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Capitulo 18

¡Hola a todos! Primero me quiero disculpar por la larga espera, tuve unos problemas que me impidieron actualizar, pero aquí está el capítulo y espero que les guste mucho.

Ahora sí pueden leer 💓💓💓

                    (************)

Lucas encendió el auto y lo puso en marcha, me pregunto a dónde es que iremos y, aunque sé que debería tener temor o algún tipo de reparo, la verdad es que me siento bien y muy tranquila con él.

Es como si el dolor que siento en mi corazón, por la partida de mi amiga, ahora se sintiera mejor y todo es sólo porque él está aquí.

Sin poderlo evitar, dirigí mis ojos hacia él. Su expresión es de seriedad y la verdad es que así se ve muchísimo más guapo. Toma con firmeza el volante, tanto que los músculos de sus brazos, se marcan a través de la camiseta manga larga que está usando.

—Me gustaría saber en qué estás pensando. —su voz me sorprendió y bajé la mirada inmediatamente. —disculpa, no quise incomodarte, es sólo que me resultas fascinante. —sentí mis mejillas se calentaban y estoy segura de que me acabo de sonrojar.

Me quedé en silencio por algunos segundos porque no tengo idea de qué responderle. Su voz y su mirada me desarman, además de que el delicioso perfume que está usando, es embriagador y atrayente al mismo tiempo.

Fijé mi mirada en mis manos que descansan sobre mis piernas, tratando de disimular mis nervios.

Dios mío, no entiendo por qué me siento así cada vez que él está cerca, es como si no tuviera voluntad y como si mi cuerpo actuara solo. Me distraje cuando ví un libro en el piso del auto, sin poder evitarlo me incliné y lo tomé en mis manos.

—Cumbres borrascosas... —susurré con el corazón latiendo a mil por hora, no entiendo por qué es tan inquietante para mí saber que él también lo lee.

—Una persona maravillosa me lo recomendó de una manera exquisita. —afirmó con un tono de voz, que me provocó mucho calor y al mismo tiempo sentí algo muy extraño al escuchar que «alguien» le recomendó este hermoso libro. Me pregunto cuál fue la «manera exquisita» en la que se lo recomendó.

—¿Y lo leíste? —pregunté sin poder evitar el fastidio en mi voz. Maldita sinceridad, me pareció ver una sonrisa pícara en sus labios, mientras tiene la mirada fija en el camino.

—Por supuesto que lo leí, Emilia. —respondió.

La forma en que me miró cuando pronunció ese nombre, que no es el mío aunque me suena demasiado familiar, me aceleró el corazón hasta el punto de la agitación.

Estacionó el auto mientras yo trato de procesar lo que acaba de decir.

—¿Emilia? —pregunté confundida.

Lucas apagó el auto y volteó a mirarme sonriendo, debo ser sincera y decir que su sonrisa es la más bonita que he visto, sus ojos brillan cuando sonríe y es un espectáculo maravilloso.

—¿No te gusta? Me parece que tú te ves como una «Emilia». —afirmó acercándose un poco a mí.

Me perdí en sus ojos por unos segundos, hasta que reaccioné y bajé la mirada.

—Uhm deberíamos bajar del auto. ¿No te parece? —pregunté con voz temblorosa por los nervios y el calor que me produce su cercanía.

Necesito escapar de este momento, el tenerlo tan cerca y en el estacionamiento de este lugar, es demasiado para mí. No puedo dejar de mirar sus ojos y cuando lo hago estoy perdida.

—Sí, tienes razón, nos están esperando. —afirmó y ví tristeza en sus ojos cuando se alejó de mí. Me gustaría saber qué piensa y cómo hacer para que no esté triste.

Ojalá estuvieras aquí, Olivia.

Recordar a mi adorada amiga, me hizo darme cuenta de la razón por la que estoy con Lucas ahora. Debo hablar con los padres de Olivia y evitar que se la lleven de aquí sin que yo pueda despedirme de ella.

