XIII
Antes de actualizar y con una disculpa para los que aun no he mencionado, pero, debo dar un agradecimiento muy especial a shalomakm a quién he observado estos últimos días y me ha dejado sin respirar algunas veces por la azaña de leer capítulo tras capítulo de mis historias. Desde el fondo de mi kokoro, muchas gracias.
Habían transcurrido varios meses, era casi medio día cuando Arthur apareció en la oficina de su hermano. Sin pedir autorización o haber sido invitado se sentó frente al escritorio y le dijo que salieran a comer, que tenía mucha hambre, pero como debía volver luego a la oficina lo mejor era comer en el centro muy cerca de la corporación.
A pesar de no querer, pero ante tanta insistencia Armand lo acompaño. Igual llevo unos documentos que debía leer y no presto atención mientras iban en la limosina. Sintió como el vehículo frenó, sintió que la puerta de su lado se abrió, Arthur muy serio le dijo que bajara y este obedeció. Abajo del vehículo, cuando fue consciente de donde estaban, Armand trató de regresar a su asiento, pero Arthur había cerrado la puerta y a través de la ventana con el vidrio abajo le aclaró: —¡Hoy es miércoles, así que Jesse estará en el almuerzo con su mamá! ¡Vamos Armand haz a un lado el orgullo y deja que el amor que sientes por él hable por ti!—
Armand se giró y frente a él se erguía imponente el hotel del centro, en donde estaba el restaurante favorito de la madre del joven que tanto amaba. Trago fuerte su saliva y apretó sus manos con fuerza y sin quitar la mirada del edificio antiguo, preguntó —¿Y sí él ya no me ama?, ¿Qué voy a hacer?—
Escucho la carcajada de su hermano en el interior de la limosina y lo vio atento cuando Arthur le contestó: —Si él no te amara, no llamaría a Katherine cada semana para saber cómo estamos. Si no te amara, no se habría reunido en las últimas semanas unas cuantas veces con papá y Scott para comer espagueti. Él no ha dejado de preocuparse por ti.—
Arthur veía a su hermano que estaba conmovido y sorprendido por lo que recién le había revelado y a pesar de eso aún lo veía indeciso, por lo que continúo animándolo:
—Vamos "Romeo" ve por tu "Julieto" Haz que esta historia de amor tenga un final feliz. La ventaja en todo esto es que los "Johnson (Montesco)" si aprueban y apoyan su relación, lo mejor es que el trago de veneno no fue fatal y ambos siguen vivos, solo han sufrido con esta estúpida separación. Deja ya de ser cabeza dura hermano.—
Armad solo ese empujón necesitaba, se armó de valor e ingresó. Dentro del restaurante buscaba un par de bellos ojos azules y con mucho dolor comprobó que la única que se encontraba era Rebbeca, la madre de Jesse que luego de verlo fijamente y escudriñar cada aspecto de su apariencia lo invitó a sentarse a su mesa con un ademán.
Durante los siguientes segundos y ante el silencio de la elegante mujer que le había clavado su mirada y tenía apretados sus labios que únicamente abría para beber pequeños sorbos de su vino, Armand balbuceaba algunas palabras, trataba de excusarse, trataba de refugiarse, trataba de darle sentido a su estúpido actuar, hasta que llegó al punto de quiebre, hasta que con la mano en el corazón admitió lo miserable que era su vida sin Jesse.
Ambos guardaron silencio, la mujer se puso de pie y tomo su bolso de donde extrajo su billetera, Armand tomo su mano y le pidió que le permitiera pagar su cuenta. Ella comenzó a caminar, pero de nuevo la mano de Armand sujeto su mano y con mirada angustiada suplicó —¡¿Por favor Becca?!—
Ella lo vio por última vez atenta, volvió a escudriñar el aspecto del rubio de pies a cabeza y comprensiva le regalo una sonrisa maternal, al abandonar su voto de silencio puso al tanto de Armand del lugar en donde Jesse estaba y en donde lo podría encontrar. Luego se despidió.
++
++
++
++
++
Si alguien el miércoles que recién había pasado le hubiera dicho a Armand que este día estaría en Paris, le habría dicho que estaba loco y se hubiera reído en su cara. Mientras preparaba su viaje a "La Ciudad de la Luz" intentaba convencer a sus sobrinos, los gemelos fiesteros, que se quedaran, pero ellos ya estaban decididos, así que vendrían con Armand sí o sí.
