Capítulo 29: La Ultima Fiesta
Ese día Harry había vuelto a clases y debía admitir que era bastante agradable tener sus comentarios fuera de lugar de vuelta.
Estaba en plena clase de matemáticas cuando me llegó un mensaje. Desbloqueé mi celular escondiéndolo debajo de la mesa para que al profesor no se le ocurriera molestarme. Era un mensaje de Harry: "¿No quieres hacer algo para que nos echen?".
Me volteé a verlo, aprovechando que el profesor está distraído, y le di una sonrisa.
"¿Por qué? ¿Quieres hacer algo?".
Harry me respondió: "Tengo algo en mente...".
Dejé mi celular en la rejilla de la mesa, tomé un pedazo de una hoja de mi cuaderno, la hice bolita y se la tiré a Harry.
Harry me miró divertido, aguantando la risa, e hizo lo mismo que yo. Nuestros compañeros nos miraban sin entender que hacíamos.
—Summer..., si te descubren te echaran.
Mi inocente Corah no tenía idea de que ese era mi objetivo.
Cuando el profesor se volteó y nos vio a mí y Harry lanzarnos papeles, solo dijo una cosa:
—McCabe y Roberts, fuera de mi sala.
Ambos lo miramos fingiendo desentendimiento por unos segundos, para que creyera que algo nos importaba su clase, luego nos paramos y salimos.
Los dos terminamos sentados en una de las mesas de picnic más oculta de la escuela, besándonos. Yo estaba sentada sobre el regazo de Harry, mientras él tenía la mano que podía usar en mi cintura.
—No lo haremos acá —le avisé, cuando me separé.
—¿Por qué no?
—Estamos en la escuela —dije, con obviedad.
—¿Y eso qué?
—¿Lo has hecho en la escuela? —pregunté asqueada.
—Algo así...
Lo miré con los ojos entrecerrados para que dijera la verdad.
—¿Qué puedo decirte? Me gusta el peligro.
—Eres un idiota.
—Pero un lindo idiota.
Me dio la sonrisa más tierna que había visto en toda mi vida... Era la sonrisa más hermosa de todas y había causado que todo mi estómago se revolviera.
Dejé un beso tierno en sus labios y le devolví la sonrisa para luego meter mi cara entre su cuello.
¿Desde cuándo olía tan bien? ¿Desde cuándo me gustaba tanto estar con él? ¿Qué diablos me pasaba con él? Lo conocía de hacía casi una vida completa y jamás me había pasado algo como eso con él, jamás lo había visto como más un amigo, un amigo algo irritante y excesivamente hablador.
—¿Aún iras al baile con Cory? —preguntó, de repente.
En serio quería decirle que no. Quería decirle que lo rechazaría por ir con él, pero no podía hacer algo así.
—Lo siento, Harry, pero no puedo rechazarlo ya.
—De todas maneras, no tenía ganas de ir —dijo, con un leve tono de tristeza.
—¿No vas a ir?
Negó.
—No quiero.
Le di un beso en el cuello.
—En serio lo siento.
—Tranquila, no pasa nada.
Cuando terminó la hora y volvimos a la sala, guardé mis cosas y salí otra vez.
El profesor no me había dicho nada, tampoco a Harry. Suponía que ya se había dado por pagado con el hecho de que ya ninguno estuviera reprobando su materia y que hubiéramos sido responsables con las tutorías. Ya había logrado toda una hazaña.
Los siguientes días habían sido nada fuera de lo común, solo clases, pruebas, trabajos... cosas de escuelas además de fiestas. Hasta que llegó el sábado y la última fiesta del año escolar.
La fiesta era en la casa de los Roberts, pues Jack la había organizado, y esta estaba más llena que nunca.
Harry estaba encerrado en su cuarto para alejarse de la tentación de saltar desde el techo a la piscina y lastimarse más de lo que ya estaba. Cuando fui a su cuarto a dejarle un trago, lo encontré mordiendo una almohada.
—No puedes tener tan poca resistencia.
—No puedo evitarlo cuando oigo el maravilloso sonido de alguien cayendo a la piscina desde el techo.
Rodé los ojos y le entregué el vaso.
—Es algo suave.
—¿Por qué? —preguntó, quejándose.
—Porque si no, saltaras del techo y podrás decirle adiós a tu brazo derecho. ¿Qué no es suficiente con el izquierdo?
Harry arrugó la nariz, provocando que yo soltara una risita.
—¿De qué te ríes?
—De lo adorable que eres.
Me senté en el borde de la cama, con una sonrisa.
