Capítulo 9: Trabajo Gratis
¿Adivinen quien se levantaba el sábado temprano para ir hacer su trabajo de ayudante?... Sí, esta nena.
Los entrenamientos eran los sábados a las diez y terminaban a las doce, pero ya que yo debía lavar los uniformes y dejarlos limpios y doblados en los vestidores, terminaba a las una o después. Más de tres horas de mi vida desperdiciadas en basura..., pero un día extra de la semana en que vería la maravillosa cara de Cory. No sabía si realmente el esfuerzo valdría la pena, pero esperaba que sí.
Llegué a la cancha media hora antes para tener todo listo antes de que llegarán los jugadores, tal como me había pedido el entrenador.
—Felicidades, McCabe. Eres muy eficiente —me dijo el entrenador, al ver que tenía todos los implementos fuera de la bodega.
—Es un gusto, señor —que mentira más grande, era toda una tortura, pero necesitaba ese trabajo.
Si veía lo positivo, al menos eso se agregaría como una actividad extracurricular y de algo debía servir. Debía ser suficiente para demostrar que era una persona con múltiples talentos y con mucha motivación de recrearme con actividades distintas... bueno, lo último no era muy cierto, pero mis motivaciones para hacer cosas eran lo de menos. Lo importante era que hacía cosas.
Diez minutos antes de las diez, todos los jugadores ya habían llegado... y Harry.
—¿Qué haces acá? —le pregunté cuando lo vi.
—Vine a ver a mi hermano, ¿no puedo? —me preguntó, con una sonrisa.
—Era solo una pregunta —le devolví la sonrisa y comencé a caminar hacia el entrenador.
—¡Ah, por cierto! ¡Lindos shorts! —me gritó solo para molestarme.
—¡Harry Roberts! —gritó el entrenador—. ¡Deja de mirar a mi ayudante!
—¡Lo siento, señor! —se disculpó con una risa.
Durante dos horas anoté en mi libreta todo lo que él entrenador me decía y aproveché de mirar al chico que me quitaba el aliento (pude darme cuenta de lo fuertes que eran sus piernas, un atributo más agregado a la lista de atributos de Cory Diamond).
Una vez que fueron casi las doce, el entrenamiento terminó
—¡A las duchas! —ordenó el entrenador a los jugadores, para luego verme a mí—. Ve con ellos y recolecta sus uniformes.
Asentí con una sonrisa hasta que procesé la orden. ¿Debía meterme a las duchas con ellos? ¿Dónde se quitaban la ropa y se bañaban? ¿Desnudos?
Caminé lentamente, procesando lo que tendría que hacer, hasta llegar a las duchas. Junto a la puerta, había un canasto con la ropa sucia y una bolsa de género que colgaba de un colgador, justo arriba. Al ver la canasta solté un suspiro, desde ahí no se veía nada que no quisiera ver, por lo que fue todo un alivio y había entendido porque el entrenador me lo había pedido con tanta naturalidad.
Tomé la bolsa y, con algo de asco, saqué los uniformes de la canasta y los metí en la bolsa de género. Estaba por marcharme con ella cuando oí la voz de Jack:
—¡Summer! ¡Ven acá!
Dejé la bolsa en el suelo, al lado del canastro, y me encaminé hacía Jack, quien estaba en la primera ducha de la fila. Las duchas tenían separaciones de cemento cubiertas con cerámica blanca, las que sólo cubrían hasta la cintura, si me acercaba, probablemente vería cosas que no quería ver.
—¿Qué quieres? —pregunté sin acercarme demasiado.
—Acércate —me pidió, esbozando una sonrisa.
Insegura, me acerqué, sin bajar la mirada.
—Cambia esa cara, no tengo nada extraño ahí abajo —me dijo, soltando una risa.
Irónicamente, yo ya lo sabía, sabía perfectamente como era su pene.
—¿Qué quieres? —pregunté.
No quería pasar más tiempo ahí, donde todos los jugadores estaban desnudos, duchándose.
—¿Puedes llevarle mi mochila a mi hermano? —me preguntó apuntando la mochila que estaba en una banca.
—¿Eso era todo?
—Ajá.
Rodé lo ojos y le di un pequeño empujón por haberme molestado. Él solo rio complacido con haber logrado su cometido.
Salí de las duchas con la bolsa llena de uniformes y la mochila de Jack colgando de mi hombro.
Cuando me encontré a Harry afuera le entregué la mochila de Jack y comencé a caminar para ir a la lavandería de la escuela.
—¡Oye! —me gritó Harry—. ¿Quieres ayuda?
—¿Quieres lavar uniformes?
—No puede ser tan terrible.
En realidad, terminó siendo algo un poco terrible, aunque había cosas peores. Quitar manchas de pasto, la tierra y el sudor había sido agotador y asqueroso; pero estaba segura de que podía enumerar más de diez cosas más asquerosas o agotadoras.
—Nunca creí que pasaría una hora de mi sábado fregando uniformes de fútbol —se quejó Harry.
—Tú quisiste.
—Solo quería ser atento.
—Sigue siendo tú culpa —insistí.
—Así me agradeces...
Yo rodé los ojos.
—¿Iras a la fiesta de Molly? —pregunté cambiando de tema.
—Sí, creo que sí —dijo, aunque no muy seguro—. ¿Tú?
—Corah me matará si no voy —bromeé.
—Supongo que nos veremos ahí entonces.
—Así parece.
En ese momento, Harry me salpicó un poco de agua en el rostro, con las manos, solo para molestarme un poco de una forma muy infantil.
Yo arrugué los ojos y me quejé, mientras Harry soltaba una risa.
Decidí devolverle su gracia, pero en vez de salpicarle un poco, tomé agua con mis manos y se la lancé en el rostro, mojándoselo casi por completo. Harry comenzó a escupir el agua.