Esos eran los pensamientos que invadían la mente de Armand que avanzaba en medio de la multitud que ovacionaba de pie, él iba en busca de los ojos azules que eran dueños de su ser. Los tres Johnson (tío y sobrinos) avanzaban separados para recorrer más espacio en busca de Jesse. Armand no sabía si eran las palpitaciones de su corazón o las constantes percusiones de la batería, o era el estridente sonido de la guitarra los que hacían que hasta su alma se estremeciera, o era la ansiedad e impaciencia que sentía mientras buscaba a Jesse de quien únicamente sabía cuál sería su ubicación en el lugar en donde se desarrollaba el concierto de su banda favorita, aun así era muy extenso el terreno a recorrer.
Avanzaba en medio de los asistentes, buscaba la ubicación hasta el frente al lado izquierdo en donde había una de las salidas de emergencia, ese era el lugar en donde los de seguridad resguardaban al heredero, se lo había comentado uno de los guardaespaldas que acompañaban a Rebecca el miércoles pasado en el restaurante que ella frecuentaba, a pedido de ella misma. El rubio de pronto fue consciente de la canción que interpretaba la banda, era una de las favoritas de Jesse, la había escuchado muchas veces mientras hacían el amor, o mientras Jesse conducía a toda velocidad su deportivo.
Mientras avanzaba, recordó la felicidad de Jesse cuando le regaló el último álbum de la banda que recién había salido al mercado, como el joven se arrojó a sus brazos enroscando sus piernas firmemente alrededor de su cintura, para luego estirarse y guiarlo al estante en donde estaba un reproductor y colocar el disco. Pensó que fue hermoso como Jesse sin decir ni una palabra, aun aferrado a su cintura con sus piernas, lo besaba y se mecía de izquierda a derecha guiándolo a través de la habitación hasta llegar a la cama, como el joven desesperado se despojaba de su ropa y retorciéndose de deseo bajo su peso, le pedía que le hiciera el amor. Su reacción fue normal, a toda prisa preparo el cuerpo de Jesse y aun medio vestido lo poseyó, mientras lo besaba ansioso, mientras una y otra vez se hundía en su cuerpo, sintiendo la caricia calcinante de las manos de su amado sobre su espalda. Amó el grito ahogado y las contorsiones del cuerpo de Jesse cuando llegaba al clímax y el propio orgasmo que vivió en los brazos de su amante. Esa noche yacían agotados en la cama, Armand aún no dormía y Jesse solo descansaba a su lado, esa era la reconciliación, el CD había sido el símbolo de paz luego de haber estado alejados por casi una semana por la discusión que habían tenido porque él insistía en oficializar su relación frente a los padres de Jesse. En la oscuridad de aquella noche, una pocas frases de una melodía que sonaba llamaron su atención, mientras las escuchaba acarició con su pulgar el rostro del joven que amaba, quien generoso le regaló el bello destello azul de sus ojos, esas frases los compenetraron, esas frases eran para ellos, quietos y viéndose fijamente las escucharon mientras con amor se daban pequeños muestras de su amor.
~why can't you see that you are my child,…~
~why don't you know that you are my mind,…~
La ovación que hizo el público en aquella arena para conciertos en París al escuchar como la banda comenzaba a tocar la canción principal de aquel álbum que le había regalado a Jesse el año pasado, hizo que Armand abandonara sus recuerdos y volviera a la realidad, continúo avanzando haciéndose camino entre la multitud y mientras lo hacía podía escuchar algunas frases de aquella canción que era interpretada no solo por el grupo, sino por todos los asistentes. Con el corazón casi por salírsele del pecho, a cada estrofa la sumaba con sus propias palabras lo que para él estaba representando cada una de esas letras.
