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-Tenya Iida-


Algunos días habían pasado desde lo ocurrido en el incidente de Hosu y aunque las clases continuaban  con normalidad los estudiantes de la clase A no lograban dejar de pensar en ello, las vendas que aún descansaban sobre los cuerpos de los que se encontraron en primera línea durante la pelea no les dejaban. A pesar de ello, la mayoría intentaba fingir que nada había ocurrido para continuar con su vida rutinaria, pues al menos no debían lamentar ninguna pérdida. Durante el proceso de ir volviendo a la normalidad los estudiantes de la escuela se disponían a comenzar el periodo lectivo mientras caminaban por los pasillos dirigiéndose a su clase.

— ¡Buenos días, Iida! Me gustas — exclamó una joven interrumpiéndoles y marchándose tan rápido como llegó.

— No sé que ha sido eso pero ojalá hubiese sido a mí — suspiró Kaminari decepcionado.

— Es una chica de la clase B que se le confiesa a Iida todos los días, ya es casi una rutina verla — explicó Midoriya divertido, quien ya había presenciado esa escena en más ocasiones.

— Es molesta, ya le he dicho que no tengo tiempo para relaciones pero no se cansa — habló el protagonista de la conversación.

Y era cierto, desde que aquello empezó, semanas atrás, Iida intentaba explicarle que los estudios junto al entrenamiento no le dejaban el tiempo suficiente como para mantener una relación, algo en lo que tampoco estaba interesado; sin embargo, lejos de surtir el efecto que él quería, solo logró que se volviese más insistente, ya que "no necesito que me dediques más que estos momentos" era siempre la respuesta. Cuando comprendió que era imposible hacerla razonar probó a simplemente ignorarla a la espera de que ella no quisiese seguir hablando sola, pero tampoco pareció importarle.

— No entiendo porque, pero si tanto te incomoda solo tienes romper sus sentimientos y seguro que te deja en paz — le propuso Kaminari —. Yo entiendo sobre eso, cada vez que una chica me humilla se me van las ganas de seguir hablándole.

— ¡Eso es horrible! — gritó Midoriya aterrorizado en respuesta.

No pudieron seguir discutiendo sobre ello debido a que la primera clase estaba a punto de empezar y no querían ser reprendidos por el profesor Aizawa, pero aquella idea se mantuvo en la cabeza de Iida durante del resto del día. Su primera reacción había sido la misma que la de Midoriya, pero cuanto más lo pensaba más se convencía a sí mismo de que era lo mejor para ambos, así él podría volver a centrarse en sus entrenamientos sin distracciones y ella podría encontrar a alguien que de verdad estuviese interesado en mantener una relación.

Las clases pasaron mientras Iida seguía dándole vueltas al asunto: "podría funcionar, ¿pero es así como un héroe actúa?", era la única cuestión que aún le mantenía indeciso.

— Iida, has estado muy distraído durante las clases de hoy y no es propio de ti, espero que mañana no se repita — le advirtió el profesor Aizawa.

No se había percatado de que la clase había finalizado y sus compañeros se estaban marchando hasta que el profesor lo regañó, tomando una decisión rápidamente respecto a aquello que lo mantenía distraído para evitar que la situación se repitiese. Sabía que al salir de la escuela tendría la oportunidad de llevarlo a cabo.

— ¡Nos vemos mañana, Iida! Me gustas — se despidió la chica como todos los días.

— No — respondió él llamando su atención, ya que por costumbre no esperaba una respuesta, y la de los compañeros de clase que estaban a su alrededor —. No quiero verte mañana y no quiero que me sigas hablando, solo eres una patética que se ha obsesionado conmigo, pero nunca me fijaría en alguien tan ridículo como tú. 

El ambiente se volvió silencioso y los presentes observaban estupefactos al dueño de esa declaración, no podían creer que esas crueles palabras hubiesen salido de la boca del chico amable y honorable que todos conocían y apreciaban.

— Vamonos __________, te dije que no valía la pena preocuparte por él por lo de Hosu, como has visto esta lo suficientemente bien para hacerle daño a alguien  — le propuso Kendo, su mejor amiga, mientras con una mano en la espalda la acompañaba para alejarse del lugar.

Por otro lado, Iida ya estaba empezando a arrepentirse; estaba casi seguro que ella había estado a punto de echarse a llorar y las miradas en desacuerdo de sus mejores amigos tampoco le estaban ayudando. Definitivamente, ir contra los principios de un héroe no le sentaba bien.


━━━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━━━


Solo una semana fue necesaria para que Iida comprobase que su ruín estrategia había tenido resultado; ella no solo había dejado de dirigirle la palabra, también evitaba el contacto visual y estaba convencido de que más de una vez había cambiado la dirección de sus pasos para evitarle. Al final la tranquilidad que esperaba conseguir con aquello nunca llegó, pues su consciencia estaba de lo más inquieta. 

