~Capítulo 15: Delirios y pañuelos.
Fudo veía a su primo con lágrimas amenazando salir de sus ojos bicolor, había pasado un poco más de 30 días desde que tuvo aquel accidente pero Asmita no mejoraba... muy al contrario con cada minuto que pasaba se acercaba más a la muerte.
Su familia no tenía dinero para sus medicinas...las heridas del rubio estaban infectadas y la fiebre era atroz, sus tíos trabajaban día y noche pero apenas y les alcanzaba para comer, Shijima y Kaiser estaban desesperados, su hijo se estaba muriendo y no podían ayudarlo.
—Defteros... por que...no...ven...—El rubio solo lo llamaba a el entre delirios.
—Traquilo Asmita...—Cambio el trapo de su frente aunque sabía que esto era inservible buscaba aliviar su malestar, el menor al sentir el cambio de temperatura tembló aún más.
—Yo...t-te amo...Def...—De sus ojos cerrados emanaban lágrimas.
Fudo salió de la habitación sintiendo un vuelco en su corazón, su primo estaba muriendo y todo era culpa de ese infeliz, salió de la panadería dispuesto a ir a un lugar en específico.
La mansión Gemak.
Fue hasta allí. Pregunto por el joven Defteros pero el portero le informo que en estos momentos no se encontraba por qué estaba con su prometido en una reunión, Fudo sintió su sangre hervir. Mientras Asmita moría en su cama amando hasta en su inconsiencia a ese sujeto el se iba a gozar a celebraciones con su prometido ignorando la existencia de aquel niño al que le robó la pureza, pero no sé saldría con la suya...pidió la dirección de la reunión y se retiró. Ya sabia donde buscarlo.
~🌿~
Degel se encontraba en su habitación con Albafica, el de hebras celestes le mostraba los nuevos trajes que confecciono entusiasmado en espera de saber cuál elegiría.
—¿Que opinas de este?—Le mostró un hermoso traje de saco beige con un excéntrico lazo violeta que según Albafica resaltaría sus ojos.
—Muy extravagante—Nego repetidas veces, quería verse presentable no iba a un concurso de disfraces.
—Sabes que me rindo. Eres un anciano atrapado en el cuerpo de un joven apuesto ¡Vístete como quieras!—Le dijo indignado, odiaba que le pusiera tantos peros a sus creaciones.
—Ya Alba lo siento usaré lo que quieras—Le dijo antes de que su amigo hiciera su melodrama y empezará sus berrinches—Sabes tengo días que no veo a Asmita—Cambio de tema.
—Tienes razón que extraño...¿Te parece si lo vamos a ver Mañana en la panadería?—Pregunto entusiasmado.
—¡Por supuesto! Pero tienes que decirle a mi padre que me llevaras a elegir telas o algo, sabes que no me deja salir al pueblo.
—Tranquilo Deggie, lo tengo todo planeado y memorizado—Ambos rieron hasta que la puerta comenzó a sonar.
—¡Adelante!—Concedio Degel, le sorprendió ver a Defteros ahí pues según lo acordado este pasaría más tarde—Hola Def...¿Madrugaste?—Rio incómodo sin saber cómo preguntar educadamente el por qué llegó tan temprano.
—Lo siento no quería estar en casa—Hablo desanimado mientras bajaba el rostro, sus ojos tenían unas tremendas ojeras y estaban carentes de brillo, su cabello estaba opaco y hasta se veía más delgado.
—Perdón por mi impertinencia pero...¿Te sientes bien Defteros? ¡Te ves horrible!—Hablo horrorizado el sastre.
—¡Alba no seas así!—Le reprendió Degel, su amigo era bastante indiscreto y carecía de tacto.
—Si no se preocupen...No me duele nada—Excepto el corazón... pensó.
—¿Def todo bien con Asmita? No lo vemos desde aquel día que salió corriendo—Pregunto angustiado el galo, aún se sentía culpable por los comentarios tan desagradables e irrespetuosos de su padre.
—Los espero en el patio—No respondió y cerró la puerta ante la mirada incrédula de los jóvenes.
—Parece que tienen problemas Alba...me siento muy mal, su relación estaba exelente pero mi padre con su maldito clasismo hizo sentir mal a Asmita—Degel se tiró boca abajo a su cama mientras suspiraba pesadamente, apesar de saber que no fue su culpa no podía evitar sentirse responsable.
—Ya basta Degel...tu solo querías que se vieran, no es tu culpa amigo—Se acostó a su lado y sus miradas se cruzaron, el sueco le sonrió sincero y el peliverde se sintió mejor. Albafica siempre sabía cómo subirle los ánimos—Ademas Mañana visitaremos a Asmita y hablaremos con el.
—Esta bien Alba, tienes razón.
—Bien, ahora que no estás cómo Magdalena lamentandote ponte de pie, tenemos que ponerte la faja—Ante la mención de aquel objeto del demonio Degel sudo frío.
—¡No Albafica por favor! Lo que quieras menos eso—Lloraba lágrimas de cocodrilo.
—No, si usarás la faja—Río macabramente amaba a su amigo pero disfrutaba de su melodrama con las fajas.
Entre berrinches de Degel y regaños de Albafica se hizo presente la tarde, ambos jóvenes se veían espectaculares con los finos trajes hechos por mano del peliceleste, Mystoria ya se había retirado a la reunión y tal como dijo Defteros se encontraba esperando en el patio, observaba con nostalgia una flor amarilla, extrañaba mucho a su amado rubio pero se tenía que alejar por su bien, Abel Gemak era capaz de hacer cualquier cosa.
—¡Estamos listos para irnos!—Dijo entusiasmado Albafica, le emocionaba la idea de volverse a encontrar con cierto dulce italiano que toco su corazón con una rosa blanca.
—Esta bien entonces—No quedaba ni una quinta parte del Defteros de hace unas semanas, este hombre estaba triste y melancólico, Degel y Albafica lo notaron pero si el moreno no deseaba hablar ellos no podían hacer nada para ayudarlo, ya hablarían con Asmita.
Montaron el carruaje y se dirigieron a la gobernación donde se celebraría el aniversario de la creación del pueblo ateniense, el gobernador cito a una fiesta a toda la corte ateniense junto a sus familiares y manos derechas, la gobernación se llenaba de música característica de la fecha, cadenetas en tonos crema y ambiente de antaño.
Al bajar del carruaje el heleno estendio su mano para que el galo la tomase, su padre le dejo muy en claro que debía tomar en serio su papel como el prometido de Degel Versau, Este lo miro extrañado pues apesar de llevar una grata relación de amistad y aparentaran frente a sus progenitores jamás tenían roces más allá de lo necesario.
—¿Que sucede Defteros? Quiero que me digas la verdad ahora—Pregunto Degel con firmeza, la actitud de su amigo lo exasperaba y no estaba actuando como el mismo.
—No sucede nada, no entiendo por qué te extrañas. Estamos comprometidos y es normal que quiera entrar de la mano con mi futuro consorte—Le respondió seco, no estaba de ánimos para dar explicaciones o para ser amable. Además si hablaba de más y su padre lo sabía su rubio podía pagar las consecuencias.
—Defteros...tú sabes muy bien que ambos no estamos de acuerdo con este compromiso...tú amas a Asmita y yo...—Guardo silencio—No entiendo tu repentino cambio, además no tienes que ser tan grosero.
Ya no podía más, tenía que decir la verdad, estaba seguro que Degel entendería y lo ayudaría a fingir y además a saber de Asmita. Justo cuando el mayor se disponía a pedirle una disculpa y a explicar la situación para desahogarse y soltar en llanto por lastimar a su ángel una silueta conocida se acerca a los tres jóvenes que se mantenían en la puerta aún sin entrar.
—Que bueno que llegan, se me hacia extraño no verte hijo—Abel abrazo al moreno y este sintió repulsión—Te ves radiante como siempre querido Degel, que gusto verte, mi amado hijo es afortunado al tener un prometido tan espléndido ¿No es así Defteros?—Pregunto en tono amenazante que pasó desapercibido por los más jóvenes pero no para el peli azul que apretó sus nudillos antes de contestar.
—Por supuesto que me siento dichoso padre...Degel es un encanto y yo tengo el privilegio de tomar su mano—Estendio su mano para que el peliverde la tomara y este acepto sin más remedio, no le podía hacer un desplante a su prometido estando el progenitor de este presente.
—Tambien es un gusto verlo señor Abel—Mintio, le desagradaba el azabache pero tenía que fingir...siempre fingiendo para la sucia sociedad—Entremos...—Tomo la mano de Defteros para adentrarse de ese modo a la celebración.
