Dije que quería matarlo... ¿Entonces por qué estaba sentada sobre el comiéndomelo a besos? ¿Qué sucedía conmigo y mis hormonas? Esa era la adolescencia en su máxima expresión.

La última vez mi operación había sido un problema, en ese momento, Harry tenía varios. No podía usar un brazo, uno de sus pies no servía y tenía muchos moretones en todas partes del cuerpo.

Recordé que cuando yo no podía hacer esfuerzo físico, él me había hecho un oral... hasta que su hermano nos interrumpió.

—¿Crees que Jack salga de su cuarto? —pregunté, entre el beso.

—No, ¿por qué? ¿Qué quieres hacer?

Le di una sonrisa traviesa y me salí de encima de él para agacharme entre sus piernas. Comencé a bajar su cremallera sin dejar de mirarlo a los ojos.

—Esa es una pésima idea —me dijo, sin quitar la vista tampoco.

—Tú amas las pésimas ideas —le recordé.

Estaba un poco nerviosa. Había hecho orales antes, pero no estaba segura de sí a un chico con un pene de ese tamaño. No podía recordar el tamaño de los miembros de mis dos ex... la verdad era que nunca le había prestado mucha atención a eso y, si lo había hecho, pues mi cerebro tenía cosas más importantes que recordar que eso, como las letras completas de todos los hits de Britney Spears.

Con mucho cuidado bajé un poco los pantalones y los boxers de Harry, y tomé su miembro con mi mano derecha para masajearlo un poco. Estaba bastante duro ya, pues nos habíamos dado unos besos bastante calientes, mientras yo estaba sobre él. No podía esperar menos.

—¿Cuánto te mide? —pregunté.

—Dieciocho.

Yo lo miré curiosa.

—¿Igual que a tu hermano?

—¿Qué? —preguntó, espantado.

Antes de que me pidiera explicaciones, metí su pene a mi boca impidiendo que pudiera hacer más preguntas. ¿Quién decía que yo no sabía resolver problemas?

Harry se recargo en el respaldo del sillón, echando su cabeza hacia atrás, lo que por alguna razón me incitaba a seguir con lo que hacía.

—Si a Jack se le ocurre salir, lo mataré —comentó jadeando.

Estaba claro que lo estaba disfrutando, lo que me hacía disfrutarlo a mí también. Si Jack aparecía, yo lo mataría con mis propias manos.

Harry llevó la mano que podía usar a mi nuca y comenzó a llevar el ritmo él. Yo solo dejé que lo hiciera, ya que amaba la forma en la que soltaba pequeños gemidos.

Amaba también como cerraba los ojos y tensaba su mandíbula, se veía más sexy que nunca. Si Corah lo hubiera visto así jamás lo hubiera comparado con adorable hámster.

Seguimos así unos minutos hasta que terminó en mi boca. La verdad era que el semen no me agradaba en sabor ni consistencia, pero lo aguanté y lo tragué rápidamente para no tener que sentir más el sabor en mi paladar.

Me puse de pie y limpié las comisuras de mi boca con la mano, mientras Harry subía sus pantalones.

—¿Por qué hiciste eso?

—¿Por qué no me detuviste?

Los dos nos quedamos en silencio un momento, hasta que Jack salió de su cuarto y se asomó por la baranda.

—¿Quieren comer pizza?

Ambos nos asustamos un poco, pero rápidamente asentimos y Jack volvió a entrar a su cuarto. Al menos esa vez había calculado lo suficientemente bien como para dejarnos terminar.

—No volverá a pasar —aseguró Harry.

—Está bien —acepté y me senté a su lado de nuevo, como si nada hubiera pasado.

Hubo un silencio de unos segundos hasta que Harry lo rompió.

—¿Cómo sabes que a mi hermano le mide dieciocho?

—¿No lo sabias?

—No, no hablamos de nuestros penes —dijo, con obviedad.

—Ah..., él me dijo.

—¿Por qué?

—Se lo pregunté cuando le hice un oral en su auto.

Harry me quedó mirando como si intentará descifrar si decía la verdad.

