Capítulo 13: La Fama de Harry
"Conocí una chica mientras comía... una cosa llevó a la otra, terminé en su auto y desperté tarde". Esa había sido la maravillosa historia de Harry sobre porque estuvo desaparecido por casi cinco horas en el paseo.
Lo peor de toda la situación era que muchos se lo celebraban. ¿Cómo alguien podía celebrarle a alguien haber hecho tal estupidez? Ahora Harry era el chico que había tenido sexo en pleno paseo escolar con una universitaria en su auto... y él parecía disfrutar esa fama.
Como había mencionado antes, Harry amaba ser el centro de atención, fuera por las buenas o las malas y esa vez, había sido por las malas.
Jason, Jack, Corah y yo éramos el grupo al que no le parecía nada divertida su estupidez. Jack estaba preocupado de que lo expulsaran, Harry tenía muchas faltas y esa había contado por al menos cinco, pero claro, eso a él no le parecía algo para preocuparse; más preocupante para él eran los rumores de que Shawn Méndez y Camila Cabello habían terminado... Según yo, no eran tan buena pareja (yo shipeaba a Camila Cabello con Lauren Jauregi, eso sí era bueno)
Después de su aventura, Harry se había vuelto aún más popular que antes y me había percatado de que muchas más personas intentaban interactuar con él en los recesos, en especial chicas.
Todos especulaban que después de que Jack se graduara, él sería el chico más popular de la escuela, aunque eso era algo que se veía desde antes, pues los demás chicos populares que había llamaban mucho menos la atención. Todas esas especulaciones aumentaron cuando su novia se apareció en la escuela montada en su auto deportivo para ir a buscarlo.
Corah y yo estábamos justo saliendo por la puerta principal cuando nos habíamos encontrado con esa escena.
—¿Qué acaso nunca habían visto una universitaria? —me preguntó Corah, refiriéndose a los demás presentes.
—Parece que no.
Todos los que estaban saliendo de la escuela y vieron a Harry subirse al auto de la universitaria, estaban con la boca abierta o cuchicheando cosas.
—No quiero tener que ir a su casa hacer ese maldito trabajo de ciencias —me quejé.
—Sé que esto está complicado, pero se puede sobrellevar —me dijo Corah, restándole importancia.
—Harry me odia...
—¿Por qué lo haría?
—Lo conozco hace más de diez años, sé que me odia por haberlo acusado a su hermano... Además de que no es la primera vez.
Era cierto, cada vez que Harry me hacía algo malo, yo se lo decía a Jack y él lo reprendía. Era un ciclo vicioso.
—Lo sé —dijo Corah—, pero al menos tienes a Jack de tú lado.
—Eso empeora las cosas con Harry.
—Sí, pero no puedes tenerlo todo en la vida —alegó—. Y, yo considero, que es mucho mejor tener a Jack de tu lado, en especial porque está del lado de lo que es correcto.
Suspiré. En parte, Corah tenía razón, pero no me gustaba tampoco mantener una relación tensa con Harry.
Si algún día tenía problemas con Jack, lo que era muy poco probable que sucediera, al menos no tendría que verlo en todas las clases y se me haría mucho más fácil evitarlo. En ese momento, en cambio, no podía evitar las miradas de desagrado que me daba Harry cada vez que nos mirábamos.
—Bien, nos vemos mañana.
—Nos vemos —Corah me dio un beso en la mejilla y se encaminó en dirección a su casa.
Yo fui por el lado contrario, evaluando la situación en la que me encontraba.
Si bien, Harry no era mi mejor amigo o una persona con la que pasara mucho tiempo, si era alguien importante en mi vida. Éramos amigos desde niños y nuestras familias también eran cercanas, por lo que no quería terminar nuestra relación de esa forma, por esa tontería.
Yo no quería torcer mi brazo, principalmente porque sabía que era yo quien estaba bien y que, aunque quizás había exagerado llamando a Jack antes, lo había hecho con buenas intenciones, en cambio, Harry ni siquiera se había preocupado de las consecuencias que podían conllevar sus actos.
[...]
Era viernes. Ese día iríamos con Jason y Corah a la casa de Harry en la tarde a seguir avanzando en nuestro proyecto de química y yo no estaba para nada emocionada con eso.
Yo y Harry no habíamos cruzado palabras desde el domingo. Ni siquiera cuando volvió al campamento me había dicho algo, solo se había dedicado a mirarme con odio o desagrado durante todos esos días y yo no tenía planes de arreglar las cosas a menos de que él se disculpara. Seguía inmutable en mi posición, yo estaba en el lado correcto.
