Capítulo 5: Viviendo diferente
Mi libreta es mi fiel acompañante, anoto todo lo que mis compañeros realizan en su práctica deportiva, probablemente la próxima semana el docente me pida un análisis o resumen, se ve agotador tener que realizar deporte y a la vez... Tan divertido.
La última vez que realicé educación física con mis compañeros fue en 3° año de secundaria, aunque suene loco, extraños esos días, bromear junto a los demás.
—Mariam, ¿Cómo te sientes?
Sonreí un poco ante la voz de Milen, bajita cabello corto ojos y cabello castaño oscuro, su personalidad es tan descabellada y singular, gracias a su buen humor...es la única en la que confío.
—Un poco de dolor, pero estaré bien, no fue nada grave—Aseguro mientras le sirvo un poco de agua, sabía que ella nunca traía agua y a mí no me molesta compartirla con ella.
—¡Ja! Si como no, el que Adriana intenté empujarte por las escaleras sabiendo tu condición no es grave—Toma el vaso y toma un poco—No entiendo cómo puedes permanecer callada.
Me encojo de hombros—La codicia humana está argumentada para ser cobrada.
—Oye, esa frase no está nada mal, aunque en este caso sería: —Toma una pausa y se inclina más a mi odio para ser la única que le escucha pronunciar sus siguientes palabras —La naturaleza humana es el efecto, la negación. Y somos codiciosos por naturaleza.
—Mmm, supongo que tienes razón.
Observa al grupo a lo lejos, Alaska estaba con sus amigas conversando y riendo. Al igual que Janet y su amiga Valentina, sonrió un poco y sigo anotando en mi libreta mientras Milen charla con David o se va por allí a buscar a sus conocidos de otros grados.
Tarareo una canción en mi mente mientras marco un pequeño ritmo con mi lápiz al tomar pausas antes de seguir escribiendo. El calor es un poco sofocante a pesar de estar al aire libre, rápidamente y en cuestión de pocos minutos me pierdo entre mis pensamientos, el bullicio que provocan mis compañeros pasa a ser sordo, es tranquilo y relajante, sonrió un poco mientras termino de escribir las actividades de educación física que realizaron con una descripción propia de cada ejercicio.
Satisfecha con mi trabajo guardo todo, respiro profundamente antes de sonreír y mirar el cielo, azul completamente despejado, es una hermosa vista, el sonido de mi reloj provoca que por instinto alcé la muñeca para revisar, justo a tiempo para el cambio de clase. Me levanto teniendo cuidado con los movimientos en mi pierna izquierda, acomodo muy bien mi mochila y hago algunas señas a David sabiendo que es de los pocos que se preocupa por llegar tarde a la siguiente clase, Janet nota mi señal y la corresponde para saber que es consciente del tiempo, sin embargo, David es el único que se acerca a mí.
—Vamos.
Sonrió—Claro.
Comienzo a dirigirme al aula con David a un lado el cual termina de acomodar su uniforme y mochila.
—Entonces, ¿Valentina está molesta conmigo?
Cuestionó nuevamente, aunque me importa poco quisiera saber que le molestó está vez. Suspiro mientras observó al frente, camino junto a Janet vamos directo a su casa apenas saliendo del liceo. Milen se adelanta y está a unos pasos más adelanté.
—Sabes como es ella, solo no hay que prestarle atención.
El comentario de Janet me deja un poco fuera de lugar, no esperaba que dijera algo como eso de su mejor amiga.
—No lo hago, pero me gustaría estar consiente de sus acciones. Es agotador soportar su aptitud infantil y más a estas alturas que el grupo debería estar unido para continuar con el proyecto—Acomodo un poco la capucha de mi chaqueta al sentir la cabeza caliente.
El sol abrazador del mediodía es nuestro acompañante, la calle siempre es solitaria a esta hora en particular, y no es de extrañar, nadie en su santo juicio saldría a esta hora.
—Creo que también hace lo mismo, es mejor soportar el calor que el caliente. No entiendo cómo Milen puede estar como si nada.
Río un poco y la observo copiar mi acción, con la única diferencia de que solo puso su chaqueta sobre su cabeza sin cubrir sus brazos.
—Te escuché.
Ella se detiene y se gira unos instantes antes de colocarse a mi lado.
—Ustedes caminan muy lento, ya era para que llegáramos, sin ofender Mariam.
Me encojo de hombros—Lo sé, no me quiero arriesgar a caminar más rápido, y más si tenemos que estar alerta.
—Oye, que viva cerca de la urbanización más peligrosa de la zona, no quiere decir que esta parte lo sea.
