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~Capítulo 21: Crisis existencial.

Una candente pared de mortal fuego carmesí se alzaba imponente ante ellos, los sentidos del heleno se agudizaron...empezó a estudiar las posibilidades y las maneras de salir ilesos, a su derecha había fuego...a su izquierda también, adelante y atrás ya los había alcanzado el mortal calor, se vio pasmado sin saber que hacer.

—Kardia...—Lo llamo Degel desde el suelo, el heleno lo ayudo a ponerse de pie y al hacerlo el menor denotó un gesto de dolor.

—¿Te lastimaste?—Pregunto angustiado teniéndolo frente a frente.

Tal vez no era el momento pero el fuego hacia ver los ojos de Degel espléndidos...

Tan candentes y apasionados...

Ok, definitivamente no era el momento sintió el calor acariciarle la piel y el humo invadiendo sus pulmones, tal vez si vivan podría seguir perdiendose en la mirada de su príncipe de ojos amatista. Por el momento era mejor idea sobrevivir.

—Se me clavo un vidrio en el pie...—Dijo con lagrimones amenazando con salir, le dolía mucho.

El mayor fijo su atención hacia esa zona y una pequeña lagunita de sangre se formaba a sus costados.

—¡Por Zeus! Que cosa...dioses esto se ve muy mal—Le asombraba la sangre, apesar de ser un intrépido que a diario arriesgaba su vida le tenía impresión.

—No creo poder caminar...trata de huir Kardia, salvate tú—Le dijo con la mano en el pecho dramáticamente.

—De que me sirviria vivir si tú no estás...

—Si muero quiero que sepas algo Kardia—Lo miro con determinación y el heleno sabía lo que significaba.

Definitivamente se trataba de una confesión, el galo al verse en aquella situación tan critica sacaría a relucir su más secreto sentir, pero lo que Degel no sabía es que Kardia no lo dejaría morir, ese día ninguno moriría.

El es Kardia Antares y Degel Versau es su amado.

No se permitiría morir sin antes oir de la boca de su amado un te amo...

El menor se fue acercando hacia su oído, sintió su respiración tibia rozarle la piel produciendole un cosquilleo, Degel le susurró suave y con su exquisita voz con elegante acento francés:

Kardia eres un idiota...

—¿Se supone que esto es una confesión?—Pregunto indignado, no se vio venir eso.

—No, solo quería que lo supieras antes de morir—Le miro molestó, aún no superaba el que haya bailado con esa joven y no tomara el duelo ni por cortesía.

Kardia río y lo miro intensamente, amaba a ese joven hermoso, dulce, inteligente, intrépido y celoso. En verdad lo amaba...alegraba su existencia con sus risas sus gestos y con el simple hecho de existir, sin Degel estuviera en un hueco sin fondo sin saber cómo salir de la tristeza y la venganza, quería hacer justicia por su Padré pero ser el enmascarado se había vuelto más profundo, ayudar a las personas que lo necesitan y no tienen quien lo haga, ver en sus rostros el brillo de la esperanza y lo más importante...

Quería un mundo mejor para Degel.

Lo abrazo.

El calor era insoportable y era evidente que ambos tenían miedo, sus miradas se cruzaron y se contemplaron como nunca, Kardia veía al joven que amaba y Degel no sabía darle un nombre al sentimiento que lo embargaba estando cerca a él.

Olvidó todo y solo vio a Kardia.

Aunque sentía que aún había una barrera entre ellos.

Sin embargo el lo beso, Kardia lo besaba sin importar barreras de calor o de secretos, lo besaba con amor y apesar de sentirse confundido acepto ese contacto tan embriagador y disfruto la esencia de sus labios.

Este era el beso que más Kardia había disfrutado, sin máscara... Algún día se quitaría la máscara que le impide ser el mismo y buscaría a Degel para casarse en un lugar lejos de todo y todos.