—Quiero salir... —se quejó, haciendo un puchero.
—Hazlo, pero yo no recogeré tu cuerpo —le dije.
—¿Me extrañará cuando muera?
—Poco.
—¿Qué no me quieres?
—No mucho —bromeé.
Claro que lo quería, él era la cuarta persona más importante de mi vida en ese momento después de mis padres y Corah.
—¿Me puedo quedar? —le pregunté.
—¿Aquí? ¿Conmigo?
Asentí.
—¿Y la fiesta?
—No soy muy fan de las fiestas en realidad. Ya estuve en bastantes y ninguna salió muy bien.
Harry me dio una sonrisa y se corrió hacia un lado de la cama. Yo me acosté junto a él, apoyándome en su pecho y abrazándolo.
—Estoy demasiado cómoda... me quedaré dormida.
La verdad era que había sido un fin de año agotador. Ya estaba harta de los trabajos y los exámenes... y aún faltaban los exámenes finales.
—¿Puedes dormir con todo el ruido?
En ese momento escuché a Jack gritar: "Si alguien se toma la botella al seco, me bajo los pantalones".
—Yo puedo dormir de cualquier forma —dijo con una risita.
Harry fingió un escalofrío por lo que había dicho su hermano.
—Creí que había olvidado a Jack y Tiffany...
Le tapé la boca antes de que siguiera y yo recordará una de las situaciones más peculiares que había vivido.
En efecto, terminé por quedarme dormida y desperté por culpa de una alarma. Yo no tenía alarmas en mi celular, por lo que no sabía de dónde provenía el sonido.
Comencé a abrir los ojos de a poco hasta que caí en cuanta que seguía en la cama de Harry.
Su celular estaba sonando, por lo que lo tomé de la mesa de noche y apagué la alarma. ¿Quién diablos tenía una alarma a las diez de la mañana los sábados?
Tomé mi celular esta vez y revisé si mis padres se habían dado cuenta de que no había llegado anoche.
Tenía un mensaje de mi madre: "Jack me dijo que estabas en su casa, si se te hace muy tarde, quédate allá".
A veces amaba que Jack fuera tan preocupado y correcto, si no hubiera sido por él, mi madre me hubiera reprendido por ser tan irresponsable de no avisar donde estaba.
Me levanté de la cama para tomar mis cosas e ir a mi casa, pero Harry me jaló de un brazo, devolviéndome al lugar que estaba.
—¿No te quieres quedar a desayunar? —me preguntó.
—Sigo con la ropa de ayer y no tengo cepillo de dientes.
—Te presto algo y tenemos cepillos nuevos acá.
—¿Por qué? ¿Son para tus amigas? —cuestioné.
Harry soltó una risa.
—Uno nunca sabe cuándo se necesita uno... no seas celosa.
Esperaba que eso no significara que llevaba amigas y dormía con ellas.
—¿Y tus papás cuándo volverán?
Harry me había comentado que estaban en un viaje por asuntos del trabajo de la señora Roberts. Ella trabajaba en una empresa de su familia y el señor Roberts solía acompañarla a los viajes de negocio que tenía.
—Mañana.
—¿A Jack le molestará?
—No preguntes ridiculeces.
Sí, imaginaba que a Jack no le importaba que comiera ahí, todo lo contrario, lo tranquilizaría saber que había comido bien.
Desayuné con los dos hermanos y luego Jack me llevó a mi departamento, como lo solía hacer.
Cuando llegué, entré con mucho cuidado, no quería que me vieran con la camisa de Harry encima, porque definitivamente harían preguntas.
Entré a mi cuarto y me comencé a desvestir para tomar un baño. Haber dormido con jeans había sido muy incómodo, tenía la marca de los pantalones en el abdomen y podía jurar que mi sangre estaba circulando con dificultad hacia mis piernas.
Cuando salí de la ducha me quedé sentada en la cama con la toalla alrededor y me puse a revisar Instagram. Una costumbre mía.
Comencé a pasar las historias, hasta que me topé con una de la cuenta de nuestra escuela. La historia era sobre el baile, el cual era en dos semanas.
Suspiré. No me sentía con ganas de ir al baile con Cory, pero no podía rechazarlo en ese momento, sería algo cruel y muy egoísta de mi parte.
Era sorprendente como habían cambiado las cosas... en especial mis sentimientos.
Cuando vi la camisa de Harry encima de mi cama, una sonrisa se formó en mi rostro y, sin poder evitarlo, la tomé para poder olerla. Todavía tenía su perfume.
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