Todos voltearon a su dirección para incomodidad de ambos jóvenes, los saludos no se hicieron de esperar, aún era temprano por suerte y no habían muchas personas presentes, tomaron asiento en la mesa de banquete mientras les servían un platillo de pasabocas.
El galo tomo los cubiertos indicados y comía con gracia para orgullo de Albafica que le explicó de nueva cuenta como utilizarlos, mientras el sueco le explicaba el peliverde esta vez se dispuso a prestar atención, si algo tenía Degel es el orgullo en alto. No dejaría que se volvieran a jactar a sus espaldas por no saber algo tan simple, si no había aprendido era por qué le resultaba estúpido e inservible, el ocupaba su cerebro para cosas de relevancia.
Los hombres miraban a los hermosos jóvenes de la finca Versau con ganas, aunque el sastre era realmente bello su propósito era Degel por ser un heredero, era una lastima haberlo visto llegar de la mano de Defteros Gemak, era una exelente oportunidad para hacer crecer los bienes y aumentar el patrimonio.
En medio de la degustación Defteros sintió una mano en su hombro, alzo su mirada topacio encontrándose con un peliverde de ojos bicolores, su ropa estaba gastada y era más que evidente que no era parte del consejo.
—¡Saquen a este pueblerino de aquí!—Exigio molesto Hades, no permitiría que un bastardo pisará la gobernación.
Antes de que los soldados sacarán a Fudo este alcanzo a susurrarle algo al oído a Defteros.
"Por tu culpa Asmita se está muriendo, infeliz"
Degel veía enfadado el trato que recibió ese chico, estaba dispuesto a soltar su opinión y tratar a Hades como un clasista y mal gobernante que no sentía empatía por su pueblo pero Mystoria se dió cuenta de la mirada amatista de su hijo que emanaba indignación y se apresuró a advertirle.
—Ni se te ocurra—Le hablo bajo, no quería que su hijo fuera nuevamente el tema de conversación del consejo.
Apretó sus nudillos y mordió su lengua, no les daría el gusto de comenzar una disputa, no merecían sus palabras pues no las entenderían por qué sus mentes eran del tamaño de sus corazones...
Por su parte el joven Gemak estaba en shock...no podía creer lo que escuchaba, un escalofrío recorrió su espina dorsal ante la posibilidad de que Asmita...
Salió disimuladamente de la mesa y se encaminó a la salida, después enfrentaría a su padre por su accionar pero necesitaba saber que significaban esas palabras, noto como los soldados se iban a disponer a golpear al de ojos bicolor como castigo así que se apresuró a interponerse.
—¡Les prohíbo que le toquen un solo cabello a este joven!—Exclamo molesto.
—Y tu quien demonios te crees para darnos órdenes mocoso—Le dijo molesto uno de los uniformados dispuesto a castigarlo a el también.
—Defteros Gemak, hijo de un ministro que pertenece al comité. Si hablo con mi padre y este le pide a Hades sus cabezas créanme que no dudará ni un instante en mandarlos a la orca ¡Largo!—Ni el mismo se creia sus palabras, Abel jamás se pondría de su lado y defendería la integridad de una persona de bajos recursos, odiaba su origen y ser parte de esa sociedad llena de mentiras pero por lo menos utilizaría el apellido Gemak para evitar que lastimen a alguien, noto como el peliverde se levantaba del suelo y se comenzaba a alejar—¡Espera por favor! Necesito que me expliques qué fue eso que me dijiste...¿Tú conoces a Asmita? ¿Como está el?
Una bofetada fue a dar directo a su rostro—¡Eres una porquería! Como te atreves a preguntarme por su estado cuando por tu culpa el está muriendo—Sollozo.
—De que hablas...—Decidio ignorar la bofetada—¿¡Asmita está mal!? Llévame con el por favor... Necesito verlo ya no puedo más.
Fudo lo medito unos momentos antes de responder.
—Tu no mereces nada...pero apesar de que eres una bazofia Asmita te ama y te llama entre delirios, te llevaré solo para que mi primo se pueda ir en paz..—Comenzo a caminar nuevamente y el moreno lo seguía de cerca, no sabía que sucedía pero no tenía un buen presentimiento.
~🌿~
Al desaparecer Defteros instantáneamente los cortejos hacia el joven Versau no se hicieron esperar, en esta ocasión estaban presentes los familiares de los miembros del consejo y buscaban como agua en el desierto la atención de un joven rico y además lindo.
Un sujeto se encontraba coqueteando con Degel descaradamente, el galo maldecia su suerte pues Albafica estaba en el baño y su padre estaba tan ocupado hablando con gente influyente que no noto la ausencia de Defteros y el lío en el que estaba Degel.
—Una flor para otra flor—Estendio el capullo hacia el galo, era una imagen que dejaba mucho que pensar.
Kardia entraba algo apresurado junto con Manigoldo, se le había hecho tarde en sus asuntos secretos...al adentrarse a la reunión lo primero que nota es a todos conversando en su mundo de mentiras, pero lo que llamó su atención era un sujeto que tomaba de la mano a su Degel y le estendia una flor.
Cuando el polen y el aroma de la gardenia que le ponía ese sujeto en el rostro llegaron a su sentido del olfato el galo no tuvo tiempo ni de cubrir su boca cuando un estornudo estruendoso hizo añicos la flor, se retiró molesto para buscar un pañuelo no sin antes brindarle una mirada de desprecio a su pretendiente que estaba estupefacto.
Kardia observaba la escena divertido y sin dudarlo se acercó a molestarle—Amigo el es alérgico a esa flor más suerte para la próxima—Sonreía mientras le daba una palmada a su espalda, no pudo evitar la carcajada al notar su cara de consternación—Por cierto creo que tienes algo de mocos por todos lados.
Se retiró burlándose del sujeto, solo el podía cortejar a Degel, lo diviso a unos pasos y decidió acercarse.
—Buena tarde Degel, que gusto volver a verte te ves hermoso como siempre—Tomo su mano y la besó elegantemente.
—Hola Kardia, también me alegra verte —Estornuda—¿Tienes un pañuelo?—Le pregunto congestionado, odiaba las gardenias.
—Oh claro toma...—Busco entre su traje su elegante pieza bordada a mano por indígenas con sus iniciales gravadas, le estendio su refinado pañuelo solo para observar cómo se sonaba la nariz con el.
—¡Lo siento! Te lo lávate y devolveré—Le dijo Sonrojado cuando notó su mirada, estaba tan entusiasmado por "liberarse" que olvido sus modales.
—No te preocupes—Rio Kardia—Te lo regaló—Le dijo sonriendo, le agradaba la idea de que Degel tuviese algo suyo—¿Un resfriado?—Pregunto aún sabiendo la respuesta para cambiar el tema y así no hacerlo sentir tan incómodo.
—Alergias y un estúpido—Contesto.
—Te entiendo...—Una hermosa melodía suave se comenzaba a escuchar, todos se acercaban a la pista, le pareció la oportunidad ideal para invitarle una pieza—Degel ...¿quieres bailar conmigo?
Cuando el galo estaba apunto de afirmar alguien más toma la mano de Kardia.
—Joven Antares que gusto verlo—Saludo Sasha poniendo sus pechos en el antebrazo de Kardia de manera provocativa como le era costumbre.
—Señorita Ifrad que oportuna...—Dijo entre los dientes sonriendo falsamente, sintió una vena sobresalir de su sien.
—Lo ví entrar, y no pude evitar venir a saludarlo...si que se ve guapo hoy...dígame Kardia—Le susurraba provocativa—No le parece esta una canción espléndida para bailar una pieza...es tan Suave, perfecta para estar muy pegados los dos con nuestros cuerpos rozando y...—Entre el palabrerío de Sasha un tenue estornudo se hace escuchar, la chica entonces nota la presencia de la otra persona que estaba ahí y Kardia desea que se lo trague la tierra...
Mandaría a Sasha al diablo pero es la sobrina de Hades y no puede, para completar justamente a esa chica resbalosa se la por hacer tales cosas enfrente de su Deggie.
—Lo siento, continúen en lo suyo—Se dió la vuelta el galo alejándose incómodo, Kardia lo quería alcanzar pero la joven de hebras lila tomo su mano impidiendo su acción.
—Bailemos Kardia—Dijo pegando aún más sus pechos.
—Lo siento Señorita Ifrad, será en otra ocasión debo hacer algo—Se alejó ante la mirada incrédula y molesta de la chica, pero esto no se quedaría así. Hablaría con su tío Hades...Kardia Antares sería suyo.
Cuando el heleno estaba por alcanzar al galo en su camino se interpone Manigoldo impidiendo su acción.
—Viejo espero hayas traído tu Antifaz...lo necesitarás, acabo de escuchar algo que requiere del enmascarado.
Está reunión traería muchos problemas...
Gifer1710🌟
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