—¿Es broma?

—No.

—¿Es en serio?

—Pues si no es broma, ¿tú que crees?

—Deja de jugar conmigo —pidió.

Me volteé a verlo.

—¿Tienes algún problema con que me meta con tu hermano?

—Es él o yo.

—Entonces será él..., ya que tu dijiste que contigo nunca más...

Eso claramente no le había gustado. Su expresión lo demostraba lo suficiente.

—¿No estas enamorada de Cory?

—Mientras no tengamos nada serio debo disfrutar mi soltería y libertad —le dije, guiñando el ojo.

Comencé a recordar la conversación (si así se le podía llamar) que había tenido con Cory esa mañana. La verdad, había sido realmente aburrida. ¿Cómo podía alguien ser así? Tan poco comunicativo y sin colores favoritos.

Miré a Harry, quién miraba la televisión, aunque no estaba segura de si realmente estaba procesando lo que veía o estaba pensando en otra cosa. ¿Por qué no podía Cory ser como Harry?

Sin darme cuenta terminé con el espacio que había entre Harry y yo. Él me miró extrañado.

—¿Qué haces?

Sin decir nada, me apoyé sobre su pecho con suavidad, no quería lastimarlo, ya que tenía moretones por todas partes de su cuerpo. Me dolía un poco el pecho en pensar que lo habían golpeado entre cinco, sin dejar que se defendiera y sin importarles si moría tirado en la calle. Lo abracé, no podía imaginar que él no estuviera en mi vida.

Comencé a sentir como su corazón latía a toda velocidad, lo que me provocó una sonrisa.

En unos minutos, Harry y yo estábamos acurrucados juntos viendo "Realmente Amor" en la televisión.

—Es demasiado cursi esta parte —comentó Harry.

Era la parte donde un personaje de Inglaterra iba a Portugal a pedirle matrimonio a una chica de la que se había enamorado, pero con la que no se podían entender debido a la diferencia de idiomas. Él había aprendido portugués sólo por ella y él se da cuenta de que ella había aprendido inglés sólo por él cuando responde a su propuesta en inglés.

—Es difícil de comprender, pero es lindo.

—¿Harías una locura como esa por amor?

Me quedé pensando.

—Si creo que vale la pena, sí.

—¿Harías eso por Cory?

Hubo un silencio un poco incómodo.

—No sé —mentí.

—¿Por qué?

Antes de que pudiera decir algo Jack bajó las escaleras corriendo.

—¡Llegó la pizza! ¡Y es repartidora!

—¡Maldición! ¡Odio mi pie! —se quejó Harry.

Lo miré despectivamente.

—No seas celosa —me dijo, con una sonrisa.

—¿Celosa yo?

—No, le estoy hablando a la chica detrás de ti.

Me repetí "no voltees" al menos tres veces en la cabeza y aun así volteé para revisar.

Harry soltó una risa.

—Déjame —enterré mi dedo índice en su abdomen, sabiendo que era la parte con más moretones de su cuerpo.

—¡Auch! —se quejó, sobando su abdomen.

En unos minutos, Jack entró de vuelta a la casa.

—¡Adivinen quién consiguió un número! —Jack levantó su antebrazo, el cual tenía escrito un número telefónico.

—Podría ser mío... —susurró Harry.

Le di una palmada en el abdomen que lo hizo retorcerse y luego me senté derecha. Jack puso las dos pizzas en la mesa de centro y se sentó a mi lado.

Solo yo tenía la suerte de sentarme entre los dos sexys hermanos Roberts a comer pizza en su casa.

Comimos viendo algo en Netflix. Una película que Jack escogió y la cual no me importaba.

En un momento Jack pasó su brazo por alrededor mío, abrazando mi cintura. Inmediatamente me fijé en Harry, quien miraba la mano de su hermano con asco.

Yo solo sonreí divertida y me acomodé junto a Jack, recargándome en su pecho.

Harry no dijo nada, pero eso le pasaba por querer cambiarme por una repartidora, ahora él tendría que soportar que yo lo cambiara por su hermano.