Capítulo 3: Inspiración
Parecía una psicópata obsesionada que acechaba a Cory desde lo lejos. Era muy probable que, desde la perspectiva de las demás personas, si lo hubieran notado, esa escena sería muy tétrica. Al menos la música pop que sonaba en el ambiente le daba un toque menos de película de terror.
Estaba intentando encontrar el momento correcto para acercarme a Cory, pero no lo hallaba y comenzaba a desesperarme.
Corah había ido con sus amigas porristas para así dejarme llevar a cabo mi plan en paz, el cual estaba fracasando rotundamente, como la mitad de los planes que hacía en mi vida.
Cory estaba sentado en un sofá, hablando con unos chicos, cinco en total. Llevaban así durante casi tres horas y me impedían proceder con la primera y más básica fase del plan: acercarme.
Yo estaba mirando desde la baranda del segundo piso, bebiendo algo, esperando el momento exacto para atacar. Era como una representación de documental del Animal Planet en humanos.
Toda esa situación me llevó a pensar en algo: mi obra. Shakespeare escribió una obra trágica de amor imposible, yo podía escribir una obra dramática de mi amor... que con un poco de imaginación podía hacer posible en la obra, tal como lo hacía en mis sueños.
Me quedé pensado. Si todo lo escribía como era en la vida real, sería algo estúpido (en especial porque era un amor adolescente, o sea, la definición de estúpido), por lo que debía hacer una muy buena adaptación a un amor maduro. Algo como una mujer común, con una vida aburrida y monótona, que se enamora de un maravilloso hombre inalcanzable que no nota su existencia, debido a su diferencia de clase sociales.
—¡Sí! —exclame llamando la atención de los que me rodeaban.
Al notar las miradas sobre mí, me sonrojé e intenté cubrir lo que más pude mi cara con mi cabello.
Debía escribir lo que tenía en mente antes de olvidarlo y necesitaba hacerlo en mi laptop. Era mucho más de lo que había tenido en dos meses y necesitaba estar en paz para poder desarrollarlo bien.
Bajé corriendo las escaleras y comencé a buscar a Corah por todas partes. No podía irme sin que ella supiera que me fui o le daría el susto de su vida.
—¡Corah! —aun gritando, mi voz apenas se oía entre la música y las voces.
Intenté divisar al grupo de porristas, pero no se veían por ningún lado, sin sus sensuales uniformes era chicas comunes y ordinarias... con un poco más de flexibilidad, pero eso no se veía a simple vista.
Saqué mi celular del bolsillo y le dejé un mensaje a Corah: "Tuve una emergencia creativa. Me fui de la fiesta".
Corrí por la calle durante unos cinco minutos o menos. Tuve que detenerme a respirar, pues el dolor en el costado de mi torso era muy molesto y me impedía seguir. Cuando me recupere decidí caminar.
Llegué a mi casa en unos veinte minutos. Se preguntarán: ¿por qué no tome el autobús? Pues la verdad, no me agradaba la idea de tomar un autobús a las doce de la noche. Siempre me pasaba por la cabeza la escena de que el conductor se me secuestraría. Era una verdadera estupidez, pero no se podía esperar mucho más de mí.
Entré sin hacer mucho ruido al departamento. Mis padres estaban durmiendo y les había dicho que volvería con Corah en la mañana a primera hora, por lo que me matarían al enterarse de que corrí por la calle sola a esas horas de la noche solo por una obra escolar.
Abrí las ventanas de mi balcón, tomé mi laptop y me senté frente a la mesita para comenzar a escribir. Aún no tenía el nombre, pero había oído alguna vez que los nombres solían ponerse al último, después de haber plasmado ya todas las ideas.
Entonces, abrí un documento y comencé a escribir:
"Escena 1
(Personajes: Harley, su madre y su hermana)
Es temprano en la mañana, cuando Harley baja a tomar el desayuno con su madre y hermana en su humilde departamento)
Madre: (emocionada) ¡Harley! ¡No creerás lo que pasa!
Harley: (curiosa) ¿Qué sucede, madre?
Hermana: ¡Mi jefe, su esposa y su hijo vendrán a comer a casa este viernes!
Harley: ¿Vendrán a comer a esta pocilga cuando su casa parece una mansión?".
Sonaba ridículo, pero no tenía algo mejor.
Seguí escribiendo mis terribles ideas hasta que ya no tenía más que poner. Llevaba dos escenas y las bases del concurso pedían un mínimo de siete, además de que la obra tuviera una duración de entre una hora y media y dos.
