~Capítulo 17 : Duelo.
Ladeó un poco su cuerpo para evitar que el filo de la espada lo matara.
La situación en estos momentos era bastante complicada...
—¡Valla! Eres exelente con la espada—Comento impresionado, quién sea que haya sido su instructor hizo un exelente trabajo.
—¿Me subestimas? ¿Estás diciendo que no creías que podía usar una espada? ¿Te estás burlando? ¿Eh? ¿Eh? ¿Es eso acaso?—Pregunto aún más molesto si es que eso era posible, sus movimientos se hicieron más veloces y certeros, el mayor tuvo que evadir el arma blanca con otra de su misma especie.
—Degel... jamás dije nada de eso ¿Puedes cálmarte?—Le pregunto divertido, su perlada sonrisa se borró cuando sintió la punta de la espada a escasos centímetros de su piel, esto era enserio.
Ya no había más opción, comenzó un duelo donde se definiría todo, ambos lanzaban a matar, tomaban fuertemente del pomo y el metal de las armas chocaban entre si creando corrientes de aire que removían sus largas melenas, sus rostros eran serios y su atención estaba puesta únicamente en su arma, en su rival, en su vida...
La verdad Degel estaba improvisando, jamás en su vida había tenido un instructor que le enseñara a usar la espada, su padre jamás permitió que viera ese tipo de lecciones apesar de sus súplicas, el era un doncel de clase y no había necesidad que supiera esas cosas, a cambio de aprender defensa personal su mente era dotada con distintas lenguas, números y demás informaciónes que no le servían en estos momentos ¡Estúpida sociedad! ¿De qué le sirvieron esas horas leyendo en estos momentos? ¿Dónde estan las matemáticas salvandolo de morir con una espada enterrada en su pecho?
Pese a todo ello su rostro era regio, elegante, seguro y altanero, su mano izquierda era finamente puesta detrás de su espalda mientras que la derecha sostenía con firmeza la espléndida arma blanca de ese enmascarado.
Entre espadasos y espadasos que no cesaban de parte y parte el galo fallo un movimiento...Kardia no necesito más para usarlo a su favor, con una maniobra lo tiró al suelo y apunto con su espada directo a su pecho, su mirada zafiro lo traspasaba con seriedad...
¿El como llegaron a esto?
Fue cuestión de unos segundos atrás...
Estaba loco.
Definitivamente debía bajarle un poco a su ego cuando usa la máscara, cabalgaba como psicópata y ahora tenía a su adoración francesa dormido frente a él...ni el mismo sabía para que se lo llevó pero verlo tan hermoso hizo que se lo quisiera robar para tenerlo única y exclusivamente para el.
—Por los dioses Degelsito, tienes el sueño pesado—Apesar de estar cabalgando el galo no despertaba haciéndole más compleja la tarea de montar, se lo llevo para verlo despierto, después de todo siempre lo observaba dormido cuando lo visita en la madrugada después de sus hazañas como enmascarado del pueblo, Si. Todo un acosador.
Paró el galope y lo bajo con delicadeza, estaban unos cuantos kilómetros lejos del pueblo, de la gobernación, de todo... en estos momentos solo eran el enmascarado y Degel. Acarició su pálida mejilla esperando despertará, antes de impedir la fechoría de Hades y Jaimes vigilo de cerca que su salud estuviera fuera de peligros, sabía que ya estaba bien así que por ello actuó.
Al ver que ese hermoso francés se negaba a deslumbrarlo con su mirada tomo cartas en el asunto, quería escucharlo y admirarlo en todo su esplendor, comenzó a darle tantos besos por distintas partes del rostro que el de hebras verdes frunció el entrecejo antes de comenzar a parpadear repetidas veces para acostumbrase a la encandecente luz del sol, estaba apunto de bufar a quien sea que oso interrumpir su descanso pero al ver de quién se trataba simplemente no pudo.
Frente a sus amatistas una espléndida figura lo observaba con cariño bajo los rayos de luz que destacaban sus hebras azules que se mecian con el sutil viento de la tarde, sus ojos azules competían con el del mismísimo cielo despejado...tan inmensos y puros.
—¿He muerto acaso?—Prgunto un poco somnoliento, era la única explicación lógica que le encontraba—Estoy viendo a un ángel...
Kardia río halagado antes de contestar—Pues creo que ambos lo Estamos, tu presencia para mí es celestial...
El menor sonrió por escasos segundos antes de pararse de golpe ¡Se había muerto! Por poco llora. El era joven y tenía mucho por vivir, quería tener hijos, aprender más, viajar más, amar más y...un momento...¿Que hacía el enmascarado en el más allá? ¿También había muerto? Oh... claro...como no lo dedujo.
No estaba muerto, esto era real, estaba con el dueño de su corazón.
—Ay que susto...—Suspiro más aliviado—En verdad pensé que me morí.