~Somewhere, between the sacred silence and sleep…~
—está él—-
~Disorder, disorder, disorder.…~
—mi vida es un completo
desorden sin él—
Armand escuchó como todos los instrumentos de la banda callaron, el guitarrista comenzó a entonar un solo, preámbulo del final del tema que interpretaban, poco a poco el resto de los instrumentos se le fueron sumando entonando una melodía desenfrenada que desató sus sentimientos al punto de querer correr porque no soportaba más sin ver a Jesse. Fue en ese momento que reconoció un rostro familiar que lo vio a poca distancia, esté golpeó con el hombro a quien estaba a su lado y este otro hizo la misma acción con quien estaba a su lado también, ahora eran tres los rostros que lo veían avanzar hacia su posición.
Los tres mosqueteros, amigos entrañables de Jesse, los que no lo abandonarían por nada, sin quitarle los ojos de encima a Armand fueron escurriéndose hacia atrás lentamente, dejando al descubierto la figura de Jesse cabizbajo, pensativo y triste, con sus brazos recogidos al frente. El joven al sentir la lejanía de sus amigos lentamente fue enderezando su cabeza en busca de ellos, pero en lugar de encontrarlos se topó con una mirada oscurecida y triste que hizo que la sangre se le aglomerara en el corazón y este lo enviara de manera violenta a todo su ser. Al ver a Jesse, Armand comprendió las palabras de Rebbeca, las repaso una a una en su mente: «Si te hubieras presentado hoy de lo más fresco, jamás te diria en dónde está mi hijo, pero, veo en ti los mismos signos que han marcado la tristeza y el dolor, veo sus mismas ojeras, la misma barba y cabello crecidos y desprolijos, su semblante completamente descuidado y abandonado. Por hoy está bien, ya basta de tanto sufrimiento por parte de ambos. Pero, te hago una promesa, sí Jesse vuelve a sufrir por tu culpa, me lo llevaré tan lejos que jamás volverás a verlo.»
Armand no podía creer como Jesse había descuidado tanto su apariencia, nunca lo había visto con barba crecida de un par de días, nunca sus bellos rizos habían estado despeinados, nunca de jeans y sudadera, aunque verlo de esta manera le gustó al mayor en demasía. Avanzó hacia el joven que no le quitaba la mirada de encima, el joven que por impulso giró su cuerpo para salir a su encuentro, pero no encontró la fuerza para dar ni siquiera el primer paso. Armand llegó hasta enfrente del joven, a escasos centímetros, ambos guardaron silencio y se quedaron viendo fijamente como intentando reconocer si la presencia de cada uno era realidad o era sueño, como los sueños que en los últimos días se repetían constantemente.
El mayor quería pedir perdón, pero tenía un nudo formado en la garganta por todo el llanto retenido. Jesse recorría con su mirada el rostro del ser que amaba y con la punta de sus dedos recorrió la barba crecida de Armand, intentaba pronunciar palabras que se le ahogaban en la garganta. Cerró sus ojos azules que por entonces se veían apagados, habían perdido su brillo, pero con cada segundo frente al rubio lo iba recuperando.
Jesse respiro profundo al sentir los labios del rubio sobre su frente y las palabras ahogadas en la garganta del mayor salieron con facilidad de la boca del joven
—¡Perdóname Armand!-
Sin quitar los labios de la frente de su amado, Armand movió su cabeza en negativa mientras con sinceridad y con mucho arrepentimiento le dijo:
—¡Perdóname tú a mí, perdona mi estupidez!—
Jesse no necesitaba seguirlo escuchando, corrió sus dedos hasta que quedaron sobre los labios de Armand para que este guardara silencio, luego movió sus manos alrededor de la cintura de Armand que lo abrazó con mucha fuerza y se preocupó porque pudo sentir que Jesse había perdido peso y comenzó a llorar y entre sollozos solo pudo pronunciar —¡Te amo mi niño! —
Jesse sintió liberador ese momento, empezó a reír de felicidad mientras presionaba con sus brazos los hombros de Armand y con mucha agilidad luego de un salto aprisionaba la cintura del mayor con sus piernas. El rubio comenzó a reír igual, mientras cargaba a su joven de hermosos ojos azules. Para algunos era confuso verlos reír y llorar al mismo tiempo, pero para los tres amigos de Jesse era comprensible a la perfección aquel gesto.
Poco faltaba para que el concierto terminara, así que dispusieron salir y evitar la multitud. Armand ya había enviado mensajes a sus sobrinos y estos ya se habían incorporado al grupo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro