Capítulo 16: Fiesta de Piscina
Al día siguiente, me levanté a las doce del día. Había quedado agotada después de escribir hasta la una de la madrugada, si no, hubiera despertado a las diez para aprovechar un poco la mañana.
Al menos a mí, me pasaba que mientras más tarde me despertaba más flojera sentía, el ver que ya era tarde solo me provocaban ganas de estar en la casa sin bañarme y con el pijama puesto.
Me levanté poniendo de todo mi esfuerzo, desayuné, me di un baño y a las dos me encontraba frente a la casa de los Roberts. Mi papá me había ido a dejar para luego pasar a la oficina a hacer algunas cosas del trabajo.
Me acerqué a la puerta para tocar el timbre y unos segundos después, Harry abrió la puerta con una sonrisa, la cual se borró al momento de ver mi cara.
—Pasa —dijo de mala gana.
Pasé por su lado sin decir nada, no perdería el tiempo saludando a alguien que no quería hablarme.
Salí al patio, donde estaba la piscina, y me encontré con Jack, quien estaba tomando el sol sin camisa en una de las sillas de playa, frente a la piscina.
—Hola —lo saludé con mi vista puesta en su abdomen marcado.
Aunque sintiera una clase de cariño fraternal por él, tenía que admitir que era muy atractivo físicamente y, por supuesto, también de personalidad.
—Hola, Summercita.
—¿Qué tal, Jackcito? —le seguí el juego.
—Pues bien —respondió, dando una risa—. Toma asiento, por favor... ¿Te quedaras hasta la fiesta?
—¿Fiesta?
—Sí, en la noche abra fiesta.
—¿En qué momento haces tus deberes o tienes tiempo para ti mismo? —le pregunté, sentándome en la silla que tenía al lado.
—Los domingos —respondió con una sonrisa—. Tengo un estricto horario para hacer cosas... desde las dos en adelante.
—¿Desde las dos? —sonaba algo tarde.
—Nadie se levanta a las diez después de una fiesta. Prefiero dormir hasta las doce, comer y luego ser productivo.
Iba a debatir eso, pero si a él le funcionaba esa estúpida técnica (a mi parecer), pues estaba bien por él.
—Creo que puedo quedarme hasta la fiesta.
De todas formas, algo había logrado avanzar en mi obra la noche anterior y sabía que no lograría avanzar mucho más en un día. Prefería perder mi tiempo en una tonta fiesta que exprimiéndome el cerebro frente a mi laptop para que al final no saliera nada bueno.
—Genial.
Hubo un silencio.
—¿Harry vendrá? —le pregunté.
—Tal vez cuando llegue su novia —me respondió, sin mucho ánimo—. Mientras tú y yo estemos aquí solos, ni siquiera se asomará.
Suspiré con algo de tristeza. A veces odiaba lo rencoroso que era Harry, no sé si esperaba que yo me disculpara, pero no lo haría. Él había hecho una estupidez, yo solo me había preocupado, y no había forma en la que me retractara.
[...]
Con el paso de las horas, la casa estaba cada vez más llena. Al ser un día caluroso, eran las nueve y la mayoría seguía disfrutando de la piscina.
Corah estaba muy feliz conversando y bebiendo con Máx. En realidad, él era un chico muy agradable y pude notar el día anterior en que se interesaba bastante en Corah. Lo único que me preocupaba de una relación entre ellos, era el sexo. Podía sonar como una depravada al decir eso, pero él chico era enorme, mientras Corah media un metro cincuenta y cinco y pesaba cuarenta y dos quilos... la pobre debería aguantar un buen dolor la primera vez (si es que había una, claro).
«Dios, Summer, deja de pensar tonterías». Lo sentía por mi cerebro, pero no podía evitar pensarlo.
Yo había nadado y jugado suficiente en el agua, ya llevaba seis horas ahí, por lo que decidí ir a cambiarme.
Los tres baños estaban ocupados, así que decidí sentarme en el suelo, al lado de uno, a esperar a que se desocupara. Pasaron diez minutos y nadie salía y las ganas de orinar estaban comenzando a surgir en mi ser. ¿Cuál era la gracia de tener sexo en un baño ajeno? Yo jamás lo había hecho, pero estaba segura de que coger en un baño no era muy cómodo, menos aun en uno que no era de tu propia casa.
—Suficiente —me dije a mi misma.
Decidí levantarme e ir al cuarto de Jack. Cada habitación tenía su propio baño, así que podría ocuparlo y, además, cambiarme. Para mi mala suerte, el cuarto estaba cerrado, mientras me lamentaba, vi la puerta del cuarto de Harry. Harry siempre era más descuidado, quizás había olvidado cerrarla.