—¡Eso ni de broma!—Exclamo horrorizado el peli azul—Jamas permitiría que te pase algo malo, si tú no estuvieras mi vida no tendría sentido—Esas palabras salieron desde el fondo de su corazón, Degel es su todo, ya no tenía padres y su familia solo compartía con el lazos sanguíneos, si hace lo que hace es para brindarle a su adoración francesa un mundo más digno que sus ojos amatista puedan observar, además no dejará inmune la muerte de su padre, también vivía por el pueblo, el era una esperanza en medio de tanta decidía.
—¿No es eso muy radical?—Pregunto enternecido pero también confundido —Creo que me estás metiendo un poco de labia, eres un coqueto—Le dijo divertido.
Kardia lo observo indignado—¡Ey! Claro que no, no puedo negar que soy extremadamente guapo—Mientras decía aquello movió su esponjoso cabello con aires de divo—Pero mi corazón solo late en son al tuyo, estás tatuado en mi alma.
Sus rostros cada vez se iban acercando mas, sus respiraciones chocaban y sus labios se llamaban, se buscaban como agua en el desierto, sentirse era una necesidad.
—La modestia no es tu mejor virtud...—Sus narices rozaban, ninguno daba el siguiente paso que tanto anhelaban, cuando Kardia estaba apunto de acortar esa molesta distancia el menor volvió a hablar—¿Que hago aquí contigo?
—Te robe...—Respondio observandolo con intensidad, en este punto parecía una competencia, sus mejillas estaban rosadas y sus corazones bombardeaban sangre más rápido de lo normal, pero ninguno desviaba la mirada, eran muy orgullosos para hacerlo.
—Pense que no eras un ladrón...—Sus alientos calientes y frescos se mezclaban, se necesitaban, se estaban provocando y ambos lo sabían, estaban ansiosos por averiguar quién sería el que cortaría esa molesta distancia y sucumbiría ante el encantó y la tentación.
—¿Y si lo fuera?—Pregunto haciendolo estremecer, su voz era el balance perfecto entre masculinidad y sensualidad—¿Que pasaría si lo fuera?
—Me decepcionarías, tu eres un bandido...no un ladrón—Kardia podía sentir las pestañas del más bajo hacerle cosquillas.
—No soy un ladrón yo...—En ese momento el caballo hace un movimiento brusco que hizo que el oro cayera al suelo en su totalidad impresionado al galo, era una cantidad descomunal.
—¿Y eso?—Pregunto extrañado, era prácticamente imposible que cualquier civil cargará tal cantidad.
—Oh pues...lo robe—Contesto rascando su mejilla con su dedo.
—...—El galo lo miro con firmeza.
—¡Pero tiene una buena explicación!—Intentaba explicar, la gélida mirada del galo era tan fría que competía con los glaciares de las tierras heladas—Se lo quité a gente mala.
—¿A quien se lo quitaste?—Pregunto con firmeza, en este momento sus rostros estaban lo suficientemente separados para que Kardia pudiese notar con claridad su semblante molesto.
—Al ministro Jaimes...—Para Degel ese hombre de ojos esmeralda era una buena persona amiga de la casa, para el todo el mundo era bueno.
—No puede ser...—Se alejó del enmascarado molesto, Kardia no sabía cómo explicarle sin ser revelador—¡Sacré blaeu! ¡Je te déteste menteur!—Le decía molesto, el heleno no sabía que demonios decia pero sabía no era algo lindo, aunque le encantaba oírlo hablar francés, sonrió como tonto y esto enfurecio aún más al menor—No te rías...en verdad estoy muy decepcionado, yo te idealizaba, admiraba y respetaba por como ayudabas al pueblo, apesar de que el gobernador diga que eres un peligro yo te veía como un salvador...eras para mí el bandido del gobernador y el héroe del pueblo...no un ladrón que roba por su beneficio—Una lágrima escapó de sus ojos, la seco de inmediato pero Kardia la noto...se sentía terrible, desilusionarlo era peor que ser atropellado por un carruaje.
—Degel escúchame...—Lo intentó tomar de la mano pero este se lo impidió.
—No me tienes que dar explicaciones, pero si vas a reñir conmigo—Para impresión del enmascarado el galo tomo una de las espadas que mantenía en sus costados.
Así fue que llegaron a este punto.
El galo solo esperaba el golpe de gracia, no cerraría los ojos pues si moría lo haría con orgullo, se sentía un tonto por haberse enamorado de ese hombre que ahora lo apuntaba con la espada solo estaba en espera del impacto y...llegó.
No fue el filo rasgando los tejidos de su piel.
No.
Tampoco la vida escaparse en un último suspiro.