Lucas abrió la puerta del auto y extendió su mano para ayudarme a bajar. La tomé y cuando bajé, quedé parada demasiado cerca de él, su rostro está a milímetros del mío y no puedo moverme, su mirada ejerce una fuerza sobre mí que me impide pensar con claridad, es la misma intensidad que sentí en el bosque.

Una de sus manos tomó mi rostro con delicadeza y yo cerré los ojos porque esto es demasiado fuerte, mi corazón abandonará mi cuerpo en cualquier momento por lo fuerte que está latiendo.

—No, mírame Emilia. Mírame, mi alma. —abrí los ojos al oírlo.

Aún sostiene mi mano con su otra mano y yo me aferro a él para no perder el control.

Por alguna razón que aún no puedo entender, le hice caso y lo miré a los ojos. La intensidad de su mirada me desarma y me es imposible esquivarla. Sus ojos me miran mientras sus manos acarician mis mejillas.

Imágenes como fotografías vinieron a mi mente y lo ví riendo conmigo mientras cocinamos. Sentí un dolor indescriptible en la cabeza y esquivé su mirada después de quejarme

—¡Aaaah!

—¡Emi! ¿Estás bien? Por favor perdóname, yo no debí... —se alejó de mí avergonzado.

—Estoy bien, es que tengo tantas ganas de... —no dije la palabra que delataría mis sentimientos porque sé que él está casado y yo no puedo hacer esto, debería alejarme, pero es tan difícil hacerlo.

—¿Tienes ganas de qué? —preguntó tomando mi mano.

—De recordar y recuperar mi vida. —respondí evitando su mirada para no decir la verdad.

Pues en realidad, lo que necesito es recordarlo a él, necesito saber cuál era nuestra relación y por qué cada vez que él está cerca, yo pierdo la capacidad de pensar.

—No debes esforzarte tanto, los recuerdos llegarán. Por favor discúlpame, yo no debí presionarte.

—¿Por qué me llamas así? ¿Mi alma? —pregunté sin poder evitarlo, agradecí internamente haber preguntado, porque la sonrisa que se dibujó en sus labios, es hermosa.

—Estás haciendo muchas preguntas, Emilia y no creo que eso sea bueno para ti después de lo que acaba de pasar. —tomó mi mano con delicadeza.

—Está bien, Luka. —dije sonriendo. La forma en que su rostro se iluminó al escucharme, me sorprendió mucho, sonrió ampliamente y se acercó tomando mis manos.

—¿Qué dijiste?

—Dije que está bien.

—No, me refiero a como me llamaste a mí. —sonríe y me observa con expresión de esperanza.

—Te llamé Luka, no te molesta ¿Verdad? —pregunté avergonzada, aún no entiendo por qué lo llamé así, ese nombre vino a mi mente sin ningún motivo.

—¡No! Porsupuesto que no me molesta, Emilia. Claro que no, mi alma.

—¿Algún día me dirás qué es «mi alma»? —pregunté.

—Ya te lo he dicho, eres tú. —respondió sonriendo. Cuando yo iba a hacer otra pregunta, fuimos interrumpidos por su celular.

Mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo, salvándome de la siguiente pregunta de Emily. Debo ser cuidadoso y no revelar más información de la que ella puede manejar ahora.

Su estado de vulnerabilidad por la muerte de Olivia, la predispone a sufrir un shock nervioso si llega a recordar los horribles eventos de Farnham.

Por lo pronto, ya me estoy acercando a ella. Puedo notar por su nerviosismo, que no le soy indiferente. He tomado la decisión de estar cerca de ella, tal y como se lo prometí a Olivia. Para ello, debo ser cauteloso y no dejarme llevar por el gran amor que siento por ella.

Lo que acaba de suceder hace un momento, me llena de esperanza porque sé que ella me recuerda. Y a pesar de que su mente aún está nublada, su corazón y su cuerpo reaccionan, pues mi cercanía le afecta tanto como a mí la suya.

—¿Mamá? —pregunté al contestar la llamada, me alejé un poco de Emily para evitar que ella escuche algo.

—Lucas, estamos esperándolos en el hotel. ¿Tardarán mucho?