El contacto termino y el galo lo miraba con las mejillas sonrojadas sin saber que decir, antes de que palabras coherentes abandonaran sus labios el mayor lo cargo como si fuera un costal para sorpresa e indignación del francés.

—¿Que haces Kardia?—Le pregunto confundido, primero lo decolocaba con ese repentino beso y ahora lo cargaba como costal.

—Improviso—Mentiras. Haciendo gala de sus conocimientos de supervivencia encontro una manera de salir ilesos.

Una ventilación sería su salvación, jamás permitiría que el fuego tocará la piel de su príncipe, tomo con su mano libre los restos de soga que sujetaban el candelabro y lanzó la cuerda hasta la ventilación de modo que se enredará con las rejillas y aguantará el peso de ambos, Degel intentaba mirar pero con ese agarre solo podía ver hacia atrás, esa era la intención del heleno al sujetarlo de esa manera.

Solo una persona con entrenamiento e increíbles capacidades inhumanas podría escalar sosteniendo a otra persona en su hombro, Degel veía como cada vez se alejaban más del suelo pero no entendía como, la mano del mayor tomo la rejilla y la abrió con fuerza, primero puso a él menor allí dentro y después se adentro el.

Respiraba con dificultad y sus brazos dolían por su esfuerzo sobrehumano, pero valió la pena. Ahora el fuego no los alcanzaría.

El francés lo miraba atónito, como rayos había logrado hacer eso sí ¡era Kardia! El joven que odiaba transpirar y no aceptaba duelos, el que usaba lazos extravagantes y caminaba gracioso.

El que lo confundía y lo besaba tan apasionadamente con paredes de fuego a su alrededor.

El que lo había salvado...

—Kardia como hiciste eso...—Lo miraba con admiración.

—Fue la adrenalina—Dijo restándole importancia, aunque Degel no creía que había sido solo eso...había algo más, Kardia le estaba ocultando algo y las piezas comenzaban a encajar—Tenemos que llegar al final de la ventilación estoy seguro que lleva a la salida de la recepción ¿Puedes gatear?

—Si claro—Lo miraba con tal intensidad que Kardia sentía que traspasaba su alma y descubría su secreto...al parecer no podría seguir de ese modo por mucho tiempo.

Al menos no con el.

Se comenzaba a divisar la tenue luz que daba la salida, la noche caía en Grecia y fuera de recepción todo era un caos, tenían sujeto a Defteros ya que se quería adentrar al fuego en busca de Degel, todos estaban impresionados por la muerte de ambos jóvenes, Hades sonreía satisfecho. No fue lo que esperaba pero ahora Versau estaba muerto y si nadie reclamaba la fortuna de Mystoria el la tomaría como patrimonio de estado y la usaría a su antojo, Kardia solo era una pieza más de su tablero. Un peón sin relevancia que hacía más del montón de tontos que lo apoyaban.

En medio del minuto de silencio por el luto se oye el sonido de la ventilación siendo destapada, Kardia salió primero y le ofreció a Degel su espalda para que subiera.

—No lo necesitó—Empezo a caminar cojeando por su propia cuenta pese al insoportable dolor que eso le producía, no podía estar tan cerca de Kardia.

Lo confundía.

¿A dónde pensaba llegar con esa actitud tan confusa? No lo sabia.

Al salir los jóvenes ilesos se vieron rodeados de preguntas y alivió de algunos invitados de la fiesta, a excepción de Hades que se sintió frustrado, algún día tenía que terminar con todos los del consejo y quería librarse de los estorbos. Defteros pudo respirar tranquilo no sabría que hubiera sido de el si algo le hubiera sucedido a su amigo, lo vio acercarse y le ofreció ayuda.

—A ti también te lo repito, no necesito ayuda—Dijo y siguió caminando por su cuenta.

Ambos jóvenes helenos lo vieron partir preocupados, pero nada se podía hacer cuando Degel se ponía testarudo, el francés pago a un cochero para que lo llevará a su casa, después del trayecto por fin llegó a la finca Versau, fue directamente a la habitación de la persona que necesitaba en estos momentos.