Fueron sus labios los que lo atacaron, intento forcejear pero este lo tenía cautivo de sus muñecas impidiendo escapara, ambos estaban en el suelo y las armas quedaron en segúndo plano, Kardia no quería apuntarlo con la espada pero tenía que respetar su orgullo y tratarlo como el digno adversario que era.
El único que lo podía derrotar.
Se separaron cuando su sistema exigío oxígeno, el primero en levantarse fue Kardia que estendio la mano para ayudárlo a ponerse de pie, este se negó al contacto y se levantó el solo, el heleno lo hizo preso en sus brazos una vez se levantó.
—Que haré contigo mi príncipe cara de ángel...—Le susurro al oído entre el abrazo y el cuerpo contrario dejo de estar tenso—Ven...—Se quitó la tela que descansaba magestuosamente en su espalda y se la puso en la cabeza al más bajo que no refuñaba, ese hombre no podía ser malo.
Volvieron a montar en aquel corcel de paso decidido que los dirigió hasta el pueblo en corto tiempo, todos los ciudadanos quedaron en sepulcral silencio asimilando la situación unos instantes, Degel no entendía que estaban haciendo ahí.
—¡Es el enmascarado!—Grito un hombre de harapos viejos con toda la emoción de su voz.
—¡Viva el enmascarado!—Los aplausos y los gritos eufóricos no se hicieron esperar, los vendedores de flores lanzaban sus mejores adquisiciones para su héroe, el Manzanero del pueblo le lanzó la más roja y jugosa fruta de su puesto sabiendo que aquel hombre la recibiría con gusto.
Kardia tomo la jugosa fruta y después de darle un mordisco hizo entrega de aquella bolsa de oro a una mujer de avanzada edad y ojos sinceros, le guiño el ojo y la anciana sabía que hacer, entre todos los habitantes se repartieron aquel metal que apesar de ser efímero y frío mejoraría un poco su situación, los agradecimientos y los gritos inundaban los oídos de ambos jóvenes que observaban todo con alegría...los ojos de Degel brillaban con la intensidad de mil luceros...era admirable, era más brillante que el sol.
El caballo junto a sus jinetes de la misma manera que llegaron desaparecieron de la vista de los pueblerinos que entusiasmados los despidieron con cariño, cabalgaron hacia la nada con el ocaso haciéndoles compañía, las primeras estrellas se asomaban por el cielo, el galo se abrazaba al torso del enmascarado con la más grande de las sonrisas.
Una vez llegaron a la nada donde solo eran ellos y el manto estrellado Kardia iba a tomar la palabra pero Degel lo interrumpe con sus labios.
—¡Ahora lo entiendo! Tú no eres un ladrón...¡Eres un justiciero! Le devolviste a esas personas lo que les pertenece ¿Verdad?—Pregunto sonriendo en todo su esplendor después de aquel efusivo beso.
—Asi es...—Sus labios se vuelven a unir, el galo enreda sus manos en el cuello del enmascarado que lo toma por la cintura, una muestra de afecto bajo el manto estrellado.
~🌿~
Albafica movía con delicadeza el cubierto para disolver la azúcar del té que preparaba, una vez listo se encaminó hacia Mystoria que estaba en la sala dando vueltas angustiado, iba de lado a lado y el sueco lo seguía con su mirada, cuando se empezo a marear decidió hablar.
—Señor Mystoria tranquilícese por favor...le puede hacer mal a su salud—Se acercó hasta el mayor y puso la vajilla en la mesa de al lado—Mire le hice un té para que se relajé.
—¡Como me pides que me calme!—Grito colérico—A mi hijo se lo robó ese bandido del que todos hablan...dicen que hizo un pacto con el demonio, su habilidad con la espada no es normal...ya me imagino las barbaridades que estará sufriendo mi pobre Degel, estará llorando implorando por ayuda pensando en mí, en que lo salve de tal sujeto.
Albafica no lo pensaba así pues recuerda con claridad el día que el enmascarado los salvó de los asesinos...además su amigo le contó que lo besaba con persistencia, aunque carecía de caballerosidad dudaba le hiciera algo malo, pero ni loco le decía eso a su patrón.
—Degel estará bien...estoy seguro, tenga fé—Le dijo sonriendo, acto que molesto al patriarca de los Versau.
—No entiendo Albafica...¿Por qué estás tan Tranquilo? Pensé que querías a mi hijo, por lo visto no te preocupa en lo más mínimo—Le dijo decepcionado, Albafica frunció el entrecejo indignado y cuando estaba apunto de contestar el galo volvió a hablar—Igual tienes razón, hablé con el gobernador y soldados están buscando a mi hijo por doquier, encontrarán a ese enmascarado y lo pondrán en la orca, nadie toca a mí inocente niño.
Gifer1710🌟
Mystoria cree que Degel está sufriendo. XD
Espero les haya gustado mucho, gracias por leer.💙💚
Disfruten los capítulos felices.😇
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