—No, de hecho ya llegamos. —respondí observando a Emily, que en este momento está muy interesada en mi auto. Estoy seguro de que está nerviosa por lo que acaba de pasar, o tal vez debo decir, por lo que estuvo a punto de pasar, pues si ella no hubiera reaccionado, tal vez yo la habría besado.

—Está bien, los esperamos aquí. —terminé la llamada y me dirigí hacia la hermosa rubia que ahora está acomodando su cabello.

—Ya podemos entrar al hotel. —afirmé sorprendiéndola, se volteó a mirarme muy nerviosa.

—¿Todo bien con tu llamada? Uhm, no es que me importe, es que no quiero detenerte si tienes planes. —indicó y se ve fastidiada por algo.

¿Será posible que esté celosa? Bueno, voy a tener que usar eso para seguir acercándome a ella.

—No tengo planes, de hecho no creo que haya mejor plan para mí, que estar aquí contigo, Emilia. —respondí sonriendo ampliamente, el corazón se me va a salir del pecho, porque la única cosa más sexy que Emily, es Emily sintiendo celos por mí.

—Mi nombre es Emily, Lucas. —espetó caminando hacia el elevador del estacionamiento.

Se ve preciosa y absolutamente sexy. Tuve que contenerme y tranquilizarme, pues tengo muchas ganas de besarla y hacerle el amor aquí y ahora. Y estoy seguro que más tarde, tendré muchos problemas para dormir.

Se detuvo cuando llegó a los elevadores, llegué a su lado un par de segundos después.

—¿Por qué estás tan enojada?

—¿Enojada? Yo no estoy enojada, es sólo que necesito concentrarme en mi reunión con los padres de Olivia.

—Te dije que te ayudaré y lo voy a cumplir.

—¿En serio? No pareces muy convencido de eso, Lucas. De hecho, parece que hay otro lugar en el que debes estar ahora y yo te estoy deteniendo. —bajó la mirada con tristeza.

Cuando me di cuenta que estaba llorando, me sentí como un maldito idiota. Por mis ganas de recuperarla, olvidé que acaba de perder a su mejor amiga y está muy triste, me acerqué y tomé su rostro entre mis manos.

—Emily, por favor escúchame, no hay ningún otro lugar en el que quiera estar, más que aquí contigo. Por favor perdóname, me comporté como un idiota. —sus lágrimas me  lastiman mucho, las limpié con mis pulgares y ella puso sus manos en mis brazos mirándome con tristeza en sus hermosos ojos azules.

—Estoy muy confundida. No entiendo esto. —sollozó sin alejarse de mí.

—No quiero confundirte y mucho menos lastimarte, nunca lo haré, mi alma.

—«Mi alma» —pronunció mirándome con temor. Casi susurrando y sin saber que esas dos palabras viniendo de sus labios, me llenan de vida. —por favor dime qué significa, te lo suplico, Lucas.

—¿Qué crees que significa? ¿Qué es lo que estás sintiendo ahora? —pregunté arriesgándome a perderla.

—No lo sé, sólo que no quiero irme. —sonreí sinceramente al escucharla.

—Y yo no quiero que te vayas... —declaré acariciando suavemente su mejilla.

La puerta del elevador se abrió y nos obligó a separarnos. Entramos al pequeño espacio y tuve que hacer un ejercicio de fuerza de voluntad, para no sucumbir ante las ganas locas que tengo de tomarla entre mis brazos ahora mismo y besarla apasionadamente.

Felizmente el elevador sólo debía subir dos pisos, así que no tuvimos que permanecer en el lugar mucho tiempo.

—Ya llegamos, ven conmigo por favor. —extendí mi mano y ella la tomó sin dudar ni un segundo.

—¿Dónde iremos? —preguntó con curiosidad y sin soltar mi mano.

—Quiero que veas a alguien. ¿Confías en mí? —pregunté esperanzado.

—Sí. —afirmó sonriendo.

