías, claro. Estabas muy ocupada siendo la vendedora de flores.

—Envidiosa.

Corah y yo reímos y volvimos con los demás para seguir decorando el árbol.

Dos semanas después, en noche buena, mis padres y yo fuimos a casa de los Roberts a cenar.

Mis padres y los señores Roberts debían ir a un evento benéfico navideño después de la cena, por lo que no comimos muy tarde.

Cuando terminamos y nuestros padres se fueron, Jack fue a lavar los platos (luego de perder contra Harry en "piedra, papel o tijeras") y Harry y yo fuimos a la sala.

—¿Qué me compraste? —me preguntó Harry.

—Aguanta unas horas y lo sabrás.

—¿Quieres saber que te tengo yo?

—Harry... —dije con desapruebo.

—Nadie lo sabrá —aseguró.

—Si es algo privado...

—No, no seas cochina. Es navidad.

—¿Entonces...?

—Esas cosas te las puedo regalar en San Valentín.

—Sí, lo sé.

En el San Valentín pasado, me había comprado varios regalos muy tiernos... y un pack de lubricantes con sabores.

Harry fue a buscar algo a su cuarto y cuando volvió, llegó con una caja mediana.

—Todo tuyo.

Tomé la caja y la abrí, encontrándome con un delantal de cocina rosado.

—¿Un delantal de cocina? —pregunté, confundida—. A mí no me gusta cocinar.

—¿Recuerdas la máquina rosada de algodón de azúcar que dijiste que querías? Pues combina con ella.

—No, Harry, no me digas que...

En ese momento cobró sentido lo que me ocultaban.

—Pues ya lo hice y destrocé el ticket de cambio. Ya no hay vuelta atrás.

—¡Harry!

—¡Jack me acompañó a comprarla! ¡Mátalo a él también!

—Ustedes dos...

En el fondo estaba tan feliz que creía que lloraría de emoción, pero no podía dejar que Harry gastara tanto dinero en hacerme feliz con cosas materiales. Podía besarme, abrazarme, acariciar mi cabello... ¿A quién engañaba? ¡Harry era el maldito mejor novio del mundo! ¡Y era mío! ¡Igual que la máquina de algodones de azúcar!

—Maldito idiota.

Agarré a Harry de su chaqueta y lo besé como si ese fuera el último beso que le daría en mi vida. Cuando lo solté, él me miró desconcertado.

—¿Qué diablos acaba de pasar?

—No digas esas palabras en navidad —lo reprendí.

—Entonces, ¿te gustó?

—Claro, bebé, pero no tenías que gastar tanto dinero en eso...

—¿Y que me dices de ti?

—¿De qué hablas?

—Ya sabes... la cámara fotográfica.

Yo me quedé helada, hasta que comprendí que había pasado.

—Lo siento por Corah, pero Jack no va a despertar mañana.

Harry había decidido que tomaría un curso de fotografía en las vacaciones de verano, por lo que quería una cámara profesional y yo había cometido el error de pedirle a Jack que me acompañará a comprarla.

—¿Yo que hice? —Jack apareció en la sala.

—La pregunta es: ¿qué no haz hecho, Jack?

Después de darle con un cojín en la cabeza, los tres nos sentamos como personas civilizadas en la sala a ver televisión y comer galletas navideñas.

Harry comía galletas cómo si fuera un pequeño y adorable hamster, me daban ganas de comerlo a besos cuando se veía así de tierno.

Yo sabía que nada era eterno, pero cuando veía a Harry, deseaba que nuestra relación lo fuera... claro, hasta que muriéramos. Aún si eso no llegaba a pasar, él siempre sería una parte importante de mí y esperaba que yo lo fuera de él.

—¡No! —exclamó Jack, viendo su celular.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunté preocupada.

—Cory y Tiffany salieron el otro día. No es que me importe Tiffany, pero... ¡Me remplazo con ese aburrido! —se quejó—. ¿Qué tiene Cory que no tenga yo? ¡Yo soy mejor que él, mil veces!

Sentí las miradas de Jack y Harry sobre mí.

—Bueno, si es aburrido...

—¿Y? —preguntaron al unísono.

—¡Ay, es que si es muy guapo!

—¡Summer!

—No más que tú, bebé —le dije a Harry.

Harry soltó un risa y apuntó a Jack.

—Eso significa que soy más guapo que tú.

—¡Según tu novia, no según la opinión popular!

Otra discusión común entre los hermanos, era a la que yo llamaba: "No, yo soy más guapo que tú". En realidad, yo sabía que Jack era más guapo que Cory, pero que Harry... Quizás era porque el amor distorsionaba las cosas, pero esa sonrisa perfecta y esos ojos violeta eran de otra galaxia.

«Lo siento, Jack».

Sonreí cuando noté el plato de galletas sobre la mesa. Lo tomé y comencé a engullir las galletas que quedaban rápidamente.

«Más para mí, sonsos... Ah, y feliz navidad».

¡Holis!

Ya ha pasado bastante desde que terminé esta historia, pero me pareció una buena idea hacer algo como esto.

Debo admitir que extrañaba escribir sobre estos personajes (es que los amo mucho a todos sjsjsjs).

Me divertí mucho escribiéndolo y espero que les haya gustado también.

No sé qué hora sea en donde están, pero de todas maneras: ¡Feliz navidad! <3

¡Besitos!

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