— Iida, intenté hablar con ella como me pediste, pero Kendo ni siquiera me dejó acercarme. Dice que suficiente daño le has hecho ya — le habló Mina acercándose  a la mesa de la cafetería en la que se encontraba junto a sus compañeros.

Desde el incidente Mina, como buena fanática del romanticismo, no dejó de repetirle día tras día lo mal que se había portado intentando que le diese una disculpa. Tanta fue su insistencia que logró convencerlo a pesar de que la sola idea de acercarse a ella le producía unos nervios atroces por el como pudiese reaccionar; sin embargo, no surgió como esperaba, ya que en cuanto algún compañero de su clase le veía acercarse se ocupaba de no dejarle avanzar más. __________ era una compañera bastante querida, así que sin quererlo se puso en contra a veinte estudiantes.

— Gracias de todas formas — le respondió —.  ¿Es una locura si digo que se siente raro que no se confiese?

— Bueno, ya sabes lo que dicen. No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes — opinó Uraraka, quien estaba escuchando la conversación.

Y así era, tuvo que perderla para darse cuenta de que sí apreciaba su compañía, incluso llegó a sonrojarse pensando en algunas de sus confesiones más preparadas;  como la nota con dibujos que dejó en la habitación del hospital en el que se recuperaba después del incidente de Hosu donde explicaba que no quiso verlo personalmente por si entorpecía su recuperación, o la semana que intentó conquistarlo dejandole regalitos en su escritorio. Quizá si llegó a desarrollar algún sentimiento por ella, pero siempre puso su entrenamiento por delante.

 — Te lo buscaste, yo amaría que alguien me admirase así — continuó Kaminari.

— ¡Tú cállate, que fue idea tuya! — le reprendió Mina —. Tengo una idea, solo hay que alejarla de sus compañeros, ¿verdad?

— Me das miedo — expresó Iida.

Aun cuando la preocupación de Iida era notable, ya que los planes disparatados de su amiga raramente solían salir bien, esta se negó a darle ninguna explicación porque estaba segura de que se negaría, cosa que no lo alivió. Al final, aceptó pensando que tampoco tenía mucho que perder; el odio de la chica se lo había ganado él solo. Sus únicas instrucciones fueron que esperase a un callejón un par de manzanas más allá, cosa que hizo en cuanto la campana de la última clase sonó.

Iida no podía dejar de revisar el reloj sin saber muy bien qué o a quién estaba esperando, los minutos se le hicieron eternos hasta que comenzó a escuchar gritos que se acercaban, unos de voz que reconocía muy bien y que le pusieron en alerta al instante. 

— ¡Suéltame, maldito secuestrador! — escuchó venir de debajo de un cúmulo de cintas, pertenecientes a Sero, quien estaba acompañado de Mina.

— ¡¿Qué demonios habéis hecho?!  — exclamó Iida al percatarse de la situación —. ¿Y a ti como te ha convencido para esto? — continuó mirando a Sero.

— La alejamos de sus compañeros como te prometí — contestó Mina con una sonrisa.

— Yo estoy aquí amenazado por la loca — siguió el dueño de las cintas señalandola con el pulgar.

Con rabia Iida se dispuso a ayudar a __________ a soltarse, sabía que viniendo de Mina podía esperar cualquier cosa pero se habían pasado de la raya.

— ¿Iida? ¿Esto ha sido cosa tuya? — preguntó ella enfadada después de haberse liberado —. Estás mal de la cabeza.

—Yo no sabía nada, han sido... — intentó explicarse, pero no pudo completar la frase al ver que sus amigos se habían marchado sin dejar rastro.

— Me da igual que excusa tengas, primero me sueltas las palabras más hirientes que me han dicho en mi vida y luego me escuestras. Está claro que me equivoqué contigo, eres un idi...

La chica estaba dispuesta a echarle toda la ira que tenía guardada y había estado acumulando, pero se vió sorprendida cuando este la abrazó con lágrimas en los ojos.

— Lo siento mucho, pensé que lo mejor sería que cada uno fuese por su lado, así yo me podría centrar en mi entrenamiento y tú podrías encontrar a alguien mejor. Pero bastaron unos días para darme cuenta de que venir a la escuela no es lo mismo sin ti, por favor perdóname.

— Eres un idiota, pero un idiota que me sigue gustando. Te perdono, pero a la próxima te patearé.

Ante el perdón de ella no pudo reprimir más los sentimientos que habían empezado a aflorar en él y que se hacían más intensos con cada confesión, por lo que en un intento de calmar la sensación de su pecho la besó, sorprendiendola aún más.

— Y-Yo lo lamento, d-debí haber preguntado — habló después de haberse separado y notar su cara de estupefacción. Se encontraba en una nube incapaz de articular palabra, su única reacción fue desmayarse. — ¿¡__________!?

Sabían que tendrían muchas dificultades, no sería fácil mantener una relación con uno de los mejores futuros héroes de UA, pero estaban convencidos de que juntos podían hacer que funcionara.

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