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XIV

Al salir del concierto, no fue fácil ponerse de acuerdo en cómo irse en solo 3 vehículos, fue mucho más complicado ponerse de acuerdo en donde comer y mucho más delicado fue ponerse de acuerdo en cómo iban a ir a dormir. Al final Armand y Jesse viajaron en el mismo vehículo y por supuesto, dormirían en la misma habitación, eso nunca estuvo a discusión, terminaron comiendo en el restaurante del hotel y dos de los amigos del joven compartirían habitación para poder hospedar a los gemelos; mientras la seguridad de los Johnson familiarizados con los guardaespaldas de Jesse no tuvieron ningún problema en ponerse de acuerdo.

Y es que Rebbeca, la madre de Jesse, solo había permitido que se le dijera a Armand el lugar en el que estaría en el concierto, ella quería que el buscar a su hijo no fuera cosa fácil, quería que el rubio demostrara su amor y hasta dónde llegaría por conquistarlo de nuevo. Es por eso que Armand no quería que los gemelos fueran con él, viajaría solo con dos de su seguridad, no tenía reservaciones en ningún hotel, del aeropuerto al lugar del concierto se fueron en un auto de alquiler. Y ni hablar de todo lo que tuvieron que hacer para conseguir las entradas del concierto, esa si fue una odisea. Pero, mientras Armand iba en el ascensor rumbo a la habitación con Jesse pensó que todo aquello había valido la pena. Todo valía por estar al lado del de ojos azules y rizos rebeldes.

Al ingresar a la habitación de Jesse, este se dirigía al baño, Armand dejó caer escandalosamente su equipaje, detuvo al joven y lo jaló a su lado, comenzando a besarlo apasionadamente.

Las palabras del joven salían de su boca pausadas, Armand no le daba tregua ni siquiera para respirar. Jesse trato de separarse un poco para que Armand entendiera lo que le decía

—por favor, déjame dar una ducha rápida—

Armand de manera ronca protesto:
—¡NOOO!— y continuó besándolo.

Entonces Jesse se quejó:
—Armand, ni siquiera me bañé hoy!—

La reacción del mayor sacó un enorme gemido de la boca del menor; como si fuera una animal Armand hundió su nariz al cuello de Jesse y comenzó a respirar y gruñir al mismo tiempo, mientras lujurioso le decía:
—¡Sucio!—

Antes de recostar a Jesse y recostarse sobre él, Armand arrancó la sudadera y la playera del joven y también su propia camisa. Jesse intentaba abrazarlo, pero Armand no estaba quieto y de manera salvaje iba retirando su ropa y la del contrario, hasta quedar ambos completamente desnudos sobre la cama.

Armand se arrodilló en medio de las piernas de Jesse que con su espalda sobre el colchón no perdía de vista a su amante, el rubio flexiono sus rodillas y sujeto el cuerpo joven y delgado por la cintura, elevando las extremidades inferiores del chico que quedó apoyando únicamente su espalda alta sobre la cama.

Más que un gemido, el sonido gutural que escapó de la garganta de Jesse fue casi un grito al sentir la boca ardiente de Armand succionando rudamente su miembro, llevándolo a niveles desconocidos de placer, sintiendo los dedos impacientes del mayor invadiendo su interior.

Cuando Armand sintió que tres de sus dedos ingresaban sin mayor obstáculo a la cavidad tibia que estimulaba, dejo de succionar el miembro pulsante y endurecido mientras fue depositando suavemente la cadera de su amante sobre sus piernas, que aún estaban flexionadas porque él aún permanecía arrodillado sobre la cama.

Jesse se quejaba de manera ruda, los estremecimientos de su cuerpo eran erráticos, ya su mente no coordinaba los movimientos de su cuerpo que tenía vida propia y reaccionaba al contacto de las caricias que recibía. Ambos amantes se vieron fijamente, Armand sujeto fuertemente los muslos de Jesse y su miembro por sí solo encontró el rincón que lo recibió, mientras Jesse se retorcía de placer y dolor sin tener tiempo a acostumbrarse a la intrusión, porque Armand acometió con ferocidad, siendo esta vez completamente diferente a la forma en cómo se habían amado la primera vez, siendo totalmente desigual a la forma en cómo se habían amado todo este tiempo.

Jesse puso en blanco sus ojos y luego los cerró fuertemente, mientras el filo de sus dientes constreñía su labio inferior y coloco sus brazos hacia atrás sujetando con fuerza la almohada colocada bajo su cabeza; experimentaba la excitación que le provocaba ver a su amante completamente poseído por el deseo de amarlo. Lo extasiaba ver los ojos brillantes y los labios rojos y húmedos en medio de la densa barba rubia, también el sudor y el sonrojo en la piel del mayor ante tanto movimiento, lo volvía loco escuchar lo que pecaminosamente vociferaba Armand entre dientes. Liberó sus labios solo para escuchar su propia voz gimiendo enloquecidamente. Era tanto el ardor y el deseo que las piernas de Jesse se aferraron a la cintura de Armand y ejercieron tanta fuerza que su cuerpo se elevó haciendo que el mayor se reacomodara para no perder el contacto y seguir disfrutando del convulsionado cuerpo que acompañado de un grito se retorció aún más mientras Jesse se liberaba del deseo carnal al terminar tan violentamente; Armand sujetó con fuerza la cintura de Jesse y lo embistió hasta que satisfizo su propio deseo. Así como se hicieron el amor, así de violento fue como ambos cuerpos se quedaron quietos, como ambos amantes guardaron silencio.