—¡Tenía jabón! —se quejó.
—Nuevamente, tú empezaste —alegué.
[...]
Una vez que crucé la puerta del departamento me topé con mis padres en el comedor. Ya estaban poniendo las cosas para el almuerzo. Además, podía sentir el olor al pastel de papá que hacía papá, el cual le quedaba increíblemente bueno.
—¿Cómo te fue, princesa? —me preguntó mi papá.
—Bien, aunque estoy muerta —respondí.
—Te dije que me llamaras para ir por ti —me dijo mi mamá, mientras ponía los platos—. No me costaba nada.
—No fue necesario, Jack me vino a dejar —le conté.
Ambos parecieron sentirse más tranquilos con eso.
—Siempre es tan caballero —comentó mi madre.
Yo asentí, para luego sentarme en mi lugar habitual en la mesa.
Mamá y papá también conocían a los Roberts de hacía muchos años. Incluso habían trabajado con el señor Roberts, quien había estudiado derecho y en ese momento ya era un reconocido juez. Por supuesto, habían conocido a Jack y Harry desde que eran niños y simplemente los adoraban.
Mamá pensaba que Jack era el chico perfecto, mientras que veía a Harry como un adorable bebé. Ninguno era ninguna de esas cosas, pero suponía que mamá los veía así porque nunca los había visto agarrándose a golpes con alguien o haciendo estupideces en fiestas solo para llamar la atención porque, si había otra cosa en la que los hermanos Roberts eran iguales, era en que amaban ser el centro de atención, fuera por las buenas o por las malas.
Después de almorzar con mis padres, tomé una siesta de unas horas, para estar lo suficiente animosa para ir a la fiesta.
Si bien, seguía sintiendo mi cuerpo algo agotado, definitivamente había recargado mis energías mentales, por lo que lo me arreglé y fui a la famosa fiesta.
Esa vez no estaba tomando nada de alcohol, solo jugo o bebida para ahorrarme una nueva humillación. Mi entretención fue hablar con algunas personas, comer y jugar Just Dance.
Había intentado buscar a Cory, pero tal pareció que no había asistido a esa fiesta. Me imaginaba que a alguien tan retraído y tímido como a él no le agradaba asistir a tantas fiestas tan llenas de personas, ya había sido suficiente con la anterior... y con mi escena.
Todo estaba muy normal hasta que algo llamó mi atención. Camila estaba besando a otro chico, un chico que no era Harry, ¿eso significaba que no estaban saliendo? Yo estaba segura de que Harry no la veía como una amiga... era más que obvio.
Comencé a buscar a Harry por todas partes, ya que no lo había visto en ningún momento, incluso había pensado que no había ido. Varios minutos después lo encontré metido en el cuarto de invitados, sentado en la cama, revisando su celular.
—¿Harry?
Él levantó la cabeza para verme.
—Hola, Summer.
Su voz había sonado muy apagada, lo que era muy raro viniendo de Harry.
—¿Por qué estás aquí solo?
—Solo me aburrí de la multitud.
No sonaba como que esa fuera la verdad. El Harry que era mi compañero y amigo, era el alma de la fiesta y amaba tener toda la atención posible.
—¿Tiene que ver con Camila?
Harry soltó un suspiro.
—¿Sigue besando a Mike?
—¿El chico pelirrojo?
—No, ese no es Mike... Mike es rubio —dijo con tristeza.
Acababa de arruinar un poco más la triste situación.
—Q-quizás no vi bien —mentí, intentando arreglar un poco el asunto.
—Eres pésima mintiendo.
Suspiré y me senté en la cama junto a él.
—Yo te dije que no era una buena persona.
—Para mí lo parecía.
—Pero no lo es.
—¿Qué clase de consuelo es este? —cuestionó, algo dolido.
—Encontrarás a alguien mejor.
—Y entonces conocerá a mi hermano y se dará cuenta de que agarró lo peor de la familia —se lamentó.
—¿De qué hablas? —pregunté, mirándolo con extrañeza—. Tú también eres atractivo e interesante. Tú hermano tiene lo suyo y tú tienes lo tuyo.
Yo sabía que Harry sentía que salía perdiendo contra Jack en todos los sentidos posibles: como hijo, como hermano, como amigo y como novio, incluso como persona popular en la escuela; y aunque era un poco cierto, sabía que Harry tenía cualidades que Jack no.
—Eso creo —dijo con poco ánimo. Era obvio que no se lo creía.
—Solo te diré que no te embriaguez sin control... o terminaras en un video en Instagram gritando estupideces —bromeé.
Harry rio, por fin pareció un poco menos triste, y me revolvió el cabello.
—¡Deja de hacer eso!
—Pero me divierte ver cómo te enojas —se burló.
—Si lo vuelves a hacer te dejaré sin mano.
—Primero deberás sacar músculos, con esos bracitos no le ganas a una mosca.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos, mirándolo con los ojos entrecerrados.
—No diré nada solo porque tu día ya va suficientemente mal.
—Que considerada.
Una vez que terminamos la conversación, le insistí a Harry para que saliera del cuarto y fuera a donde estaba la fiesta conmigo. Él no quería toparse con Camila, por lo que al principio no estaba dispuesto a acceder, pero una vez que prometí que no lo dejaría solo, terminó por aceptar.
El resto de la fiesta lo pasé junto a Harry y Corah. Incluso comencé a pensar que ellos dos hacían linda pareja, parecían llevarse increíblemente bien y los dos me agradaban. Tal vez era algo imposible, pero en mi cabeza, la cosa era distinta. ¿Por qué en vez de Camila no se fijaba en Corah o una chica dulce y divertida? Eso era lo que consideraba que Harry merecía.
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