Harry había hablado con Corah para decirle que su novia lo vendría a buscar a la salida y que ella nos llevaría, pero yo no estaba convencida de ir con ellos.
—No tienes que hablarle, solo subirte al auto —me dijo Corah, mientras guardábamos nuestras cosas.
—Prefiero tomar el autobús o caminar.
—¿Tanto miedo le tienes?
Me miró con algo de incredulidad.
—No es miedo —en realidad lo era un poco—. Solo quiero ahorrarme la situación incómoda.
Corah soltó un suspiro, supuse que se había rendido con intentar convencerme.
—Está bien. Nos vemos allá.
—Nos vemos.
Le di una sonrisa y fui hacia mi casillero para guardar unas cosas y sacar las que necesitaba llevarme. En el camino mi brazo rozó a Cory, quien estaba en su casillero guardando también sus cosas, pero no le di importancia. En realidad, aún no tenía un plan de cómo explicarle lo de la fiesta. Si bien, habíamos convivido cuando estábamos buscando a Harry, no habíamos hablado directamente y era obvio que él aún se sentía incómodo cerca de mío.
Por suerte (o quizás, no tanta), mis problemas con Cory habían pasado a segundo plano a causa de mis problemas con Harry, después de todo, con Cory ni siquiera había entablado una amistad en esos años que nos conocíamos.
Comencé a guardar mis cosas y luego tomé mi celular para responder unos mensajes de mis padres. Cuando cerré mi casillero, el pasillo ya estaba casi vacío, algo típico de los viernes. Era el día en que todos estaban desesperados por irse.
Cuando iba en camino hacia la salida, sentí que alguien corría hacia mí, hasta que me alcanzó.
—Summer —dijo Jack—. ¿Vas a mi casa?
—Sí, tengo que hacer un estúpido proyecto de ciencias —le conté.
—Lo sé, algo le comentó Harry a mis papás ayer —me dijo—. ¿Vas sola?
Yo asentí con algo de tristeza.
—Prefiero tomar el autobús antes de convivir con tu hermano por ahora.
—¿Te llevo?
Yo lo miré con algo de sorpresa.
—N-no es necesario.
—Vamos al mismo lugar. No puedo dejar que vayas sola en autobús cuando puedo llevarte.
En realidad, yo tampoco quería ir en el trasporte público después de un día agotador, solo estaba intentando ser humilde.
—B-bueno —terminé por acceder.
No sabía qué diablos me pasaba. ¿Por qué tartamudeaba si sólo era Jack?
Jack me tomó de la mano y me llevó hasta el estacionamiento para ir a su auto. El auto de Jack era un deportivo rojo al que se le podía sacar el techo, tal como estaba en ese momento. No era la primera vez que me subía, pero normalmente no estábamos los dos solos, siempre estaba Harry o Corah, o ambos.
Jack abrió las puertas y me subí en el asiento del copiloto. ¿Por qué me sudaban las manos? Me puse el cinturón y entonces Jack se puso en marcha.
Nunca me había subido a otro auto como ese, aunque me agradaba bastante. Mi madre tenía una camioneta enorme y moderna, ya que la hacía sentir más segura (aunque las solían usar familias grandes, cosa que no éramos) y mi padre tenía uno más pequeño, también moderno, pero no tan genial como el auto de Jack.
—¿Quieres música? —me preguntó Jack.
—Bueno.
Encendió la radio.
—Busca tú.
Le di una sonrisa algo nerviosa y comencé a cambiar la radio. Lo dejé una canción que me gustaba mucho: Cut to the Feeling de Carly Rae Jepsen. Esa canción me hacía sentir como si estuviera viviendo el momento más lindo de mi vida.
—Que cursi tu canción —bromeó Jack.
—Déjame en paz —le dije con una sonrisa.
El resto del camino lo seguimos escuchando música y cruzando palabras de vez en cuando, pero el ambiente era muy cómodo, se sentía increíble, tanto que no quería llegar a la casa.
Lamentablemente, llegamos diez minutos después y mi burbuja de tranquilidad y felicidad se había reventado. Jack se estacionó frente al garaje, apagó la radio y salió, y yo lo imite. Él cerró el auto y ambos comenzamos a caminar a la puerta.
—Oye —Jack me detuvo un momento—. Si mi hermano llega a hacerte una mala broma o mal comentario o lo que sea que te moleste, solo dímelo y yo lo pondré en su lugar —me dijo con una sonrisa.
—G-gracias, Jack.
Entonces ambos seguimos nuestro camino a la entrada.
¿Era una cobarde por no querer acercarme a Harry? Yo diría que algo así, pero definitivamente tenía mis razones para no hacerlo.
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