El cuerpo agotado de Jesse lentamente fue descendiendo hasta quedar recostado en la cama, el cuerpo de Armand lo siguió estirando hacia atrás sus piernas y quedando con sus manos ejerciendo presión para que su pecho quedara elevado y poder ver frente a frente a Jesse que estaba inmóvil viendo a los ojos de quien amaba, ambos cuerpos aún temblaban y Jesse fue testigo de un par de lágrimas que se escapaban de los lagrimales de su acompañante y luego caían sobre su rostro, lo que hizo que sus lagrimales copiaran la acción de los del contrario, por su rostro ahora corrían sus lágrimas y las de Armand. Los brazos del mayor se fueron deslizando suavemente entre el colchón y la espalda del joven, hasta que pudo abrazarlo y al mismo tiempo escondió su rostro en el cuello de piel tersa y blanca, en donde como un niño suplico:

—No me vuelvas a dejar Jesse, porque moriré sin ti.—

Jesse imitó al mayor y comenzó como un chiquillo a llorar mientras musitaba:

—nunca más volveré a dejarte, pero deberás darme un tiempo prudente, para poder independizarme totalmente de mis padres—

Armand solo asintió, aceptando la condición que le imponía Jesse, para poder ser feliz y poder vivir en paz junto al ser que amaba.

Ninguno de los dos podía dormir, era tanta la dicha al estar al fin juntos luego de tan larga separación, fue entonces que Armand recordó y dejo de abrazar por un momento al joven, recuperó del suelo su pantalón y del bolsillo extrajo algo que guardo en su mano, volvieron a acomodarse como estaban antes, Armand sobre la cama viendo al techo y Jesse sobre su pecho, al mayor le causaba gracia porque se notaba la curiosidad del joven por ver lo que guardaba celosamente en su mano. Sin más protocolo le mostró lo que le obsequiaba, Jesse lo tomo confundido y miraba el objeto ahora en su mano y al sonriente rostro de Armand que le comenzó a explicar:

—He tenido suficiente tiempo para pensarlo, yo aceptó que hablemos con tus padres hasta que tú estés preparado, pero, ya no quiero andar saltando de hotel en hotel, yo quiero disfrutar la sensación de "pertenecer", yo quiero tener un lugar al cual podamos llamar "nuestro hogar", un refugio al que podamos llegar. Esa es la tarjeta de seguridad que da acceso a un pent-house en un edificio seguro allá en nuestra ciudad. —

Jesse no soportó tanta felicidad, se refugió en los brazos de Armand y nuevamente lloró. El mayor comenzó a acariciarlo suavemente, con lo que consiguió calmar al chico.

Ambos seguían acostados, Armand viendo fijamente al techo, con un brazo abrazando a Jesse y con el otro bajo su cabeza para mayor comodidad sobre la almohada. El mayor llamó la atención del chico:

—¡¿Jesse?! —

Este se incorporó y vio fijamente al mayor que con una sonrisa perspicaz le reprochaba:

—Aun no me has dicho si quieres tener un nidito de amor conmigo—

Jesse se rio y dio un golpe al mayor en su hombro, mientras le respondía:

—Tú sabes que me muero por ir a conocer ese lugar y claro que acepto tener nuestro nidito de amor. Pero… ¡aaaaahhhhh! le prometí a mis amigos que estaríamos aquí hasta el fin de semana, no puedo defraudarlos, así que tendremos que esperar. —

El joven se volvió a recostar sobre el pecho de Armand que volvió a ver al techo y empezó a acariciar nuevamente los rizos rebeldes. Fue entonces que volvió a llamar la atención del joven…

—¡¿Jesse?! —

Este se incorporó nuevamente, viendo fijamente al mayor que con una sonrisa de medio lado y mordiéndose el labio inferior le preguntaba:

—¿Me amas? —

Jesse empezó a reír y con un gran suspiro respondió

— ¡Claro que sí!, ¿lo dudas?—

El mayor sonrió mientras negaba con la cabeza y Jesse luego de besarlo se volvió a recostarse sobre el pecho tibio de su amante.

Ante la insistencia del mayor, que volvió a llamar su atención:

—¡¿Jesse?! —

Este ya no se incorporó y recostado sobre el pecho del mayor, entre sonrisas riñó:

—¡¡¿QUÉEEEEEEE?!! —

Escucho la risa del mayor, que con mucha dicha y voz ronca le susurro:

—¡Feliz primer aniversario amor!—

Ante estas palabras Jesse se incorporó y con sus ojos desorbitados miró fijamente al mayor, mientras hacía cálculos, mientras sus ojos se volvían fuentes de agua salada interminable, mientras hacía pucheros y caía en cuenta que aún con la diferencia de horario este era el día en que estaban celebrando su primer aniversario.

Armand estiró su brazo, tomó suavemente la cabeza del chico y ejerció una leve presión para que se volviera a recostar sobre su pecho. El mayor sabiamente le dijo lo mucho que lo amaba, le aclaró también que fuera aquí o allá, en cualquier lugar hasta el fin del mundo, él quería celebrar muchos años más a su lado. En un rápido movimiento, reacomodó sus cuerpos hasta que él quedó sobre Jesse, comenzó a abrazarlo, a besarlo y acariciarlo haciendo que el cuerpo de su amante se encendiera nuevamente. Volvieron a hacer el amor, solo que esta vez con un toque suave y cariñoso, cuando ambos alcanzaron el orgasmo, Armand vio fijamente al joven que amaba y para felicidad de este, el mayor le confesó:

—¡Eres perfecto y te amo!—

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