—Me alegro mucho, preciosa. Ven conmigo, nos están esperando. —sonreí y caminamos juntos hacia el privado en el que veremos a mi madre y la Señora Collins. Sé que es muy posible que Emily no la recuerde aún, sin embargo tengo la esperanza de que ella sienta algo al verla, pues hoy ha sido un día maravilloso a pesar de las horribles circunstancias que nos reunieron.

Aunque cada vez estoy más convencido de que Olivia, o su espíritu, tiene algo que ver con el hecho de que yo esté tomando la mano de mi alma y disfrutando de su maravillosa presencia, en este momento.

Tomé su mano y caminé a su lado, todo esto se siente tan natural que me cuesta muchísimo trabajo recordar que él es un hombre casado y que es muy probable que si alguien nos ve, piense que estamos haciendo algo malo.

Sin embargo, él no parece tener ningún remordimiento y eso me asusta, pues hay dos opciones que justificarían su comportamiento. La primera es que él podría ser un hombre sin corazón, al que no le importa lastimar a su esposa.

Y la segunda, que es la que más se acomoda a mis sentimientos. Es que podría tener problemas con su esposa y estén pasando por un mal momento.  Tal vez esa es la razón, por la cual, le es tan fácil acercarse a mí.

De cualquier manera, esto no se ve bien y yo debería alejarme de él. De hecho, creo que lo haré después de que pueda hablar con los padres de Olivia.

Me pregunto si las personas a las que veremos ahora, son ellos. Dios mío, me es tan difícil pensar en ellos, el sólo hecho de pensar en que mi adorada Olivia ya no está aquí, rompe mi corazón y me hace sentir miserable.

Lucas apretó mi mano cuando entramos al restaurante del hotel, este lugar es hermoso y muy elegante.

Las personas sentadas en las mesas lucen muy bien y las velas que adornan el lugar le dan un toque de romanticismo. Un mesero nos llevó hacia un privado al final del salón principal, abrió la puerta y Lucas me dejó entrar primero. Una vez más, su manera de tratarme y de tomar mi mano, me deslumbra, es como si yo fuera la persona más importante del mundo para él, es una sensación increíble, a la que me podría acostumbrar rápidamente.

La mesa que nos espera, está adornada con velas y la luz aquí es tenue, el mesero nos dejó solos y yo busqué con mi mirada a las personas que se supone nosotros veríamos aquí, sin embargo no ví a nadie.

—Uhm pensé que veríamos a alguien. —señalé confundida y temerosa al mismo tiempo, no es que le tenga miedo a Lucas, de hecho tengo miedo de mí misma y de la forma en que me comporto cuando él está cerca.

—Sí, lo haremos, ellas vendrán en unos minutos, les dije que esperen mi llamada en sus habitaciones, pues no era seguro que estuvieran aquí en el restaurante.

—¿No era seguro? Lucas, no entiendo nada.

—Pensé que confiabas en mí.

—Sí, lo hago, pero todo esto es muy extraño. ¿De quién estamos huyendo?

—¿Leon y tu madre saben que estás aquí conmigo?

—No. Yo me fuí de la casa sin avisar. —acepté avergonzada y bajando la mirada, Lucas tomó mi mano y me hizo mirar sus ojos una vez más.

—No te avergüences, no tienes que hacerlo. Entiendo perfectamente todo lo que estás pasando.

—¿Cómo es que lo sabes? —pregunté llena de confusión. Su mano volvió a acariciar mi mejilla mientras lo miro llena de esperanza, necesito que él me ayude a recuperar mi vida.

—Uno de estos días te hablaré de todo lo que sé, mi alma. —la puerta se abrió sorprendiéndonos.

Lucas se separó de mí e inmediatamente sentí su lejanía. Dos mujeres entraron, reconocí a una de ellas como la mujer que estuvo en el hospital cuando me accidenté.

—¿Emily? Me alegro mucho de verte tan recuperada. —me saludó alegremente y me gustaría mucho poder recordarla, pues parece ser una mujer muy agradable.

—Emily, te presento a mi madre, Laurence Py. —habló Lucas y por fin entiendo la afinidad entre ellos, esta hermosa mujer es su madre.