—Y no lo insinuó—Milen suelta una risa—bueno si lo hago, pero saben que desconfío de todo.
—Sí hasta de tu sombra.
—Tampoco a esos extremos Janet.
—Hablando de extremos, me pareció o Josh y tú estaban muy cercanos hoy.
Su tono de voz, tratando de sonar pícaro solo provocó que abriera mis ojos a la par completamente sorprendidos, para luego desviar la mirada con un pequeño rubor escuchando a Milen bufar.
—¿Volvieron?
La monotonía en la voz de Milen me hace reaccionar y negar con la cabeza.
—Eso quiere, pero solicite tiempo. La verdad no estoy segura, sigo enamorada de él eso no lo puedo negar por más que quiera olvidarlo, pero tampoco quiero pasar por lo mismo del año anterior.
Admito con pena, el año anterior acepté ser su novia, no fue nada como lo pensé, al principio era tierno y atento, luego de un momento a otro se alejó y termino conmigo no entendí nada, pero por la actitud de sus amigos llegue a pensar que todo era una apuesta un simple juego que duró semanas.
—No entiendo que le ves, es bajito, callado, sereno, sin reacción, neutro, casi no lo veo sonreír y de lo único que habla son de las guerras de las galaxias. Es un idiota Mariam, sería mejor dejarlo plantado está vez tú.
Río ante la actitud sobre protectora de Milen—Acabas de describir a mi chico ideal.
—Tus gustos son extraños, yo solo busco que me garanticen algo estable y mucha diversión—Sonríe mientras me guiña el ojo.
—Ahg, ¿Por qué hablamos de hombres? Mejor enfoquemos en los proyectos, estamos a meses de graduarnos y necesitamos ese proyecto—Hace una mueca de desprecio—Pobre de mí, me tocó el peor grupo de la historia.
—Oh vamos no seas dramática, sabes que nosotras te ayudaremos.
—Espera, ¿qué? —Janet me observa confundida—Sabes que redactar no es lo mío y prefiero no meterme en eso, pero—Observa a Milen—Te ayudaré a controlar a tu grupo.
—Gracias chicas, no sé que haría sin ustedes.
Seguimos conversando para hacer más corto el camino, hasta que finalmente llegamos a casa de Janet, su madre nos recibió gustosa.
—Eres una Idiota Mariam.
La furia en la voz de Valentina, hizo que la observará confundida, por instinto retrocedí un poco sosteniendo con fuerza el libro cerrado en mi mano. Mire a todos lados notando que solo estaba Adriana y su grupo.
—Valentina...no entiendo.
—No te hagas la inocente, Janet no me ha hablado en días y es tu culpa.
Parpadeo aún más confundida, mientras Adriana y sus amigas ríen en mi dirección.
—Lo siento, pero yo no tengo nada que ver en eso.
—Oh, claro que lo tienes, de seguro fuiste con tus mentiras, acaso ¿No te cansas de intentar separarnos?—aún molesta avanza en mi dirección.
Suelto un bufido comprendiendo la situación—Espera, estás demente, nunca he intentado nada de eso. No sé, ¿qué pasó?, pero de seguro es porque la dejaste de lado, te la pasas más con Elizabeth y muchas veces ignoras a Janet, y te haces llamar su mejor amiga? Esto es ridícu...
Mi discurso quedó a medias cuando sentí un fuerte golpe en mi mejilla, alcé la vista notando la furia y confusión en la mirada de Valentina, ella observa su mano y luego a mí con clara confusión. Yo, por otra parte retrocedo asustada, escucho las risas, y miro al grupo de amigas.
—Al fin alguien te da una lección, ¿No? Mariam.
Su tono burlón hace que reaccione rápidamente y salgo corriendo del aula importándome poco lastimarme, en el proceso choco con algunos compañeros, pero eso no me detiene, corro hasta llegar a la parte techada del colegio donde hay un escenario pequeño, me acerco a las escaleras ocultas y me siento allí. Por suerte o mala suerte, los de último año somos los únicos en el colegio debido a los ensayos para la presentación de los proyectos, eso significa que puedo estar tranquila aquí.
Mi mente comienza a repetir la escena anterior una y otra vez atormentándome, hasta que escucho unos pasos acercándose.
—Mariam, ¿Estás bien?.
Niego con mi cabeza entre las piernas, siento como se acerca a mí y coloca una mano en mi hombro, me estremezco con terror.
—Tranquila, todo está bien.
Su voz sale en un susurro bajo causando que me relajara un poco.
—Josh, nada lo esta, estoy cansada de que Valentina sea tan... infantil, yo no tengo nada que ver en su relación con Janet, que viva con ella no quiere decir que me meto en su vida o decisiones.
