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~Capítulo 40: ¡Ese problemático cometa!

Con sigilo se escondió entre los escombros, hace menos de cinco minutos había echo volar la entrada de aquella edificación dónde aquel vil villano tenía retenido a las personas ¡En su mayoría niños! Tenía que salvarlos a todos, había uno de esos prisioneros que era sumamente importante para el.

Su melena azul revoloteando, sostenía fuertemente el pomo de la espada, frente a el estaba ese ruin hombre, llego la hora de hacerle pagar tantas fechorías.

Lo que no se esperaba es que este sacará una pistola y le disparará cinco veces seguidas...¡Rayos como no lo predijo! Por supuesto que no tendría un combate justo con aquel tipo.

Aún con los disparos el cumpliría su misión, esos prisioneros solamente contaban con un héroe y ese era el, con su sangre escurriendo y cuerpo tembloroso empezó un duelo a muerte...¡definitivamente ganaría!
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Degel miraba extrañado como su hijo daba vueltas por el suelo y hablaba solo mientras hacia gestos extraños...

¿Pensaban que se trataba de Kardia?

No, solo es Milo jugando.

-Vámonos escorpión huyamos de aquí, nuestra misión está completa-Se monto en su caballito de madera simulando que cabalgaba.

-Hijo...¿Por qué se llama escorpión si es un caballo?-Pregunto el mayor extrañado.

-Porque mi caballo es letal como un escorpión-Sonrió emocionado-¡Ahhh! Papi no me digas hijo, yo soy el héroe que salvo a los prisioneros, tu eres uno de ellos...¡Tranquilo papi prisionero, yo te volveré a salvar si estás en peligro!

-Ok mi valiente súper héroe, aunque es extraño que le digas a los prisioneros papi ¿no creés?-Degel se aguanto una carcajada al ver el rostro lleno de impacto de su hijo, ¡Su padre tenía razón!

-Papi ya dañaste el juego-Exclamo molesto haciendo pucheros-Degel empezó a darle besos en sus regordetas mejillas sacándole estruendosas carcajadas que pusieron de buen humor nuevamente al pequeño Antares.

-Bueno Milo ya hubo mucha acción por hoy ahora vamos a almorzar, iremos a visitar al tío Albafica-Dijo tomando su manita dirigiéndose al comedor, el menor bajo la cabeza luciendo pensativo, gesto que no era muy notorio pero para Degel no paso desapercibido-¿Que sucede pequeño?

-¿Tampoco comeremos con papá hoy?-Pregunto con sus ojos azules brillando de ilusión por una respuesta positiva.

Degel se sintió algo incómodo por ser el que rompiera la ilusión de su hijo pero nuevamente tendría que poner buena cara mientas le decía que su padre no estaría con ellos en la mesa.

-No pongas esa carita tan triste mi manzanita-Acaricio sus alborotados cabellos azules tan idénticos a los de su padre, definitivamente es su mini copia-Sabes que tú papá tiene mucho trabajo con...

-Con el gobernador, ya lo sé, ese señor me cae muy mal papi, por su culpa papá nunca está para cenar con nosotros-Inflo sus mejillas enojado-No me da buena espina, se parece al villano que secuestra los niños que rescató.

Degel se rió-Que cosas dices mi bebé...el señor Hades no es así, lo que pasa es que es muy gruñon por eso siempre te digo que...-Interrumpido.

-Que no me le acerque Papi, lo sé.

-Muy bien, hazme caso con eso hijo-Limpio unas migajas de sus mejillas y lo alzó para llevárselo al baño-Ivan gracias por alistar el baño, yo me encargaré de limpiar a Milo hoy-Dio órdenes a su sirviente y este obedeció, era muy común que el señor Versau se hiciera cargo personalmente del aseo de su hijo.

Después de algunas risas y burbujas el mayor ponía cuidadosamente el pequeño traje de su hijo, al terminar se veía adorable, era una pena que al pequeño Milo poco le durará esa pulcritud.

Pero bueno era bastante normal, Milo solo era un niño de cuatro años...muy travieso además.

Degel decidió ir a la mansión de su amigo a pie, no quedaba tan lejos como para ir en carruaje y estaba haciendo un hermoso día para dar un paseo con su pequeño, caminaba elegante entre las calles de Atenas como todo un doncel de alta alcurnia, no quedaba nada de aquel jóven de años anteriores que no sabía usar los cubiertos y se escapaba con un bandido por las noches, ahora al ser conocido por todos como el consorte de Antares y además el heredero Versau era parte de las familias más respetadas y acomodadas de aquel pueblo.

