XI
Jesse comprendió que su relación con Armand ya no podía estar en secreto. Llamó a la corporación y habló con sus padres para ponerlos al tanto de donde estaría, porque no existía nada en este mundo que lo separara del amor de su vida, no ahora que lo necesitaba tanto.
A pesar de la agónica situación de Florence, poco a poco recibió en su habitación a cada miembro de su familia. Cuando fue el turno de Jesse, este la abrazó y besó con todo su amor. Lloró mientras Florence le decía: —Te dejo a mi hijo, busquen la manera de ser felices. Protégelo y amalo como lo has venido haciendo hasta hoy.— Entre sollozos solo logró responder convencido: —¡Sí!—
Ese día todos estuvieron en vela, nadie quería irse a dormir. En la madrugada Richard llamó a toda la familia para que dieran el último adiós.
Armand estaba destrozado, toda la familia igual. Jesse se consideraba fuerte, pero el cuadro que veía movió cada terminal nerviosa, las lágrimas se soltaron y tuvo que cubrirse la boca para que sus sollozos no se escucharan.
Florence estaba muy débil, muy pálida, Arthur estaba sentado a su lado izquierdo recostado sobre la cabecera de la cama, con sus labios sobre la frente de su madre, Armand en la misma posición al lado contrario, besando cariñosamente la mano delicada y un destrozado Richard estaba un poco más abajo de su hijo mayor, recostado sobre el regazo de la mujer con la que compartió tantos años, su primer y único amor. Las inhalaciones de Florence se volvieron profundas, apretó su mano con la de Armand, con todas las fuerzas que aún le quedaban con débil voz les dijo —¡¡¿Recuerdan?!!— Inhaló profundamente una vez más y su última exhalación terminó en un suave silbido. El cuerpo de Florence se depositó suavemente sobre la cama, como si su alma lo hubiera abandonado y esta fuera el soporte vital del mismo. Richard hasta ese momento se permitió llorar y lo hizo como si fuera un niño y se aferró fuertemente al cuerpo de su esposa, Arthur y Arman comenzaron a llorar, pero, se notaba el esfuerzo sobrehumano que hacían para ser fuertes, bien sabían que su padre los necesitaría.
Jesse observó como Katherine haciendo acopio de todas sus fuerzas, se dirigía hasta el lado de Richard y colocaba sus manos sobre los hombros del mayor, William y Jeffrey caminaban hacia extremos contrarios de la cama, colocaban sus manos sobre padre y tío para brindarles un poco de consuelo. Solo hasta que estuvo seguro que Armand contaba con este apoyo, salió apresurado de la habitación, en su carrera se encontró con sus amigos y les suplicó:
—Joshua, Steve, Derek, ayúdenme a encontrar a Scott—
Steve gritó: —Hace un instante salió corriendo hacia el jardín—
Fue Jesse quien encontró al chico, estaba llorando desconsolado arrojando todo cuanto podía sujetar de una pila de ladrillos. Claramente se notaba que estaba a medias la construcción de la que parecía ser una fuente. Llamó la atención de Scott diciendo su nombre firmemente, el chico cayó rendido de rodillas y no dejaba de llorar. Jesse se acercó a él y lo abrazó fuertemente, mientras el chico entre el llanto desgarrador se quejaba
—¡Ella quería construir esta fuente! ¡Ella nunca la verá terminada!—
Jesse respiró profundo y con toda el alma quería consolar a este joven de apenas 15 años y con alma de niño, así que pregunto:
—¿Cuándo fue que Florence decidió construir esta fuente?—
Scott dejó de llorar y algo confundido vio a los ojos de Jesse, luego de meditarlo contestó:
—Fue unos días después de que mi abuela salió del hospital, durante la última crisis que tuvo y que pensamos que moriría.—
Jesse sujeto a Scott y le ayudó a sentarse sobre el montículo de ladrillos en donde se sentó a su lado abrazándolo y permitiéndole continuar llorando. Los tres amigos de Jesse poco a poco se les fueron sumando, entonces Jesse en un tono suave para consolar a Scott le dijo:
—Yo creo que Florence no construía este lugar para verlo ella. Recuerda que estaba muy débil y casi no salía de casa. Esto lo construía para que su familia tuviera un lugar de paz y armonía en donde recordarla—
Los amigos de Jesse para ayudar a darle consuelo al chico y comprendiendo a qué se refería el de ojos azules, se ofrecieron a ayudar a terminar la construcción. Scott quiso creer en aquella teoría y agradeció por la ayuda que se le ofrecía y con convicción decidió terminar la obra que había comenzado su abuela.
Al notar que estaba por amanecer, los 5 chicos se dirigieron adentro de la casa, Richard y Arthur estaban en el despacho, los gemelos en el comedor en donde guardaron asiento sus amigos, Katherine estaba en la cocina encargándose de que se preparara café y té, al ver a Scott lo abrazó muy fuerte y agradeció a Jesse que lo encontrara.
El joven se dirigió a la habitación de Armand y cuando quiso abrir la puerta algo la atoraba, poco a poco la fuerza cedió dando un pequeño espacio por donde Jesse ingresó, su corazón se estrujó al ver a Armand sentado en el piso recostado contra la puerta. Tomó asiento al lado del rubio y este se recostó sobre las contorneadas piernas del ojiazul, aferrándose a la cintura curvada en donde derramó su llanto y fue consolado por las caricias y las palabras de amor que Jesse suavemente le decía.
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