Revisé que no hubiera nadie por ahí y me acerqué a la manilla para luego girarla. Había tenido suerte esa vez, la puerta estaba sin seguro, así que abrí la puerta para entrar, encontrándome con algo que definitivamente no quería ver.
Cerré la puerta con mucha delicadeza y corrí hacia la sala de tareas para encerrarme. ¿Cuál era mi obsesión con ver a personas teniendo sexo?
Al parecer ni Harry, ni su novia se habían dado cuenta de que casi había entrado al cuarto. Quizás estaban demasiado concentrados, ella en chupárselo y él en disfrutarlo. Al menos esa vez solo había visto sexo oral, nada tan raro como la situación en la que había visto a Jack.
Ahora no podía sacar la imagen del pene de Harry de mi cabeza. Comparado con el su hermano estaban bastante parecidos, quizás median lo mismo o tenían diferencia de un centímetro..., pero eso no era lo importante. Desde ese momento sí que no podría ver a Harry a la cara... al menos no sin imaginarme su cara de placer mientras su novia le hacía un oral.
—¡Deja de pensar en eso, Summer! —me reprendí a mí misma.
¿Por qué no podía olvidar esas cosas como olvidaba las cosas que estudiaba para las pruebas? Mi cerebro era masoquista, solo recordaba los eventos desagradables y borraba las cosas relevantes para la escuela con la intención de hacer espacio. Como odiaba a mi cerebro.
Me quedé en esa habitación durante casi una hora, hasta que alguien abrió la puerta.
—¿Summer? ¿Qué haces acá? —preguntó Corah, preocupada—. ¿Qué pasó? —preguntó cuando me vio.
Corah aún no sabía lo que Harry y yo habíamos visto a Jack hacer con Tiffany y la verdad, no sabía si quería decirle lo que había visto de Harry un rato antes.
—Me sentí mal por lo de Cory... —mentí.
No me gustaba mentirle, pero realmente lo prefería antes que tener que explicarle lo que me estaba molestando en la cabeza.
—Oh, ¿lo viste con Tiffany otra vez?
Yo no había visto nada, ¿de qué estaba hablando Corah?
Corah se sentó a mí lado.
—No creo que lleguen a mucho, a lo más tendrán sexo una vez y ya —me dijo—. Tú conoces más o menos a Tiffany y a Cory... una relación entre ellos sería una estupidez.
Mi corazón latía muy rápido, mis manos sudaban y mis ojos picaban... iba a llorar. Ni siquiera los había visto, pero el solo oírlo, provocaba que mi corazón se estrujara.
—Odio esto... —dije, con mi voz temblando.
—Lo sé, nadie se siente bien cuando ve a la persona que le gusta con otra. A todos nos ha pasado algo así —aseguró—. ¿Recuerdas cuando a mí me gustaba el cajero del supermercado?
Yo asentí, aun podía recordar cuando acompañé a Corah para que lo invitara a salir después de meses de coqueteo y resultó que tenía novia. Una novia hermosa con cuerpo de ángel de Victoria's Secret, solo le faltaban las alas. Corah se había desanimado mucho y le surgieron muchos complejos, como el que fuera tan baja.
—Aún tengo pesadillas con eso —me dijo, sorbiendo la nariz.
Por alguna razón, la tristeza de mi amiga me hizo sentirme peor. Ella merecía ser feliz con el chico que quisiera. La vida era realmente injusta con las buenas personas.
Corah se pegó a mí y me abrazó, lo que provocó que el llanto saliera disparado como cuando una cañería se rompe.
¿Cómo me gustaba un chico con el que apenas cruzaba palabras? ¿Cómo podía lastimarme tanto saber que besaba a otra? ¿Qué diablos lo hacía tan maravilloso para mí? No podía responder ninguna de esas preguntas con certeza... tal y como no podía entender las películas románticas, tampoco podía comprender mis sentimientos. Quizás esa era la razón de que los romances de película fueran poco razonables, ¿siquiera podía ser razonable algo que tuviera que ver con él amor?
En ese momento la seguridad que tenía de que Tiffany no estaba interesada en Cory, se había ido. Entendía que lo besara una vez aislada, pero si lo hacia dos veces era porque al menos le parecía muy atractivo. ¿Y que podía decir por parte de Cory? Era muy probable que a él si le gustara Tiffany en serio, en especial porque jamás lo había visto besar a otra chica además de ella en esos dos años.
En ese momento supe como seguiría mi obra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro