El sonido de la puerta siendo abierta con brusquedad de par en par llamo la atención de todos los invitados que centraron su atención en la entrada, los ojos amatista de Degel se toparon con esos zafiros del hombre que tanto amaba, abrió la boca incrédulo sin creer del todo que el estuviera ahí gritando a los cuatro vientos que se oponía a su matrimonio.
El enmascarado de su corazón...
La luz del sol era su compañera y lo hacía ver aún más imponente y magestuoso, el silencio reino en la catedral hasta que los pasos de esas botas corte alto de cuero negras resonaron por el mármol.
La mirada de todos estaba puesta en aquel hombre que vestía de color oscuro, su capa se mecía con la suave brisa de la tarde a la vez que el acero inoxidable de sus espadas y sus cadenas se mecían llenando el ambiente de aquel sonido metálico, poco a poco se iba acercando al altar donde lo miraba su príncipe, la única mirada que le importaba en ese lugar.
Tomo su mano y lo alejo de Defteros.
—El es mío.
Degel lo miraba sonrojado sin poner objeción o resistencia a algunos de sus movimientos, se hablaron con el alma atra vez de sus pupilas y después de unas sonrisas cómplices se propusieron salir de ahí.
—¡Atrapen a ese ladrón!—Dejo su asombro de lado el gobernador para dar su orden para que de una vez por todas capturaran a ese bandido.
Kardia observaba asombrado como de la nada los soldados invadían el lugar en busca de su cabeza.
Sonrió de lado.
—¿Me esperas un momento?—Le pregunto al galo que se mantenía a su lado.
—Te espere toda mi vida, puedo hacerlo un poco más.
Le sonrió dulcemente a su amado antes de cambiar su expresión a una de sadismo mientras tomaba de sus costados sus dos espadas, con los meses había ganado aún más agilidad y experiencia gracias a los incesantes enfrentamientos con los soldados de Hades.
Soldados tras soldados lo atacaban buscando lastimarlo, solo bastaba moverse con elegancia y superioridad para evitarlos, con sus espadas evitó el acero inoxidable de los hombres que lo atacaban y los lanzó a todos de un solo movimiento hacia las bancas, se giró hacia el sacerdote que miraba todo consternado.
—Lo siento...—Sonrio apenado, podría durar décadas luchando pero no era el momento ni el lugar.
Tenía una verdad que revelar.
Tomo a Degel y lo cargo como costal de papas para salir disparado de la iglesia, antes de emprender la huida lanzó su espada con certeza hasta el gran retrato que colgaba del techo de la catedral que cayó justo en la puerta evitando así lo siguieran de inmediato.
Los soldados hacían fuerza para alejar el adorno de la puerta para poder capturar a ese bandido, aunque era tan pesado que la tarea se les hacía imposible.
—¡Señor gobernador está alejándose pero lo atraparemos!—Le dijo con determinación un soldado con intenciones de tranquilizar a Hades que estaba colérico.
—Dejenlo ir—Ordeno y todos sus subordinados lo miraron confusos—Muy pronto la cabeza de ese sujeto estará en mi espada y será parte de la decoración de la gobernación.
Siguieron órdenes aún dudosos, Hades sonrió de lado, ya tenía la carnada perfecta para atrapar al enmascarado.
Degel Versau.
Mientras tanto el corcel del heleno corría desbocado llevando a los jóvenes lejos de aquella catedral y lejos de todo, el viento movía sus cabellos de manera constante, la tarde estaba dando su despedida para darle paso a la estrella mayor, la sonrisa del galo era amplia, abrazaba fuertemente el cuerpo del jinete mientras sus sentidos se embriagaban con su esencia, Kardia se sentía realizado. Había evitado que el amor de su vida se casará con ese sujeto.
Los minutos pasaban y el caballo los alejo lo suficiente de la maldad y los problemas, el galope fue cediendo en el prado floreado dónde alguna vez charlaron, el tono naranja del cielo y las innumerables flores silvestres daban la imagen de un paraíso unipersonal.
Kardia ayudo a bajar a Degel del caballo y lo miro, sus ojos brillaban y transmitían distintos sentimientos.
Miedo...
Temía no ser lo que esperaba su príncipe de mirada amatista y que al quitar aquel antifaz su amor se sintiera decepcionado y perderlo para siempre.
Ansiedad.
Ansiaba ver qué les depararía el destino de ahora en adelante y saber si habría algún futuro o alguna posibilidad a su lado.
Amor.
Lo amaba, lo hacía de tal modo que le confiaría su secreto más preciado, lo amaba tanto que luchaba por un mundo mejor para el.
Pasión.
El solo tenerlo frente a el tocando sus suaves manos y mirando sus bellos ojos lo llevaba a un líbido desbordante, su ardiente corazón estaba ansioso de hacerlo suyo por toda la vida.
—Me has robado...pensé que solo eras una ilusión, la más hermosa e irreal, eres como la Luna. Te vas y llegas de repente resplandeciendo todo a tu alrededor deslumbrando, por un momento pensé que solo serías un sueño pero hoy me has demostrado que no es así, me has robado y no solo ahora sino desde el primer momento que te conocí me tienes a tu merced, Dime hombre de mis sueños...¿Acaso hoy las máscaras caerán para poder ser felices juntos venciendo las adversidades como uno solo? Confía...
—El día de hoy me entrego y me muestro ante tí, eres mío y yo tuyo, quita está barrera Degel...ya no puedo con ella estando junto a ti.
—¿Es esta máscara una barrera?—Pregunto acercándose aún más hacia el dispuesto a quitar esa odiosa tela.
—No...mi máscara debería ocultar mi identidad, sin embargo con ella me siento libre.
Sin más, las suaves manos del galo fueron a parar hasta la nuca del enmascarado, que se estremeció con las caricias que daba su amado al comienzo de su melena azul y rebelde como el mar, poco a poco fueron subiendo hasta el nudo que sostenía aquella tela que ocultaba su rostro y con rudeza se deshizo del nudo.
La máscara cayó al suelo.
~🌿~
Abel no se presentó a la ceremonia con el único propósito de aprovechar la distracción de la boda para matar a sus nietos que para el no eran más que bastardos que le impedían alcanzar su tan ansiada fortuna, mientras el padre de los pequeños gemelos estaba en el matrimonio estos eran cuidados por una mucama, al entrar la vio sentada en la sala así que aprovecho para interceptarla.
—¿Dondé están los niños?—Pregunto con impaciencia.
La chica salto de su lugar asustada, tomo un descanso ya que cuidar de los pequeñines era sumamente agotador, esos bebés si que eran revoltosos. Asustada de que la despidieran por haberla visto en el sofá señalo hasta la habitación.
—Estan durmiendo su sista mi Señor...yo solo estaba descansando un poco—Dijo avergonzada.
—Callate, lárgate de una vez. Estás despedida—La joven se retiró con lágrimas en sus ojos dejando solo a Abel con los niños...
Entro a la habitación y los vio dormir, el parecido con su hijo era sorprendente, definitivamente eran sus hijos. La imagen de sus nietos le recordó a Aspros y Defteros cuando eran bebés más sin embargo su corazón no se ablando y empezó a apretar de su pequeño cuello a Kanon.
Mientras tanto Aspros le indicaba al cochero que se apresurara, no tenía un buen presentimiento después de todo lo revelado por su hermano, buscaría a sus hijos y se iría con ellos muy lejos donde la maldad de su padre no los alcanzará.
Mientras tanto en la habitación de la mansión Gemak el pequeño Saga despertaba por los movimientos que sintió a su alrededor, lo primero que nota es a su abuelo tomando del cuello a su hermano que seguía dormido, Abel lo soltó instantes después de tomarlo pero no dudaría más, estaba dispuesto a matarlos, a eso se disponía cuando una voz lo hace distraer.
—Belito...—Lo llamo El bebé que recién despertaba somnoliento, los niños no sabían de maldad y saga en su inocente cabecita solo sabía que ese hombre era su abuelito.
—Que quieres mocoso del demonio...—Bufo molesto, el niño no entendía del todo las palabras, lo único que sabía es que seguía con sueño así que se acercó y el mismo se acomodo entre los brazos de su abuelo.
—Belito alza...—Pidio mirándolo con sus resplandecientes ojos esmeralda brillando, por algún extraño motivo el pelinegro no fue capaz de negarse así que lo comenzó a arrullar...
La escusa que el mismo se dió es que era más fácil matarlos dormidos.
—Ni creas que me conmueven tus ojos grandes y brillosos pequeño engendro—Le dijo al niño que solo parpadeo repetidas veces confundido sin entenderle nada, le mostró su sonrisa carente de algunos dientes antes de caer dormido nuevamente.
Lo puso en su cama e incapaz de matarlos el mismo salió de la habitación respirando agitadamente.
—¿Que demonios pasa contigo Abel? Tú eres malo y despiadado un mocoso no puede contigo—A su mente volvió a llegar la imagen de Saga diciéndole abuelito haciendo que su corazón lata con rapidez—¡Maldito enano!—Jalaba sus cabellos estresado—Lo mejor es que contraté a alguien...
Se decidió al fin, justo en ese momento entraba Aspros exaltado a la mansión Gemak, ni siquiera saludo a su padre ya que corrió de manera inmediata a la habitación de sus pequeños, verlos ahí dormidos lo lleno de paz y recobro la compostura.
Tal vez Defteros exageraba...
Se dijo a si mismo pero descartó esa idea, su hermano no le mentiría, empezó a alistar las maletas...se iría lejos de Atenas, no expondría a sus hijos.
~🌿~
Después de Aquella inusual escena en la catedral todos quedaron consternados, miraron al novio creyendo que lo verían destrozado por quedar en el altar pero contrario a lo que se esperaba Defteros reía de manera sutil alejándose del altar, ese Degel era un caso...
Una vez respiro el aire fresco de la tarde río sin filtro, se sentía libre para ir a buscar a su amado Asmita, las palabras de su hermano eran las que más necesita escuchar y ahora no tenía dudas, iría por Asmita y le explicaría todo.
Entendía si no lo quería recibir pero poco a poco se ganaría su perdón, estaba dispuesto a recuperarlo, una vez frente a la panadería Bossi se disponia a tocar la puerta pero una voz lo hizo detenerse.
—No se que haces aquí pero sea lo que sea que busques no lo encontrarás—Dijo Fudo de manera sería—¿Pensabas restregarle a Asmita en la cara lo bien que estuvo tu boda?
—No iba a haber boda y no hubo, Fudo. Se que errar es constante en mi y no merezco a la exelente persona que es Asmita pero yo lo amo y se que el me ama, necesito hablar con el y arreglar las cosas.
—¿Solucionaste lo del maníaco de tu padre?—Pregunto.
—No pero...—Interrumpido.
—Asmita no está ahí ni en Atenas, se fue lejos de ti por qué te desprecia, déjalo en paz de una vez por todas. Tú solo le causas daño.
—¿Q-que?—Dijo incrédulo—¿Asmita se fue? ¡Pero a dónde! Necesito que me digas dónde está por favor...
—No, ya es muy tarde—Se alejó con intenciones de no entregar esa nota, no permitiría que matarán a su primo por capricho de un hombre indeciso que decía amarlo.
Tarde se vino a dar cuenta Defteros que debía luchar por su amor...ahora pagaba con el más grande de los dolores las consecuencias de sus actos y de su temor, sin embargo no se daría por vencido...algún día encontraría a Asmita.
~🌿~
Abrió la boca incrédulo...frente a el estaba Kardia Antares, aquel que ponía en duda sus sentimientos y el único hombre sobre la faz de la tierra capaz de descolocarlo, todos esos besos de madrugada y esas conversaciones profundas...siempre fue el.
El que lloro desconsoladamente en su regazo con la muerte de zaphiri Antares ocultó tras un antifaz.
El que lo sostuvo cuando su espíritu decaía y lo contenía y hacia reponer con sus palabras de aliento.
El que siempre lo salvaba, el que siempre lo robaba y lo besaba, el que lo miraba con intensidad sin máscaras intentando transmitir todo lo que llevaba adentro.
—Siempre fuiste tú...el mismo que robaba mis besos y escuchaba mis lecturas, eres tú el que me abrazo cuando más lo necesite ¡Tú eres el causante de tantas noches con insomnio y de el maremoto de emociones que embargan mi ser!
Una bofetada descolocó a Kardia que sentía su mejilla ardiendo. Cabizbajo y resignandose a su felicidad decidió hablar...
—Yo lo siento tanto...
—Siempre pensé que mi corazón se dividía en dos partes...que tonto fui. No amo al enmascarado o a Kardia Antares—En este punto el heleno sentía su corazón echo trizas—Amaba tu verdadero yo, te amo a ti. Lo heroico y sensible que puedes llegar a ser, te amo a ti y cada parte de tu ser. Ahora hazte responsable de esto Kardia.
Se abalanzó para devorar los labios de su único amor,ambos cayeron en la grama, lagrimas de felicidad abandonaban sus cuencas, amarse era tan real como el echo de que estaban ambos en medio de la nada y el todo mostrándose al fin.
—Degel te amó, nunca te lo había dicho por qué me parecía indigno hacerlo detrás de un antifaz pero hoy te lo digo mirándote a los ojos con el corazón en la mano, te amo y esto es todo lo que soy y todo lo que soy es todo lo que te ofrezco... tómame Degel. Ámame como soy—Dijo mirándolo, estaban juntos acostados en el verde pasto y las flores los rodeaban embelleciendo la obra de arte que era su amor.
—Todo tú eres más de lo que algún día soñe, te amo a ti y todo lo que eres, bésame Kardia, bésame sin temor y sin fronteras.
Lo besó, lo besaba siendo el, sin máscaras de tela o de personalidad, era correspondido y era magnífico. Sus dulces labios del francés ahora se sentían más exquisitos no tenía el peso de sus barreras y se sentía tan bien...
—Degel... Casemonos.
El galo parpadeo repetidas veces confundido.
—¿Ahora?—Pregunto incrédulo.
—¡Si! ¡Ahora! ¡Hoy mismo! Que solo nos separe la muerte y seamos uno hasta el último día de nuestra existencia.
—Tengo solo dieciocho años y me falta muchísimo por conocer de la vida, sin embargo quiero hacerlo de tu lado.
Kardia se arrodilló y saco de su bolsillo trasero el anillo que pertenecía a su padre Krest, siempre lo llevaba consigo y recuerda que su progenitor le dijo que se lo diera a la persona que amara, y ahí estaba acompañando del arrebol de la tarde arrodillado ante el amor de su vida dispuesto a hacer la pregunta más importante de toda su existencia.
—Mi amado Degel...¿Quieres casarte conmigo? No te prometo un futuro perfecto y fácil pues a mí lado eso no será posible, tengo que vengar las muertes injustas de personas inocentes y defender a mi pueblo de la maldad que lo rodea, sin embargo quiero ser egoísta y arrastrarte conmigo en esta travesía de mi vida ¿Aceptas a este desastre?
—Acepto Kardia, acepto tu amor y una vida a tu lado. Somos un desastre pero juntos tenemos la calma que necesitamos, yo estare apoyándote para cumplir tus nobles propósitos, por tus ideales, tu manera tan inmensa de ver la vida y lo justo y real que eres es que te amo, luchemos juntos.
El imponente y ala vista inquebrantable joven justiciero lloraba de moción poniendo aquel anillo en el dedo anular de su amado galo, el peliverde seco con sus besos aquellas gotas cristalinas susurrándole un...
—Te amó.
Se levantaron juntos tomados de las manos mirándose como si se conocieran por primera vez...se sonrieron y corriendo entre estruendosas risas, montaron el corcel nuevamente para ir camino a una unión eterna.
Después de cabalgar con la luna como compañera y cómplice de su amor llegaron a una capilla del pueblo Santuary, el pueblo era lo suficientemente alejado de Atenas para que nadie los reconociera.
Kardia comenzó a tocar la puerta de la capilla con insistencia, de está salía un somnoliento cura que estaba más que onojado por semejante impertinencia.
—Estos jóvenes de hoy en día...—Bufaba molesto el viejo sacerdote de nombre Dohko—No son horas de venir jovencitos, estas bromas no son buenas para abuelitos de mi edad—Se quejaba el ancianito morado tocando su espalda, si embargo la sonrisa resplandeciente de los jóvenes que parecía dejarlo ciego no cesaba.
—¡Padre! Hemos venido para que nos casé—Dijo el heleno ignorando por completo el enfado del mayor.
—¿A estas horas de la noche? ¡Pero si son niños! En mis tiempos los matrimonios se sucedían apartir de los 35 años—Empezo a golpear al peliazul con su bastón—Vallan a crecer y cuando tengan aunque sea su primera cana los cásare.
—¡Ay!—Se quejaba adolorido Kardia por los golpes que daba el viejito en su cabeza—Mire viejo decrépito, nosotros decidimos cuando nos casamos—Dijo ya molesto dispuesto a empuñar su espada con ese anciano sin importarle sus 243 años.
Dohko abrió la boca indignado por la falta de respeto de ese joven, Degel se apresuró a aclarar las cosas.
—No le haga caso al malhablado de mi pareja respetable Señor sacerdote—El anciano inflo el pecho con orgullo—Lo que queremos que entienda es que para el amor no existen las edades, nosotros estamos seguros de querer pasar el resto de nuestras vidas juntos, por favor denos la bendición—Sonrio dulcemente tomando la mano de Kardia.
El mayor vio como ambos lo miraban suplicantes, suspiro resignado y los invito a adentrarse en la capilla para unirlos en matrimonio, el también fue joven y amo con intensidad.
Sus fachas no eran las mejores, Degel estaba seguro que si Albafica viera en lo que quedó su fino traje lo reprenderia, Kardia vestía completamente de negro como un auténtico sicario, sin embargo era lo que menos les importaba, solo querían ser uno para siempre.
—Muy bien... tampoco haremos esto tan charro, el de blanco ve a la entrada y toma las flores del jarrón—Degel asintió confundido pero aún así obedeció. El mayor puso la hermosa melodía de la marcha nupcial en su vieja rocola.
El camino hacia el altar no era muy largo pero era lo suficiente para que Kardia observará con entusiasmo cada paso que daba Degel acercándose a una nueva vida a su lado, el galo caminaba con su elegante andar y con las mejillas sonrojadas por la mirada llena de amor que le brindaba su futuro esposo, llegó al fin al altar donde el heleno lo recibió tomándolo de la mano.
—Jovenes...el dia de hoy serán uno hasta que la muerte los separé, están aquí por qué así lo han querido los dioses y por qué su amor merece ser consagrado, un matrimonio es paciente, respetuoso y sobretodo es uno como pareja, dense amor por siempre y apoyo en los momentos de debilidad, habrán tiempos difíciles pues la vida está llena de altas y bajas...sin embargo levántense juntos triunfen como uno solo. ¿Aceptan esta unión y todo lo que está conlleva?—Les pregunto sonriendo, en ellos veía la belleza de la vida y la jovialidad de un amor verdadero que florecía y algún día se convertiría en una hermosa rosa.
—Acepto—Dijeron al unisono sin atisbo de duda.
Se pusieron los anillos que les obsequio el sacerdote y después de beber de la misma copa y estar unidos por una cadena de flores eran esposos.
Serían uno para siempre...Si claro...
Concluida la solemne y sencilla ceremonia se despidieron sumamente agradecidos con el sacerdote que los vio subir al caballo perdiendose entre el firmamento.
—Ellos encontraron el amor...así como yo te tuve mi amado Shion—Le hablaba a las estrellas, específicamente a la constelación de Aries—Buenas noches mi amor...—Se despidió de su amado y se adentro nuevamente a la capilla.
Mientras tanto en una montaña con un pequeño arrollo se sucedía la unión de dos cuerpos que eran una sola alma, los dedos de Kardia recorrían facinados la piel blanca cual inmaculado mármol de su amado ahora esposo, los besos poco a poco fueron subiendo de intensidad hasta volverse necesitados, la luna era la único testigo fiel de aquella primera entrega...
—Amo a tu Verdadero Yo—Dijo abrazado al cuerpo desnudo de su pareja.
—Yo te amo a ti, toma mi mano y caminemos juntos el camino de la vida.
—Te tomo...¿Que nos deparará el futuro?
—No lo sé mi amor...pero contigo a mi lado me siento más fuerte para vencer las adversidades.
—Quiero estar siempre a tu lado Kardia.
—Yo también lo deseó con toda El alma...
Es una pena que los deseos no siempre se hagan realidad, su historia apenas comenzaba...
Fin primer acto.
Gifer1710🌟
A qué no se esperaban que si iba a haber boda ;)
El primer acto ha concluido, ya no hay máscaras de por medio pero adiós capítulos felices y hola mi parte favorita...el drama.😈
Para los que esperaban muertes paciencia que pronto llegarán.😇
Espero les haya gustado este capítulo. ❤️😄
Si desean lean la descripción que ya está actualizada.
¿Preparados para el acto dos?🔥🔥🔥
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