Sollozo un poco recordando el ardor en mi mejilla y en los anteriores enfrentamientos con Valentina, en especial este que se salió de control.
—Deberías enfrentarlas, poner un límite y que no te involucren en sus riñas.
Se sienta a mi lado, siento su mano en mi barbilla obligando a levantar mi rostro mientras con su otra mano acaricia mi mejilla sintiendo un pequeño ardor.
—No puedo... Sabes que no puedo.
Escucho un suspiro suave—Después de tanto dolor, sigues siendo tan noble. Te admiro por eso.
Sonrío un poco y negando con la cabeza me apoyó en él para abrazarlo unos minutos antes de escuchar pasos en nuestra dirección y me separó rápidamente, nadie debe saber de nuestra relación por seguridad.
—Mariam. El coordinador mando a llamarte.
—Ya voy, Eros.
Sin pensarlo mucho me levanto y con una ligera sonrisa a Josh, me encamino a la coordinación, subo las escaleras hasta llegar frente a la puerta tomo unas suaves respiraciones para relajarme antes de tocar la puerta y entrar al escuchar la aprobación.
Observó la pequeña sala me estremezco un poco al ver a Valentina sentada de brazos cruzados y frente a ella el coordinador, la de asesoramiento escolar y ... La psicóloga escolar. Bufo un poco antes de recuperar mi tranquilidad.
—Mandaron a llamarme.
—Oh, Mariam, sí. Queríamos saber que fue lo que pasó entre su compañera y usted.
La voz áspera y un poco cansada del coordinador fue la primera en llenar el silencio.
—Si me disculpan, no creo que pasará nada solo un... desacuerdo, no es necesario la junta de coordinación, señor.
—A nuestro parecer sí. Valentina admito que la golpeó—Tomo una pausa observándome—Y el hematoma en su mejilla lo confirma, no debemos restarle importancia a una agresión hecha en horario escolar, o debemos recordarle lo ocurrido hace 2 años.
—No señora, no hace falta.
Alzó la vista a las tres personas mientras la de asesoramiento me regala una sonrisa.
—Bien, aquí la señora Emily, las atenderá a ambas, comenzando por usted Mariam, ella ya conoce su caso.
Asiento apretando un poco los puños siento un poco de ira al tener que hablar con alguien sobre mis cosas.
—Acompañame Mariam.
Pasa a un lado de mí antes de salir, le doy una mirada a Valentina con una pequeña sonrisa de disculpa y sigo a la psicóloga hasta su oficina.
—Bien, ¿Por qué no quería decir nada del encuentro e intento evitarlo?—Su voz neutra no hace más que provocar ser retraída.
Bufo—No me gustan las riñas y prefiero un perfil bajo.
—Ya veo—Lee unas hojas en una carpeta—Parece que los profesores te adoran eres la mejor en tu clase, pero en los últimos años parece que te has contenido, ¿Hay alguna razón?—su tono curioso oculta su tono de advertencia.
—Prefiero un perfil bajo.
—Bien, según esto estuviste un control de secciones hace dos años, ¿A qué se debió?.
—Está indagando demasiado—escucho el gruñido en mi cabeza provocando que casi se me escapara uno.
—Bueno, no estaba muy bien, tendía a ser reservada.
—Por lo que veo sigue siendo así, mantienes una relación reservada de tus compañeros, casi no convives con ellos.
—No quiero interactuar con personas falsas, pueden contagiarme—admito sin intentar ocultar mi disgusto.
Ella sonríe, esa sonrisa gatuna me asusto un poco, quería retroceder, no he tenido buenas experiencias con psicólogos, en especial los escolares.
—¿Qué me dices de las veces que hablas sola? ¿Hay algún motivo?
—Nos descubrió, nadie debe saberlo, somos salvavidas intentará que nos olvides—Nuevamente la voz de Káiser me ayuda a mantener la compostura.
—Estoy aquí para resolver el problema con Valentina, no tengo por qué dar explicaciones y más si no quería estar aquí—mi voz comienza a flaquear mientras contengo las ganas de llorar, demasiadas emociones por hoy—Si me disculpa debo volver a clase, pero tranquila ya hizo su trabajo y estoy curada, no debería decirle a nadie de esto ya casi soy mayor de edad y usted está por terminar su carrera no creemos problemas.
Al concluir mi pequeño discurso salí de allí, sabía que no comentaría nada siempre es así, son pasantes de psicología ni siquiera merecen el título si hacen sentir mal. Estoy sola con mis voces algún día encontraré ayuda...o simplemente seguiré viviendo así, por ahora puedo estar tranquila.
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