—¡Alba tengo crisis existencial!

El joven sastre dejo de lado la aguja e hilo para poner toda su atención a su amigo, Degel estaba lleno de cenizas, despeinado, descalzo y consternado.

—En otra oportunidad te reprenderia por dañar de ese modo mi obra de arte pero parece que ya tuviste un castigó, sientate y dime qué paso—Se sentó en la silla al lado de su cama y el galo se acostó en la misma.

Albafica era el psicólogo de Degel.

—Kardia Antares es un estúpido—Comenzó a hablar.

—Dime algo que no sepa.

—Me confunde Alba, me mira tan bonito y hace sentir que le interesó pero...¡Lo hubieras visto bailando con la señorita Ifrad! Ni siquiera me dirijo una mirada y se veían tan bien...se que no debería importarme por qué mi corazón ya tiene dueño pero es complicado, ese enmascarado me estremece y me encanta con el siento mi líbido ardiendo pero no sé quién es, no me importaría si su rostro no es atractivo por qué el amor va más allá de la carne pero solo conozco su parte justiciera, solo se que es un héroe sin nombre y aún así estoy enamorando Albafica, mi corazón se sale de mi pecho cada vez que lo veo, quisiera saber quién es, que hace sin el antifaz, conocer su nombre y darle uno al hombre de mis sueños—Albafica lo escuchaba con atención—Y por otro lado está ese tonto...con sus lazos extravagantes y esa manera tan inusual de hablar, tan caballeroso, amable, real y tierno. Dice ser un asco con las armas de doble filo y disfruta de los bailes, escucha con atención cuando le leo y eso me gusta, su presencia me hace sentir cómodo pero es como si el también tuviese una máscara, sus ojos brillan y me intentan transmitir lo que sus labios no pueden y me besó Albafica. Me besó y me gustó, el calor del fuego que nos arropaba no era nada a comparación de lo cálido que me sentí en ese momento, ambos me contuvieron en momentos difíciles y ambos tienen cualidades muy bellas, es como si Kardia tuviera lo que le hace falta al enmascarado y viceversa. En verdad quisiera unirlos en un solo hombre pero eso es imposible ¿Que hago Alba? Mi cordura desaparece como si se derritiera en el rocío de la primavera.

—Degel he llegado a una conclusión y a la solución de tu Crisis existencial—Dijo el mayor entusiasmado.

—¡Dímelo Alba!—Dijo esperanzado, talvez se estaba ahogando en un vaso de agua y su amigo le aclararía todo con sus exelentes consejos.

—A ese enmascarado sin duda le gustas y Kardia será medio lerdo pero tampoco está tan mal, tu los quieres a los dos así que ¡Métele a la poligamia!

—...—Degel lo miro seriamente, tal vez era mejor idea preguntarle a Asmita.

Un fuerte grito de agonía puso alerta a los jóvenes que se pusieron de pie para ir en busca del origen de aquel alarido.

Provenía del cuarto de Mystoria.

~🌿~

Desde que se encontró con aquel enigmático hombre y haber salvado a ese bebito habían pasado ya unas horas, se encontraba haciendo la cena con ayuda de su primo Fudo para sus amados Padrés, les haría un manjar para que pasaran el trago amargo de su enfermedad, se sentía tan bien que estaba feliz, estar sin Defteros era doloroso pero no imposible.

La alegría de sentirse saludable no duró mucho tiempo, se vio obligado a sostenerse de la mesa y apoyar su cuerpo en la pared más cercana, el adolescente tomaba su cabeza que no dejaba de dar vueltas y después todo fue oscuridad.

—¡Asmita!

Sus párpados se cerraban y abrían repetidas veces para adaptarse a la luz, el olor del alcohol desinfectante lo hizo volver a la cordura.

—¿Que me pasó?—Pregunto algo desorientado, lo último que recordaba era que estaba en la cocina.

—Te desmayaste primo, ¿No te sientes bien?—Pregunto preocupado no podría soportar verlo nuevamente en cama.

—No te preocupes Fudo, me siento de maravilla, tal vez fue por qué no quise almorzar. Tuve muchas náuseas pero deben ser efectos secundarios del medicamento.

El joven de ojos bicolor lo miro asustado no podía ser posible...aunque era una posibilidad muy grande.

—No has pensado en que tal vez tú...—Ladeo el rostro sin saber cómo preguntar, el rubio seguía siendo muy inocente—Ya sabes...saliste con domingo siete.

—¿Con que?—Movio sus rubias pestañas confundido.

—Si Asmita...comiste la fruta y ahora tienes la semilla.

—Oh pero no he comido casi hoy Fudo—Ladeo el rostro mirándolo extrañado con sus ojos zafiro brillando.

¿Cómo decirle a un niño que posiblemente esperaba un bebé?

—Mira Asmita cuando las personas tienen...como decirlo...sexo. esa entrega puede tener consecuencias.

—¿Sexo? ¿Te refieres a hacer el amor? La unión de dos almas unidas por el amor verdadero—Le pregunto esperanzado.

—Cuando Defteros te penetró te pudo haber embarazado—Lo dijo, definitivamente ser sutil no era lo suyo.

—¿¡Ehhh!?—El joven rubio se paró asombrado, sus mejillas estaban rojas y su boca abierta.

No podía ser posible...
No ahora...

~🌿~

Segundos atrás en la habitación de Mystoria Abel analizó mas la situación, las armas de fuego a la hora de un asesinato eran ruidosas y desordenadas, habían personas abajo y sería evidente que se trataba de un asesinato.

—Sabes algo Mystoria.

El peliazul detiene su andar y voltea a su amigo que jugueteaba con una pistola, sus músculos se tensaron...no tenía un buen presentimiento.

—Que estás haciendo con eso Abel...

—La fortuna Versau es jugosa, me haría muy bien tenerla a mi merced teniendo en cuenta que la mía está al borde de la quiebra...un secreto que te confío—Mientras hablaba se acercaba al galo.

Mystoria no retrocedía, como todo un caballero le sostuvo la mirada.

Así eran los Versau.

Orgullosos.

—No se que pretendes, aunque ahora la venda de mis ojos cae y todo se esclarece...eres un maldito Abel, pero no lograras tu cometido.

—¿Ah no? Pues no estaría tan seguro. El pobre Mystoria Versau murió por una extraña enfermedad...su hijo se casó con Defteros Gemak pero ¡Oh qué tragedia! El y su nuevo esposo mueren y todo pasa a mis manos—Rie y apunta a su cabeza.

Apesar de sentir el frío metal en su cabeza no temió por su vida...

Temió dejar a su adorado hijo a merced de la maldad, fue tan ciego y ahora pagaba las consecuencias, a él le podía pasar lo que fuera pero no a Degel...su niño travieso que correteaba en el jardín, su niño que era su más grande orgullo apesar de no ser bueno con las normas de etiqueta y sus travesuras, amaba esas facetas suyas que lo hacían el mismo, pero lamentablemente no están en un mundo donde los pequeños pajarillos libres vuelan felices...la sociedad no era tan fácil y el solo lo quería proteger de eso.

Imágenes de el junto a su esposa y amado hijo pasaban por su memoria, los días en Francia fueron únicos y felices, tuvo una buena vida y todo gracias a ese hombre maravilloso en el que se convirtió su niño, le fuera gustado verlo realizado pero no podía...imágenes de Degel pasaban por su mente mientras ese hombre que decía ser su amigo lo estrangulaba, ahora estaría con su esposa...no quería dejarlo pero no pudo más.

Dió su último suspiró.

Mystoria Versau murió a manos de Abel Gemak.

—Se vislumbra una boda, muy pronto la fortuna Versau será mía...


Gifer1710🌟

















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