Más de cuatro años habían pasado desde aquel día que por poco no sale ileso de aquel calabozo, muchas cosas habían cambiado desde entonces...

El pueblo, las familias, sus vidas, en el pasado después de recuperarse igualmente tuvo que guardar reposo ya que su embarazo fue de alto riesgo por los maltratos que sufrió su cuerpo, el que Milo estuviera caminando junto a él era un verdadero milagro.

Jamás podría olvidar cada latigazo y sobretodo la muerte de Regulus...aquel ángel que lo salvó, lo peor de todo es que Hades con su cinismo infinito actuó como si nada de aquello hubiera sucedido, pidió una vaga disculpa diciendo que había cometido un error, cuando le contó a Kardia todo lo que aquel infeliz le hizo tuvo que sostenerlo para que no lo buscará y arruinara todo por lo que por tanto tiempo han luchado.

Podría parecer que después de 4 años la lucha por la paz de Atenas no había avanzado pero lo cierto era que cada vez estaban más cerca de cumplir con su objetivo...lento pero seguro, aún no le había llegado el día de pagar el daño causado a Hades pero cuando llegará...oh como lo disfrutarían.

Anunciaron ante la sociedad su matrimonio, Sasha al no haber logrado su objetivo de engañar a Kardia se fue de Atenas para evitar la vergüenza de que la vieran embarazada y sin consorte, no podía permitirlo, Hades estallo en cólera cuando su plan no resultó como esperaba, pero no podía hacer nada más ya que legalmente Antares ya estaba comprometido y no había manera de hacerle creer que ese feto era suyo, todo fue relativamente tranquilo para la familia Antares Versau, Degel renunció voluntariamente del consejo para hacerse cargo de su hijo y evitar mayores peligros, Hades no podía molestarlo, además Kardia se había convertido en su mano derecha y era mejor no meterse con su consorte.

Lo que el gobernador no sabía es que aquel que se sienta a su derecha todos los días es el mismo que le da batalla por los noches.

Degel estaba frente a una hermosa mansión, el portero de inmediato lo hizo pasar, dentro de esta de la habitación principal salía el anfitrión tan impecable y maravillosamente elegante y hermoso como de costumbre, se trataba nada más y nada menos que de Albafica Rose, actualmente el señor Griffo, aquel joven que alguna vez fue un sastre poco reconocido era de los más populares en el pueblo y sus fronteras, al ser esposo de Minos Griffo el estatus social y económico de Albafica incremento enormemente posicionándose como otra familia de los apellidos más influyentes en Atenas.

-Que gusto verte Degel, me alegra mucho que aceptarás tomar el té conmigo-Le sonrió y después bajo la vista para toparse con Kardia miniatura-Hola Milo que lindo te vez con ese traje.

Degel soltó una sutil risa-Mi hijo se ve lindo con cualquier cosa, además no es para menos...lo confecciono el mejor-El galo se acercó hasta su amigo y lo abrazo-Han pasado meses Alba, te he echado de menos.

Albafica correspondió el afecto con el mismo entusiasmo-Te extrañe, no sabes lo solo que me siento a veces yo...-Iba a continuar hablando pero sus ojos se toparon con los zafiros del pequeño Antares que lo miraba con atención-Milo Dita está en el patio jugando con su cometa, hoy el aire está perfecto para jugar ¿No quieres ir a hacerle compañía mientras tú papi y yo charlamos?

-¡Siii, comentas y Dita!-Sin dudarlo se fue corriendo hasta el patio.

Entre las flores del hermoso jardín de la mansión se encontraba el pequeño Afrodita Griffo Rose, un hermoso niño de tres años y medio hijo de Albafica y Minos, tenía entre sus manitas un cometa que bailaba por el aire y a su lado su nana que lo vigilaba y ayudaba cuando el cometa se ladeaba.

Era la viva imagen de Albafica y la adoración de su padre Minos, definitivamente seria un doncel de los más cotizados, el pequeño escucho unos gritos que lo llamaban y voltio encontrándose con su mejor amigo, verlos juntos era como contemplar el agua y el fuego, Milo era extrovertido, gritón, y todo un desastre feliz andante, mientras que el pequeño Afrodita era tímido y parecía un muñeco de porcelana por lo pulcro que estaba siempre, a pesar de las diferencias de sus personalidades ambos se llevaban de maravilla.

Milo y Afrodita, comenzaron a jugar con el cometa, veían embelesados como aquella delgada tela volaba por el aire, la nana tenía un asunto que atender, así que los dejaría solos por unos cuantos minutos ¿Que podría salir mal?

