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Antes que nada, una disculpa por la tardanza en actualizar. Verán, uno de los capítulos a pesar de estar ya corregido una vez, lo edite un par de veces más (pequeñas palabras y signos de puntuación) es muy complejo y lo entenderan cuando terminen de leer. Gracias por su compañia, gracias por las lecturas, por sus votos y sus comentarios, me hacen muy feliz.
Jesse se encontraba en su oficina en la corporación de su padre, ideaba una y mil formas para celebrar el primer año de relación con Armand, deseaba hacer feliz a su pareja y demostrarle el inmenso amor que sentía por él.
No podía creer todo lo que habían compartido hasta hoy y uno a uno los recuerdos de lo vivido al lado del rubio resurgieron en su mente.
Recordó la primera vez que Armand accedió a subirse a su auto, rio cuando la imagen de su pareja vino a su mente, ni siquiera habían recorrido dos cuadras y el mayor a toda prisa se colocó su cinturón de seguridad, sin quitar los ojos del frente y sujetando con mucha fuerza la cinta que ceñía su pecho.
Sonrió aún más fuerte al recordar cuando con Scott lo convencieron de ir los tres juntos a una convención de comics, ese día desde el asiento del piloto del auto alquilado, veía como Armand aseguraba a Scott en el asiento de atrás y como se colocaba su propio cinturón jalándole un par de veces para asegurarse que estaba bien colocado, luego lo miraba con nerviosismo y sonreían ambos por lo gracioso de su actuar. Debía reconocer que Scott se lo pasó genial ese día.
Colocó la mano en su pecho porque su corazón se aceleró al máximo pensando en las tantas veces que durante este año buscaron la suite de un hotel para entregarse en cuerpo y alma. Casi reía a carcajadas al pensar que solo tenía que fotografiar su muñeca, su tobillo o su ombligo y enviar las imágenes a Armand para encenderlo y que inmediatamente el mayor lo citara para encontrarse. Las otras veces aprovechaban los viajes de su padre y se hospedaba en la mansión de la familia Johnson, a la que amaba entrañablemente.
Jesse pensó que su dicha era enorme, también recordó lo estresante que fue celebrar la Navidad hace algunas semanas, porque tuvo que compartirse entre sus dos familias. La felicidad de ver a los integrantes de la familia adoptada y a sus amigos abriendo los obsequios que él había traído para cada uno de ellos; la dicha de abrir sus regalos, los que estaban colocados bajo el enorme árbol iluminado en el salón principal de la mansión Johnson. Amo la dulce sonrisa de Florense viendo a sus seres queridos abriendo los presentes que ella les había comprado. Scott estaba eufórico, su abuela le había obsequiado los zapatos deportivos que él tanto deseaba.
Siguió recordando que en un principio Armand se sentía incómodo entre sus amigos, pero, estos eran tan confianzudos que le hacían toda clase de bromas y lo trataban como a igual que poco a poco el rubio fue mostrando ante ellos la faceta divertida y chispeante que solo mostraba antes con Arthur. Soltó una fuerte carcajada al recordar una de tantas veces que él y sus tres amigos del alma fueron recibidos en la mansión Johnson, Arthur y Armand unieron fuerzas y les hicieron frente a los desfachatados de sus amigos, hasta que los más jóvenes guardaron silencio y los mayores se regodearon como grandes jugadores de fútbol al haber anotado el touchdown de la victoria, era su celebración por haberlos vencido.
Su corazón se comprimió y su sonrisa se esfumo, al recordar que luego de lo que consideró la primera pelea de enamorados, hubo dos discusiones más y la razón en esas dos ocasiones fue por lo mismo "Armand quería formalizar su relación y hablar con sus padres". Esas peleas siempre terminaron con las suplicas de Jesse porque se le concediera un tiempo más. No es que no estuviera seguro de lo que sentía como se lo había reprochado la última vez Armand, la razón primordial de mantenerse en secreto, era el miedo que sentía, si su padre se enterara haría hasta lo imposible por separarlos ¿y si Armand no soportaba la presión?, ¿Y si Armand decidía terminar con él ante tanta insistencia de su padre?, ¡Él moriría!
El joven meditó que en sus relaciones anteriores de antemano sabía que podría superar la ruptura, pero con su actual pareja no pasaría así, se lo decía el corazón, él iba a morir por el desamor de Armand.
Sacudió su cabeza, no quería tener pensamientos negativos y fue entonces cuando ideó la mejor forma de celebrar el primer año de su relación, lo celebrarían en el mismo lugar en donde se habían declarado lo que sentían. Lo invitaría a cenar en el restaurante que antes solo compartía con su madre y luego lo invitaría a pasar la noche en la misma suite en donde lo cito la primera vez.
Sus pensamientos fueron interrumpidos, sonó su celular y al ver que era Scott se apresuró a contestar. Al escuchar al chico al otro lado del auricular, se puso de pie mientras su sonrisa desaparecía, trataba de no perder la cabeza y calmar al chico que lloraba
«Scott, cálmate»
«¿Qué pasa Scott?»
La última pregunta la hizo con voz chillona y angustiada
«¿Algo le ocurrió a Armand?»
Cuando al fin pudo entender al chico, sin decir una palabra más colgó la llamada y a toda prisa salió de su oficina diciéndole a su secretaria en el camino que tenía una emergencia que avisara a su seguridad que saldrían.
Jesse amaba la velocidad, pero esta vez no disfrutó de las revoluciones que sacaba del deportivo, estaba muy preocupado y le urgía llegar. Dejo mal parqueado su vehículo, no dio tiempo a los agentes que lo cuidaban y entro apresurado al nosocomio, en automático solo pronunciaba el apellido de la familia Johnson y le señalaban el lugar al que debía dirigirse. Al entrar a una pequeña sala de espera se topó con Katherine, con los gemelos, con Scott y con un abatido Armand que estaba desplomado en un asiento, con su cabeza en medio de sus piernas sujetándola entre sus manos.
Al estar a su lado, Jesse acaricio el cabello de Armand que levanto su rostro y al verlo lo abrazó, hundió su cabeza al vientre del joven y derramó sus lágrimas. Jesse guardo silencio, solo acariciaba la cabeza del hombre que amaba y volteó a ver a Katherine quien angustiada se concretó a decir — No sabemos nada aun, Arthur y Richard están con el doctor—
La espera se hizo eterna, hasta que Richard y Arthur se presentaron y con la atención de toda la familia el mayor informó: —el doctor sugiere que llevemos a Florence a casa—
Armand no estaba de acuerdo, protestaba y se negaba a sacar a su madre del hospital. Ya cerca de su padre, aun trataba de convencerlo y el mayor colocó sus manos sobre los hombros de su hijo y trató de consolarlo: —tu madre lo quiere así, ella quiere estar en casa, en el hogar que edificamos desde la puesta del primer ladrillo—
Los miembros de la familia se quedaron fríos, comprendieron que Florence la matriarca de la familia estaba preparada para la despedida y si su última voluntad en vida era estar en su hogar, ellos la complacerían.
Armand iba junto a Jesse, Scott y sus padres se habían ido primero, seguidos de los gemelos y Richard iba en la ambulancia dispuesta para el traslado de Florence.
Cada momento que podía Jesse tomaba fuerte la mano de Armand, tratando de infundirle fuerzas.
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