—Hola Laurence, es un gusto conocerte. —extendí mi mano y ella la estrechó sonriendo.

Sonreí igual que ella y luego dirigí mi mirada hacia la mujer que la acompaña. Sentí algo muy particular al verla, es una anciana que me recuerda mucho a mi abuela, su expresión de amabilidad me transmite mucha emoción, como si ya la conociera.

—Hola, mi niña... —me saludó extendiendo su mano temblorosa y con lágrimas en los ojos.

Sentí mucha nostalgia al verla, así que di dos pasos hacia ella y tomé su arrugada mano entre las mías mirándola con una sonrisa tímida en mi rostro.

—Hola... —respondí sin saber qué más decir, pues no tengo idea de cuál es su nombre. Sólo puedo sentir todo su cariño ahora que tengo su mano entre las mías. Levantó su otra mano y la puso en mi mejilla, tal y como en algún momento lo hizo mi abuela.

—Soy Agnes Collins y soy tu amiga, eres mi niña hermosa. —afirmó y una lágrima se escapó de sus ojos, su nombre me resulta muy familiar.

Volteé a buscar a Lucas con la mirada, el movimiento fue involuntario, sin embargo él estuvo a mi lado en menos de un segundo, lo cual aún no deja de asombrarme.

—¿Emi? ¿Te sientes bien? —preguntó Lucas, la anciana soltó mis manos y me sentí muy mal al haberla lastimado por mi reacción.

—Sí, es sólo que estoy muy confundida, uhm Señora Collins, me gustaría hablar con usted.

—Claro que sí, querida. —respondió la anciana con una sonrisa tímida.

—Yo las dejaré solas. —se excusó el francés, mi corazón se aceleró al escucharlo y actué por un impulso.

—¿Te irás? —pregunté nerviosa y muy confundida por estos sentimientos absolutamente nuevos e incontrolables que afloran en mí por su cercanía, él sonrió de lado y tomó mis manos.

—No tardaré, mi alma. Sólo te daré tiempo para hablar con la Señora Collins. Mientras tanto arreglaré todo para que puedas ver a los padres de Olivia. ¿Te parece bien? —preguntó mirándome con sus hermosos ojos color miel, que últimamente persiguen cada uno de mis pensamientos.

—Sí, está bien, discúlpame, yo normalmente no soy este manojo de nervios. No quiero que pienses que te estoy controlando. —me disculpé acomodando mi cabello por los incontrolables nervios.

—Jamás pensaría eso, Emilia. Sin embargo, no me molestaría que tú me controles. —sonrió ampliamente y yo no pude evitar el rubor que apareció en mis mejillas por su comentario coqueto.

Me quedé sin palabras por la vergüenza, sólo sonreí y bajé la mirada.

—Nos vemos luego, preciosa Emilia.

—Hasta luego, Luka. —bromeé y sonreí, porque me encanta ver el brillo que aparece en sus ojos, cada vez que lo llamo así.

Dejó un beso en mi mano y luego salió de la habitación, acompañado por su madre.

—Es un joven maravilloso. —la voz de la Señora Collins, me sacó de mis pensamientos.

Me sentí como una tonta, pues no tengo idea de cuánto tiempo pasé mirando la puerta por la que se acaba de ir, el hermoso francés. Dios mío,tengo que dejar de llamarlo así.

Sacudí mi cabeza en un intento por concentrarme en este momento y dejar de pensar en el hombre casado que se acaba de ir con su madre.

—Uhm me gustaría saber cómo nos conocimos. —afirmé, la anciana sonrió y se sentó a la mesa.

—¿Te gustaría tomar el té conmigo? Nos trajeron el servicio completo. —sugirió.

—Sí, muchas gracias. —acepté y me senté a su lado.

                  (************)

Siento mucho el suspenso, era absolutamente necesario.

¿Qué les pareció el capítulo?

Díganme sus teorías sobre lo que puede suceder. Me muero por leerlas.

¿Ustedes creen que la Señora Collins le dirá la verdad a Emily?

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