Apoyé mi cabeza sobre la mesa lamentando mi poca creatividad. Mi obra era tan estúpida como algunas de las películas de Disney sobre adolescentes y sus tonterías, pero al menos esas películas le agradaban igual al público juvenil y podías usarlas para un juego de beber shots cada vez que dieran vergüenza ajena. Spoiler: terminabas muy ebrio.
Resignada a que no lograría nada mejor ese día, me lavé los dientes y me acosté a dormir. Era la mejor solución a los problemas y lo seguiría siendo hasta que se extinguiera la humanidad.
[...]
Los rayos del sol que se colaban por la ventana me despertaron a las ocho de la mañana. Estúpido sol, ¿qué no puede brillar menos en las mañanas?
Revisé mis mensajes como siempre. Era como si tuviera una obsesión con mi celular, pues era lo primero que agarraba en al despertar aun cuando no podía abrir bien los ojos.
Tenía un mensaje en WhatsApp de Corah: "¿Dejaras a Cory por una obra escolar?".
No era como que tuviera a Cory tampoco. Había perdido tres horas de mi vida en asecharlo a lo lejos como un felino intentado cazar, cuando pude haber hecho algo realmente productivo.
Me quedé pensando. Tenía dos objetivos: gustarle a Cory y escribir una obra basada en mi relación inexistente con Cory. Todo indicaba una sola cosa: debía lograr cosas con él y así toda mi vida se solucionaría.
Todos aman el romance. Yo quería escribir romance, pero tenía sentido que no pudiera hacerlo, ya que jamás me había enamorado antes.
Podría ver "Titanic", "Yo antes de ti" o "Realmente amor" mil veces, y aun así no podría llegar a entender la complejidad de los sentimientos que interpretaban los actores. ¿Cómo es que Jack hizo todo por Rose, en vez de salvarse a sí mismo? ¿Por qué Louisa se empeñó tanto en ayudar a William, cuando él estaba decidido a morir? ¿Y qué puedo decir de "Realmente amor"? Tenía un montón de historias que no podía comprender, juntas en una sola película.
Si yo hubiera escrito una película romántica, hubiera sido, muy probablemente, igual de mala que mi obra. No había mucha diferencia, ambas serian guiones hechos para interpretarse... Corrección: malos guiones que nadie querría interpretar, fuera obra dramática o película.
En ese momento, alguien tocó mi puerta.
—Pasa.
Mi madre abrió la puerta y entró a mi cuarto.
—¿Vas a desayunar?
¿Luego mi hermana me diría que su jefe vendría a comer con su esposa e hijo?
—Claro, ya voy.
Mi madre me dio una sonrisa y salió del cuarto.
Tomé mi celular, me puse unas sandalias y caminé para ir al comedor al mismo tiempo que revisaba Instagram.
Había un montón de publicaciones de la fiesta en la cuenta de la clase. Todos teníamos la clave y subíamos fotos ridiculizado a los demás (sin malas intenciones, si a alguien le molestaba, se quitaba la foto). Había fotos de chicos besándose que nunca creí que se besarían, había algunos durmiendo con dibujos obscenos en la cara y por último, una que llamó mi atención: Cory besando a la chica más linda y popular de la escuela.
Me quedé congelada mirando la pantalla. Pude sentir como mi corazón se rompía y mis esperanzas de tener al chico de mis sueños, se lanzaban por el balcón.
Mi padre me quedó mirando confundido, mientras ponía la mesa.
—¿Qué le pasó a mi princesa?
Mis ojos se aguaron. ¿Por qué debía ser tan sensible y dramática?
—E-es q-que... —apenas podía hablar—. ¡Soy un fracaso! —exclamé sentándome a la mesa.
Comencé a llorar como si me hubieran dado la noticia de que había enviudado. Sí, así de dramática era en las mañanas.
—No digas eso, mi amor —mi padre comenzó a acariciar mi cabello—. Si eres la chica más maravillosa del planeta.
—Eso dicen siempre los padres —dije con tristeza.
Probablemente, el único hombre que me veía como una chica maravillosa era él, y solo la hacía porque era su hija.
¿Podía la vida darme otro obstáculo? ¿Qué no tenía suficientes?... Sí, bueno, estaba lejos de ser la persona con más problemas en el mundo. Tenía mucho dinero y estaba libre de enfermedades mortales, pero a esa edad, los problemas pequeños se sentían como el fin del mundo y no podía evitarlo.
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