-Pequeño Jóven amó- Se dirigió al menor que le prestó atención de inmediato- Iré un momento a la cocina, por favor pórtese bien y no se ensucie que pronto llegará su padre y se enojara si lo ve desordenado- Si había algo que Minos Griffo odiaba era la suciedad y el desorden, uno de los motivos por el cual lo deslumbro Albafica Rose fue por su impecable pulcritud, por supuesto que su hijo tenía que tener la misma cualidad sin importar lo pequeño que fuera.

-¡Si nana Rosa!- Contesto con obediencia a la anciana que sonrió satisfecha, irá brevemente a supervisar que el té se estuviera preparando debidamente, además el pequeño Antares siempre cuidaba de su joven amó.

Apenas se quedaron solos por supuesto que Milo comenzó a hacer travesuras.

- ¡Mira esto Dita! Voy a hacer que el cometa vuele muchísimo más alto- Comenzó a aflojar aún más la cuerda haciendo que se elevará por los cielos.

-Milo ten cuidado...-Miraba con un poco de preocupación como cada vez se iba alejando más y más de ellos pero se comenzó a reír divertido cuando el cometa se movía con más intensidad al estar más alto.

Ambos se divirtieron por un par de segundos pero el juguete quedó atrapado entre los árboles y después perdió el vuelo y comenzó a caer y no precisamente en el jardín de la mansión Griffo.

-¡Ay no! -El pequeño de cabellos azules veía como el juguete de su amigo iba cayendo dió una sonrisa traviesa mientras volteaba a ver a Afrodita esperando encontrarlo enfadado pero fue peor cuándo noto que dos lagrimones estaban apunto de escapar de esos ojos celestes -No Dita...no llores, lo siento mucho, no te enfades conmigo porfa.

-No estoy molesto...estoy muy triste...ese cometa era mi favorito porque lo hice con mis papis- Comenzó a gimotear ante la idea de perder su juguete favorito, su padre Minos por el trabajo no pasaba mucho tiempo en casa y recordaba con mucho amor la tarde que pasaron los tres elaborandolo.

Milo se sintió muy triste y culpable...no podía dejar que su amigo perdiera algo que le gustaba y mucho menos algo que hizo con sus padres, en su infantil raciocinio entendió que para Dita perder ese cometa sería como si el perdiera a escorpión, el caballo de madera que su padre le obsequio.

-Tranquilo espérame aquí, voy a recuperarlo por ti- Velozmente salió del patio por los arbustos que daban a las afuera de la mansión, solamente pasaría alguien de su tamaño y sin embargo se llenó completamente de lodo y lastimo un poco sus manitas ¡Pero nada que un súper héroe como el no pudiera soportar por el bien de su amigo!

-¡No te vayas Milo, podría ser peligroso! -Le dijo con preocupación desde adentro podía ver sus zapatos a través de los arbustos -No te preocupes por el cometa te prometo que no voy a llorar, mírame ya no estoy llorando.

- Tranquilo Dita, confía en mí ¡Yo salvaré tu cometa! Seré un héroe como el enmascarado.

Con el paso de los años era inevitable que el enmascarado que el gobierno apodaba como bandido no se convirtiera en el héroe de Atenas, aquel hombre  de ropajes negros con su leal y veloz caballo era el justiciero de Atenas, un sueño para las mujeres y donceles y por supuesto que una imágen grandiosa para los más pequeños, como por ejemplo para el pequeño Milo Antares que pasaba sus días jugando a ser un héroe tan grandioso como aquel del que todos hablaban.

Definitivamente era hijo de Kardia, este niño no media el peligro.

Corría por todo el pueblo buscando el cometa de su amigo, lo vio en el techo de uno de los negocios del mercado y corrió desbocado para alcanzarlo, por pura suerte no lo aplastaban los caballos, los carruajes y los vendedores que pasaban con sus enormes carretas, Si Degel fuera testigo de como su adorada manzanita casi lo hacen puré de manzana se infartaria.

Obviamente que Afrodita no se iba a quedar esperando a su amigo y lo dejaría solo, tenía que traerlo de vuelta o estarían ambos en grandes problemas, con pasos más cuidadosos y con mucho miedo por el gran gentío y bullicio también se adentro al pueblo.

Mientras tanto en la mansión Griffo Albafica y Degel tomaban el té tranquilamente.

-Vaya...hoy los niños se están portando de maravilla, están bastante callados es como si no estuvieran- comento Albafica complacido, en realidad lo decía por Milo, Dita era bastante tranquilo pero no quería decirle a su amigo que su hijo era un terremoto.

-Siento que mi bebé se está portando mejor últimamente, estoy bastante feliz por eso.

-Claro Degel es la edad, ya verás que cuando sea mayor será mucho más tranquilo.

-Sabes...lo dudo -Rio entre dientes, con esa genética dudaba que mini Kardia fuera un joven tranquilo- Sabes que me encanta pasar tiempo contigo Alba pero no te niego que me sorprende tu invitación, ya sabes ahora somos casados y bastante ocupados además.

-Lo sé...a veces me gustaría que el día tuviera más horas -suspiro- ¿Sabes algo Degel? Extraño esos días en los que era más joven, solamente era tu acompañante y cocía únicamente para tí, jajaja aún recuerdo tus crisis existenciales, hemos cambiado mucho a veces siento que...bueno hablo por mí...¿me perdí quizás?

- Albafica ¿no eres feliz? Aún recuerdo como si fuera ayer cuando hablábamos sobre cómo nos gustaría que fuera nuestra vida y decías que querías una vida de la alta alcurnia y casarte con un hombre poderoso que fuera atento contigo, y soñabas con volverte un sastre reconocido, todo lo que te has propuesto lo has logrado además tienes un hijo precioso, tu vida está bastante ordenada, soy muy feliz por verte realizar todo lo que querías, yo desde que te conocí sabía que no serías solamente mi sastre y acompañante, estoy orgulloso de tí.

-No sabes lo mucho que significa para mí...gracias Degel, y pues tienes razón mi vida está bastante ordenada...Demasiado diría yo, a veces siento que me hace falta un poco de desorden y salvajismo, ya sabes diversión...

-.¿..? -Degel lo miro extrañado, acaso su amigo...

- Olvídalo -Se río estruendosamente- todo está como debe ser, perfecto.

-Alba acaso tú...

-¡En fin! Cambiando de tema, en un par de días Minos hará una cena de celebración por su nueva sucursal de vinos, te quería invitar personalmente con tu familia amigo, para mí es muy importante que estén.

Cómo Degel noto que su amigo evadió el tema no quiso insistir- Por supuesto estaremos encantados de asistir.

Mientras tanto en el pueblo. Milo Antares además de ser intrépido tenía talento natural y agilidad física y sobretodo demasiada energía, como si su pequeño cuerpo no sintiese cansancio se logró escabullir hasta el negocio donde vió que había caído el cometa, trepando entre la caña del puesto de frutas logró por fin tomar el juguete de su amigo, pero el techo del puesto era bastante alto como para saltar y además su aspecto sucio no lo hacia parecer el joven amo que era, el dueño del puesto comenzó a decir sátiras y a intentar bajarlo de ahí deduciendo que se trataba de un pequeño vandalo, antes de que lo bajarán a escobazos aprovecho que un carretillero iba pasando con un lote de paja y ¡Salto desde el techo del negocio!

-Jeje lo logré- Sonrió orgulloso de si mismo por su heroica acción.

Pero poco le duró el entusiasmo, reconoció la inconfundible cabellera celeste de Afrodita entre un montón de hombres de muy mal aspecto rodeándolo, sin pensarlo salto de la carretilla en moviendo pero esta vez su acción si tuvo consecuencias, su tobillo se había torcido por el impacto, sintió muchas ganas de llorar por el dolor pero no lo haría.

-Dita...ya voy- Apretó el cometa entre sus manitas y se dispuso a llegar lo antes posible, pero su cojeo le impedía moverse con rapidez.

El pequeño Afrodita al ser más pequeño que Milo logro salir del patio sin ensuciarse tanto, su porte de niño rico era visiblemente evidente, en un pueblo lleno de pobreza como Atenas a cualquiera que estuviera pasando hambre se le hacía agua la boca al ver un niño rico perdido, podrían obtener mucho dinero por un rescate.

El menor era jaloneado entre dos hombres con la mirada llena de locura por el hambre.

-Yo lo ví primero escoria, este mocoso será mi mina de oro.

-El se irá conmigo, me darán más dinero si lo vendo.

-Papá... Papi...Milo...-Lloraba silenciosamente completamente aterrorizado.

Una figura imponente apareció entre la disputa, con los ojos inyectados de sangre, nadie tocaba a ese niño y salía ileso.


Gifer1710~





A caray a caray.

Un capítulo ligero para conocer a Milo y a Dita.

¿Quien creen que sea esa figura que apareció? Dejen sus teorías aquí 🙊

En el próximo capítulo se sabrá del enmascarado, el gotico del mal, los gemelos y el rubio AHHHHHHH.

Comienza el tercer y último acto:3


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